Elprimerhombre ha visto Ascensor para el cadalso, de Louis Malle, el primer largometraje de este director francés fuertemente arraigado a los orígenes de la Nouvelle Vague, cuya trayectoria cinematográfica es mucho más que interesante.
En Ascensor para el cadalso nos cuenta la historia de una pareja enamorada que nunca se encuentra en la película. En la escena inicial se nos abre un plano del personaje femenino, Florette, interpretado por la gran Jeanne Moreau, conversando apasionadamente por teléfono con Julian Tavernier (Maurice Ronet), un antiguo oficial paracaidista que ahora se dedica al negocio de ventas de material militar trabajando para el empresario Simón Caralá, el marido de su amante. El y Florette parecen tener planeado algo juntos, de ahí que en media hora ella le espere en la terraza de un bar. Y al momento de dejar la conversación con Florette, Tavernier comenta a su secretaria que no le molesten en ningún caso, momento que utilizará para subir al piso de su jefe por el balcón recordando una de las técnicas militares que debió aprender en su antiguo oficio usando una cuerda. A la llegada al despacho de Caralá, Tavernier acaba con él de un disparo. De esta manera, su cometido parece haberse resuelto pero cuando sale a la calle y se dispone a marcharse con su coche, observa que se ha dejado la cuerda en el balcón y vuelve al lugar de los hechos. Sin embargo, mientras sube por el ascensor, el conserje que no se ha percatado de la vuelta de Tavernier, cierra la empresa no sin antes cortando la luz de todo el edificio. Es entonces cuando Tavernier se quedará encerrado en el ascensor con su jefe muerto en su despacho y la cuerda en el balcón.
Si hasta aquí la trama resulta bienintencionada, se estropea a mi parecer con la entrada en escena de un chico y su novia, una florista que cada día ve al señor Tavernier. Estos dos jóvenes roban el coche de Tavernier, provocando una escena en la autopista de lo más absurda y aunque sea una pareja esencial para la historia que nos explica Louis Malle, hubiera estado mejor evitar su presencia por la poca profundidad que tienen sus personajes. Su presencia me resulta lo peor de la película, creyendo que solamente con los papeles de los dos amantes protagonistas ya me hubiera bastado para mantenerme en tensión durante todo el metraje. A esto se le suman también momentos extraños que no vienen a cuento, como un señor que se acerca a Florette comentándole algo y, mientras, ella se queda divagando como perdida y él ni se mueve de su lado sin decir nada. Además, el mal montaje de algunos planos, con una falta de raccord absoluta, no ayudan nada al buen ritmo narrativo que lleva el señor Louis Malle.
Pero eso sí, si hay algo indiscutiblemente especial y que da una fuerza mayor a las escenas de esta película es la música de Miles Davis, cuya trompeta nos regala las mejores notas para crear un ambiente único. Los paseos nocturnos de Florette en busca de su amante junto con el brillante inicio del film están muy bien complementados con las increíbles melodías creadas por este jazzman. Y a decir verdad, Louis Malle sabe sacarle muy buen partido a la música de jazz, como hizo en varios de sus posteriores trabajos, El soplo al corazón, Lacombe Lucien, La pequeña o Atlantic City, al igual que hicieron muchos de sus compañeros de la Nouvelle Vague.
Y para acabar, habría que decir que las escenas de Tavernier en el ascensor están bastante logradas, con una buena fotografía y una buena actuación del mencionado Maurice Ronet. Lástima del montaje ya comentado que sorprende por introducir y mantener algunos planos bastante malos.
En definitiva, una película con un buen inicio y una muy buena banda sonora que no resulta del todo convincente por culpa de algunos personajes y por un mal montaje.
Si hasta aquí la trama resulta bienintencionada, se estropea a mi parecer con la entrada en escena de un chico y su novia, una florista que cada día ve al señor Tavernier. Estos dos jóvenes roban el coche de Tavernier, provocando una escena en la autopista de lo más absurda y aunque sea una pareja esencial para la historia que nos explica Louis Malle, hubiera estado mejor evitar su presencia por la poca profundidad que tienen sus personajes. Su presencia me resulta lo peor de la película, creyendo que solamente con los papeles de los dos amantes protagonistas ya me hubiera bastado para mantenerme en tensión durante todo el metraje. A esto se le suman también momentos extraños que no vienen a cuento, como un señor que se acerca a Florette comentándole algo y, mientras, ella se queda divagando como perdida y él ni se mueve de su lado sin decir nada. Además, el mal montaje de algunos planos, con una falta de raccord absoluta, no ayudan nada al buen ritmo narrativo que lleva el señor Louis Malle.
Pero eso sí, si hay algo indiscutiblemente especial y que da una fuerza mayor a las escenas de esta película es la música de Miles Davis, cuya trompeta nos regala las mejores notas para crear un ambiente único. Los paseos nocturnos de Florette en busca de su amante junto con el brillante inicio del film están muy bien complementados con las increíbles melodías creadas por este jazzman. Y a decir verdad, Louis Malle sabe sacarle muy buen partido a la música de jazz, como hizo en varios de sus posteriores trabajos, El soplo al corazón, Lacombe Lucien, La pequeña o Atlantic City, al igual que hicieron muchos de sus compañeros de la Nouvelle Vague.
Y para acabar, habría que decir que las escenas de Tavernier en el ascensor están bastante logradas, con una buena fotografía y una buena actuación del mencionado Maurice Ronet. Lástima del montaje ya comentado que sorprende por introducir y mantener algunos planos bastante malos.
En definitiva, una película con un buen inicio y una muy buena banda sonora que no resulta del todo convincente por culpa de algunos personajes y por un mal montaje.
Un saludo!
Leer critica Ascensor para el cadalso en Muchocine.net
1 piquitos de oro:
Incluso con esos errores que citais,propios de la corriente a la que pertenece, "Ascensor para el Cadalso" es una película con un aura mágica, a la que beneficia por este orden; las notas de Miles, Jeanne Moreau, el maravilloso efecto que tiene la ciudad de París como telón de fondo y una premisa argumental que capta poderosamente la atención.
Pocas veces veremos una conjunción así en la gran pantalla.
Para mi es una joyita irrepetible.
Saludos! ;)
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