The Fall (2006)


El realizador Tarsem Singh se introdujo en el mundillo cinematográfico como tantos otros, rodando spots publicitarios y haciendo video clips. De esta manera consiguió algún que otro trabajo que le otorgó cierta notoriedad, como el famoso video clip Losing My Religion de la banda estadounidense Rem. Su buen hacer en el terreno televisivo le permitió probar suerte en la gran pantalla y en el año 2000 llegó a nuestros cines La Celda, una lamentable ensalada de thriller y ciencia ficción que no cuajó (para rodar esa cosa se podría haber quedado haciendo anuncios de compresas, la verdad). Pasaron seis años antes que Tarsem volviera a ponerse tras la cámara con The Fall, su segundo largometraje, una epopeya fantástica que obtuvo un mejor recibimiento de crítica y público (algo bastante fácil), y que se llevó el premio a la mejor película en la pasada edición del festival de Sitges, donde la prensa especializada la confirmó como Las aventuras del Barón Munchausen de ésta década. Dejando de banda toda esta pompa y platillo, si uno ya se picó los dedos con La Celda puede que empiece a ver The Fall sin demasiadas expectativas y con cierta reticencia, cosa normal, pero esa sensación enseguida se disipará porque la cinta no es la cosa pedante y superficial que puede parecer en un principio.


La acción se sitúa en el Hollywood de los años 20, donde un especialista de secuencias de acción es ingresado en el hospital tras una caída que lo deja sin poder andar. Allí encuentra el apoyo de Alexandria, una niña con un brazo roto y a la que hace una promesa: contarle la historia más maravillosa del mundo. La fantástica aventura estará protagonizada por una trouppe de pintorescos forajidos compuesta por un bandido enmascarado, un joven Charles Darwin, un ex esclavo, un indio, un experto en explosivos y un sabio místico salido del interior de un árbol. Una banda con un solo objetivo en común: su cruzada contra el maléfico gobernador Odious. Muy pronto el relato y todos sus personajes cobrarán vida dentro de la imaginación de la pequeña Alexandria, traspasando así las fronteras entre realidad y ficción.


Sugerente premisa sacada de una producción búlgara de los años 80 titulada Yo ho ho, una cinta que goza de la misma popularidad que aquel compañero mío de primaria que traía a clase estrellas ninjas e iba por ahí contando que estaba construyendo un helicóptero en el patio de su casa (verídico, oigan). Vamos, que si alguien la ha visto voy yo y le entrego mi primogénito, palabra. La actriz protagonista es una mocosa rumana con un porte y unas maneras que no se ajustan a los de la típica niña pizpireta de este tipo de papeles, la pequeña Catinca Untaru resulta de lo más fresca y natural, nada que ver con el inconfundible sirope pegajoso que Hollywood acostumbra a utilizar para adulterar el cine. La credibilidad de su interpretación se debe en parte a las repetidas tretas que el director utilizó durante el rodaje, logrando que la niña pensara, en más de una ocasión, que lo que estaba sucediendo en el filme era real (incluso llegó a creer que el actor no podía caminar de verdad). En el doble de papel de cuenta cuentos lisiado y bandido enmascarado tenemos a Lee Pace, actor famoso por estos lares al ser el protagonista de Criando Malvas, carismática serie creada por Barry Sonnenfeld (Men in Black, La familia Addams) y Bryan Fuller (Héroes, Tan muertos como yo) que con un espíritu naif muy cercano a Amélie, nos cuenta una historia de tintes tenebrosos y algún punto en común con la mucho más austera Carnivàle, ambas totalmente recomendables. Haciendo de chica guapa tenemos a la guapa Justine Waddell, actriz que ha hecho mucha tele y algún que otro descalabro para el cine (la horripilante Drácula 2001, nada menos).


