Agosto. Playa. Chanclas. Tumbonas. Crema solar. Mosquitos. Gambas al ajillo. Guiris como gambas al ajillo. Cerveza. Sudores. Cines a la fresca. Alemanas que visten como frescas. Partidas de cartas al atardecer. Horchata. Sandía. Hay bombón helado. Cerveza. Gafas de sol. Puestas de sol. Bañitos de madrugada. Siestas a la sombra. Piscinas. Flotadores. How do yo do, rubia. Cerveza. Arena quemando. Terrazas. Paseos. Domingos por la mañana con ropa del sábado por la noche. Paellas. Bañadores. La última en mi casa. Blockbusters. Cerveza. Fiesta mayor. Conciertos. Tu piel morena sobre la arena, nadas igual que una sirena. Aires acondicionados. Salas de cine como congeladores. Cerveza. Gin-Tonic.
Vacaciones.
Volvemos en septiembre.
¡Nos leemos!
Todo tiene un final, amigos míos, incluso las pelis de Christopher Nolan llega un momento en que se acaban, o eso he oído… Así que aquí estamos, en la finalísima de nuestro concurso, agudizando el sentido cinéfilo, quietos como estatuas, más comedidos que una mala actuación de Keanu Reeves, si es que eso es posible… Y precisamente porque es el último día hay que hacer todo lo contrario, hay que animarse y probar suerte, decir locuras y tirarse a la piscina, porque no hay más ocasión que la presente, ¡suerte a todos!
Marcador: Charles Wilkinson 27 puntos, Einer 17 puntos, Jordi Cruasan 10 puntos, Valentí Ponsa 7 puntos, Judit Martín 6 puntos, Sandra de la P 5 puntos, Yorik y Marc 2 puntos, Jordi Fabregas, parispop y Rafa Delgado 1 punto.
Los
fantasmas atacan al profe.
Se
comenta que el gran maestro Billy Wilder tenía en su oficina de
trabajo una frase enmarcada que decía: “¿Cómo lo haría
Lubitsch?” de manera que, cada vez que se encontraba en un callejón
sin salida a la hora de escribir uno de sus magníficos guiones,
pensaba en cómo abordaría, el director Ernst Lubitch, la situación
que intentaba narrar. A eso se le llamó “el toque Lubitsch”.
Pues bien, después de ver la comedia española Promoción
fantasma creo que los responsables de la cinta también debían
tener algún tipo de frase enmarcada en su lugar de trabajo aunque,
en su caso, en lugar de hacer referencia al director alemán, debía
decir algo como: “¿Cómo lo haría John Hughes?”. Me gusta
pensar en ello como “el toque Hughes”. Duermo mejor por
las noches.
El amor y otras cosas del montón
Hace poco más de una semana llegó a nuestras pantallas una película francesa llamada Los nombres del amor (2010), de un tal Michel Leclerc, que cuenta una peculiar historia de amor entre un hombre serio y maduro y una joven bastante extravagante, entregada al sexo de forma acentuada. Con este contraste pronunciado en la pareja protagonista y con un personaje femenino desbordante y vivaz, quizás les vengan a la cabeza películas como La fiera de mi niña (1938), ¿Qué me pasa, doctor? (1972) o Algo salvaje (1986), en las que ellas también volvían locos a los personajes masculinos.
Mientras vamos calentando motores para la gran final, ya tenemos aquí la penúltima entrega del concurso del Quesito Rosa, así que hagamos un pequeño repaso a las normas del juego; la cosa es que colgamos los audios de tres películas distintas para que ustedes, cinéfilos implacables, las adivinen. El primer acertante consigue tres puntos, mientras que el resto tan solo uno. Los comentarios y las puntuaciones se harán públicos el domingo. ¡Mucha suerte a todos!
Marcador: Charles Wilkinson 18 puntos, Einer 17 puntos, Jordi Cruasan 7 puntos, Sandra de la P 5 puntos, Valentí Ponsa 4 puntos, Judit Martín 3 puntos, Yorik y Marc 2 puntos, parispop y Rafa Delgado 1 punto.
Dictador
a la fuga.
