La serie nos cuenta que, por un lado, tenemos a los humanos, que viven divididos en doce colonias, cada una de ellas asignada a uno de los signos zodiacales, que habitan en doce planetas independientes entre sí, pero en paz y armonía entre ellos, bajo una única bandera. Luego, por otro lado, están los Cylons. Los Cylons fueron creados por los humanos y son robots humanoides (androides si lo prefieren) que, en un primer momento, fueron diseñados para servir a los humanos. Claro está, luego pasa lo que pasa, y los Cylons, después de adquirir conciencia propia, terminan rebelándose contra sus creadores (ley de vida, supongo). Como bien pueden observar, la serie, en su punto de partida, no es que sea de lo más original que uno se pueda tirar a la cara, recordando a los libros de Isaac Asimov (Yo Robot y/o los libros de La fundación) y si, encima, tenemos en cuenta que la serie original era del año 1978, acabada de estrenar La guerra de las galaxias justamente un año antes... bueno, saquen ustedes mismos sus propias conclusiones.
La serie arranca cuarenta años después del final de las primeras guerras entre humanos y Cylons, justo en el momento en que los Cylons deciden volver a la carga, con un ataque sorpresa, llevándose por delante, prácticamente, la totalidad de la raza humana, quedando apenas poco más de 40,000 supervivientes (lo que en vocabulario militar se conoce como una auténtica escabechina). Entre los supervivientes, se encuentran los tripulantes de Galáctica, una nave de combate vieja y cascada que intentará guiar a los escasos supervivientes hacia lo que la “mitología” llama la decimotercera colonia, también conocida con el nombre de: La tierra. Evidentemente no lo van a tener nada fácil, debido a que: a) no tienen ni zorra idea de donde se encuentra el planeta tierra, ni siquiera si existe en realidad o es fruto de una leyenda; y porque b) los Cylons no van a permitir que se vayan de rositas, empeñados en darles caza y acabar, de una vez por todas, con lo poco que queda de la raza humana. Para añadir un punto de complicación al asunto, los Cylons, en estos últimos cuarenta años no se han estado rascando los bajos, ¡que va!, los tios han evolucionado de tal modo que algunos de ellos tienen apariencia humana lo que provocará que, entre los supervivientes, nadie se pueda fiar de quien tiene al lado, no vaya a resultar que sea, como ellos los llaman, una tostadora con malas pulgas y te la líe parda.
Battlestar Galactica gira en torno a tres factores: Ciencia ficción, política y religión. El primero resulta tan evidente que incluso da reparo hablar de ello: naves espaciales, el espacio infinito, robots asesinos, grandes batallas espaciales, científicos, planetas por explorar... todo lo encontrarán aquí. El segundo es palpable desde su inicio y a lo largo de sus cuatro temporadas. La serie plantea que cuando la humanidad sea prácticamente aniquilada en su totalidad, una de las prioridades de los supervivientes será nombrar un nuevo presidente del gobierno. ¿Porque? Fácil, porque a los humanos asustados nos encanta seguir a un líder y no soportaríamos el vacío de poder durante mucho tiempo. El problema es que en la serie hay dos poderes claros: el democrático y el militar, y ya les adelanto que no siempre se llevarán bien. Además, durante la serie asistiremos a algún que otro golpe de estado e, incluso, unas elecciones. El último, la religión, es la salsa que acaba de atarlo todo. Los humanos creen en la existencia de varios dioses mientras que los Cylon son monoteístas y solo creen en la existencia de un único Dios (ni en eso se ponen de acuerdo). De echo, la religión será un tema recurrente a lo largo de toda la serie, ganando fuerza a medida que avance la trama.
A continuación conozcamos a algunos de los personajes principales y/o habituales de la serie: El comandante Adama es la máxima autoridad a bordo de Galactica, un militar veterano que se encontraba a un paso de la jubilación en el momento en el que estalla la guerra; su mano derecha a bordo de la nave es El Coronel Tigh, un cascarrabias con malas pulgas y peores modales a quien le gusta en exceso empinar el codo; La presidenta Laura Roslin, que llega a la presidencia debido a su cargo como secretaria de educación y a quien le diagnostican un cáncer terminal justo antes del ataque Cylon; El capitan Lee Adama “Apollo”, experto piloto, obediente y disciplinado, e hijo del comandante; La jefe de pilotos Kara Thrace “Starbuck”, el piloto más brillante aunque experta en beber, fumar puros y meterse en broncas; La piloto Shannon Valerii “Boomer”, una hábil piloto que mantiene un romance en secreto con El jefe Tyrol, mecánico encargado de poner las naves a punto, Número seis, el único Cylon conocido al inicio de la serie, una exuberante rubia que utiliza su físico para engañar a los humanos; y por último, pero no menos importante (ni mucho menos), Gaius Baltar, científico de reconocimiento mundial, cobarde, mujeriego, ególatra y, sin lugar a dudas, mi personaje favorito (y, precisamente, a mi modo de ver, el personaje principal de la serie porque atravesará por los tres factores que anteriormente les comentaba y que terminan siendo la esencia de la serie). Lo que si que es cierto es que, ahora que repasaba los nombres, todos ellos comparten entre sí, la condición de no ser rematadamente buenos ni malos, ninguno de ellos es blanco o negro, digamos que se van moviendo en diferentes tonos de “gris”.