David Fincher (El club de la lucha, Zodiac) y Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich, El Ladrón de Orquídeas) presentan una cinta metafórica ya desde su mismo título (The Fall), constituida a partir de una idea tan habitual en el cine fantástico como es la dualidad entre realidad y ficción, un tema ya tratado en La Historia Interminable o Big Fish, por nombrar un par de títulos representativos del género. Pero muchos son los referentes que se le podrían encontrar al filme, sin duda, y eso que en ningún momento se tiene la sensación de estar viendo ningún refrito de nada, ya que la cinta, como las lentejas de la abuela, tiene un sabor propio.



Rodada de forma espectacular y con un sin fin de colores y texturas, la película nos transporta a nada menos que 28 países diferentes (Sudáfrica, la India, China, Turquía, Egipto…), logrando una multitud de parajes de ensueño que increíblemente le deben poco o nada al photoshop y similares (toda una lección de cómo hacer cine, oigan). Un tipo de lo más curioso debe ser este Tarsem, que se dedicó a colgar en una pared unas 40 instantáneas que había tomado durante varios viajes, luego reunió al equipo de rodaje, les preguntó donde se imaginaban que debía suceder esta o aquella escena, y cuando una localización era elegida cogían un avión y se plantaban allí a rodar, de lo más sorprendente. Mucha magia hay puesta en una cinta donde cada plano está premeditadamente bien coreografiado, lleno de luz y cromatismo brillantes, y con la séptima sinfonía de Beethoven sonando a todo trapo. Tarsem aquí se parece ciertamente a un Terry Gilliam de sangre hindú, más pulcro que éste y con una inventiva algo diferente, deudora directa de sus raíces asiáticas y prima lejana de otras producciones orientales igualmente vistosas, como La casa de las dagas voladoras, donde se prima el virtuosismo formal hasta el paroxismo, hecho que aquí queda más equilibrado.



The Fall es un puro espectáculo visual, sin duda, aunque la belleza de lo que estamos viendo no eclipsa lo que nos están contando. Una épica historia de amor y venganza repleta de bucaneros, piratas, damas en apuros y villanos, mezclada con el drama vivido en el hospital por el narrador y su pequeña oyente. Un mero divertimento, en definitiva, muy bien ejecutado, con sus sanas dosis de emoción y aventura, y un envoltorio de lo más llamativo (con guiño a Salvador Dalí incluido). La cinta empieza en un tostado blanco y negro, y acaba con un bello homenaje al cine mudo, un emotivo final que deja en el espectador un inigualable sabor de boca. A ver, ¿qué otra peli empieza y acaba en blanco y negro? ¡Ah, sí! ¡El Mago de Oz! ¿Coincidencia?




La frase: “Aunque he dedicado mi vida a Dios y la bondad, amo secretamente lanzarle naranjas a nuestro sacerdote.”

Leer critica The Fall en Muchocine.net

11 piquitos de oro:

Dr. Insermini dijo...

Me gustó mucho The Fall, me gustaría verla en cine

Anónimo dijo...

Joder, si te pones así no tendré más remedio que verle, compañero.

lembd dijo...

que buena la frase del lanzamiento de naranjas


supongo que intentare ver esta pelicula...

Anónimo dijo...

Llamarme integrista pero este es uno de esos films que nunca veré. Basta que sea apreciado por la crítica para no verlo.

Ya me pasó con El Asesinato de Jesse James de Brad Pitt...nunca la he visto ni la veré!

Anónimo dijo...

hace unos dias esta pelicula ocupó mi fotolog,una joya.

Andres Pons dijo...

Gracias por la recomendación.

estanli cuvric dijo...

¿Saben qué nombre ha recibido en España esta película? ...si es que ha sido distribuida...

Dude dijo...

Una cosa.. esta peli ya ha salido en dvd???

Pensaba que nunca llegaria ( la dava por perdida), y en otoño, que casualaidad....

Salu2

Machete dijo...

Aunque fue la ganadora en Sitges 07, no la he llegado a ver, leida tu critica habra que verla.

Cecil B. Demente dijo...

Me temo que la peli aun está pendiente de estreno en este país, maeses Cubric y dude, para verla hay que tirar de la mula, y con subtítulos.

Cecil B. Demente dijo...

Por cierto señor "?", repámpanos, es usted un integrista!

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