Elprimerhombre, a raíz de la presentación en el Festival de Cine de Venecia de la nueva película de Kenneth Branagh, que es una visión moderna de LA HUELLA, de Joseph L. Mankiewicz, ha creído oportuno hacer una crítica de esta más que interesante película.
Con un guión formidable, adaptado por Mankiewicz y Anthony Shaffer sobre un argumento de este último, y con una dirección y actuación estelares, no es exagerado decir que este film es excepcional. Es obvio que he disfrutado al verla otra vez, pero es que ante la talla de tan grandes artistas no podría ser otro resultado (aunque eso en el cine no es siempre así).
La historia empieza cuando un propietario de una cadena de salones de belleza (Michael Caine) llega a una mansión, invitado por un escritor de novelas policíacas (Laurence Olivier). Cuando están tomando unas copas, el escritor le comenta que conoce la historia de amor entre él y su mujer, pero que no le preocupa, es más, ha urdido un plan para sacársela de encima, beneficiándose los dos del resultado. A partir de ahí, les invito a que la vean.
Mankiewicz aumenta la tensión de la película dirigiendo las escenas de manera diferente, según le convenga para la situación en la que se encuentran los personajes. Sabe colocar la cámara de forma que hable por sí sola, ayudando a los actores a expresar aún mejor sus gestos. Dicho esto, no es exagerado mencionar que consigue una dirección prodigiosa.
Y qué decir de los actores. Laurence Olivier está impecable en su papel, pero es que, para mí, Michael Caine está tremendo. Los dos tienen una gran clase y da gusto verles juntos en una película.
En definitiva, esta película es digna de respeto y reverencia.
Un saludo!
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Vuelve John McClane, ¡Vuelve el hombre! Que mala pata tiene este hombre que siempre se mete en fregaos, así, como que sin querer. En esta cuarta parte, simplemente tiene que ir a recoger a un chaval a su casa y llevarlo hasta comisaría, pero acaba siendo el blanco de una organización de ciber-terroristas, con muy malas pulgas.
Yo siempre voy a preferir a McClane saltando de la azotea de un rascacielos que saltando de un puto F-16 en marcha, pero a cada parte parece que la cosa tiene que ser más espectacular que las anteriores y se va perdiendo la frescura que tenía la cosa al principio. Primero tuvo que salvar un rascacielos, luego un aeropuerto, luego medio Nueva York y, por último, en esta última entrega, a todos los Estados Unidos (cuan cierta es aquella máxima que dice “menos es más”). Pues eso, que la peli es un suma y sigue de situaciones límite con explosiones, coches voladores, disparos, patadas, puñetazos, gente atravesando paredes, sangre, persecuciones y, por supuesto, un héroe: John McClane (que quieren que les diga, a cada generación les toca uno, y yo, de la mia, me quedo con éste). Y es precisamente el carisma del protagonista, lo que acaba diferenciando esta peli de otras del mismo género. Bruce Willis, le tiene tomada la medida al personaje y, a pesar de que uno no puede evitar darse cuenta que la cosa va alarmantemente a menos, sigo pasándomelo bien con los comentarios (en esta cuarta parte se recupera el juego del walkie-talkie con el malo de turno) y las andaduras de el puto John McClane.
Resumiendo: Peli de acción, con pocas sorpresas, pero con un personaje protagonista con más carisma que todas las explosiones juntas de las dos horas de película.
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Película que homenajea cuatro episodios de la famosa serie de televisión The twilight zone (1959-1964) creada por Rod Serling. En el primero un racista abrirá un portal a través del espacio y el tiempo que le hará probar un poco de su propia medicina, en el segundo un enigmático hombre traerá magia y juventud a un grupo de ancianos en una residencia, en el tercero una maestra conocerá a un niño con extraños poderes que tiene atemorizada a toda su familia, y en el cuarto un pasajero con fobia a volar descubrirá un gremlin trasteando en el ala del avión.
La película reúne a cuatro directores de peso en el cine fantástico; Steven Spielberg (E.T., el extraterrestre), John Landis (Un hombre-lobo americano en Londres), Joe Dante (Gremlins) y George Miller (Mad Max), y parte del guión está escrito por Richard Matheson, uno de los más fructíferos guionistas de la antigua producción televisiva, pero el resultado no es lo bueno que uno cabría esperar.
