Este es el primer programa producido por la MTV España, que se emite los martes en prime-time. El gran punto de partida del espacio está a medio camino entre la película “Ahora o nunca” (la de Jack Nicholson y Morgan Freeman intentando cumplir sus últimos sueños antes de estirar la pata) y la serie “Me llamo Earl”.
La cosa va de que cuatro amigos hacen una lista con las cien cosas que quieren hacer antes de morir y, ni cortos ni perezosos, se ponen rumbo a ello, con un buen puñado de cámaras para poder dejar constancia del experimento. Además, por cada cosa de la lista que consigan deberán cumplir el sueño de una persona desconocida. Éste punto del programa resulta el más flojo, ya que en el primer capítulo el sueño que cumplieron fue el de regalar una impresora a una muchacha (que al precio que van las impresoras hoy en día casi mejor regalarle un par de cartuchos de tinta y que la impresora se la compre ella misma), pero supongo que el presupuesto del programa no debe ser de lo más boyante.
En el primer programa saltaron en pointing (un clásico) y pasaron una noche en una casa encantada (la de las caras de Bélmez, construida sobre un cementerio). Lo primero lo solucionaron más o menos bien, pero en la casa encantada estaban absolutamente cagados de miedo, pues los dejaron encerrados con llave dentro de la casa, sin luz, y con un “detector de presencias” que se iba disparando a cada momento. Cabe decir que antes les habían pasado varios videos de la casa donde se movÍan todo tipo de cosas y les habÍan contado todo tipo de historias. Algunas de las otras cosas de la lista son: Experimentar la gravedad cero, correr desnudos por un barrio pijo, tirarse en paracaÍdas, correr una etapa de la vuelta ciclista España, saltar en un concierto al público o cruzar el estrecho de Gibraltar en un patín de la playa.
Docu-reality entretenido y sencillo, aunque sin grandes alardes, cuyo éxito está en función de lo simpáticos que te puedan llegar a caer los cuatro protagonistas y de lo divertidas que puedan llegar a resultar las pruebas que realicen (¿incluirán en la lista algún tipo de bacanal romana?).
Sitcom de Antena Neox, perpetrada por los responsables de los programas “La hora Chanante” (Paramound Comedy) y “Muchachada Nui” (la 2), que han optado por cambiar los programas de gags a los que nos tenían acostumbrados, por una serie con continuidad y personajes fijos.
La serie empieza con el director del museo Moma de Nueva York que es despedido después de liarla parda después de tomarse un tripi y, tras haber perdido su reputación, decide buscar trabajo en un museo de segunda fila, el Museo Coconut, propiedad de una estrafalaria y adinerada señora mayor con un hijo medio atontado que lo único que le preocupa es seguir sacándole la pasta a su madre (¿a alguien más les recuerdan a ciertos personajes de la prensa rosa o son sólo imaginaciones mÍas?). Además, en el museo encontramos a un peculiar guÍa, chapado a la antigua, y dos vigilantes, un anciano bisexual de mente calenturienta y un joven de pelo largo con vocación de artista. Además, como viene siendo habitual, en el programa encontramos animaciones, en forma de miniserie dentro de la propia serie donde encontramos a “Maricón y tontico”, desde mi punto de vista, de lo más divertido de la serie.
Como admirador de los muchachadas lamento enormemente que este Museo Coconut no me produzca la misma gracia que sus anteriores trabajos. Además, las risas que se oyen de fondo, que los responsables del programa aseguran que son del todo ciertas, capturadas del público que asiste a la grabación del programa, resultan demasiado forzadas y molestan más que provocar la empatización del espectador. Lo cierto es que llevamos varios programas y ya he perdido la esperanza de que la cosa remonte. Entiéndanme, no es un horror, tiene algún gag divertido, pero no es lo que un servidor se esperaba encontrar de unos tipos con la capacidad para hacer reÍr que tienen esta gente.
El primer programa logró un 4,3% de cuota de pantalla (más incluso de lo que conseguían en la 2), y aunque posteriormente la audiencia fue bajando, la cadena ya ha confirmado su renovación para una segunda temporada.
