Debido quizás a que el guión fue escrito allá por los años 70, la historia de Si la cosa funciona suena a algo poco nuevo y aburrido sin importar que el responsable sea el incombustible Woody Allen que cada año se empeña en obsequiarnos con una de sus inventivas, aunque en los últimos años resulte poco convincente, salvo a excepción por supuesto de Match Point (2005).
En este caso, el protagonista es un físico ya retirado que se cree demasiado listo, definiéndose a sí mismo como un tipo con mal carácter, hipocondríaco y misántropo. A raíz de un intento fallido de suicidio, deja a su mujer para irse a vivir solo, dando clases de ajedrez a niños que él mismo considera unos ineptos. Una noche volviendo a su casa encuentra a una joven durmiendo debajo mismo de su portal. Dada la insistencia de ella a que le acoja ya que se ha escapado de casa, él decide a regañadientes darle cobijo sólo para esa noche, pero la cosa se alargará más de lo debido cambiando su vida completamente.
La nueva película de Woody Allen es una comedia demasiado ligera en la que las historias de amor son tan poco frecuentes como sosas. Lo único que puede resultar irónico y un tanto divertido son algunas pocas frases ingeniosas del protagonista, interpretado por Larry David, co-creador y guionista de la aclamada serie Seinfeld, que ya había aparecido brevemente en dos películas de Allen, Días de radio (1987) e Historias de Nueva York (1989), que no tiene grandes dotes para la interpretación, imitando demasiado algunos gestos propios de los personajes de Allen y denotando que más bien es un monologuista más que un actor, aunque sea el personaje principal de su serie Curb your Enthusiasm (El show de Larry David). Sus diálogos con la joven actriz Evan Rachel Wood, recientemente vista en El luchador (2008) y recordada por Thirteen (2003), intentan ser frescos e inteligentes siendo la baza más importante con la que juega Allen, pero la ingenuidad y la falta de lucidez de la chica recuerda demasiado al personaje de Mira Sorvino en la simpática Poderosa Afrodita (1995).
Por una parte es cierto que Woody Allen ha acertado a la hora de volver a situar sus historias en su Manhattan querido pero por otra exagera enfocando el personaje de Larry David como un engreído que no sabe exactamente lo que quiere y que parece estar enfadado con casi todo el mundo. Sus quejas acompañadas de insultos a los que cree inferiores a él pretenden provocar la risa en el espectador y no son más que un fácil acompañamiento de sus frases lapidarias. Parte de esto nos lo dice insistentemente delante de la cámara, simpatizando con el público de la sala de cine, intentando ser más cercano aunque repetitivo. Los personajes secundarios poco pueden hacer ya que son bastante insípidos y no aportan mucho a la historia. Pero lo peor es el querer dar tanta importancia al mensaje de la película, jugando con el azar y con los imprevistos, un mensaje tan sencillo como manido, si la cosa funciona pues adelante, no desaproveches tu ocasión.
"Woody Allen vuelve a Manhattan para presentar una historia bastante pobre, dando demasiada importancia al carácter y al humor en principio ingenioso de un personaje totalmente enfadado con el mundo"
Leer critica Si la cosa funciona en Muchocine.net
3 piquitos de oro:
Creo que yo ya no tenog paciencia pa ver mas pelis de Allen...jejeje.
Pues va a ser que no fuciona, y con esta van ya unas cuantas de Allen que lo único que consigue es desesperarnos.
Saludos
Estimado PrimerHombre,
Totalmente y casi de acuerdo con la crítica. A mi el protagonista no llegó a caerme simpático en ningún momento. De hecho me cayó bastante mal. Una especie de "quiero ser House y no puedo". Correcto lo relativo a la interpretación: pero en los dos protagonistas. Él porque no actuaba y ella porque hacía demasiadas muecas.
Creo que sólo me reí en la secuencia en que aparece la suegra sureña. Su personaje es el que más me gustó.
Vamos que sí, que Allen no está para entusiasmar precisamente.
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