La película es una adaptación de la obra teatral de un tal Peter Morgan, encargado también del guión de la peli, que, a su vez, estaba basada en los hechos reales transcurridos en 1977, que tuvieron gran impacto social en los Estados Unidos (recordemos que Nixon ha sido el único presidente de su país que tuvo que dimitir del cargo). Incluso se podría decir que Richard Nixon tiene una filmografía propia, ya que su figura ha inspirado títulos tan conocidos como: Todos los hombres del presidente (1976), Nixon (1995) o El asesinato de Richard Nixon (2004), aunque por si algo es recordado en los últimos tiempos, es por recuperar el poder en el año 3000, de la mano de los creadores de Futurama.
La peli está dirigida por el incombustible Ron Howard, un tipo con poco pelo y que empezó en esto del cine como actor juvenil, que como director tiene títulos tan jodidamente populares como: 1, 2, 3... Splash, Cocoon, Willow, Llamaradas, Un horizonte muy lejano, Apolo 13, Rescate, El Grinch, Una mente maravillosa, Cinderella Man o El código DaVinci, entre otras. La primera conclusión que se puede sacar viendo su filmografía es bastante clara: El hombre es una puta máquina de fabricar dinero y los grandes estudios se lo deben rifar. La demás conclusiones, prácticamente, también vienen por si solas: Hay puras mierdas en su carrera, es un director al uso con poco sello distintivo y creo que tiene un rollete raro con Tom Hanks.
Pero no nos desviemos del tema y vayamos con los actores, porque al frente del reparto encontramos a Frank Langella, como Nixon, recordado por encarnar a Dracula en una peli de finales de los setenta y por encarnar al mismísimo Skeletor en Masters del Universo (!!!) y a Michael Sheen, como Frost, que recientemente interpretó a Tony Blair en The Queen. Su duelo interpretativo es de lo merjorcito de la cinta y ambos demuestran estar a la altura de lo esperado, especialmente Frank Langella, con algunos momentos brillantes. Además, en la peli también podemos encontrar a Kevin Bacon, como una especie de guardaespaldas/consejero de Nixon y a Rebecca Hall (la Vicky de la película de Woody Allen), como la novia de Frost, en un papel algo raro, metido con calzador en la historia y que no acaba de aportar nada a la trama, más que el de ser la chica de la película.
¿El político es un género cinematográfico? En el caso de que lo sea confieso, desde ya, que me la suda más que a Camacho en una sauna. No obstante, y aquí radica el secreto de la película que hoy nos toca, El desafío: Frost contra Nixon es una película de lo más entretenida, fácil de tragar (no hace bola como un bistec de los baratos), con un ritmo narrativo que consigue que la peli apenas decaiga a lo lardo de su metraje y que te creas el falso suspense de la trama (digo lo de falso porque casi todo el mundo sabe ya como terminará mucho antes de empezar a verla), tremendamente efectiva y efectista. Y si alguien consigue (sea el soso de Ron Howard, personaje que no es precisamente santo de mi devoción) que durante dos horas pueda estar interesado en un acontecimiento tan tronado como el Watergate y el personaje de Richard Nixon, pues ole sus santos cojones, especialmente si, por el mismo precio, me sirven una interpretación tan interesante como de la Frank Langella, interpretando a un personaje tan siniestro y manipulador, aunque humillado ante la opinión pública, como el del ex-presidente de los Estados Unidos.
Resumiendo: Buena película, capaz de entretener a pesar de tratar un tema suficientemente gastado, con una gran interpretación de Frank Langella.
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