"Nadie que viva y respire cine debería siquiera ni soñar con perdérsela" escribe Peter Travers para la revista Rolling Stone. "No es una simple lección de cine, es el cine convertido en lección y misterio" nos cuenta Luis Martínez del Diario El Mundo. Sin duda Shutter Island, la última película de Martin Scorsese, ha recibido buenas críticas y ha creado gran expectación, y frases como "deslumbra y provoca" son las que hemos podido leer en la prensa especializada. Sí, el filme posee varios elementos para hacer de él una obra de interés, pero lo cierto es que le faltan un par de semanas más de rodaje y otras tantas en la sala de montaje. La película funciona bien como boceto, pero no como obra completa y finalizada.
Hay una escena, por ejemplo, en que una paciente del psiquiátrico donde transcurre la acción pide un vaso de agua y alguien se lo trae. En el siguiente plano hace el gesto de beber pero… tiene la mano vacía. Así que no bebe realmente, solo lo finge y toda la sala de cine se puede percatar de ello. Este error en la continuidad cinematográfica rompe la ilusión de la secuencia y te saca inmediatamente de la película, además de resultar incomprensible porque no estamos hablando de un costoso efecto especial, sino de un simple vaso. La escena se alarga un poco más y el vaso vuelve a aparecer, pero en ocasiones está lleno y en otras vacío.
El montaje de Shutter Island está repleto de fallos de raccord, de cortes bruscos que cambian la gestualidad de los personajes, de cadáveres a los que vemos mover sus extremidades o variar su posición según la cámara que los enfoque, en este sentido el filme es una auténtica calamidad. El despropósito es tal que uno duda de si está hecho deliberadamente o no, porque claro, estamos hablando de Martin Scorsese, el autor de Taxi Driver (1976), y estamos hablando también de su habitual montadora, Thelma Schoonmaker, nominada a los Oscar en seis ocasiones y premiada en tres. Pero lo cierto es que si es intencionado o no es lo de menos, porque resulta molesto y distrae de la acción, y la forma nunca debería interponerse en el contenido.
Hay un momento en Chinatown (1974), ese genial homenaje al cine negro de Roman Polanski, que transcurre en el interior de una casa en el que observamos el exterior a través de la puerta, si no recuerdo mal. La cámara permanece quieta mientras vemos un coche aparcando a fuera, John Huston baja del vehículo y finalmente entra en el domicilio. Polanski nos muestra la acción sin cortes ni movimientos innecesarios, todo ello en un solo plano, no hay duda de que Huston conducía el coche y de que lo que el espectador ha visto es lo que ha sucedido realmente. Esto, amigos míos, sí es CINE.
Pero prosigamos con Shutter Island. El filme, al menos en apariencia, trata sobre dos agentes federales (Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo) que son destinados a una remota isla para investigar la desaparición de una peligrosa asesina recluida en un hospital psiquiátrico (Emily Mortimer), un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por un siniestro doctor (Ben Kingsley). La intención y el estilo nos remiten a un filme noir de facturación barata, mientras que la trama elabora una complicada tela de araña de tintes góticos y paranoicos. En este sentido no resulta fortuito que la acción se sitúe en el verano de 1954, la época de la Guerra Fría, la paranoia comunista, la famosa caza de brujas del senador McCarthy y la ciencia ficción de cartón piedra.
Basada en una novela de Dennis Lehane, la premisa es sugerente y debo admitir cierta debilidad por las historias que intentan minar la cordura de sus protagonistas. La semilla del diablo (1968, otra vez de Polanski) y La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), por ejemplo, son dos grandes películas sobre el tema. Pero la cinta de Scorsese canaliza todo este material hacia algo más que un thriller psicológico, hay una parte de la historia que se nos oculta estratégicamente y la trama contiene un espinoso giro argumental.
Shutter Island es una de esas elaboradas trampas cinematográficas a las que Shyamalan nos tiene tan acostumbrados, un galimatías lingüístico donde las piezas encajan, pero cuyo artificio se demuestra innecesario en una obra principalmente atmosférica, sin contar que eso del “enemigo interior” es un recurso demasiado manido en los tiempos que corren. Pensemos, por ejemplo, en El club de la lucha (1999), Alta Tensión (2003), Identity (2003), El escondite (2005) o como no, en La novena puerta (1999) con Polanski de nuevo tras la cámara. La película provoca desapego y decepción, y hacia el final, en la sala de cine, podías oír a algunos espectadores preguntarse en voz baja qué había sido de la cinta de intriga que habían venido a ver.