En el panorama del humor actual, Sacha Baron Cohen, se ha erigido como una rara avis dentro del grupo, debido a su altísimo nivel de incorrección política. A ello debe su fama el actor y guionista inglés, a lo que ha contribuido, en gran parte, el gran número de polémicas que siempre han rodeado al personaje. Y es que ya sea en sus películas o en sus shows televisivos, Sacha Baron Cohen parece no haber dejado a nadie indiferente, dividiendo a la audiencia entre sus seguidores, que se parten la caja con sus desternillantes burradas, y sus detractores, que suelen escandalizarse ante la falta de tacto y lo grosero de sus productos. Independientemente del resultado final de sus trabajos, algunos más acertados que otros, siempre me he sentido más próximo al primer grupo.
En el panorama del humor actual, Sacha Baron Cohen, se ha erigido como una rara avis dentro del grupo, debido a su altísimo nivel de incorrección política. A ello debe su fama el actor y guionista inglés, a lo que ha contribuido, en gran parte, el gran número de polémicas que siempre han rodeado al personaje. Y es que ya sea en sus películas o en sus shows televisivos, Sacha Baron Cohen parece no haber dejado a nadie indiferente, dividiendo a la audiencia entre sus seguidores, que se parten la caja con sus desternillantes burradas, y sus detractores, que suelen escandalizarse ante la falta de tacto y lo grosero de sus productos. Independientemente del resultado final de sus trabajos, algunos más acertados que otros, siempre me he sentido más próximo al primer grupo.
Barrio
En 1998, dentro del proyecto urbanístico que se llevaba a cabo en el barrio de El Raval de Barcelona (conocido antiguamente como el barrio Chino), José Luis Guerín rodó En construcción (2001), un documental sobre la evolución de la construcción de un inmueble de 96 viviendas desde la demolición de otros edificios más antiguos hasta la visita de gente interesada por los nuevos pisos (mirando algunos despectivamente a los edificios antiguos de enfrente). El proceso de transformación parcial de este popular lugar de Barcelona fue bien trasladado a la película, sobre todo por la manera que tuvo Guerín de fijarse en detalles y anécdotas que en ocasiones parecen espontáneas, mostrando también la cruda realidad de la parte marginal del barrio con testimonios de gente que más bien malvive o sobrevive con lo que puede, como la joven pareja formada por Juani e Iván, y el “caprichoso” e inolvidable ex-marino que nos regala, en mi opinión, la mejor escena de la película (ver vídeo).
Y seguimos apretando fuerte el acelerador en nuestro concurso de los viernes, antes de cerrar la paradita en agosto. Recordemos que son tres las películas que ponen a prueba vuestros conocimientos sobre el séptimo arte, cosa que no debe hacer temblar las piernas a cinéfilos de pura cepa como vosotros. El primer acertante de una o varias películas expuestas se llevará tres puntos por cada acierto, mientras que quien la acierte más tarde tan solo conseguirá un punto. Recordar también que todos los comentarios permanecerán invisibles hasta el domingo, día en que se harán públicos. Así que, sin más dilación, ábranse de orejas y... ¡suerte!
Marcador: Einer 14 puntos, Charles Wilkinson 9 puntos, Jordi Cruasan 7 puntos, Judit Martín 3 puntos, Sandra de la P y Yorik 2 puntos, Valentí Ponsa, parispop y Rafa Delgado 1 punto.
Spider-boy.
Nos
encontramos frente a un reebot de nuestro trepamuros favorito.
El personaje de Spiderman es uno de los más populares
superheroes de acción y, de hecho, fue de los primeros del universo
Marvel en dar el salto a la gran pantalla. La trilogía
original, dirigida por Sam Raimi, obtuvo gran popularidad y
recaudó montañas de dinero. Así pues, uno tiene la sensación de
que cuando se confirmó que no habría cuarta entrega, el estudio
rápidamente se puso a trabajar en buscar una solución para no tener
que prescindir de su habitual fuente de ingresos procedentes del
bueno de Spidey. Finalmente optaron por el típico borrón y cuenta
nueva, en plan: aquí no ha pasado nada, hagámonos todos los locos,
finjamos que un Men in Black nos ha flasheado el cerebro y somos
incapaces de recordar nada referente a la saga original de la que, su
última entrega, apenas hace cinco años, todavía teníamos en
pantalla.
Esta majísima niña que aparece en La reina Cristina de Suecia (1933), de Rouben Mamoulian, representa al personaje de Cristina cuando aún no había cumplido los seis años (después será interpretado por la gran Greta Garbo) y esta escena es el momento en que se convierte en reina de Suecia debido a la muerte de su padre, Gustavo II Adolfo, en la Guerra de los Treinta Años. Quizás sea el personaje más joven de toda la historia del cine que haya recitado un monólogo en una película.
