Mostrando entradas con la etiqueta grandes monólogos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta grandes monólogos. Mostrar todas las entradas
Parte de uno de los monólogos que Marlon Brando recita en Julio César (1953), de Joseph L. Mankiewicz.
"(...) He venido a enterrar a César, no a elogiarlo. Los malos actos de los hombres viven más que ellos; los buenos mueren con ellos. Así sea en el caso de César. El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si así fue, fue una grave falta, y César ha pagado por ella. Aquí, con permiso de Bruto y los demás, pues Bruto es un hombre honrado, igual que ellos, vengo a hablar al funeral de César. Era amigo mío, fiel y justo conmigo. Pero Bruto dice que era ambicioso y Bruto es un hombre honrado. Trajo muchos cautivos a Roma y sus rescates llenaron las arcas públicas. ¿César pareció ambicioso entonces? Cuando los pobres lloraban, César lloraba. La ambición debería ser más dura. Pero Bruto dice que era ambicioso y Bruto es un hombre honrado (...)".
Buen monólogo de Kenneth Branagh en una escena de Enrique V (1989), adaptación de la obra de Shakespeare que él mismo dirigió.
"(...) Porque aquél que hoy vierta su sangre conmigo, será mi hermano, pues por muy vil que sea, este día ennoblece su condición, y los caballeros ahora en sus lechos de Inglaterra se considerarán malditos por no estar aquí y tendrán su hombría en baja estima cuando oigan hablar a aquél que haya luchado con nos ¡el día de San Crispín!".
Monólogo final de Juan Diego Botto en Martín (Hache) (1997), de Adolfo Aristarain.
"(...) Yo sé que es una cagada despedirse así papá, pero pensé que era lo mejor. A vos no te gustan nada las despedidas. Pensé que podrías intentar convencerme de que me quedara; y corría el riesgo de que me convencieras. Te quiero mucho, viejo. Me gusta vivir con vos (...)"
Uno de los varios monólogos que tiene John Cusack en Alta fidelidad (2000), de Stephen Frears.
"Las 5 cosas que echo de menos de Laura. Uno: Sentido del humor. Muy seco, pero también cariñoso y comprensivo. Y la mejor risa de todos los tiempos de la historia de todas las risas. Se ríe con todo el cuerpo. Dos: Tiene carácter. O al menos lo tenía, antes de la pesadilla de lan. Es leal y honesta, y no se ensaña con la gente cuando tiene un mal día. Eso es carácter. Tres: No olvido su olor...ni su sabor. Es el misterio de la química humana. Algo que no entiendo. Algunas personas actúan sobre tus sentidos, haciendo que te sientas en casa. (Cuatro): Me mola cómo va por la vida. Como si no le importara su aspecto y lo que provoque. Y no es que no le importe...no es una tía afectada. Y eso la hace elegante. Cinco: Una cosita que hace cuando no puede dormir. Empieza a gemir y se frota los dos pies la misma cantidad de veces, eso me mata. Creedme, también podría hacer una lista de las 5 cosas que me sacan de quicio. Pero son las típicas cosas de mujeres, así en plan esquizofrénico, que me llevaron a esta situación".
Buen inicio de El lado oscuro del corazón (1992), de Eliseo Subiela, con el monólogo del actor Darío Grandinetti.
"Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí...y en esto soy irreductible: no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo".
Buen monólogo final de uno de los protagonistas de A sangre fría, de Richard Brooks, una buena adaptación de la fenomenal novela homónima de Truman Capote.
"(...) Vivimos allí solos, en aquello que le recordaba su nuevo fracaso. Hasta que no pudo aguantar mi presencia. Y fue cuando pasó. Yo estaba comiendo, cuando empezó a gritar llamándome bastardo y egoísta. ¡Gritó y gritó hasta que le cogí por el cuello! ¡No pude evitarlo! Cuando se soltó, me encañonó y me dijo: "¡Mírame bien muchacho, mírame bien! ¡Soy el último ser viviente que tú vas a ver!". Y apretó el gatillo...pero no estaba cargada. Entonces empezó a llorar...lloró como un niño...(...)"
