Splice. Experimento mortal (2009)

Larga vida a la nueva carne.


Splice es el nuevo exponente de un género cinematográfico que ha dado grandes títulos a lo largo de la historia: el del científico loco que juega a ser Dios. En este caso los científicos son dos, Adrien Brody y Sarah Polley, que encarnan, respectivamente, al ángel y al demonio, instalados sobre los hombros de la ciencia, luchando entre sí por salvaguardar o destruir los límites de la ética, a la hora de llevar a cabo sus experimentos. La película, además, nos vuelve a plantear, de nuevo, la eterna pregunta de si el fin justifica los medios. Que quieren que les diga, después de ver como suelen terminar la gran mayoría de éste tipo de películas a lo "mad doctor" a uno se le quitan las ganas de experimentar más de la cuenta.

En Splice encontramos a dos reputados científicos, matrimonio fuera de los laboratorios, que mediante la ingeniería genética y después de cruzar el A.D.N. de varios animales logran crear una especie de bicho/babosa del cual pretenden extraer una proteína para ayudar en los avances científicos para la cura de un gran número de enfermedades. Vean, pues, que el bienestar de la humanidad es el fin, veamos a continuación los medios. El siguiente paso lógico (lo de lógico sería un decir) sería el de introducir A.D.N. humano en la fórmula para lograr un nuevo bichejo, pero las empresas que patrocinan todo el experimento se cierran en banda ante tal posibilidad. Lo que ocurrirá a continuación es lo que ya se nos contó con lo de "la manzana de Adán y Eva". Ella, está dispuesta a seguir adelante con el experimento a escondidas de sus superiores, mientras él, por el contrario, prefiere obedecer, pero una y otra vez caerá en la tentación y cederá ante las intenciones de su pareja, lo que nos lleva a la primera conclusión de la película: la carne es débil (cójanlo en el sentido que más les convenga).

No hace falta ni decir que el experimento se les terminará escapando de las manos y que sus actos terminarán comportando graves consecuencias. La criatura crecerá, se hará mayor y cada vez será más difícil ocultarla del resto de empleados del laboratorio, pero el personaje de Sarah Polley no estará dispuesta a deshacerse del engendro debido a un creciente instinto maternal hacia el bicho (al parecer hay algún tipo de trauma con sus progenitores, pero la película no termina de darle cancha en ningún momento). A medida que el ser genéticamente alterado vaya creciendo empezará a desear más libertad de la que le ofrecen las cuatro paredes en las que se encuentra recluido y su comportamiento empezará a ser cada vez más errático. Dicho lo cual, les debo confesar que me solidarizo plenamente con la criatura, pues si un buen día, de pronto, me apareciera un pincho de la punta de la cola, mi comportamiento tampoco sería, precisamente, como de matrícula de honor.

El director de la película, el canadiense Vicenzo Natali, resulta todo un clásico de la ciencia ficción, con títulos como Cube, Cypher o Nothing, experto en thrillers clautrofóbicos, cuya esencia también encontramos en Splice, aunque con la incorporación de un elemento nuevo, como es el del monstruo. Adrien Brody (El pianista) y Sarah Polley (Mi vida sin mi) interpretan a la pareja protagonista con solvencia aunque sin alardes, y la criatura está interpretada por la francesa Delphine Chanéac, aunque por momentos hubiera jurado que la película significaba el salto de la cantante Sidney O'Connor al mundo de la interpretación.

El punto de partida de Splice me pareció muy acertado, con un arranque espectacular a medio camino entre el thriller y la ciencia ficción, con unos toques de terror, que va calando en el espectador. A medida que la criatura crece, la cinta se va volviendo más perturbadora, consiguiendo que nos solidaricemos más con la criatura que con sus creadores y acercándose más hacia el drama fantástico. La película avanza y su ritmo narrativo, a pesar de resultar irregular en algunos momentos, logra no decaer en exceso, aunque algunas de las decisiones de sus protagonistas cada vez empiezan a resultar más cuestionables, ya no sólo a nivel moral sino también a nivel de sentido común. Ya hacia su recta final la cosa pierde originalidad y termina convirtiéndose en algo que ya hemos visto en otras películas, a pesar de lo cual logra mantener un cierto interés hasta su final.

Resumiendo: Recomendable cinta con bicho de por medio, que arranca de forma espectacular para ir perdiendo fuelle y originalidad en su segunda mitad.



Leer critica Splice en Muchocine.net

1 piquitos de oro:

Einer dijo...

Pues tras leer lo que dices de ella y ver la foto de la criatura con el gato me han entrado ganas de verla, pero es que Adrien Brody me echa un poco para atrás. Es uno de esos actores que lo tengo atravesado no sé por qué y siempre que puedo lo evito. En esta ocasión, creo que haré una excepción.

Un saludo.

Publicar un comentario

Mientras tanto, en Twitter...

Free counter and web stats