Los
rescatadores en Iránlandia.
Argo
no deja de ser un nombre extraño para lo que en verdad es un
thriller clásico de los de toda la vida. Exactamente la película
pertenece a ese particular subgénero del thriller que es conocido
con el nombre de: “huy, casi, por poco”. De seguro sabrán
ustedes de lo que estoy hablando. Se trata de esos films en los que
de forma continuada parece que van a suceder cosas pero “huy, casi,
por poco”. Ejemplos: Que el malo está a punto de disparar al héroe
pero en el último momento éste se agacha, el villano termina
fallando y el espectador suelta un “huy, casi, por poco”; que
faltan pocos segundos para que estalle la bomba y el prota logra
detener el reloj cortando el cable adecuado cuando apenas restaba un
segundo para hacer detonación y su cara denota un “huy, casi, por
poco”; que la voluptuosa actriz protagonista está desnuda en la
cama con el espía de turno y hace un ademán de incorporarse pero
justo antes de hacerlo se cubre con las sábanas... “huy, casi, por
poco”. Además, la cinta ha logrado una gran acogida entre crítica
y público, convirtiéndose en una de las pelis más destacadas del
año pasado, lo que lleva a preguntarnos: ¿Es Argo una gran
película? Huy, casi, por poco.
La
peli está basada en un hecho real que sucedió a finales de la
década de los setenta. En Irán se respiraban aires de revuelta y un
grupo de civiles terminará ocupando la embajada de Estados Unidos en
Teherán y capturando como rehenes a todos los que allí se
encontraban. Pero seis trabajadores de la embajada lograrán escapar
refugiándose en la casa del embajador de Canadá. En el caso de que
sean encontrados lo más seguro es que terminen acusados de espionaje
y sean ejecutados, previa tortura varia. Cabe decir que la película
pasa bastante de puntillas por los acontecimientos históricos que
derivan en esa situación, resumiéndolo de forma bastante rápida en
un prólogo de apenas un par de minutos y unos bonitos dibujitos. Así
que mejor no entrar en quien son los buenos o los malos o quien tenía
más o menos razón. La peli ni va de eso, ni busca respuestas a lo
sucedido, no vaya a ser que nos pongamos demasiado serios ni
profundos.
Pero
el problema está en que esos seis trabajadores hay que sacarlos del
país como sea sin que sean capturados o de lo contrario habrá un
importante conflicto internacional (mayor, suponemos, al hecho de que
te invadan una embajada entera y secuestren a más de cincuenta
personas). Total que los de la CIA, que son así de espabilados, no
se les ocurre mejor idea que hacerlos pasar por empleados de una
productora de cine canadiense, desplazada hasta Irán para buscar
localizaciones con el fin de grabar una peli de ciencia-ficción de
nombre: Argo.
Nueva
peli como director de Ben Affeck. Y a la tercera va la
vencida. Después de la buena acogida de sus dos anteriores trabajos,
con Argo, el bueno de Ben, por quien nadie daba ni un duro hace poco
más de cinco años (entre los que, por supuesto, me incluyó), ha
logrado el reconocimiento mayoritario de crítica y público. O lo
que viene a ser lo mismo: los premios. Además Affeck se reserva para
sí el papel principal, una especie de agente secreto experto en
rescates y con cara de palo. Pero hay que reconocer que el hombre
sabe rodearse debidamente de la gente que le conviene (y no, no nos
referimos a sus conquistas amorosas) y para el film ha contado con
dos secundarios de lujo que es un gustazo ver en pantalla: John
Goodman y Alan Arkin,
quienes funcionan perfectamente como contrapunto cómico de la cinta
y de la cara de palo de Affleck.
Bien,
estamos frente a una cinta que es un thriller, basado en hechos
reales, ambientada en los setenta, que aborda el tema del conflicto
oriente-occidente (con la correspondiente imagen de una bandera
americana en llamas nada más empezar la peli de rigor), con toques de
intriga, de drama, pero también con muchos elementos de comedia, de
política, espionaje e, incluso, de cine dentro de cine. Podría
parecer algo cargante todo el conjunto, pero el gran acierto de
Affleck es dotar a la trama de un dinamismo endiablado. Son dos horas
exactas de metraje que, a pesar de abordar temas tan espinosos, pasan
volando.
La
película está dividida en dos partes bastante marcadas. En la
primera asistimos a la preparación del plan para sacar a los seis
fugados y vemos como va cogiendo forma la alocada idea de fingir una
película falsa, para lo cual el protagonista deberá viajar a
Hollywood y codearse con la gente del mundillo. Son los minutos más
divertidos del film, con frases tronchantes, estando especialmente
sembrado el personaje de Alan Arkin. En la segunda parte volamos con
el prota hasta Irán y somos testigos de la operación de rescate.
Esta segunda mitad es más de thriller puro y duro, con los
comentados momentos de “Huy, casi, por poco” que de tan
repetitivos finalmente acaban cansando y provocando en el espectador
una cierta sensación de trampa.
Resumiendo:
Entretenida y dinámica cinta de espías, muy divertida en algunos momentos, aunque algo
tramposa hacia su recta final.
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