Escena de La última película (1971), de Peter Bogdanovich, en la que hay un monólogo nostálgico del actor Ben Johnson.
"(...) Solía traer aquí a una jovencita a nadar hace más de veinte años. Fue después de que mi mujer perdiera el juicio. Mis hijos habían muerto. Supongo que yo y esa chica estábamos bastante locos. Y muy enamorados. Veníamos aquí a caballo y nadábamos desnudos. Un día quiso cruzar nadando a caballo al otro lado. Era una locura, pero lo hicimos (...)".
Escena crucial de la gran película Secretos y mentiras (1996), de Mike Leigh, en la que hay un breve monólogo lleno de sinceridad y rabia.
"(...) Secretos y mentiras. Todos sufrimos. ¿Por qué no compartimos nuestro dolor? Me he pasado toda la vida intentando hacer feliz a la gente, y las tres personas a quienes más quiero en el mundo se odian a muerte. ¡Yo estoy en medio y ya no puedo aguantarlo más! (...)"
Uno de los monólogos más largos y más sinceros que recita Bibi Andersson en Persona (1966), de Ingmar Bergman.
"(...) De pronto vi que los chicos se habían acercado y nos miraban. Vi que eran terriblemente jóvenes. Entonces, uno de ellos, el más atrevido, se acercó hasta donde estábamos y se puso en cuclillas al lado de Katarina. Fingía estar ocupado con su pie y se sentó tocándose entre los dedos. Yo me sentía totalmente extraña. De repente oí decir a Katarina: "¿No vas a venir aquí arriba?". Entonces le cogió la mano y le ayudó a desnudarse. De pronto, él estaba sobre ella, ella le ayudaba y sujetaba su trasero mientras la penetraba. El otro chico simplemente estaba sentado, observando. Oí a Katarina susurrarle al oído y reír. Yo tenía la cara de él justo a mi lado. Estaba todo colorado e hinchado. De repente me di la vuelta y dije: "No vas a venir también conmigo?". Katarina dijo: "Ahora ve con ella". Y él la dejó y cayó sobre mí con una erección. Agarró uno de mis pechos. ¡Dios, cómo dolía! Aún así yo estaba muy excitada y tuve un orgasmo enseguida. Iba a decirle: "Ten cuidado para que no me quede embarazada", pero él acabó. Sentí cómo su esperma entraba en mí. Sentí, por primera vez en la vida, cómo se derramaba dentro de mí (...)".
Esta majísima niña que aparece en La reina Cristina de Suecia (1933), de Rouben Mamoulian, representa al personaje de Cristina cuando aún no había cumplido los seis años (después será interpretado por la gran Greta Garbo) y esta escena es el momento en que se convierte en reina de Suecia debido a la muerte de su padre, Gustavo II Adolfo, en la Guerra de los Treinta Años. Quizás sea el personaje más joven de toda la historia del cine que haya recitado un monólogo en una película.
"(...) Buenos señores, hombres de Suecia, la reina Cristina, por gracia del Señor, reina de los suecos, los godos y los vándalos, promete ser un monarca justo y bueno para protegerlos y proteger el reino como lo hizo nuestro padre, gobernar sabiamente, y con la ayuda del Señor mantener el estandarte como lo recibimos de nuestros padres. Con respecto a esta guerra, que amargamente peleamos, prometemos, prometemos...¡Prometemos ganarla! Los bendigo a todos"
Buen monólogo del gran personaje de Antonio Resines en Acción Mutante (1993), de Álex de la Iglesia.
"(...) La sociedad nos trató como mierda y ahora les vamos a dar por el culo. El mundo está dominado por niños bonitos, por hijos de papá... ¡Dios..., ¡Basta ya de mierdas light! ¡Basta ya de colonias, de anuncios de coches, de aguas minerales! ¡No queremos oler bien, no queremos adelgazar! Sólo quedamos nosotros, amigos míos, todo el mundo es tonto o moderno. ¡Somos mutantes, no pijos de playa, ni maricones diseño!. Y ahora vamos a enseñar a esos mierdas lo que es terrorismo"
Buen monólogo de una escena de Snatch. Cerdos y diamantes (2000), de Guy Ritchie.