Shutter Island es una de esas elaboradas trampas cinematográficas a las que Shyamalan nos tiene tan acostumbrados, un galimatías lingüístico donde las piezas encajan, pero cuyo artificio se demuestra innecesario en una obra principalmente atmosférica, sin contar que eso del “enemigo interior” es un recurso demasiado manido en los tiempos que corren. Pensemos, por ejemplo, en El club de la lucha (1999), Alta Tensión (2003), Identity (2003), El escondite (2005) o como no, en La novena puerta (1999) con Polanski de nuevo tras la cámara. La película provoca desapego y decepción, y hacia el final, en la sala de cine, podías oír a algunos espectadores preguntarse en voz baja qué había sido de la cinta de intriga que habían venido a ver.
La frase: «Este lugar me hace pensar en si quiero vivir como un monstruo o morir como un hombre bueno.»
Leer critica Shutter island en Muchocine.net
5 piquitos de oro:
Bufff...
Con lo ilusionado que yo estaba en ir mañana al cine a verla, ya me haces dudar si ver esta, o "Los hombres que miraban fijamente a las cabras" o "Millenium 3" que he seguido desde que empezó.
Nota: Lo de elegir que peli ver es porque vivo en Alcalá La Real, Jaén, y sólo puedo, como muchos alcalainos, bajar a algún buen cine de Granada, una vez por semana.
Shutter Island es una película de misterio sin misterio. Un film que basa toda su efectividad en crear una intriga que, pesar de estar excelentemente contada, se ve venir de lejos. Scorsese va dejando demasiadas pistas de lo que trata de esconder. Aunque está rodada con la maestría propia del director, su principal baza, el suspense, no funciona. Y eso la hace fallida de largo. Cualquier espectador con cierto background cinéfilo se dará cuenta desde el primer fotograma ante qué tipo de película se encuentra y estará en guardia. Es casi inevitable averiguar desde el minuto cero cuál va a ser el final. Scorsesse deja demasiadas claves al descubierto para una película que pretende basarse toda ella en el suspense y el desconocimiento.
Tampoco ha estado el director atinado con el casting, seleccionando a una serie de actores demasiado encasillados que hacen que todo huela mal desde el principio y que se masque la tensión desde el comienzo. Muy pronto el espectador se da cuenta de que hay algo extraño alrededor del protagonista y de que nada es lo que parece. DiCaprio vuelve a tener su pinta de guarrete sudoroso y mal afeitado habitual, Ben Kingsley repite con su personaje inquietante de siempre, y cuando hace falta un personaje alemán siempre está ahí Max Von Sydow para aportar su usual caracterización. Sólo el versátil Mark Ruffalo se sale un poco de lo preestablecido.
A Scorsese le ha salido una película un pelín pretenciosa, con una ambientación y argumento que, en cierto modo, traen a la mente El Corazón del Ángel de Alan Parker. Un trabajo sobre el que no queda más remedio que preguntarse si era necesario tanto minutaje para lo que cuenta. Muchas escenas son excesivamente largas e incluso innecesarias, llegando a una conclusión exageradamente alargada cuando ya está todo el pescado vendido. Shutter Island será un entretenimiento para el neófito, pero es un peñazo para el espectador avisado. Ni siquiera creo que gane con sucesivos visionados. Una peli sin sorpresas que, precisamente, pretende sorprender. Así que quizá lo mejor sea disfrutar del viaje y no preocuparse tanto por llegar al destino.
Nemo, totalmente de acuerdo con el símil de El corazón del ángel, y en lo referente a la interpretación de DiCaprio, sin duda resulta algo excesiva y su físico no le ayuda. Siempre me ha parecido más un joven envejecido que un adulto, y para este papel se necesitaba alguien con unas facciones más duras y curtidas.
Es una castaña. Con un envoltorio muy bonito, eso sí, pero castaña. Tampoco cuela lo del giro argumental, que todos los que "viven y respiran" cine ya han visto la película de un señor llamado Robert Wiener. ¿O no?
Me entretuvo y tiene cosas buenas, y es un buen Scorsese, aunque la peli no parezca suya, pero bueno, tampoco la defendería con los puños
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