Superman II Reloaded
Superman es mi personaje de ficción favorito, y no sólo eso, también es la imagen más repetida en mis calzoncillos, lo que hace de nuestra relación algo, cuanto menos, íntimo. El personaje ha cumplido los 75 recientemente, y durante su recorrido por cómics, cine, televisión, videojuegos, prensa, radio, teatro y mis calzoncillos, se las ha visto de todos los colores, superando crisis, matrimonios y muertes, y demostrando una gran flexibilidad para adaptarse a lo que venga. El personaje tiene una gran capacidad simbólica, y según el contexto se muestra capaz de representar a Estados Unidos, a los inmigrantes, al capitalismo o a toda la comunidad superheroica, por ejemplo, en lo que viene a ser una cuestión de niveles. Pero este hecho se da de manera bidireccional, ya que también existe un abanico de imágenes precisas (la capa, la “ese”, el rizo en el pelo, los calzoncillos de nuevo…) que evocan en nuestra mente al personaje. Asistir al estreno de la última de sus encarnaciones cinematográficas se convierte en todo un acontecimiento para alguien como yo, pero tras más de 140 minutos de proyección me encontré en la salida del cine comentando el pendiente en la oreja de Perry White o que la interpretación de Diane Lane parecía basada en la loca de los gatos de los Simpson, lo que no es muy buena señal.