Programa de telecinco que emiten cuando les da la real gana a modo de especiales, o cuando quieren fastidiar algún estreno de Antena 3. La cosa va de que llevan invitados famosos al plató y una medium los pone en contacto con algún familiar fallecido. El especio está presentado por el muy pluriempleado Jordi González, que básicamente ejerce cómo traductor de la médium, porque la mujer no habla ni un pijo de español.
En el programa que tuve la desgracia de ver, asistió al programa María del Monte y Julián Contreras (el hijo de Carmen Ordóñez). Nada más aparecer en el plató María del Monte, Jordi González le preguntó -¿Has conocido alguna médium?, a lo que la folclórica respondió -Ni médium ni enterium. Después de lograr controlar las ganas de arrojar el televisor por la ventana, vi como la medium conectaba espiritualmente con el padre fallecido de María del Monte y soltaba, por boca de la medium, frases del estilo de “te he visto llorar”, “no hubiera querido tener una hija diferente a ti”, “quiero a mi familia” o “cuando sientas una brisa detrás de ti soy yo que te mando besos”. Como pueden observar son frases muy específicas que no pueden aplicarse a nadie más que no sea María del Monte. Luego la medium intentó arriesgar un poco más y le habló de un objeto pequeño y grabado y de un peluche, objetos que quien más y quien menos tiene en su casa, pero no María del Monte, que se la miró con cara de no saber de qué le estaba hablando. La médium viendo que la cosa se le escapaba de las manos le habló de unas fotos de su padre que tiene en su habitación (¿fotos en una habitación? Esta médium vale su maldito peso en oro). A mi lo que más me extrañó del tema es que si la médium no hababa español y el padre de María del Monte no tenía pinta de ser un lord inglés, ¿en que idioma se entendían esos dos? Ah, claro, debía ser el idioma de los espíritus.
Total, que estamos ante uno de los programas más rotundamente asquerosos, morbosos y repugnates de los últimos tiempos, con el único objetivo de pagar a famosos para que vayan a la tele a llorar (hay un paquete de kleenex encima una mesilla para recordar a los famosillos que deben llorar). En el programa, la médium, también se pone a hablar con gente del público sobre sus familiares fallecidos, todos ellos con unas bonitas alas de ángel y tremendamente felices de estar en el cielo.
Hace apenas un par de semanas empezaron las emisiones de un nuevo canal de la tdt, llamado la 13 tv, aunque hay que decir que hace un tiempo hicieron una excepción retransmitiendo, en pruebas, la visita del Papa de roma a Barcelona. Supongo que tal hecho ya les dará una pista de por donde van los tiros.
No hay que confundir “la 13 tv” con el canal “Calle 13”, digamos que es un otro rollo. Se trata de un nuevo canal que pretende ofrecer un contenido blanco dirigido a un público católico, con una óptica diferente y amable. Y es que tal y como ha declarado su consejero delegado: “a los católicos también nos gusta la información y el entretenimiento”. Entre las estrellas de la cadena encontramos a Alfredo Urdaci, Paco González o a José Luis Uribarri (si, si, el de Eurovisión), que presentará un programa los fines de semana dedicado al cine español (¿televisión española no hace algo por el estilo? No se, no se...).
Además, en su programación encontramos la emisión a diario de una misa en directo y un programa de cocina llamado “bocaditos de cielo” donde unas monjas (Sor Beatriz y Sor Liliana) nos enseñarán a cocinar deliciosos postres (confieso haber visto algún trozo de este programa y las monjas se están convirtiendo en las auténticas estrellas de la cadena).
El objetivo de la cadena a nivel de audiencia es llegar, a largo plazo al 1%, porque, según han declarado “es el número de la virgen”. Que Dios reparta suerte.
Nuevo programa, en Cuatro, de Samanta Villar para la noche de los viernes. El programa se estrenó hace tres semanas con el nombre de 3sesenta para pasarse a llamar, desde se segundo programa, como Conexión Samanta. Si alguien entiende el cambio que me lo aclare, por favor. Total, que la cosa va de que la chica tiene que pasar unos días con celebridades para conocer su día a día y todo eso. Tampoco es que haya inventado nada nuevo, por mucho que le vaya cambiando el nombre.
