No habrá paz para los malvados (2011)


Teniente corrupto.

No habrá paz para los malvados es una de ese tipo de películas que parece que quieran decir: tenemos un personaje principal tan cojonudo que vamos a dejar que todo el peso de la película recaiga sobre él y a ver qué sucede (algo parecido a aquellos equipos de futbol que confían en que su estrella les resuelva un partido complicado). Lo que suele pasar en estos casos es que si el personaje es tan bueno como sus creadores habían imaginado, y el actor encargado de interpretarlo consigue hacerse con él y meterse en el papel hasta el fondo, la película suele llegar a buen puerto, mientras que, en el caso contrario, la cosa termina por naufragar al poco de arrancar. La película que nos ocupa logra llegar a buen puerto porque: a) el personaje principal es fantástico, engancha, convence y está bien escrito; y porque b) José Coronado clava la interpretación y consigue meterse en la piel de un decrépito policía en horas bajas. Pero llega a puerto con los responsables achicando agua como locos porque, a todo esto, entre medio hay una trama, así como policiaca, que empieza francamente interesante pero que va perdiendo fuerza a medida que avanza y únicamente logra sobrevivir gracias a su hilo conductor: el personaje de Santos Trinidad (si es que hasta el nombre ya es molón).


Y es que Santos Trinidad es un inspector de policía con una peligrosa tendencia hacia la autodestrucción personal, cuyo mayor pasatiempo es el de reventarse el hígado a baso de ingerir cantidades industriales de alcohol. En una de esas noches en las que el hombre no acaba de encontrar la hora para regresar a casa y lleva suficiente alcohol en sangre como para montar una destilería clandestina, terminará entrando en un burdel de carretera con ganas de tomarse la última copa antes de irse a la cama. El problema es que la cosa se va a complicar cosa mala porque, al parecer, cuando nuestro amigo va mamado hasta las trancas le gusta sacar su pistola a pasear más de la cuenta y la escena se termina saldando con tres cadáveres y un cuarto personaje que se dará a la fuga. Y es que una mala noche la tiene cualquiera aunque, conviene decir en su favor que, a pesar de ir andando medio torcido debido al alcohol, nuestro protagonista logra conservar una envidiable puntería que ya quisieran muchos de los suscriptores de la revista Jara y sedal.

A la mañana siguiente, Santos, empezará una investigación para averiguar donde se esconde el tipo que logró huir con vida del lugar de los hechos, con la firme intención de no dejar ningún cabo suelto, ni ningún testigo que pueda relacionarlo con el caso. Deberá, no obstante, luchar contra reloj y contra la investigación oficial del crimen, encargada a una joven magistrada, que le irán pisando los talones. A medida que se vaya profundizando en el caso se irán desvelando una serie de revelaciones que no harán más que ir agrandando y complicando (más si cabe) la situación.
 
Tercera colaboración del tándem Enrique Urbizo, como director y guionista, y José Coronado, como actor protagonista, después de La caja 507 y La vida mancha. Ambos consiguen el personaje más carismático de sus respectivas carreras. Además, en la película también encontrarán a los televisivos Rodolfo Sancho (La señora) y Juanjo Artero (El comisario, El barco) en sendos papeles que deberían haber dado mucho más juego del que terminan ofreciendo; y a Helena Miquel (vocalista del grupo Delafé y las flores azules) en el papel de una convincente jueza Chacón, a la que esperamos volver a ver pronto frente a las cámaras (además de sobre los escenarios).

La película empieza por ir al grano de forma un tanto abrupta, pero eficaz. Es en el tramo inicial cuando la peli ofrece más juego para, más tarde, irse perdiendo en una investigación que termina por alargarse en exceso, contada de forma irregular, y que provoca que el espectador pierda cierto interés en la trama. De hecho, hubo momentos del film en que, reconozco, que andaba bastante perdido y que tuve que hacer un acto de fe, convencido de que tarde o temprano me acabaría enterando de qué estaba pasando para reengancharme a la historia.

Además, el personaje de Santos Trinidad es fantastico, es cierto, pero el problema es que el resto de personajes (quizás con la excepción de la joven jueza Chacón) no es que no estén a la altura (algo con lo que ya se podría contar), es que directamente están mal. O lo que es peor, están por estar, sin más. Santos tiene un compañero que aparece en varios momentos de la cinta, pero al que en ningún momento le dan cancha, a pesar de que la relación entre ellos dos hubiera dado para mucho más (creo que de hecho se olvidan de él hacia el tramo final). Incluso la cinta nos presenta a la novia del compañero, todavía no sé para qué. Otro ejemplo es el policía que trabaja con la magistrada en la investigación para dar caza a Santos y que funciona a modo de antítesis del mismo, pero que el film no acaba de explotar y al que, en ningún momento, acabamos de conocer como hubiera sido debido, porque la peli está excesivamente ocupada en mostrarnos lo canalla que es Santos y en complicar una trama que, ésta si, tampoco daba para más.

Resumiendo: Un gran protagonista para un thriller normalito. Lo mejor, la primera media hora de la cinta.


2 piquitos de oro:

rodri - juegos de mario dijo...

Esta película es muy buena, aunque un poco violenta para mi gusto.

Horacio Montelimar dijo...

¿Soy el único que piensa que La Miquel está simplemente correcta, y que Artero está muy bien...? Coronado, fenomenal, desde luego. Ya me lo pareció en La caja 507.

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