El primer relato, dirigido por Landis, se resiente por el triste accidente ocurrido durante el rodaje que acabó con la vida del protagonista y dos niños vietnamitas, al ser decapitados por las aspas de un helicóptero que volaba a baja altura en una de las escenas, dicho accidente, llevó al director y parte del equipo a un largo litigio en los tribunales. Pero dejando a un lado este trágico suceso y los problemas de montaje que conllevó el haber perdido al protagonista, el sketch en si no consigue interesar lo suficiente y está repleto de moralina.
El segundo relato es de Spielberg, que cuando se pone sensiblero no hay quien lo aguante, esta edulcorada fábula parece un anticipo de lo que haría posteriormente en la totalmente innecesaria Hook, por la que J. M. Barrie debe estar aún removiéndose en su tumba.
En el tercer relato la peli empieza a levantar cabeza, Dante escoge la historia más interesante y le da ese toque desternillante y macabro tan marca de la casa, pero la cosa se tuerce hacia el final, vuelve la cursilería y uno se queda con la sensación de que no han puesto toda la carne en el asador.
El cuarto relato es el mejor, John Lightgow sostiene en sus espaldas todo el peso de la acción en su papel de pasajero paranoico y está fantástico el tío, la banda sonora también es cojonuda y Miller borda la dirección, transmitiendo perfectamente toda la locura y claustrofobia necesarias para el relato.
La peli es, en definitiva, un fallido intento de llevar a la gran pantalla la mítica serie de televisión, no carente de cierto encanto y algún que otro momento acertado, y que se deja ver principalmente por el estupendo prólogo de Landis y el último episodio de Miller, el resultado hubiera sido muy distinto si hubieran escogido otros episodios más representativos de la serie.
Spielberg, que no aprende de sus errores, años más tarde volvió a intentar recuperar el espíritu de Rod Serling produciendo para la televisión la serie Cuentos Asombrosos, no apta para diabéticos.
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Lunes: De esta semana ya no pasa, tengo que hablar de supermodelo 2007 (o misstaronja me retira la palabra), ¡y como está la cosa señores!, hay más peleas que el año de Patricia y Raquel en Gran Hermano: Se insultan a la cara, que si “tu no sirves para esto”, que si “estás haciendo un papel delante de las cámaras para dar pena”, que si ahora te meto un codazo, así como que sin querer (me encantó la frase: “ese codito métetelo donde te entre, guapa”)… Por lo demás todo sigue más o menos como el año pasado, la Judit Mascó sigue sin talento para presentar (a pesar de que este año parece que sonríe un poco más), los profesores educan a grito pelado, hicieron una prueba, para las modelos, en el agua rodeadas de peces (con sus ataques de pánico correspondientes). Y pocas novedades, salvo que las futuras modelos enseñan más carne (no hay programa sin desfile de ropa interior, bañadores, o similar) y la presencia de El-Kun entre el jurado, personaje que ya se destapó en el casting (y que en cada gala aprovecha para cargar contra la directora de la academia). Al final echaron a Raquel, que tenía de modelo lo que yo de cinturón negro, pero que era de las que la liaban y eso siempre gusta.
El lunes también estrenaron la nueva edición de mira quien baila, con la incorporación de Serafín Zubiri y no se quien coño más, pero pasamos que este programa me da grima (y encima flojeó de audiencia). En Antena 3, otro estreno, la vida Mata, una serie de humor sobre una familia irreverente que en la cadena vendieron como los Simpsons de carne y hueso (al de marketing que se le ocurrió tal soplapollez deberían colgarlo por los huevos del mástil más largo, por subnormal). La verdad es que la estuve viendo un rato y la serie es muy floja y no tiene puta gracia, así que paso de seguir hablando de ella (a pesar de todo no estuvo mal de audiencia, pero, para variar, acabó ganando CSI).
Martes: Había fútbol en Antena 3, o sea que ya se imaginan quien tuvo más audiencia. En telecinco (tu pantalla amiga) siguen con Hermanos y detectives, que les funciona bastante bien de audiencia y es una serie que no está mal (dentro del panorama nacional, se entiende). La cosa va de un poli (que es tonto) y se entera que tiene un hermano pequeño (que es feo) y que le acaba resolviendo los casos porque, otra cosa no, pero el niño es más listo que el hambre.
