El árbol y la crisálida
En el cine, la mayoría de las veces se han retratado a los maestros sustitutos como unos tipos con una ardua tarea por delante, con el casi utópico objetivo de educar a unos jóvenes rebeldes que pasan de todo, como se puede ver en las películas Semilla de maldad (1955), Rebelión en las aulas (1967), Mentes peligrosas (1995) y El sustituto (1996). Pero el caso de Profesor Lazhar (2011), de Philippe Falardeau, es bien diferente, ya que la historia comienza con el contundente hecho del suicidio de una profesora que se ha colgado en una de las aulas de un colegio de Montreal, cuya trágica escena es descubierta por un estudiante de primaria llamado Simón (Emilien Neron), igual que poco después también presenciará su compañera de clase Alicia (Sophie Nélisse). De ahí que la historia se centre tanto en el choque emocional que ese tremendo suceso provoca en los alumnos de la escuela, algunos de ellos sin poder dormir al no conseguir quitarse de la cabeza el recuerdo de la profesora fallecida. Una semana después de ese fatal suceso, una persona que se ha enterado de la oferta de trabajo por un anuncio del periódico se presenta ante la directora del centro: es un argelino llamado Bachir Lazhar (Mohamed Fellag) que dice haber sido profesor durante 19 años en una escuela primaria de Argelia.
Philippe Falardeau es también el autor del guión de esta película, basado en una obra de teatro llamada Bashir Lazhar, de Evelyne de la Chenelière, en la que únicamente hay un personaje cuyo monólogo habla sobre la emigración, la injusticia, la educación y la soledad. Y eso es lo que el director canadiense ha intentado transmitir en su pequeña película que tanto ha cautivado a crítica y público y que este año fue nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa y consiguió el premio al mejor guión y el premio Fipresci en la Seminci de Valladolid. En la historia, tras la aparición del protagonista argelino, el espectador irá descubriendo algunos secretos de su vida, y su manera de enfocar las clases y su insistencia por escuchar la voz y opinión de sus alumnos sobre el terrible suceso chocarán un tanto con el profesorado de la escuela y también con algunos padres que querrán que únicamente se dedique a enseñar a sus hijos y no a educarlos.
Con esto, sinceramente se nota que Falardeau ha querido tratar, con el mayor de los respetos, varios temas cruciales con la simple intención de remover la conciencia del espectador y hacer también una crítica a la situación actual de Argelia. También se ha centrado mucho en la insistencia del señor Lazhar de no esconder tanto la cruda realidad a la que se enfrentan esos críos, creyendo conveniente dejarles hablar y mostrar sus sentimientos, como en un momento de la película en el que deja que cualquiera de ellos hable en voz alta sobre lo sucedido, apareciendo en escena el momento más emotivo de la película.
Sin embargo, lo que ocurre es que, aunque sea una película con buenas intenciones y que realmente se deja ver, Falardeau ha optado por mostrar demasiado ese duro choque emocional, marcado en alumnos como Alicia y, sobre todo, Simón cuya relación especial con Martine, la profesora fallecida, conllevará a que haya cierto misterio en los remordimientos que ese alumno parece tener y que el director tanto quiere acentuar, llegando al momento mencionado de una de las escenas cruciales de la película. Y con esta clara intención se pretende enganchar al espectador desde el lado más dramático de la historia, llegando a ese final tan buscado y de una forma tan rápida, acabando también con una escena emotiva. Por eso es curioso que, cuando en 2008 se estrenó La clase, el film de Laurent Cantet, el director canadiense estaba escribiendo el guión de esta película y, según sus propias palabras, tuvo la intención de dejarla pero su productor le dijo que no, que su película no se iba a parecer en nada. Y es así. Mientras el film de Cantet se basa más en mostrar el estado actual de la educación y el difícil trabajo que asumen los profesores, la película de Falardeau se aleja bastante de eso, sin conseguir la naturalidad de aquellos alumnos, unido a un punto de humor poco conseguido de algunas escenas, y acercándose más al tipo de películas como El club de los poetas muertos (1989) en cuanto a la parte emotiva y en cuanto a la relación tan especial que tiene Lazhar con Alicia, la que dice que es su alumna preferida.
"Una película con buenas intenciones, centrada en la enseñanza y la emigración, pero enfocada demasiado en los temas más dramáticos y emotivos de la historia para enganchar al espectador"
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