Elprimerhombre ha visto Días de vino y rosas, de Blake Edwards, una película en la que la bebida es la protagonista, cuyos diálogos no ayudan en absoluto a que el espectador tenga algo de interés durante el desarrollo de la película.
La historia se centra en dos personajes, Joe Clay (Jack Lemmon), un agente de relaciones públicas que empieza en una nueva empresa, y Kirsten Arnesen (Lee Remick), la joven secretaria de su jefe. La primera ocupación de Clay será preparar una fiesta en un yate para el cliente que le han adjudicado, por lo que llama a unas cuantas mujeres a las que espera al día siguiente en una lancha. Por casualidad, la última que llega es Kirsten, a la que confunde con una de las chicas. Cuando se da cuenta de su verdadero puesto de trabajo, se avergüenza de su error y la invita a cenar. Cuando por fin ella acepta, empieza una seria relación, hasta el punto de casarse. Pero a causa de su trabajo, en el que tiene que beber con sus clientes y prepararles fiestas, Clay se siente defraudado y metido cada vez más en la bebida, llegando a arrastrar también a Kirsten.
La historia se centra en dos personajes, Joe Clay (Jack Lemmon), un agente de relaciones públicas que empieza en una nueva empresa, y Kirsten Arnesen (Lee Remick), la joven secretaria de su jefe. La primera ocupación de Clay será preparar una fiesta en un yate para el cliente que le han adjudicado, por lo que llama a unas cuantas mujeres a las que espera al día siguiente en una lancha. Por casualidad, la última que llega es Kirsten, a la que confunde con una de las chicas. Cuando se da cuenta de su verdadero puesto de trabajo, se avergüenza de su error y la invita a cenar. Cuando por fin ella acepta, empieza una seria relación, hasta el punto de casarse. Pero a causa de su trabajo, en el que tiene que beber con sus clientes y prepararles fiestas, Clay se siente defraudado y metido cada vez más en la bebida, llegando a arrastrar también a Kirsten.
Este trágico “viaje a los infiernos”, como se suele decir, empieza como un tipo de comedia en la que se intenta transmitir algo de alegría antes del declive, pero la verdad es que no se consigue. Precisamente, el encuentro entre ambos, un poco provocado por normas del guión, parece estar pensado para que Lemmon se explaye en su forma de actuar, yendo detrás de la chica para que acepte su invitación como un tipo de disculpa. Pero lo que también ocurre es que el personaje de Lee Remick es bastante soso, por no decir pobre y no te crees que cambie de opinión de la forma que lo hace, sonriendo de repente forzadamente y aceptando al final esa invitación. Y los diálogos entre ambos pasan bastante desapercibidos, hasta llegar a aburrir en la escena larga de la bahía, donde miran al mar y ella dice unos versos en los que aparece el título de la película: “Recoged las rosas mientras podáis, largos no son los días de vino y rosas (...)”.
Planteada con saltos en el tiempo, la película se alarga durante dos horas, ahondando demasiado en la miseria de los personajes, y provocando algunas escenas largas, como en la que Lemmon destroza el invernadero del padre de ella, al no encontrar una botella que había escondido en una maceta, o como en la siguiente escena, en la que vemos a un Lemmon totalmente fuera de sus cabales, con una camisa de fuerza en un hospital psiquiátrico.
Sorprende ver a Jack Lemmon en un personaje tan diferente de todos los que había hecho hasta entonces, llegando a sobreactuar en algunas escenas. En 1959, se había vestido de mujer en Con faldas y a lo loco, y en 1960, protagonizó la inteligente comedia dramática El apartamento, ambas de Billy Wilder. Este mismo director siempre se quejó de que la comedia estuviera tan infravalorada, aunque Lemmon fue nominado por el papel de estas dos películas, igual que en esta.
Aunque ganara un Oscar por la mejor canción, la música de Henry Mancini, salvo en alguna escena en cuestión, pasa bastante desapercibida. La fotografía de la película es de lo más destacable y la dirección de Blake Edwards es correcta, pero sin aportar mucho más que algunos buenos planos, como los que encontramos al final del film. A raíz de esto, quiero mencionar Días sin huella (1945), de Billy Wilder, la primera película que se toma en serio el personaje del borracho (interpretado por un portentoso Ray Milland), cuyo final es más optimista que la de Edwards.
En la filmografía de Blake Edwards, esta película es como un paréntesis entre sus comedias. Un año antes había realizado Desayuno con diamantes, una comedia con un tono agridulce con la que obtuvo un gran éxito. Y en 1964 inició la saga de La Pantera Rosa, con un Peter Sellers en su salsa, como en la tronchante El guateque (1968). También triunfó con 10, la mujer perfecta (1979) y ¿Víctor o Victoria? (1982).
En definitiva, un melodrama que sucumbe en la vacuidad de sus diálogos, con demasiados mensajes de apoyo moral y con escenas alargadas hasta la saciedad, provocando unas actuaciones un tanto exageradas.
Un saludo!
Leer critica Días de vino y rosas en Muchocine.net
8 piquitos de oro:
lo tendré en cuenta para no verla, la verdad es que no la he visto, y la única que recuerdo de vino es la de "entre copas", que resultó que me gustó más de lo que pensaba, que es mucho.
gran crítica, por otra parte.
saludos
Tremendo film que tiene algunos momentos inolvidables como el destrozo del invernadero. Lemmons está de diez. Saludos!
El vino con lo que queda bien es con queso. ¿Días de vino y quesito rosas?
¿Sabeis si valen la pena los extras de la edicion en DVD de esta gran pelicula?
No se, yo tengo bastante buen recuerdo de esta peli. Aunque la verdad es que la vi hace milenios.
Y coincido en que la escena del invernadero es buenisima.
Saludos!!
Gran película, un drama como pocos.
Tremendo Jack Lemmon.
Saludos.
Estupenda y más transgresora de lo que pudiera parecer.
Saludos!
hay que beber mucho vino para plantearse ver esta película...
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