Miércoles: Estrenan Kyle XY en Cuatro y consigue muy buenas audiencias (no está a la altura de House, pero se pueden dar con un canto en los dientes). La cosa va de un tio sin memoria (y sin ombligo) que no tiene zorra idea de quien es ni para que sirve nada, pero que es un lince en todo y un superdotado de cagarse (más listo incluso que el niño feo de Hermanos y detectives). Total que lo adopta una familia y va descubriendo las cosas a su ritmo, pero alguien lo está siguiendo y que si esto y que si lo otro (seguiremos informando). Otro estreno (vaya semanita) en la 2, Muchachada Nui, que para quien no sepa, son los de la hora chanante del Paramount Comedy, con programa nuevo y metiéndose con Paquirrín (que lo nombran rey de una tribu africana) y con grandes momentos como “el joven Rappel”, la canción del aparejador o su investigación sobre los chismorreos en los pueblos. Quizás hayan bajado un poco (también era solo el primer programa), pero es que a mi me siguen haciendo reir de lo lindo.
Jueves: La audiencia de Gran Hermano ha decidido que debe abandonar la casa: ¡Amor! ¡Hostia puta! Un año más, la verdadera estrella de la casa de Guadalix de la Sierra (al menos por el momento) debe abandonar la casa a las primeras de cambio. Esperemos que la cosa se anime un poco con los que quedan dentro porque, de lo contrario, nos vamos a aburrir de lo lindo a partir de ahora. Total, que sale Amor (que tuvo sus más y sus menos con Rebeca en el plató), entra una gótica para sustituir a ésta última, todo el mundo ya sabe el rollo de las gemelas, vuelven a la casa los dos que estaban aislados… ¡ah! y Mercedes, ¡se escuchan las órdenes que te dan por el pinganillo!
En esta película, todos los personajes necesitan cariño y afecto, algo que es obvio y que pocas veces es correspondido. Hay mucha gente solitaria que sólo busca una pizca de humildad, o alguien que entienda la vida como ellos la entienden. Pero cuando creen que ha llegado el momento, casi siempre vuelven al punto de partida porque se sienten más seguros, o porque son de una forma de ser que les impide cambiar fácilmente.
Coixet nos regala una película pesimista pero a la vez simpática y llena de ternura. Lily Taylor está portentosa, sobre todo en la escena que habla por teléfono con su novio. Y Andrew McCarthy siempre me ha caído bien. Y la verdad es que ellos dos juntos quedan de maravilla, como cuando están sentados en la lavandería.
En definitiva, cuando la vi en el cine, hace ya 11 años, me quedé embelesado por lo que había visto. Sin menospreciar al cine español, me recordaba más bien a una película europea, de esas que se dicen de autor, a la altura de un Patrice Leconte, aunque ahora diría a Hal Hartley, al que dentro de poco haré una crítica.
Lástima que las siguientes películas que ha hecho ya no me hayan gustado, salvo Mi vida sin mí, que aún me resultó interesante.
Un saludo!
Buenos días soy elputocriticón, hoy es martes, y vuelvo con el cuchillo entre los dientes dispuesto a rajar, sin concesiones, a la peli que nos toca hoy: Death Proof… ¡Empezamos!
Segunda parte del Grindhouse (homenaje a las sesiones dobles de los años setenta), después de la divertida Planet Terror, donde un Kurt Russell, en estado de gracia, se dedica a conducir a toda hostia, “asustando” (se han fijado en el pedazo de eufemismo que me acabo de sacar de la manga) a chicas jóvenes.