"Bueno...Ya veo que tú eres la gran polla y esos que tienes a los lados son tus pelotas. Hay dos tipos de pelotas: pelotas grandes de valiente y pelotas pequeñitas de maricón. Las pollas tienen instinto y visión clara, pero no son listas. Cuando huelen conejito quieren entrar en acción y tú creías que habías olido un buen conejito y has traído a tus dos pelotitas de maricón para que también se unan a la fiesta; pero te has confundido de fiesta. Aquí no hay conejito, solo unas purgaciones que te harán desear ser mujer. Como polla, ya empiezas a tener dudas, empiezas a arrugarte, y tus dos pelotitas también se arrugan. Y el hecho de que tengas la palabra REPLICA escrita en la pistola...Junto al hecho de que yo tenga DESERT EAGLE .50 escrito en la mía, debería precipitar el encogimiento de tus pelotas y de tu presencia. Y ahora...A la mierda".
Monólogo inicial de El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola.
El pasado 15 de marzo se cumplieron 40 años del estreno de esta obra maestra.
El pasado 15 de marzo se cumplieron 40 años del estreno de esta obra maestra.
"Creo en América. América hizo mi fortuna y he dado a mi hija una educación americana. Le di libertad, pero la enseñé a no deshonrar a su familia (...)"
Buen monólogo de Ned Beatty en Network (1976), de Sidney Lumet.
"(...) El mundo es un conjunto de corporaciones determinadas rígidamente por los estatutos inmutables de los negocios. El mundo es un negocio, sr. Beale. Lo es desde que el hombre salió del lodo. Y nuestros hijos, sr. Beale, vivirán para ver ese mundo perfecto en el que no hay guerras ni hambre ni opresión ni brutalidad (...)"
Buen monólogo inicial de American Beauty (1999), ópera prima de Sam Mendes.
"Me llamo Lester Burnham. Este es mi barrio. Esta es mi calle. Esta es mi vida. Tengo 42 años. En menos de un año habré muerto. Claro que...eso no lo sé aún. Y en cierto modo, ya estoy muerto. Aquí me tienen, cascándomela en la ducha. Para mí, el mejor momento del día, a partir de aquí todo va a peor (...) Tanto mi mujer como mi hija piensan que soy un gran perdedor. Y tienen razón, he perdido algo. No estoy muy seguro de lo que es pero...sé que no siempre me he sentido tan...apático. ¿Pero saben una cosa? Nunca es demasiado tarde para recuperarse"
Esta escena de Lo que el viento se llevó (1939) seguramente sea el monólogo por antonomasia de la historia del cine.
"(...) A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre (...)"
Famoso monólogo final de El planeta de los simios (1968), de Franklin J. Schaffner.
"He vuelto. Estoy en mi casa otra vez. Durante todo este tiempo no me he dado cuenta de que estaba en ella. ¡Por fin lo conseguí! ¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo!"
Famoso monólogo del comienzo de la película Trainspotting (1996), de Danny Boyle.
"(...) Elige tu futuro, elige la vida. ¿Pero por qué iba yo a querer hacer algo así?. Yo elegí no elegir la vida, yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?".
Parte del brillante monólogo final de Léolo (1992), de Jean-Claude Lauzon.
"Porque sueño, yo no lo estoy
Porque sueño, sueño
Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día
Porque no amo, porque me asusta amarYa no sueño, ya no sueño (...)"
link: http://www.youtube.com/watch?v=QRcDoQZKryM
Escena muy famosa de Harry el sucio (1973), de Don Siegel, en la que Clint Eastwood recita uno de los monólogos más célebres de la historia del cine:
"Sé lo que estás pensando: si disparé las seis balas o solo cinco. La verdad es que con todo este ajetreo también yo he perdido la cuenta. Pero siendo este un Magnum 44, el mejor revólver del mundo, capaz de volarte los sesos de un tiro, ¿no crees que debieras pensar que eres afortunado?"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)