¡PECHOS FUERA!
Divertido y didáctico documental donde gente de la talla de John Landis, John Dante o Herschell Gordon Lewis, hacen un repaso de la historia del cine centrándose en el tesón de la humanidad por filmar temas tabú como el sexo, la violencia, las drogas o los partos. El viejo chiste dice que el cine exploitation vio la luz cinco segundos después de la invención del cine, que fue lo que tardó alguien en preguntarle a su novia si se desnudaría para la cámara. Y según comenta un divertido y sarcástico John Landis, la última película verdaderamente exploitation de los últimos quince años no ha sido ninguna de Quentin Tarantino o Robert Rodriguez, sino una de Mel Gibson: La Pasión de Cristo o, como él la llama, La matanza de Tejas de Jesús. De por medio, sexploitation, blaxploitation, nazisploitation y mil y una piruetas de las pequeñas productoras para darle al público lo que quiere, aunque no siempre lo pida.
EL BUCLE FANTASMA
Hablar de este espeso thriller temporal y mencionar a Los cronocrímenes es como envejecer; inevitable. No cabe duda de que ambas películas toman un par de decisiones claves muy parecidas, pero centrémonos en Triangle. La trama se sitúa en un trasatlántico en alta mar, donde un grupo de personas caen en un opresivo bucle temporal mientras son perseguidas por un misterioso asesino encapuchado (¡tachán!). La figura geométrica que da título al filme señala tres posibles caminos pero la película, en cambio, es de sentido único y no tarda en hacerse repetitiva. Hay un par de imágenes que son más rotundas de lo habitual en este tipo de productos y como ejercicio intelectual funciona bien, pero también es cierto que levanta pocas emociones en el espectador. El director Christopher Smith contaba, justo antes de la proyección, que él tenía en mente un filme de ciencia ficción que produjera el mismo efecto que Memento (2000), y ya saben cómo funciona esto. Si le dices a alguien que vas a contarle un chiste increíblemente gracioso, lo más probable es que le desilusiones.
LUZ QUE AGONIZA
Cinta de terror apocalíptico donde la mayor parte de la humanidad ha desaparecido tras un apagón eléctrico. La premisa, sin ser muy original, tiene cierta miga y evidentes connotaciones alegóricas, pero Brad Anderson (El maquinista, Transsiberian) no tarda en desarrollar un suave paseo por los lugares más familiares del género y la cinta se convierte rápidamente en algo hermético, donde personajes y situaciones parecen sombras de otras películas. La noche de los muertos vivientes, Soy leyenda y El incidente, son algunos de los ecos que planean por un filme que se nos presenta tan vacío y apagado como el mundo que describe.
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