Tres son multitud
Algo está pasando, desde hace ya unos años, en el mundo de la televisión estadounidense. De repente, las grandes cadenas de pago empezaron a atreverse a realizar series mucho más arriesgadas de lo que estábamos acostumbrados, consiguiendo ganarse un público más reducido pero, no obstante, mucho más fiel. Entre otras, una de las cadenas que apostó firmemente por ofrecer un producto de calidad dentro de su programación fue Showtime, con series como: Dexter, Californication, Los Tudor, The L word, Queer as Folk o Weeds. En enero de este mismo año, Showtime, estrenó una nueva serie que lleva por nombre United States of Tara... ¡Empezamos!
La de Tara vendría a ser una familia media americana relativamente normal si no fuera por un pequeño inconveniente, Tara tiene personalidad múltiple. Durante años, Tara, ha tenido su problema bajo cierto control a base de atiborrarse de pastillas que permitían tener a sus otras personalidades a ralla, pero teniendo que pagar el precio de vivir una vida parcialmente anestesiada. Dispuesta a enfrentarse con sus problemas y descubrir el origen de su enfermedad, Tara abandona su medicación y da vía libre para que sus otras tres personalidades salgan a la luz, lo que acostumbra a coincidir con algún tipo de problema o suceso en su vida cotidiana. No hace falta decir que la enfermedad de Tara afectará, de rebote, al resto de su familia que deberá convivir con ella y el resto de sus personalidades, lo que comportará una dura carga para su esposo, hijos y hermana, a quienes acostumbrará a meter en numerosos líos. La cosa todavía se complicará más cuando aparezca en escena una cuarta personalidad que el resto de la familia todavía no conocía.
Pero lo cierto es que todavía hay un circulo mucho más íntimo para Tara, y es el que forman sus otras personalidades, donde encontramos a T, una repelente adolescente de dieciséis años, medio zorrón y con con una edad del pavo que le sale por las orejas a quien le gusta ir pinchando a la gente y vestir con ropas provocativas (su signo de identidad es que su tanga asome por encima de los pantalones); Buck, la personalidad masculina de Tara, una especie de rudo camionero, ex combatiente de la guerra de Vietnam, a quien le gustan las armas, la cerveza y las revistas de chicas en pelotas (su signo de identidad son sus enormes gafas); Alice, la dulce ama de casa entregada a su familia, aparentemente sacada de algún tipo de catálogo de publicidad de los años cincuenta (su signo de identidad es su elegante vestido rosa); y, por último, Gimme, que es la parte más irracional de Tara, y su comportamiento asemeja mucho al de algún tipo de animal asustadizo (su signo de identidad es su capa roja).
Tara está interpretada por Toni Collette, la actriz que se dio a conocer con La boda de Muriel y que desde entonces ha trabajado en películas como Emma, Velvet Goldmine, El sexto sentido (por la que fue nominada al Oscar como mejor actriz de reparto), Las horas, En sus zapatos o Pequeña Miss Sunshine. El papel de Tara es un caramelo apetecible para cualquier actriz con ganas de riesgo, y donde Toni Collette resulta muy veraz interpretando a Tara y sobreactuada interpretando al resto de sus personalidades (algo pretendidamente buscado desde un principio). Pero es que al fin y al cabo son personalidades, precisamente, y no personajes lo que debe interpretar y, esas personalidades, no dejan de ser puros clichés llevados al extremo. Lo cierto es que a la hora de la verdad Toni Collette resulta ser la auténtica piedra angular de la serie. Además, recientemente acaba de ganar el Emmy como mejor actriz protagonista de una serie de comedia por este papel.
Pero la auténtica persona en la sombra es Diablo Cody, quien ha realizado el guion de la serie, basándose en una idea original de (agárrense los machos) ¡Steven Spielberg!. A Diablo Cody la conocemos por haber hecho los guiones de Juno (por el que ganó el Oscar) y Jennifer's Body, y a Steven Spielberg... bueno, a Steven Spielberg lo conoce todo Dios. Además, ambos ejercen de productores ejecutivos, lo que viene a consolidar su fuerte apuesta por este producto.