Miniserie y Primera temporada (13 episodios): La cosa empieza con una miniserie de dos episodios de hora y media cada uno donde asistimos al ataque Cylon. Resulta interesante y te coloca rápidamente en situación a la vez que van presentando a los personajes que nos acompañarán en el viaje. A la miniserie le sigue una primera temporada que si tuviera que describir con una palabra sería “decepcionante”. Porque después del potente arranque de la saga la cosa se queda bastante a medio gas,sin ofrecer lo esperado tras su introducción y con unos exteriores (en Caprica) tirando a pobres y con algún episodio que mejor olvidar. No obstante, resulta amena y sienta las bases de lo que vendrá después.
Segunda temporada (20 episodios): Vuelve a empezar renqueante pero rápidamente se saca de encima los malos vicios de la pasada temporada y le coge el pulso correcto a la trama, empezando a dar muestras de lo que terminará siendo la serie. Las sorpresas empiezan a sucederse y después de un gran episodio justo a mitad de temporada la cosa empieza a ir claramente hacia arriba llegando a un clímax final espectacular y a un último episodio de temporada, de más de una hora de duración, que, sencillamente, me dejó clavado a la butaca con ganas de empezar cuanto antes con la tercera temporada para ver como continuaba la historia. Sin duda alguna es la temporada que me gana definitivamente, donde las piezas empiezan a encajar y se le empieza a coger cariño a los personajes.
Tercera temporada (20 episodios): Empieza muy arriba porque viene de muy arriba, siguiendo la tónica en la que nos quedamos tras la temporada anterior. Esta temporada depara nuevas sorpresas y la serie gana en intensidad, a la vez que se va volviendo mucho más oscura y ganando en producción. Los personajes se verán obligados a tomar decisiones duras, trágicas en ocasiones, que cambiarán el rumbo de los acontecimientos de forma insospechada. Además, es la temporada en la que se nos permite conocer mejor a los Cylon, sus puntos fuertes y sus debidilades. El nivel sigue siendo muy alto.
Película Razor y Cuarta temporada (20 episodios): Entre la tercera y la cuarta temporada sacaron a la luz la película Razor. Al principio pensaba que sería un episodio independiente de los demás alargado en exceso. Me equivoqué. No es necesario su visionado para poder seguir la serie, pero es muy recomendable para entender algunas de las decisiones de los personajes principales. La cuarta temporada, por su parte, es la de la conclusión de la serie. La serie se vuelve más oscura si cabe y se adentra más en la espiritualidad de los personajes, ganando peso su sentido religioso. El listón sigue estando alto y las sorpresas están a la orden del día. Es el final del viaje y de la serie. El último episodio, de más de hora y media de duración ha traído mucha polémica con opiniones enfrentadas. Personalmente me dejó un regusto agridulce, no me parece lo brillante que debería haber sido, con algunas resoluciones excesivamente cogidas con pinzas, pero entraba dentro de lo relativamente esperable. Preferiría que juzgaran por ustedes mismos.
En definitiva, Battlestar Galactica, es una serie de ciencia ficció, cuyo mayor logro radica en la elección de sus personajes y la relación que mantienen entre ellos, muy centrada en sus creencias y en la religión en general, que va ganando en intensidad y empaque visual (supongo que el éxito de la serie ha provocado que se vaya invirtiendo más dinero) a medida que la trama avanza y se oscurece, empeñada en regalarnos sonoras sorpresas a cada mitad y final de temporada. Battlestar Galactica es una serie con grandes defectos y enormes virtudes, son ustedes quienes deciden cual de las dos opciones les compensa más, pero, en el caso de que se opte por entrar en su juego, puede llegar a crear adicción, habituándonos a las vidas de los personajes que, a lo largo de más de cuatro años, vemos evolucionar, sufrir, luchar, amar y, en definitiva, sobrevivir, en nuestras pantallas. Y, al final, Battlestar Galactica se ha terminado, después de cuatro temporadas, porque las series deben y tienen que terminar, porque si tienes una buena historia que contar, no vale la pena alargarla en exceso y repetir fórmulas que no llevan a ningún sitio por el simple hecho de seguir ofreciendo nuevos episodios (como ya ocurrió en la primera versión de Galactica, cancelada a mitad de una segunda temporada del todo innecesaria).
Pero, ¿hay vida después de Galactica? Pues, por extraño que pueda resultar, una vez finiquitada la serie, lo cierto es que si. Porque todavía nos queda pendiente de estreno la película “The Plan”, que aborda la misma historia aunque desde el punto de vista Cylon y que estará dirigida por el propio Edward James Olmos (el comandante Adama), que anteriormente ya había dirigido algún que otro episodio de la serie regular. Después de esta última película parece ser que si se podrá dar por finalizada Battlestar Galactica, pero, ¡oh sorpresa!, ya está a punto un spin-off titulado Caprica, en la que la historia transcurre en la colonia más importantes de las doce existentes (Caprica, de Capricornio, se entiende), 50 años antes de los acontecimientos de la serie Battlestar. Vamos, lo que viene siendo una precuela de las de toda la vida. Ya ha aparecido en dvd su episodio piloto y el estreno de la serie está previsto para el año que viene. Veremos que nos depara. Estaremos atentos.El jefe Dreyfus.
-¡salto!-











































