Zone Troopers es una película en la que unos tipos disfrazados se pasean por un bosque durante hora y media. Algunos van de uniforme, otros llevan máscaras de Halloween. A veces fuman, otras disparan. En ocasiones incluso mueren, pero eso no afecta mucho a su interpretación, ni a la historia, ni a nada. A decir verdad, no se me ocurre mucho que afecte a su interpretación, ni a la historia, ni a nada. La Empire Internacional Pictures produjo algunas cintas entrañables en el la década de los 80, pero está claro que Zone Troopers no fue una de ellas.
Nuestra película empieza en algún lugar de Italia durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente en un campamento americano. Allí los aliados matan el tiempo leyendo revistas de ciencia ficción y robándole los cigarrillos al compañero. De repente silban las balas, es un ataque nazi y una agresión en toda regla contra cualquier manera inteligente de rodar una escena de acción. Tras la descafeinada batalla solo quedan cuatro hombres en pie, que curiosamente son los mismos que nos habían presentado al empezar el filme. El guión y este grupo de soldados yanquis, vagarán sin rumbo tras las líneas enemigas hasta toparse con una nave espacial y su feo ocupante, mientras un comando de élite alemán les va pisando los talones.
Me va la marcha, lo reconozco. Y a mí que un filme cruce E.T., el extraterrestre con Los cañones de Navarone me atrae. Pero para que una peli con esta premisa funcione, necesita de mucha basura, mala baba y gamberrismo, y esta cinta se muere de anemia. ¿Dónde está el desmadre? ¿Dónde queda el despiporre? Zone Troopers sufre de una falta total de violencia gratuita, terror gráfico, sangre y despelote, cometiendo un grave error de cálculo al poner el acento en el tono bélico en vez de en su vertiente más transgresora y bizarra. Hay como un esfuerzo fallido en intentar transmitir la épica y la camarería de los grandes clásicos del cine bélico y de la literatura pulp, sumado a un exceso de confianza en lo que se puede llegar a estirar un chiste sobre marcianos. Todo resulta tan falso que no te crees nada y te importa menos. Los personajes se muestran relajados y nada les afecta, ya sean balas, bombas, monstruos del espacio exterior o el propio Hitler.
Porque en efecto, sale Hitler. Un hecho del que la cinta acaba por desentenderse totalmente. Me explico: dos de los yanquis están siendo interrogados en el campamento alemán cuando aparece el bigotudo dictador. Uno de ellos, en un arrebato de fuerza y valor, le atiza una buena tunda. Hitler se incorpora y ordena: “Llevadlos al bosque y matadlos”. ¡Qué estupidez! ¿Porqué no fusilarlos ahí mismo? Y eso sin contar que para ser el Führer, el Jefe de Gobierno y el Jefe de Estado, no es que le hagan mucho caso, ya que en la siguiente escena los han encerrado y se han olvidado de ellos, supongo que para que puedan ser rescatados, algo que no tarda en suceder, claro. Pero qué más da, la peli ya tiene lo que buscaba: un personaje que puede comentar en cada escena “¡He atizado a Hitler!”
Los actores tampoco hacen mucho por defender tal descalabro, aunque me temo que es comprensible que no se comprometan con la trama. El extraterrestre, al que alguien describe en el filme como un saltamontes de dos metros, habla emitiendo unos desagradables sonidos. Pero antes de que acabe la película, al espectador le parecerá que todos los personajes hablan de igual forma. Este elenco de héroes estereotipados y simplones se compone de un joven de sonrisa tonta interpretado por Timothy Van Patten (aquel gamberro que se las hizo pasar putas a todo el profesorado de Curso del 84). Un sargento de mandíbula firme al que da vida Tim Thomerson (Más allá del valor, Águila de Acero, Air America). Un periodista listillo y parlanchín interpretado por Biff Manard y otro tipo duro con la cara de Art Le Fleur (Cobra, El terror no tiene forma). Estos tres últimos repiten tras haber interpretado juntos Trancers, otra cinta de ciencia ficción que también salió de la pluma de Danny Bilson y Paul de Meo, dueto de guionistas cuyo mayor éxito ha sido Rocketeer y alguna entrega de James Bond. En esta ocasión el bueno de Bilson se atrevió también con la dirección. Todo muy familiar, como se puede comprobar.
A una película de estas características no se le puede perdonar que sea sosa y ésta lo es. Zone Troopers es más plana que Keira Nightingale y tiene menos consistencia que una morcilla. Todo en ella suena falso e impostado, insiste en no ir a ningún lado, en no provocar nada, tomando continuamente malas decisiones o simplemente no tomando ninguna. La cinta es un batiburrillo de géneros mal explicado y sin apenas clímax, que se deja arrastrar por los vientos del destino y que eleva la economía narrativa a la enésima potencia.
La frase: “Había un hombre en el bosque. Bueno… no exactamente un hombre. Parecía… un monstruo, con dos ojos grandes y una gran cabeza peluda y un huevo pegajoso.”
Nuestra película empieza en algún lugar de Italia durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente en un campamento americano. Allí los aliados matan el tiempo leyendo revistas de ciencia ficción y robándole los cigarrillos al compañero. De repente silban las balas, es un ataque nazi y una agresión en toda regla contra cualquier manera inteligente de rodar una escena de acción. Tras la descafeinada batalla solo quedan cuatro hombres en pie, que curiosamente son los mismos que nos habían presentado al empezar el filme. El guión y este grupo de soldados yanquis, vagarán sin rumbo tras las líneas enemigas hasta toparse con una nave espacial y su feo ocupante, mientras un comando de élite alemán les va pisando los talones.