Joder, la verdad es que la peli me ha decepcionado la hostia, por mucho que Quentin Tarantino esté detrás de la cámara (yo es que pensaba que después de Kill Bill, cualquier cosa que hiciera este hombre me lo iba a tragar sin rechistar, ciego de adoración, pero no). El principal problema que le veo al producto es que la cosa dura más de la cuenta (recordemos que en Estados Unidos la peli dura hora y media y aquí dura poco más de dos horas), alargada con diálogos y diálogos que (¡sorprendentemente!) no tienen ni pizca de la gracia que suelen tener los diálogos del sr. Tarantino y que, encima, la verdad es que no llevan a ningún lado (con muchas escenas, sobretodo de la primera parte, que no aportan nada ni aportarán nada durante toda la puta peli, por más que uno, desde la butaca, albergue esperanzas). Y es que justo cuando crees que la peli empieza a arrancar, ya no es que no arranqué, ¡es que encima pega un par de pasos para atrás y tenemos que volver a pasar por lo mismo otra vez, con más diálogos y diálogos y momentos de absoluta gratuidad! Tarantino, coño, ¡ponte las pilas, macho! Cuando, por fin, la cosa parece que se anima, ya es tarde y uno, desilusionado, contempla unos buenos veinte minutos finales con la persecución que estábamos esperando ¡durante más de hora y media!, pero que, como decía, ya es tarde y el daño irreparable.
Resumiendo: Mucha “chica” y poca limoná. Decepcionante peli de un Tarantino que esperemos vuelva a resurgir de sus cenizas como el puto ave Fénix que es.
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La frase: "¡Por el poder de Grayskull!"
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Elprimerhombre fue a ver TIDELAND, de Terry Gilliam, y se indignó muchísimo, tanto que me dieron ganas de irme del cine mucho antes de que se acabara la película. Casi pensaba sólo en eso, en el final.
Es triste empezar una crítica así, pero es que la sensación que me produjo tan descabellada historia da para esto y mucho más. Sería mejor que el señor Gilliam sentara un poco la cabeza y pusiera más empeño a la hora de recopilar ideas que lleven a algún sitio. Yo creo que es importante desarrollar bien una historia para no estar dando vueltas a lo mismo todo el rato sin tener, además, ningún aliciente interesante a la vista.
Pero, aunque parezca poco creíble ante tan mala crítica, se puede encontrar algo positivo en esta película, como por ejemplo su carátula, los primeros cinco o diez minutos (quizá exagero) y, sobre todo, a la niña protagonista, que es un descubrimiento realmente sorprendente. Pobre criatura, lo que tendría que aguantar con esas tres cabezas de muñecas que tiene como amigas, con las que acabé harto hasta límites insondables.
En definitiva, que lo que se ha sacado de la manga mi amigo Terry no tiene desperdicio alguno (por si alguien no lo ha captado, esto último lo he dicho como guasa). Como se suele poner en algunas críticas de revistas de cine cuando la peli es poco recomendable, os digo que allá vosotros, ya os he avisado. Y lo más seguro es que no rondará por mi cabeza por mucho tiempo. O por lo menos eso espero. No me extrañaría en absoluto que esta película fuera un fiasco, y creo que lo ha sido.
Y como leí en la cabecera de una crítica, “siempre nos quedará BRAZIL”.
Un saludo!
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Un joven escocés que se acaba de sacar la carrera de medicina, el destino, un globo terráqueo y las ganas de alejarse de su padre, lo mandan a ejercer a Uganda, país africano donde acaba de subir al poder un dictador llamado Idi Amín interpretado por Forest Whitaker (éste es el que se llevó el Oscar, el del ojo medio cerrado, como el cantante de Radiohead) con el que, después de un breve encuentro accidental, entablarán amistad.
Mis prejuicios habituales, me decían que esta peli se salvaría por el buen hacer de Forest Whitaker más que otra cosa (buen hacer como actor, por supuesto, que como director ha realizado cagarros del calibre de “siempre queda el amor” comedia romántica al servicio de Sandra Bullock o, la más reciente, “una hija diferente” comedia romántica juvenil al servicio de Katie Holmes), y, casi, casi, que en eso se queda. La película empieza con un “sobado” basado en hechos reales y se va volviendo cada vez más oscura y siniestra a medida que el poder va corrompiendo a los protagonistas. Si, Forest Whitaker está bien, no voy a negarlo (creo que en general todos están bien, pero es que su papel es un puto caramelo), pero, tampoco nos engañemos, la peli no es gran cosa.
Resumiendo: pasable película sobre un dictador africano, que utiliza al Sr. Whitaker de muleta para sostenerse.
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