Buenos días, soy el Jefe Dreyfus. Las series nacionales parecen estar de moda y todas las cadenas se las ven y se las desean para ofrecer nuevos productos a los espectadores. Hoy, nos centramos en los últimos estrenos de series españolas... ¡Empezamos!
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La serie está protagonizada por Blanca Portillo, la actriz que salía en Siete Vidas y que con Volver hizo el salto al cine; Silvia Abascal, la hija pequeña de la serie Pepa y Pepe; Jose Coronado, conocido por hacer anuncios de yogur que hacen cagar y por las series Periodistas (la única que le funcionó), Código fuego (de bomberos que fue un fracaso), Los 80 (sobre la década de los ochenta, que fue un fracaso) y R.I.S. (una especie de remake del remake italiano de C.S.I., que evidentemente, fue un fracaso); y Goya Toledo, la amiga de Penélope Cruz.
Pues al final ha resultado que el título ha sido del todo acertado y premonitorio, porque Acusados fue acusada de ser una copia salvaje de una serie llamada Damages, que emitió el Canal + con el título Daños y Perjuicios e incluso la compañía Sony Pictures, se planteó demandar a Telecinco. La trama es tan parecida que apesta a varios kilometros: también hay una Jueza, interpretada por Glen Clouse, que contrata un secretario, que secuestra a su pareja y que investiga un caso dónde hay un político metido de por medio, que es Ted Danson. Delante de todo esto, Telecinco (tú pantalla amiga), declaró: “Todas las serias de un mismo género se parecen”, y se quedaron tan anchos. Además, la audiencia no está siendo del todo bollante, quedándose, el pasado miercoles, en un justito 15,5%.
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Tras los tristes hechos, hay un salto en el tiempo de tres meses, y resulta que ha aparecido en la ciudad una especie de justiciero enmascarado que sería una mezcla entre El Zorro + Robin Hood + Jackie Chan, que lucha contra la opresión y ayuda a los indefensos, y que cada vez que aparece deja una pluma roja como marca (parece como si la serie hubiera robado de todas partes). Ni que decir tiene, que el justiciero misterioso es el profesor de la escuela, que sigue investigando quien es el responsable de la muerte de su mujer. También encontramos a un mendigo que es salvado por Águila Roja, que se convertirá en su ayudante (algo así como su Sancho Panza particular).
La sensación, cuando estás viendo la serie es que televisión española se ha gastado mucho pasta, pero que, aún así, no han podido evitar que la cosa tenga un punto cutre que echa para atrás. Y es que viéndola tienes la sensación de que han invertido mucho en decorados, vestuario, recreación, un elevado número de actores y efectos especiales (que aún y así no acaban de cuajar demasiado bien). La serie intenta recuperar el género de aventuras de capa y espada, pero con ninjas, a lo que suman una especie de erotismo casposo, que tampoco ayuda demasiado (autoestopista enseñando pierna, la marquesa bañándose en leche...). Aún así, la audiencia está siendo brutal, con un 24,6% de share el pasado jueves, y más de cuatro millones y medio de espectadores.
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El prota es el que hacía de Gonzalo a Siete vidas y entre los habitantes del pueblo encontramos, entre otras, a Natalia Verbeke, como la profesora de la escuela, que rápidamente empezará a sentir una fuerte atracción hacia el nuevo médico, aun cuando él no se entera demasiado y María Esteve, como la panadera.
La serie es un remake de una serie inglesa titulada Doc Martin y, en forma de comedia, explica la adaptación del médico al pequeño pueblo. También recuerda algo una película denominada Doc Hollywood, protagonizada por en Michael J. Fox, dónde el argumento era bastante similar o, sin ir más lejos, la serie Doctor en Alaska.
Para ser justos debo decir que la serie no es una auténtica patata, está bastante cuidada, con muchos exteriores y paisajes guapos, con una buena interpretación de sus dos protagonistas, otra cosa ya es la de los secundarios que son terribles, y con un ritmo pausado que no acaba de estar del todo mal. El problema es que algunas de las situaciones carecen por completo de originalidad, con gags ya vistos mil veces, y que resulta excesivamente larga y termina aburriendo. Aún así la audiencia, que empezó con un brutal 26,5%, se está manteniendo bastante sólida, incluso luchando contra Aida. El pasado domingo hicieron un buen 17,9%.
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El protagonista es el gordo de la pareja Manos a la obra y ya había trabajado con los directores en Tapas, que interpreta a un presidente de un equipo de fútbol de barrio que está casado con Paz Padilla, quien al poco empezar la serie ya la palma, porque la mujer muere en el quirófano intentando hacerse una operación estética de reducción de tocha. Aprovechamos para decir que mientras su mujer la palma en la sala de operaciones él se va a echar un kiki con su amante. Con la muerte de su madre, su hija, que vivía en Liverpool, decide volver y estar junto a su padre, aun cuando nunca se han llevado demasiado bien. El protagonista tendrá que aprender a convivir con su hija y adaptarse a los nuevos cambios, compaginándolo con su trabajo en el club que preside: el Unión F.C., dónde el entrenador es su cuñado y el segundo entrenador es Rodolfo Chikiliquatre. (incluso cuelan una broma relacionada con el chiki chiki).
El equipo es un desastre, los jugadores están más preocupados en ir de cañas que de jugar y están fatal en la clasificación. Intentarán arreglar la trayectoria del club fichando a un Coreano, interpretado por un actor que también había salido anteriormente en Tapas. A la vez, su cuñada, encontrará una lista que había hecho Paz Padilla en vida, donde apuntaba las cosas que quería hacer antes de morir y dónde parece ser que la única que llegó a tachar de la lista era la de tirarse a un negro.
La serie es una tragicomedia con todas las letras. Está bastando bien hecha y resulta bastante interesante, o como mínimo bastante más de lo que, últimamente, nos tenía acostumbrados televisión española y el tono recuerda mucho a su anterior película Tapas, con personajes muy de barrio, intentando superar sus pequeños conflictos e ir pasando el día a día. Por buscar un defecto, diríamos que quizás resulta un pelín larga (hora y media). De audiencia va tirando, consiguiendo el pasado lunes un pasable 15%, aunque va a la baja.
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Antes de nada déjenme decir que es muy de agradecer que Cuatro se haya arriesgado con un producto de estas características y que, más allá del resultado final, parece ser que por fin las series españolas se empiezan a alejar un poco de la familia unida empezando el día almorzando todos juntos, tan sobada. Sin duda el éxito de El internado ha ayudado a que esto empiece a cambiar.
Esta serie, básicamente, es un atraco a mano armada a varias películas del género, robando de todas partes sin ningún tipo de escrúpulo ni miramiento. No es una buena serie, pueden apostar por ello, pero por lo menos es algo diferente y eso también debería contar. Por lo demás poco más que añadir, pocas sorpresas, tensión mal llevada, pocos efectos especiales y tirando a cutrillos, topicazos hasta en la sopa y demás. En definitiva, la máxima sorpresa que puede ofrecer la serie es, simplemente, que exista. E incluso les ha ido bien a los de Cuatro, con una buena audiencia en la noche de su estreno, con un 14% de share y casi dos millones y medio de espectadores.
1 piquitos de oro:
Nada nuevo bajo el sol. Tal ves la del doctor y la Verbeke no esté mal. Me gusta el erótico barato de Águila Roja, pero cuando ya está procesado y no me tengo que tragar un infumable capítulo.
Y luego la gente se mete con Aida. aiiins
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