Si, si, visto así lo cierto es que la serie tiene una trama un poco tronada, pero lo cierto es que a la hora de la verdad la serie es brutal. En esta primera temporada (les aseguro que no desvelaré nada de nada, pueden seguir leyendo tranquilamente) nuestro antihéroe se enfrenta a otro asesino en serie que tiene la peculiaridad de trocear a sus víctimas y dejar sus cuerpos sin una sola gota de sangre. No hace falta decir que eso llamará poderosamente la atención de nuestro protagonista y del resto del cuerpo de policía, incluida su hermana con quien trabajará codo con codo para lograr capturar al asesino.
Pero es que la principal cualidad (¿se puede llamar así?) de Dexter no es que el hombre sea un poco asesino ni nada, lo realmente atrayente del personaje es su absoluta y total falta de sentimientos y su frialdad a la hora de abordar cualquier actividad (ya sea cepillarse a un asesino o cepillarse a su novia) presentándonos a un personaje absolutamente vacío por dentro, totalmente hueco, incapaz de interrelacionar con el resto de la sociedad, que tiene que interpretar un papel en su día a día para intentar parecer normal a los ojos de los demás. Y esa será al fin y al cabo su labor más dura y penosa pues, de lo contrario, los que le rodean podrían empezar a sospechar sobre él corriendo el riesgo de destaparse todo el pastel.
Pero es que además, Dexter es una serie brillante de cabo a rabo (es como el cerdo, que todo se aprovecha), empezando por unos títulos de crédito geniales e hipnóticos que consiguen atraparte en apenas un minuto y sin necesidad de haber visto nada más; con un primer capítulo piloto brutal, donde ya quedan asentadas las bases del juego, donde nos presentan a los personajes y nos meten ya de lleno dentro de la trama principal de éstos doce primeros episodios y con un final de temporada que va en aumento consiguiendo transmitir tensión pura y dura al espectador y con un capítulo final que te mantiene pegado a la pantalla y que resulta ser un gran ejercicio de cómo resolver una temporada entera en apenas cincuenta minutos dejando al espectador contento, satisfecho y con ganas de más. Y es que algo dentro de mi, mi lado más pesimista y derrotista, me dice que no puede ser, que la segunda temporada no podrá, por mucho que quiera o lo intente, estar a la altura de esta primera, pero, por otro lado, ¿y si lo consigue?
Los que ya hayan visto la serie sabrán de que estoy hablando, los que todavía no haya podido quizás todavía no lo sepan, pero se están muriendo de ganas de hacerlo. En España, al final, creo que se la ha quedado cuatro, así que yo que ustedes no me la perdería. Muy recomendable.