En construcción (2001)


Barrio

En 1998, dentro del proyecto urbanístico que se llevaba a cabo en el barrio de El Raval de Barcelona (conocido antiguamente como el barrio Chino), José Luis Guerín rodó En construcción (2001), un documental sobre la evolución de la construcción de un inmueble de 96 viviendas desde la demolición de otros edificios más antiguos hasta la visita de gente interesada por los nuevos pisos (mirando algunos despectivamente a los edificios antiguos de enfrente). El proceso de transformación parcial de este popular lugar de Barcelona fue bien trasladado a la película, sobre todo por la manera que tuvo Guerín de fijarse en detalles y anécdotas que en ocasiones parecen espontáneas, mostrando también la cruda realidad de la parte marginal del barrio con testimonios de gente que más bien malvive o sobrevive con lo que puede, como la joven pareja formada por Juani e Iván, y el “caprichoso” e inolvidable ex-marino que nos regala, en mi opinión, la mejor escena de la película (ver vídeo).


El período de construcción se situaba, en un principio, entre el 1 de julio y el 15 de diciembre de 1998, pero después del derrumbamiento de los anteriores edificios se descubrieron tumbas romanas que hicieron parar un tiempo las obras. Y cómo no, este hallazgo fue muy bien aprovechado por Guerín ya que obtuvo uno de los mejores momentos de la película. En toda esta escena gloriosa, muchos ciudadanos curiosos se ponen a mirar absortos los esqueletos encontrados y Guerín los filmó con toda la intención del mundo, consciente de conseguir de ellos diálogos diversos que iban a deleitar al espectador. Y así fue. Algunos dan su opinión sobre lo que están viendo, como el hombre que dice que son los crímenes que hubo en España, o la mujer que pregunta si son romanos y no españoles, o la que se da cuenta de que no vale la pena preocuparse por los problemas de la vida si al fin y al cabo todos acabamos de la misma manera.


También es verdad que en algunos momentos se podría sospechar de si todo lo que oímos y vemos es fruto de la espontaneidad de la gente y que no hay nada manipulado ni preparado (como la conversación que hay entre un joven encofrador y una chica que vive en el edificio de enfrente) pero, aunque no se puede saber a ciencia cierta, Guerín hace interesante todo lo que captura con la cámara, intercambiando las imágenes que eligió para la película entre las miles que habría de las cientos de horas que llegó a rodar. Y en esta ocasión, Guerín contó con la ayuda de un grupo de estudiantes de la Universidad de Pompeu Fabra, donde imparte clases en el marco del Máster de Documental de Creación, y después de tres años de trabajo presentó el resultado final en el Festival de Cine de San Sebastián, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado y el Premio Fipresci (también obtuvo el Goya).


Volviendo a los protagonistas de este documental, es muy notable que Guerín quiere ser testigo de lo que sucede dentro y alrededor de esa construcción, haciendo que sean partícipes de su película tanto los que habitan en el barrio como los mismos obreros. Y de estos últimos hay que destacar a un albañil español y un paleta marroquí que trabajan juntos, y que, seguramente, por ser tan distintos, siendo el marroquí muy tranquilo y espiritual y el español más sencillo en su forma de ser y más práctico en su forma de pensar, Guerín debió decidir darles bastante protagonismo. Eso sí, ambos coinciden en una cosa: hablan bastante de la soledad, sobre todo el español que cuenta su propia experiencia con la bebida.

Y del barrio, Guerín va mostrando algunos aspectos de las calles en las que vemos algunas jóvenes que se prostituyen para poder subsistir, como la Juani, cuyo novio Iván es un chico que no trabaja y que es mantenido por ella. Viven juntos en uno de los pisos que van a ser derrumbados y la mayoría de las veces los vemos tumbados en la cama fumando porros. Pero el personaje más entrañable y emotivo de todos los que aparecen en el documental es el mencionado ex-marino, que vagabundea por el barrio intentando conseguir una habitación para dormir. A veces habla solo en la calle donde dice que en su pasado conoció mucho mundo y que sabe cinco idiomas, y, por supuesto, son inolvidables sus charlas, como en la que comenta a un conocido su amor por el mar y su manía de conseguir objetos que simplemente son caprichos para él (como se puede ver en el vídeo).


Un documental muy interesante que inmortaliza una transformación de un barrio emblemático de Barcelona, con retratos de los mismos obreros y otros más emotivos de algunos de sus habitantes

1 piquitos de oro:

Cinemagnific dijo...

Excelente en todos los aspectos.

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