Rose y Henry son un aburrido matrimonio checoslovaco, ella es una reputada científica al servicio del Estado y él un mindundi que trabaja como ingeniero jefe en una fábrica. Rose acaba de inventar un suero experimental que reemplaza las pesadillas por sueños reparadores, mientras que su marido se entretiene leyendo cómics sobre una bella heroína armada con guantes anti-gravitacionales. Una noche, Henry tiene una pesadilla en que la hermosa heroína es atada y azotada por un superhombre y un vaquero, por lo que Rose toma cartas en el asunto y le pone una inyección de su elixir. Lo que la doctora desconoce es que los elementos eliminados del campo de los sueños se materializan en el mundo real, de tal manera que Henry se despierta junto a la esbelta heroína de carne y hueso. El superhombre y el vaquero también han cobrado vida, así que la lucha por conseguir los guantes anti-gravitacionales comienza en el mundo real.
En muchas ocasiones se ha defino el cine como una máquina de fabricar sueños, un concepto que aquí coge una especial relevancia, tal y como lo hace en el cine de David Lynch o Michael Gondry, por ejemplo. Los sueños, la imaginación y la creatividad, son las bases que sustentan el filme, aunque solo hay una secuencia onírica con verdadero peso, me refiero a la fantasía bondage que tanto incomoda a la doctora Rose. Una escena de estilo caligarista, donde se utiliza la escenografía y la luz de forma expresionista, pero sin abandonar la estética pop que impera en el resto del metraje. El homenaje al noveno arte también queda implícito, tanto por la fascinación que siente Henry por los comics, que son su fuente de inspiración y su válvula de escape, como por las visiones que cobran vida de sus sueños. Desde la misma Jessie, esa curvilínea fémina que sigue la tradición de otras sensuales heroínas como Vampirella o Modesty Blaise, a los dos rufianes que la persiguen, iconos evidentes de dos de los géneros más populares del comic: los superhéroes y el western.
Realidad y ficción se confunden en una trama que dota a Henry de ciertos matices heroicos, mientras que Rose va pareciendo un villano de tebeo, una simplificación de roles que concuerda mucho con el tono alegre y disparatado del filme. Pero tras esta aparente ingenuidad, la cinta rompe una lanza a favor de la imaginación y plantea una irreverente crítica al régimen comunista checoslovaco. A la pregunta de ¿quién quiere matar a Jessie?, entendiendo a Jessie como la personificación de los sueños, anhelos y fantasías del protagonista, la película responde de forma contundente: el racionalismo y la estrechez de miras del sistema soviético. Resulta reveladora la escena del juicio, una pantomima de proceso en el que se debate si los sueños pueden ser una molestia pública, un mal social, y donde el acusado es amonestado por tener sueños peligrosos.
Alemania y Estados Unidos también salen retratados en esta sátira, ya que el vaquero, con su actitud de solucionar cualquier conflicto a tiros, puede parecer una caricatura de EE.UU. y su política exterior, mientras que la figura del malvado superhombre es un claro símbolo de la ideología nazi (Checoslovaquia fue ocupada por Hitler en 1938). No es casualidad que Henry comente en una escena que «los superhombres son simplemente espantosos».
¿Quién quiere matar a Jessie? es una alocada comedia pop de ciencia ficción y la respuesta checoslovaca a aquello que llamaríamos Nueva Ola o Nueva Cosa, un movimiento de los años 60’s y 70’s que pretendía desnudar el género de las opresivas reglas impuestas por la serie B más acartonada. Un tipo de ciencia ficción rara, contracultural, metafísica y paródica, donde incluiríamos películas como Fahrenheit 451 (1966), La naranja mecánica (1971) o Matadero Cinco (1972). Si tienen oportunidad, échenle el ojo y presten especial atención al cómico y lúcido final.
La frase: «Si no tenemos reparos en destruir insectos molestos, ¿por qué deberíamos tenerlos con quimeras?»