"(...) Buenos señores, hombres de Suecia, la reina Cristina, por gracia del Señor, reina de los suecos, los godos y los vándalos, promete ser un monarca justo y bueno para protegerlos y proteger el reino como lo hizo nuestro padre, gobernar sabiamente, y con la ayuda del Señor mantener el estandarte como lo recibimos de nuestros padres. Con respecto a esta guerra, que amargamente peleamos, prometemos, prometemos...¡Prometemos ganarla! Los bendigo a todos"
A lo tonto, a lo tonto… ya estamos en julio y como en agosto haremos un merecido parón, hoy entramos oficialmente en lo que sería la recta final de nuestro concurso de los viernes, que seguro tendrá más emoción que la mismísima Eurocopa, ¡dónde vas a parar! No diremos que lo que ha pasado hasta ahora ha sido tontería pero, por utilizar una analogía cinéfila, señalar que hasta ahora solo nos estábamos probando, como Spielberg cuando rodó El diablo sobre ruedas, mientras que ahora ya nos ponemos en serio para realizar nuestro Tiburón.
Pero vayamos al grano, durante este mes serán tres las películas que pondrán a prueba cada viernes vuestro sentido cinéfilo, mientras que todos los comentarios permanecerán invisibles hasta el domingo, día en que se harán públicos. El primer acertante de una o varias películas expuestas se llevará tres puntos por cada acierto, mientras que quien la acierte a posteriori tan solo conseguirá un punto. Sí, amigos, aquí la rapidez cuenta, los cinéfilos son seres de reflejos extraordinarios, capaces de cambiar de canal en un nanosegundo y de comer un quilo de palomitas antes de lo que se tarda en decir “spaguetti western”.
Señalar también que en nuestra anterior entrega quedó sin respuesta la película (no sabemos muy bien si por desconocimiento o por desgana), que se trataba de Suspiria, la obra magna de Darío Argento, y quien conozca a la hija de este señor sabrá de muy buena tinta que el director italiano todo lo hace (o más bien la hacía) bien. Así que de momento no hay cambios en el marcador, tan solo cabe desearles… ¡suerte!
Marcador: Einer 12 puntos, Jordi Cruasan 7 puntos, Sandra de la P y Charles Wilkinson 2 puntos,Valentí Ponsa, parispop, Rafa Delgado y Yorik 1 punto.
Pactar
con el diablo.
La
chispa de la vida es una película hija de su tiempo. Y de
ella se aprovecha su director para disparar con bala sobre todas
aquellas cosas, que rodean la sociedad, que no le gustan o le
molestan soberanamente. En ese sentido, la película se comporta
como un mono con dos pistolas, aunque de certera puntería,
vaciando su cargador sobre temáticas tan variopintas como: la crisis
económica, el desempleo, las corruptelas políticas, los medios
informativos, la prensa del corazón, la burocracia, los bancos, los
intermediarios y, sobre todas las cosas, de la falta de escrúpulos
de sociedad actual. Malos tiempos para la lírica.
El amor en los tiempos de la juventud
Antes de probar suerte en Estados Unidos, Milos Forman formó parte de la Nueva Ola Checa (les recomiendo nuestro apartado de Fantasía Checa de la mano de Cecil B. Demente), en cuyo período realizó cuatro películas entre las que se encuentra la magnífica Los amores de una rubia, de 1965, que en su país arrasó en taquilla y obtuvo muy buenas críticas en todo el mundo. Justo un año después, Jiri Menzel, que también estaba integrado en aquel original y sorprendente movimiento cinematográfico, estrenó la adorable Trenes rigurosamente vigilados, muy emparentada con la de Forman ya que tienen en común varios detalles: ambas son comedias agridulces con una puesta en escena basada en mostrar únicamente situaciones reales en las que se encuentran los personajes, puestos a prueba en varios momentos en los que, a causa de su manera de ser, nace perfectamente un humor tan sorprendente como brillante al surgir de forma tan natural. Aunque, sobre todo, se asemejan mucho por sus jóvenes protagonistas, bastante tímidos e introvertidos pero, además, debido a detalles que se van viendo en sus correspondientes historias, absolutamente tristes y frágiles.
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