Desmembre
a la americana.
¿Saben
ustedes la típica película protagonizada por un grupo de
adolescentes con las hormonas disparadas que quedan para pasar un
largo fin de semana en una cabaña apartada de la civilización
(preferiblemente con un lago cercano) y que mientras están de camino
paran para repostar gasolina en una estación de servicio medio
abandonada y el tipo de la gasolinera ya tiene una pinta tirando a
rara y sospechosa que tira para atrás, pero que ellos pasan como si
nada y siguen su trayecto y que, una vez llegados a la cabaña esa,
resulta que todo está muy bien y todo tiene una pinta de lo más
entretenida e incluso todo parece apuntar a que alguno de los
muchachos va a pillar teta pero que, no obstante, parece como si algo
oscuro/ maligno/chungodecagarse se escondiera en el sótano de la
cabaña (porque resulta que si hay un lago cerca, como demonios no va
a haber un sótano con pinta de esconder secretos a patadas) y que a
pesar de que toda lógica humana debería empujar a los chicos a
montar una bacanal en toda regla en lugar de bajar las escaleras, los muy
pardos terminarán optando por indagar qué se esconde en tan
misterioso lugar, desencadenando una serie de acontecimientos que
terminarán, indefectiblemente, con una escalada de muerte, sangre y
machetazos por doquier? Mmmm, no se yo si la pregunta resulta
suficientemente específica. En fin, pues resulta que eso es
justamente lo que ofrece a los espectadores The cabin in the
woods, pero con una leve variación respecto al patrón clásico:
llegados a cierto momento de la trama, la cinta, simplemente,
enloquece.
Y
es que no voy de farol. Cuando uno cree tener la historia más o
menos controlada, a la trama se le va la olla una barbaridad. Que
conste que no lo digo como algo malo, más bien todo lo contrario, porque
que a un producto de estas características se le vaya la olla
siempre tiende a ser algo bueno. Lo que pasa es que, cuando un film
decide salirse por la tangente de una forma tan exagerada como en la
película que nos ocupa, pueden suceder dos cosas: a) que los
responsables hayan invertido toda su valentía en el giro de guión
pero que no se atrevan a ir más lejos para que no les quede un
producto demasiado raro e intenten, de alguna forma, volver a coger
las riendas de la historia, para lograr reconducir la trama hacia el
sendero ya establecido al principio de la misma; o b) que después de
la ida de olla que lo cambia todo se opte por seguir adelante, sin
recular, llevando la opción elegida hasta las últimas
consecuencias. Para saber cual de las dos vías elige The cabin in
the woods simplemente les diré que el co-guionista de la cinta
és Joss Whedon.
Así
pues, la película se presenta en forma de slasher típico,
tópico y tronado, protagonizado por unos protagonistas nada
originales: el cachas deportista, la rubia sexy, la lista guapa, el
colgado fumado y el atractivo sensible. Lo cierto es que nos los
conocemos de memoria. De hecho es el habitual grupo humanos que
provoca que el espectador, en cierto modo, se ponga de parte de los
asesinos (queremos ver muertes y queremos que sean de forma cruenta).
Pero el film tiene un componente nada típico en este tipo de
productos: desde el principio de la cinta vemos como los jóvenes
están siendo, en todo momento, controlados y monitorizados por unos
misteriosos personajes que siguen sus “desventuras”. Ellos
vigilan y, en ocasiones, fuerzan las situaciones de los jóvenes
protagonistas pero, ¿quién vigila a los vigilantes?
La
peli juega a reírse de los tópicos del género de terror. Y lo
cierto es que la apuesta le sale muy bien. En ese sentido se podría
decir que The cabin in the woods juega en la misma liga que
Scream, pero sabiendo que no lograría superar
un control antidóping. Y es que la sensación es de que el
director de la peli, Drew Goddard (y co-guionista junto a
Weddon), consigue ir un poco más allá o, dicho de otra forma, no le
da miedo enseñar las vergüenzas del género, exhibirlas a la luz
pública y llevarlas hasta límites de sátira.
La
película parece estar dividida en tres actos: en el primero
asistimos al slasher puro: un grupo de jóvenes, una cabaña aislada,
noche cerrada, se va a liar parda. En el segundo toman más
protagonismo los vigilantes: el espectador intentará jugar a
adivinar quienes son, qué pretenden, cuales son sus intenciones y
para quien trabajan... tu mismo. Y en el tercero: la vorágine, el
más difícil todavía y, sobre todo, el por qué esta película es
distinta, especial y muy recomendable, especialmente para los más
seguidores del género.
Resumiendo:
Ya tenemos aquí la frikada de culto, del género de terror, del año. A diferencia de lo que parecen creer los propios distribuidores del film: imprescindible.
2 piquitos de oro:
No pensaba verla. Leí una reseña más o menos como la tuya. La vi. Flipé. Luego me di cuenta de lo poco original que es el cine actual de género y sopesé. Resumiendo: No es ninguna obra de arte, pero en su cometido, entretener, se sale del pellejo. Lo del giro, vale, tiene su punto, pero si lo coronas con un final acojonante, y el final (el final, final, ya sabes) es bastante convencional. Puede que yo sea muy exigente, pero me esperaba una locura no vista antes. En fin, para pasar una tarde con colegas es de lo mejor que he visto en años. Ah, la escena del lobo es la hostia, ahí sí que hay un par de cojones...
saludos...
Una película esta 'La Cabaña del Bosque' tan desprovista de encanto y gracia que ni sus escasos momentos de humor e 'intriga' me dejan un recuerdo agradable. Un revoltijo de ideas: los realitys, las viejas películas de amigos en el bosque, no sé, será cosa mía. ¿Qué fue de 'La matanza de Texas'? Esa sí que era de humor y miedos :) Un saludo
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