En muchas ocasiones se ha defino el cine como una máquina de fabricar sueños, un concepto que aquí coge una especial relevancia, tal y como lo hace en el cine de David Lynch o Michael Gondry, por ejemplo. Los sueños, la imaginación y la creatividad, son las bases que sustentan el filme, aunque solo hay una secuencia onírica con verdadero peso, me refiero a la fantasía bondage que tanto incomoda a la doctora Rose. Una escena de estilo caligarista, donde se utiliza la escenografía y la luz de forma expresionista, pero sin abandonar la estética pop que impera en el resto del metraje. El homenaje al noveno arte también queda implícito, tanto por la fascinación que siente Henry por los comics, que son su fuente de inspiración y su válvula de escape, como por las visiones que cobran vida de sus sueños. Desde la misma Jessie, esa curvilínea fémina que sigue la tradición de otras sensuales heroínas como Vampirella o Modesty Blaise, a los dos rufianes que la persiguen, iconos evidentes de dos de los géneros más populares del comic: los superhéroes y el western.
Realidad y ficción se confunden en una trama que dota a Henry de ciertos matices heroicos, mientras que Rose va pareciendo un villano de tebeo, una simplificación de roles que concuerda mucho con el tono alegre y disparatado del filme. Pero tras esta aparente ingenuidad, la cinta rompe una lanza a favor de la imaginación y plantea una irreverente crítica al régimen comunista checoslovaco. A la pregunta de ¿quién quiere matar a Jessie?, entendiendo a Jessie como la personificación de los sueños, anhelos y fantasías del protagonista, la película responde de forma contundente: el racionalismo y la estrechez de miras del sistema soviético. Resulta reveladora la escena del juicio, una pantomima de proceso en el que se debate si los sueños pueden ser una molestia pública, un mal social, y donde el acusado es amonestado por tener sueños peligrosos.
Alemania y Estados Unidos también salen retratados en esta sátira, ya que el vaquero, con su actitud de solucionar cualquier conflicto a tiros, puede parecer una caricatura de EE.UU. y su política exterior, mientras que la figura del malvado superhombre es un claro símbolo de la ideología nazi (Checoslovaquia fue ocupada por Hitler en 1938). No es casualidad que Henry comente en una escena que «los superhombres son simplemente espantosos».
¿Quién quiere matar a Jessie? es una alocada comedia pop de ciencia ficción y la respuesta checoslovaca a aquello que llamaríamos Nueva Ola o Nueva Cosa, un movimiento de los años 60’s y 70’s que pretendía desnudar el género de las opresivas reglas impuestas por la serie B más acartonada. Un tipo de ciencia ficción rara, contracultural, metafísica y paródica, donde incluiríamos películas como Fahrenheit 451 (1966), La naranja mecánica (1971) o Matadero Cinco (1972). Si tienen oportunidad, échenle el ojo y presten especial atención al cómico y lúcido final.
La frase: «Si no tenemos reparos en destruir insectos molestos, ¿por qué deberíamos tenerlos con quimeras?»
Leer critica ¿quién quiere matar a jessie? (kdo chce zabít jessii?) en Muchocine.net
7 piquitos de oro:
me encanta el cartel, parece hecho con el paint
La peli tiene buena pinta. Intentaré verla en un futuro cercano.
Saludos!
¿Está la versión subtitulada al menos?
Pues resulta interesante, interesante :D
Pues no tenia ni idea de esta peli. ¿Pero la han sacado en DVD?. Y no dejes de escapar el de Anacleto...¡No juzgues un libro por su portada!Je!
PARA LOS INTERESADOS: buscando en la mula se puede encontrar una versión de la película en su idioma original bajo el título de "kdo chce zabit jessii", y luego puedes bajarte los subtítulos por otro lado, en www.subdivx.com por ejemplo. La verdad es que no cuesta nada y esta joya prácticamente desconocida lo vale de sobras.
Muy buena pinta. Sólo tú podías hablar de ella.
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