El programa que yo vi fue, precisamente, el segundo, en el que Samanta se pasaba una semana con la selección española de futbol. Exactamente se trataba de la semana del amistoso contra Portugal (si, si, ese que “la Roja” perdió por 4 a 0). No le veo yo futuro a la chiquilla como talismán. El estilo del programa era parecido a su anterior “21 días”, mucho rato con cámara en mano y con un gran afán de protagonismo por parte de la periodista (hay que ver lo que le gusta a esta mujer grabarse en primer plano con los protagonistas detrás suyo). Así pues, en el programa pudimos verla junto a Vicente del Bosque (en su casa), con Llorente del Athletic de Bilbao (que le metió una hostia aparcando a su coche de más de 60.000 euros), Juan Capdevila del Villarreal (el que se lo curró más, probablemente, buscando un sitio como comentarista tras abandonar los terrenos de juego) o Juan Mata del Valencia (con información sobre impresionada en pantalla tan relevante como “le encantan las natillas y la tarta de queso”. Que raro que no lo hubiera publicado antes Wikileaks).
Villar se cuela en el hotel de la concentración, con toda la selección, pero ninguno sabe muy bien que contar y la cosa acaba quedando bastante sosaina, porque jugar al futbol jugarán mejor o peor, pero discurso más bien poquito y contenido menos. Básicamente se dedicaban a jugar a cartas. Apasionante. La audiencia del programa no está siendo mala para tratarse de Cuatro, pero bastante alejada de su buenos resultados con “21 días”.
El programa sustituye en la noche de los domingos de la Sexta, a la segunda temporada del reality “mujeres ricas” (y última seguramente a pesar de ser uno de los espacios más divertidos de la televisión actual). La Sexta sigue explotando la cosa de las casas (al parecer con “¿Quien vive ahí?” no tiene suficiente) y se ha sacado de la manga este formato que pretende mostrar las casas más lujosas de los famosos, pero que en el fondo no deja de ser un publirreportaje de la constructora del arquitecto Joaquín Torres. Y es que resulta que este señor ya apareció en televisión, exactamente en el programa de Antena 3 “El secreto”, donde personajes adinerados tenían que alejarse de su lujo durante una temporada para ir a trabajar con unas ONG's. Curiosamente, todas las casas que veremos en el programa han sido construidas por este señor y todos los compradores le hacen descaradamente la pelota (¿algún tipo de descuento a la vista?).
La primera semana visitamos tres casas. La primera, de Fernando Hierro, de 400 metros cuadrados, en Ibiza, en una urbanización de lujo a medio acabar. De hecho pudimos conocer a uno de los paletas que estaban trabajando, de nombre Mohamed. Después de presentar la casa aparece el arquitecto y brindan con champagne y esas cosas. Sorprendentemente Mohamed no se une a la fiesta. En la segunda, Gonzalo Miró nos presenta su humilde adosado de 600 metros cuadrados y que termina confesando que no usa ni la mitad de la casa, que está terriblemente vacía y falta de vida. Me llego a preguntar si vive alguien allí. La tercera casa que se muestre en el programa ya es el exceso por el exceso. Se trata de la casa de los padres del arquitecto, a las afueras de Madrid, de 2.800 metros cuadrados y más de una hectárea de jardín (por cierto que conocemos a su jardinero de nombre, curiosamente, Mohamed). La habitación principal es de 250 metros cuadrados y tienen ocho personas de servicio. Los dueños aseguran que a pesar de las dimensiones se trata de una casa muy práctica, pero lo cierto es que cuesta de creer, hasta que el final la madre se desmorona en pantalla y confiesa que le obligaron a tirar sus figuritas de lladró. Se me rompió el alma. En estas estamos que vuelve a aparecer el arquitecto, faltaría más, soltando frases del calibre “con esta casa mi único límite real fue mi talento”. Que digo yo, que será muy prestigioso como arquitecto, pero hay que ser torpe para poner una puerta de cristal para el parking que, algún invitado de la casa, ya se había cargado entrando con su coche. Si es que hay cosas que se ven venir sin tantos estudios.
A pesar de todo el programa contó con una buena audiencia del 6,6% de share y más de un millón trescientos mil espectadores, que no está nada mal para la sexta.
1 piquitos de oro:
El capítulo 5 de Museo Coconut es MA-RA-VI-LLO-SO y Julián está bárbaro cada vez que abre la boca. Soy muy fan.
Espero como agua de mayo que comenteis el programón de MTV Jersey Shore
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