Me va la marcha, lo reconozco. Y a mí que un filme cruce E.T., el extraterrestre con Los cañones de Navarone me atrae. Pero para que una peli con esta premisa funcione, necesita de mucha basura, mala baba y gamberrismo, y esta cinta se muere de anemia. ¿Dónde está el desmadre? ¿Dónde queda el despiporre? Zone Troopers sufre de una falta total de violencia gratuita, terror gráfico, sangre y despelote, cometiendo un grave error de cálculo al poner el acento en el tono bélico en vez de en su vertiente más transgresora y bizarra. Hay como un esfuerzo fallido en intentar transmitir la épica y la camarería de los grandes clásicos del cine bélico y de la literatura pulp, sumado a un exceso de confianza en lo que se puede llegar a estirar un chiste sobre marcianos. Todo resulta tan falso que no te crees nada y te importa menos. Los personajes se muestran relajados y nada les afecta, ya sean balas, bombas, monstruos del espacio exterior o el propio Hitler.
Porque en efecto, sale Hitler. Un hecho del que la cinta acaba por desentenderse totalmente. Me explico: dos de los yanquis están siendo interrogados en el campamento alemán cuando aparece el bigotudo dictador. Uno de ellos, en un arrebato de fuerza y valor, le atiza una buena tunda. Hitler se incorpora y ordena: “Llevadlos al bosque y matadlos”. ¡Qué estupidez! ¿Porqué no fusilarlos ahí mismo? Y eso sin contar que para ser el Führer, el Jefe de Gobierno y el Jefe de Estado, no es que le hagan mucho caso, ya que en la siguiente escena los han encerrado y se han olvidado de ellos, supongo que para que puedan ser rescatados, algo que no tarda en suceder, claro. Pero qué más da, la peli ya tiene lo que buscaba: un personaje que puede comentar en cada escena “¡He atizado a Hitler!”
Los actores tampoco hacen mucho por defender tal descalabro, aunque me temo que es comprensible que no se comprometan con la trama. El extraterrestre, al que alguien describe en el filme como un saltamontes de dos metros, habla emitiendo unos desagradables sonidos. Pero antes de que acabe la película, al espectador le parecerá que todos los personajes hablan de igual forma. Este elenco de héroes estereotipados y simplones se compone de un joven de sonrisa tonta interpretado por Timothy Van Patten (aquel gamberro que se las hizo pasar putas a todo el profesorado de Curso del 84). Un sargento de mandíbula firme al que da vida Tim Thomerson (Más allá del valor, Águila de Acero, Air America). Un periodista listillo y parlanchín interpretado por Biff Manard y otro tipo duro con la cara de Art Le Fleur (Cobra, El terror no tiene forma). Estos tres últimos repiten tras haber interpretado juntos Trancers, otra cinta de ciencia ficción que también salió de la pluma de Danny Bilson y Paul de Meo, dueto de guionistas cuyo mayor éxito ha sido Rocketeer y alguna entrega de James Bond. En esta ocasión el bueno de Bilson se atrevió también con la dirección. Todo muy familiar, como se puede comprobar.
A una película de estas características no se le puede perdonar que sea sosa y ésta lo es. Zone Troopers es más plana que Keira Nightingale y tiene menos consistencia que una morcilla. Todo en ella suena falso e impostado, insiste en no ir a ningún lado, en no provocar nada, tomando continuamente malas decisiones o simplemente no tomando ninguna. La cinta es un batiburrillo de géneros mal explicado y sin apenas clímax, que se deja arrastrar por los vientos del destino y que eleva la economía narrativa a la enésima potencia.
La frase: “Había un hombre en el bosque. Bueno… no exactamente un hombre. Parecía… un monstruo, con dos ojos grandes y una gran cabeza peluda y un huevo pegajoso.”
Leer critica Zone troopers en Muchocine.net
11 piquitos de oro:
Esta no la he visto!
Esta película me suena, me suena... Por cierto, ayer estuve ojeando un comic de Rogue Tropper, de la mítica 2.000 AD, y creo recordar que se hizo una película sobre el personaje. ¿A alguien le suena?
Madre mia!! Con esos bichos de cartonpiedra, hitler y demás...¿Y aun así es sosa? Ya hay que tener mérito para hacer una película aburrida teniendo esos elementos!!
A mi el argumento me recuerda a Depredador mezclado con... ¡Bah! Inmposible definirlo XDD
Saludos!!
Jojo sólo por lo de Hitler y el huevo pegajoso merece la pena echarle un ojo.
No la he visto, pero madre mia que descalabro de pelicula. El bicho me recuerda a La Mosca, aunque parece mas simpatico...waaapppooo..XD
A esta película le falta de todo, más sangre, más gamberrismo y tomarse menos en serio, cosa que no hace.
Parece mentira que fuera hecha en los '80 y se dé ese pisto de cosa importante.
Salu2
Pero que cosas, madre mía, los ochenta hay veces que tengo la sensación que hubiera sido mejor "saltarnoslos" en muchos aspectos.
Saludos...
parece uno de los trailers de mentira que hicieron tarantino y robert rodriguez cuando lo de grindhouse
yo sigo esperando que graben "machete"
Menuda frikada que has recuperado!!
Esta es una de esas que recuerdo la portada de cuando era pequeño y estaba por los videoclubs aunque nunca llegué a verla, después de leer la crítica me alegro de haberme quedado solo con el maravilloso recuerdo de su portada y lo que podía haber sido ;)
La película cuenta con una mezcla tan extraña de diversos elementos, que usualmente no imaginamos que pueden confluir en la misma historia que creo que merece ser vista.
Saludos.
La apunto en mi lista de no visibles, gracias ati. Saludos.
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