Ciudad de vida y muerte (2009)


Por el camino de Chuan

La ganadora de la Concha de Oro en el pasado Festival de Cine de San Sebastián fue Ciudad de vida y muerte, un formidable trabajo del director chino Lu Chuan, en el que ha querido recordar la magnitud de la masacre de Nanking donde murieron unas trescientas mil personas, homenajeadas al principio del film. La guerra entre China y Japón estalló en julio de 1937 y en diciembre de ese mismo año, la ciudad de Nanking fue sitiada por completo por el ejército japonés. En los minutos iniciales de la película, correspondientes a las letras de crédito, se resume la batalla por la ciudad, con el recurso de imágenes de sobres de cartas como soporte para el relato de la terrible contienda. El resultado final es la conquista de Nanking por el poder del Ejército Imperial de Japón, con la ciudad totalmente en ruinas. El único lugar seguro es una zona de refugiados en la que aún quedan soldados chinos dispuestos a defenderse hasta el final.

En esa zona de seguridad, un hombre alemán nazi llamado Rabe es el Presidente de la Comisión de Ayuda a esos refugiados chinos y tendrá un papel fundamental en las relaciones con los japoneses. Su secretario desde hace más de diez años es el chino Tang, un personaje también importante en la película. Y es que el director, autor también del guión, ha sabido destacar a varios personajes en distintas etapas de la historia. Al comienzo vemos a varios soldados chinos, mostrándonos a uno de ellos con mayor atención, junto a un niño. Otros personajes que sobresalen son el malvado sargento japonés que no tiene compasión por la vida de ningún chino, y el cabo japonés que parece tener por momentos remordimientos que le remueven la conciencia, convirtiéndose en uno de los protagonistas de la historia.

Este trato un tanto benigno de este japonés, y de algún otro, hizo que llovieran algunas críticas en China, siendo cambiado, en algunos aspectos, el guión de la película por la censura del gobierno chino. Pero Chuan también quería que se reflejara la humanidad de los japoneses, algo que seguramente hizo que la película no fuera a los Oscars a representar a su país.
Comparada con películas como La lista de Schindler (1993) o Salvar al soldado Ryan (1998), Ciudad de vida y muerte ha recibido muchos elogios totalmente merecidos. La fuerza de sus imágenes proviene de una magnífica fotografía en blanco y negro de Yu Cao, que ya había trabajado con Chuan en su anterior película, La patrulla de la montaña (2004), unido a una puesta en escena casi perfecta en la que destacan algunos travellings lentos muy bien acompañados de la música de Tong Liu, como se puede ver en el estupendo trailer. El sonido es otro elemento a tener en cuenta, ya que tanto se pueden oír las bombas de fondo como sólo escucharse el aire en un silencio apocalíptico.

Por momentos, se ve claramente la intención del director de usar notablemente algunas escenas para emocionar de lleno al espectador, pero aún así, es inevitable que el espectador se conmueva. La película es realmente dura, sobre todo con las masacres de los prisioneros de guerra y con las violaciones a mujeres, pero también encontramos bellísimas imágenes que no olvidaremos jamás.

"Ciudad de vida y muerte es una película rotunda que se convertirá en un clásico"




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5 piquitos de oro:

Cinemagnificus dijo...

¡Este mismo finde la veo!

Crowley dijo...

Una obra maestra bajo mi punto de vista. Una maravilla que nos hará reflexionar sobre aspectos de la historia no muy conocidos. Y como dices, la fotografía es exquisita
Un saludo

babel dijo...

Peliculón, sí señor. Está perfectamente al nivel con las que se la compara. El blanco y negro mejor utilizado de los últimos años, seguro!. Respecto a lo que cuenta, me llamó especiamente la atención el retrato de Rabe, presentado en occidente como una especie de Schindler en China, y que la película desmitifica de maner obvia. Curioso, cuanto menos...

Un saludo.

Möbius el Crononauta dijo...

¡Hay que verla!

El unicornio dijo...

En mi humilde opinión es una película enorme, gigantesca e inolvidamente conmovedora. La vi en el primer pase en San Sebastián y quedé literalmente clavada en la butaca. No soy de lágrima fácil, en absoluto, pero me pareció brutal. Ayer volví a verla (¿soy yo, o se han recortado unos minutos al principio para el estreno en cines?) y volví a quedar conmocionada. Sin duda, merecedora de todos los elogios y una película que de venir firmada por alguno de los grandes nombres que mencionas, ya habría sido merecedora de todos los premios y galardones existentes.

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