Buenos días, soy el jefe Dreyfus. ¿Pero que pasa, que ya no se habla de tele en esta página o que? ¡hostias ya! Venga, vamos, que nos vamos.
El lunes estuve viendo un poco de todo. Empecé con C.S.I., a pesar de la manía que le arrastro yo a Horatio (canten conmigo, teatro, lo tuyo es puro teatro) y la cosa estuvo más o menos como siempre, pero pude comprobar, una vez más, la increíble capacidad que muestra nuestro héroe para llegar al sitio donde se encuentra al malo de turno, cinco minutos antes que el resto del cuerpo de Policía de Miami. O sea, el tio llega, el malo se esconde, al final aparece (a menudo con un rehén que Horatio se encarga de tranquilizar) charlan un rato, el malo se queda sin arma, Horatio lo apunta con la pipa, el tio se rinde… y justo en ese momento entra el resto de polis para que nuestro hombre pueda decir su frase: Espósele, agente. Yo creo que el resto del cuerpo dejan que Horatio se adelante a todos a ver si así, en una de éstas, se lo cargan de una puta vez.
Y, por supuesto, un lunes no es lunes, sin Supermodelo 2007, donde allí también se puede encontrar teatro de calidad. El momento “vergüenza ajena” de esta semana se lo llevó la directora de la academia (bueno, como casi cada semana), después de que uno de los miembros del jurado (el de la papada) se metiera con su trabajo, diciéndole a las modelos que un día iba a entrar él en la academia para que aprendieran a desfilar como Dios manda, y que se iban a cagar patabajo. El comentario provocó las iras de la directora que, entrada en cólera, pidió al regidor poder abandonar el plató de lo ultrajada que se sentía, ante la cara de estupefacción de Judit Mascó. Todo esto, no lo duden ni por una milésima de segundo, era puro guión (y encima mal interpretado), recordando algunos de los momentos más bochornosos de Factor X, para ver si así conseguían subir un poquito la audiencia, que la cosa está un poco perjudicada. Mira que les gusta a los de cuatro montar estos embolaos que, encima, les quedan como el culo.
El martes estuve viendo Cuestión de sexo, en cuatro, que todavía no había visto yo un capítulo entero y, la verdad, dudo que vuelva a verlo. La cosa va de guerra de sexos entre tres parejas que son coleguillas y sus problemas, ansias, esperanzas, bla, bla, bla… No dudo yo de que las intenciones de la serie sean buenas y que se esfuerzan en presentar un producto que se desmarque de las típicas relaciones de pareja que nos han ofrecido hasta ahora en televisión (¿alguien más está pensando en “escenas de matrimonio”?) pero lo cierto es que a la cosa le falta fuerza y ritmo, que todo el rato va al ralentín y sin acabar de apretar a fondo en lo que nos están contando. Y es de destacar la habilidad de Guillermo Toledo en pasar de “joven descarado” a “suegro de joven descarado” en apenas un simple corte de pelo (porque todos sus demás tics están allí). A pesar de todo, la audiencia no es muy cruel con la serie y se mantiene en un digno 11% (digno por tratarse de cuatro, se entiende). Supongo que no hace falta que diga que el que se llevó el gato al agua de la audiencia el martes fue el futbol, ¿no?
El miércoles hubo variado de series: Hospital Central, Kile XY, Desaparecida y en Antena 3 una entrevista en exclusiva con los padres de la niña desaparecida (uy, mira, como la serie de la primera, que coincidencia…). Como de todo esto no me gusta nada, me lo paso por el forro de los cojones y sigamos.
El jueves debo confesar que le fui infiel a mi amada Mercedes Milá, debido a que en cuatro hacían una premier de el primer capítulo de House de la cuarta temporada (que digo yo, vaya chorrada, ya puestos que se hubieran esperado a sacarla enterita). Y es que a pesar de que mucha gente dice que si House es un rollo, que si siempre es lo mismo, que si la cosa ya huele de lo sobada que está.. me confieso ferviente admirador de la misma y no quise perder la ocasión de poder ver nuevo capítulo (de hecho también el equipo A o el coche fantástico eran siempre lo mismo pero incluso todavía ahora me sorprendo viendo capítulos repetidos hasta la saciedad). House sigue como siempre (durante tres temporadas ya ha demostrado que él no va a cambiar) pero se tiene que buscar un nuevo equipo para trabajar porque los otros lo dejaron tiradillo. A todo esto, en el capítulo también asistimos al rapto de una guitarra, una paciente que se le cae encima un edificio y demás cosillas.
Una vez terminado House me pasé, raudo y veloz, a tu pantalla amiga para poder ver como Lucy abandonaba la casa de Gran Hermano (con esta salida la cosa queda empatada a cuatro entre abandonos y expulsados, porque el día anterior se tuvo que pirar Dadi). Total, que Melania sigue en la casa y a este paso, este año, van a cambiar la coletilla de “la vida en directo” por la de “comerse la boca en directo” porque ésta última y Piero van como las cabras y solo les falta frotarse las piernas el uno al otro como los perros: que si ahora te pillo en el lavabo y Piero sale palote en claro homenaje a la gran película “Banana Joe”, que si ahora te pillo en la ducha y te empotro contra la mampara, que si ahora pedimos una hora sin cámaras y dejamos las sábanas como un pañuelo en época de resfriado… A todo esto en la “suite” han metido a las tres expulsadas anteriores junto con un pavo reserva (supongo que para alegrar un poco el cotarro) y la semana que viene se sabrá cual de estos se queda en la casa con los demás concursantes. A mi esto me parece una parida porque en el fondo todo el mundo sabe de sobras que en la casa acabará entrando Amor, que es quien nunca tuvo que haber salido. ¡Ah! Y la Milá está que se sale, que toda la atención de plató lo concentra ella, porque este año ni ex-concursantes, ni familiares, ni público, ni pollas en vinagre, ella solita se sobra y se basta para liarla como es debido, como por ejemplo, llamando “perras” a toda la audiencia femenina. Eso es ser una gran comunicadora, ¡hombre ya!