Elprimerhombre ha visto una película con un encanto especial que, a pesar de su metraje, un poco extenso para la historia que se cuenta, engancha por su fuerza visual y por su puesta en escena. Estoy hablando de Los amantes del Pont-Neuf, de Leos Carax, un director que no conocía y que sólo ha dirigido cuatro películas, la última de las cuales fue Polar X, en 1999, con Guilleme Depardieu.
Es una película intimista en la que destaca el trabajo de un director inspirado como Leos Carax y el papel de los dos actores principales, Denis Lavant y Juliette Binoche. A Lavant no lo conocía, pero su personaje es bastante creíble y emotivo, y la verdad es que el papel estaba pensado para él. Poco después de que se empezara el rodaje, Lavant tuvo un accidente: se cortó el tendón del pulgar de una mano. A raíz de este suceso, la película se tuvo que aplazar un mes y los aseguradores querían cambiar de actor, pero Carax se negó rotundamente; había escrito el guión pensando en Lavant y quería hacerla con él. Al final así fue. Y es que actor y director ya habían rodado juntos las dos anteriores películas. “La Binoche” (como la llaman en Francia) es una actriz que desde que la vi en Azul me tiene enamorado (aunque ha perdido mucho; los años no pasan en balde). Y parece ser que le gustan los personajes sufridores, difíciles de interpretar, como ocurre en Azul o Herida, con Jeremy Irons (otro que tal), y es que no se le da nada mal hacer este tipo de personajes. En esta película hace un papel sobrio en el que demuestra que sabe reír y llorar de forma brillante. Y no todas las actrices lo consiguen, porque no me dirán que la gran Greta Garbo ríe de forma creíble en Ninotchka.Carax consigue suplir con bellos planos algunos altibajos del guión. Y hay cosas que ocurren que son poco creíbles, como ver al personaje de Binoche en estado ebrio haciendo esquí acuático, aunque esto se puede considerar como una broma, como un momento mágico. La escena en el pont-neuf con fuegos artificiales al fondo me parece de lo mejor de la película.
Y ahora que hablo del Pont-Neuf, el puente más viejo de París, voy a relatar lo que ocurrió durante el rodaje de esta película. En 1988, los productores consiguieron la autorización para rodar durante el día sobre el Pont-Neuf, de Julio a Agosto, mientras que, para rodar de noche, se construía un decorado del puente, real pero simplificado, en un pueblecito llamado Lansargues. Leos Carax quería que el coste del decorado no pasara de los 5 millones de francos, pero fue aumentando cada vez más, afectando a la producción de la película. Se paró varias veces el rodaje porque nadie quería poner tanto dinero, sacando de quicio a todo el equipo, haciendo que el arranque de la película fuera cada vez más problemático. De Octubre de 1989 a Junio de 1990, nadie apareció por los decorados. Sólo estaban dos vigilantes para que nadie se llevara nada ni destrozara nada, aunque las tormentas estropearon buena parte de las edificaciones levantadas con andamios. Al final, gracias al productor Christian Fechner, con un coste de más de 70 millones de francos, en Agosto de 1990, doscientos obreros acabaron de terminar, sobre un terreno de 10 hectáreas (10.000 m2), uno de los decorados más grandes del cine francés, como un gran estudio de Hollywood, creando la ilusión de la realidad con ingenio.
En definitiva, no es de menospreciar el empeño que hubo para acabar la película. Leos Carax es un director con un gran talento, con detalles muy interesantes a la hora de plantearse un plano. La escena del comienzo con unos indigentes está rodada de manera realista y cruel y un momento emotivo es cuando Lavant tira una piedra al río y a cada bote en el agua él va susurrando el nombre de ella: “Michele, Michele, Michele...”. Lo curioso es que, a mi parecer, esta película tiene algunos puntos en común con Azul, de Kieslowski, sobre todo por el comienzo, con una música vibrante de un violoncelo, con la cámara enfocando desde un coche, con planos de las manos de los que están en el mismo coche acariciando con ternura, o el personaje de Juliette Binoche que escapa de una relación con un músico, y que en una escena en el metro de París, oye una melodía producida por un violoncelo (la misma música que oímos al principio) que le recuerda a su expareja y corre por los pasillos en su búsqueda. Con esto no quiero decir que el señor Kieslowski tuviera esta película como referencia, pero me parece algo para resaltar.Un saludo!
Leer critica de Los amantes del Pont-Neuf en Muchocine.net


Si ahora nos dan el coñazo con las grandes epopeyas mágicas, en los 60 estaba de moda lo monstruoso. Un monstruoso bastante infantil y bajo en calorías, eso sí, ya que en la década anterior se había impuesto el puto Comics Code, y todo el mundo iba con la mosca tras la oreja por pasar la censura (¿no será el señor Fotolog pariente de Fredic Wertham, ese mal bicho autor del libro The Seduction of the Innocent?). El propio Kurtzman fue uno de los más afectados al tener que chapar su línea de comics de terror (“Historias de la Cripta” y compañía), y las hubiera pasado canutas de veras si no fuera por que le quedaba en el candelero la revista Mad. 





Elprimerhombre recuerda a los hermanos Marx (Groucho, Chico y Harpo) en Una noche en la ópera, de Sam Wood. A diferencia de las anteriores películas, en esta son tres hermanos, ya no aparece Zeppo, el más joven del cuarteto y anteriormente también había dejado el grupo Gummo, que años más tarde se asoció con el mismo Zeppo en una agencia de representantes.





En esta tercera entrega ha puesto más personajes, más exteriores, más guión y más luz de los que tienen las dos anteriores juntas, rompiendo así cualquier tipo de vínculo con ellas (menos es más, señor Argento, y usted debería saberlo). Si en ellas se respiraba una atmósfera de pesadilla donde el asesino era una figura sobrenatural y desconocida que se movía fuera de las leyes físicas, en esta el mal es muy visible y muy físico, sobretodo porque tiene unas tetas que te cagas y se pasa medio en pelotas toda la película. 




Como la gracia de este programa (en el caso de que tenga alguna) es conocer a los sufridores hagamos un repaso: Karmele Marchante: uno de los platos fuertes de esta edición y de los concursantes que pueden dar más juego (y la tia saltó del helicóptero como una campeona, eso si), Joselito: el pequeño ruiseñor, que ya se ha hecho hombre, o algo, y lo quiere demostrar en la isla (sin duda el otro plato fuerte, apuesto por él, especialmente después de ver lo bien que luce en bañador), Lucia Lapiedra (ex actriz porno y novia de Pipi Estrada (luchar contra las adversidades no debe ser nada comparado con aguantar a Pipi a diario, seguro), Leo Segarra: el concursante más aburrido de operación triunfo del año pasado (este no dará nada de juego, a la calle con él), Estela Jiménez: una gimnasta olímpica (que no se quien coño es), Felisa Gomez: al parecer es modelo (otra que tal), Ivonne Armand: nieta de Plácido Domingo (esta ya ganó en gran hermano vip 2, a la calle con ella por avariciosa y por petarda), Lely Céspedes: ex de Ernesto Neyra (toma nivelón), Michael Olivares (otro modelo), Miguel Such: un presentador de la Mtv (a mi no me miren), Nekal Haidari: jugadora de baloncesto (esto ya se está poniendo surrealista), Ojani Noa: ex de Jennifer Lopez (quien te ha visto y quien te ve) y Patxi Salinas: un futbolista retirado (triste colofón a una carrera).






