La serie, de doce episodios de menos de media hora cada uno, es una tragicomedia en toda regla, plagada de buenos diálogos (muy en la linea de lo que ya nos dejó ver Diablo Cody en Juno) y personajes atrayentes. Después de ver el primer capítulo uno tiene bastante claro que la serie funciona, pero la duda consiste en saber como funcionará en el caso de que en algún capítulo Tara no se “transformara”. Y, lo cierto, es que la serie se sostiene igual porque indiferentemente de las apariciones de las otras personalidades de Tara, los miembros de la familia (especialmente los dos hijos y la hermana) ya tienen suficientes problemas y peso dentro de la historia como para resultar atrayentes por sí solos. Incluso llega un momento en que el hecho de que Tara se transforme parece como si fuera el último de sus problemas, aunque, cuando se transforma, la cosa se suele salir un poco más de madre. A todo esto deben añadirle también el misterio de saber que ocurrió realmente con Tara y cual fue el detonante de su trastorno de personalidad.
La serie ya ha sido renovada para una segunda temporada.
El círculo más íntimo de Tara está formado por su marido Max (interpretado por el actor John Corbett, el que fuera locutor de radio de la gran serie Doctor en Alaska), que apoya por completo a su esposa a pesar de algún momento de flaqueza; Kate, la hija adolescente, que estudia en el instituto, trabaja como camarera en un burguer y a quien le gusta dar rienda suelta a sus feromonas en continua ebullición; Marshall, su hijo menor, un entusiasta del mundo del cine, que se suele vestir como si tuviera más de sesenta años y que está enamorado en secreto de uno de sus compañeros de clase; Charmaine, hermana de Tara, quien tiene un más que evidente complejo de segundo plato y quien mantiene una relación de amor/odio con su hermana; y Neil, el compañero de trabajo de Max y uno de esos personajes secundarios que siempre se acaba colando en las casas de los protagonistas como Pedro por su casa.
Pero lo cierto es que todavía hay un circulo mucho más íntimo para Tara, y es el que forman sus otras personalidades, donde encontramos a T, una repelente adolescente de dieciséis años, medio zorrón y con con una edad del pavo que le sale por las orejas a quien le gusta ir pinchando a la gente y vestir con ropas provocativas (su signo de identidad es que su tanga asome por encima de los pantalones); Buck, la personalidad masculina de Tara, una especie de rudo camionero, ex combatiente de la guerra de Vietnam, a quien le gustan las armas, la cerveza y las revistas de chicas en pelotas (su signo de identidad son sus enormes gafas); Alice, la dulce ama de casa entregada a su familia, aparentemente sacada de algún tipo de catálogo de publicidad de los años cincuenta (su signo de identidad es su elegante vestido rosa); y, por último, Gimme, que es la parte más irracional de Tara, y su comportamiento asemeja mucho al de algún tipo de animal asustadizo (su signo de identidad es su capa roja).
Pero la auténtica persona en la sombra es Diablo Cody, quien ha realizado el guion de la serie, basándose en una idea original de (agárrense los machos) ¡Steven Spielberg!. A Diablo Cody la conocemos por haber hecho los guiones de Juno (por el que ganó el Oscar) y Jennifer's Body, y a Steven Spielberg... bueno, a Steven Spielberg lo conoce todo Dios. Además, ambos ejercen de productores ejecutivos, lo que viene a consolidar su fuerte apuesta por este producto.
La serie, de doce episodios de menos de media hora cada uno, es una tragicomedia en toda regla, plagada de buenos diálogos (muy en la linea de lo que ya nos dejó ver Diablo Cody en Juno) y personajes atrayentes. Después de ver el primer capítulo uno tiene bastante claro que la serie funciona, pero la duda consiste en saber como funcionará en el caso de que en algún capítulo Tara no se “transformara”. Y, lo cierto, es que la serie se sostiene igual porque indiferentemente de las apariciones de las otras personalidades de Tara, los miembros de la familia (especialmente los dos hijos y la hermana) ya tienen suficientes problemas y peso dentro de la historia como para resultar atrayentes por sí solos. Incluso llega un momento en que el hecho de que Tara se transforme parece como si fuera el último de sus problemas, aunque, cuando se transforma, la cosa se suele salir un poco más de madre. A todo esto deben añadirle también el misterio de saber que ocurrió realmente con Tara y cual fue el detonante de su trastorno de personalidad.
La serie ya ha sido renovada para una segunda temporada.
2 piquitos de oro:
Bueno, pues ya tenemos otra serie para ver, en cuanto acabe con la 3T de Dexter y la 2T de True Blood, iremos a por tajo.
Gracias Jefe Dreyfus.
ahora estoy demasiado enganchado a Dawson Crece como para ver esto!
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