Buenos días, soy el jefe Dreyfus y hacía ya varios días que no hablaba de televisión (últimamente me ha dado por no seguir demasiado la programación), pero claro, todo esto cambia radicalmente en el preciso instante en que Gran Hermano vuelve a las parrillas televisivas (soy muy consciente de lo que piensan muchos de ustedes sobre este programa y la gente que lo ve, pero que quieren que les diga, mejor esto que estar por las calles delinquiendo)... venga, va, ¡Empezamos!
Total, que el domingo a eso de las nueve y media volvió a sonar la sintonía que todos conocemos desde hace ya diez ediciones, y apareció en pantalla Mercedes Milà, personaje que no es santo de mi devoción (ni mucho menos, se lo aseguro), pero que, reconozco, es esencial para el funcionamiento del programa (recuerden la experiencia de Pepe Navarro en la tercera edición), aunque solo sea por el hecho de que ella es de las pocas personas que sigue creyendo que esto tiene algún tipo de valor sociológico, o algo por el estilo, que es, al fin y al cabo, lo que nos vendieron en la primera edición (al resto de la población se la suda y tan solo le interesa como se gritan y hacen edredoning los concursantes, que es lo que mola).
Pues eso, que tenemos a la Milà en medio del plató, vestida como una cabaretera (pero con chaqueta, no lo acabé de entender muy bien), soltando un rollazo de los suyos, con antiguos Grandes Hermanos de la primera edición al fondo (entre los que se encuentran el gran Iñigo y el de la pierna encima, que volvió a repetir su coletilla para gusto y disfrute del público) y nos comenta la primera sorpresa de la noche: uno de los concursantes será Ismael, ganador del primer año, disfrazado para que no lo reconozcan, una buena idea, en principio, si no fuera porque lo maquilló el que ya lo hiciera con Jane March en "el calor de la noche" y se notaba un huevo y medio que era él, aparte que con los piños postizos que le habían puesto apenas se entendía una mierda de lo que decía. A pesar de todo, la gente estaba convencida que no lo descubrirían. A la hora de la verdad, tardaron dos putos segundos en descubrirlo. Olé sus santos huevos, dos segundos y todo el plan y el currele a la mierda. ¡Así va el país!
Antes del momento humillante del "seguro que no lo pillan", empezaron a presentar a los concursantes de este año, así que mejor hacemos un repaso, que este año tenemos un poco de todo: Almudena, para los que siempre han pensado en que Gran Hermano en el fondo era un circo, enhorabuena, ya tienen a su enano (la chica es enana pero se vendía como que tiene mucha fuerza y que consigue lo que quiere y esas cosas); Gisela, la que se acabará llevando el título de miss calientapollas, que quiere ser presentadora (como mucho llegará al nivel de Fresita) y que le gusta jugar al poker, en definitiva, carne de Interviu; German, un pesado de las narices que no se calla ni que le metan un balón Nivea en su bocaza, que tio más plasta, además de fan incondicional de Jim Carrey (que con esto ya está diciendo mucho, a la puta calle); Mirentxu, la superabuela, que nos mostró como se retorcía en un gimnasio, levantando la pierna hasta lugares que yo ni siquiera he soñado poder alcanzar; Carlos, un Madelman que trabaja de consultor financiero, que busca a la mujer de su vida y que me cae como el culo por ir de sobradillo, a la calle este también; Loli, la Barbie despechada, siendo abandonada por su novio a veinte días de su boda vía mensaje en el móvil (además tiene una tienda de cosméticos y está estudiando biología o nosequé, todo como muy raro); Ivan, el típico modelo que trabaja en una tienda de electrodomésticos (jaja) y al que también lo abandonaron en el altar (lo que son las cosas, cuantas casualidades juntas, vaya por Dios); Ana, la zumbada, está como una regadera y se empeña en diseñarse su propia ropa (mejor no hablar de los resultados), dará juego, pero mucho me temo que se hará muy pesada; Javier, otro que tal anda, un colgado (al que lo atacan los avestruces) que tiene un ramalazo cosa bestia, aunque el jura y perjura que no solo no es gay, sino que además tiene novia y se casará con ella al salir de la casa (este llegará lejos en el programa, se lo digo yo, donde no llegará lejos va a ser con la novia); Li, la hermana malvada de Usun Yoon (de el informal) o algo por el estilo, una china que, confiesa, le da miedo el pelo de los españoles (!!!): Orlando, un tio a una dentadura pegada, que trabaja de feriante en una atracción de autos de choque (a este lo metía yo en Carnivale y se enteraba de lo que es ser feriante); Raquel, una azafata de vuelo del avión del Madrid, muy poco interesante, la verdad; Julito, un canario, cachitas, surfero, deboto de nosequé virgen a la que le lleva flores y cosas raras de estas, también poquito interesante; Eva, una ganadera que los fines de semana sirve cañas en un bar (y nos la venden como que tiene una doble vida, en plan: del campo a la ciudad y esas cosas); y, por último, Gema y Carlos, un matrimonio que entran juntos en la casa, ella pijilla y fan de Camarón y el un soso perdido, que tienen que ocultar a los demás que son marido y mujer. ¡Toma rollo que he soltado! ¿Soy yo o este año la gente es muy poco interesante?
Y así quedaron las cosas en una primera gala bastante flojilla (no hubo ni vaquilla ni nada), donde, como siempre volvieron a fallar las conexiones de audio con la casa (un clásico que no puede faltar, al igual que el correspondiente puteo de la Milà, cantándole las cuarenta a su pinganillo), con el "pisha" descubierto a las primeras de cambio y con la novedad de tener dos casas: una la del primer año hecha una puta pocilga (que evidentemente van a tener que limpiar) donde todo el mundo está nominado y la segunda, super de diseño, donde al final de la primera noche solo estaban el matrimonio a la espera de que vaya entrando gente (el mecanismo de este año es tan complicado que no me acabé de enterar demasiado bien como funcionaba la cosa, así que ya iremos viendo). Lo que si que ha quedado claro, una vez más, es que a este programa no le pesan los años, pues saldó la noche del domingo siendo líder de audiencia y rozando el 30% de share. ¡Y lo que te rondaré morena!
Pero, ¡No se vayan todavía, aún hay más! (lo siento). Porque resulta que ayer mismo ya hubo la primera gala de normal y eso, con sus nominaciones, sus expulsiones, sus primeros videos resúmenes viendo quien le ha comido la boca a quien o quien ha hablado mal de el del lado, quien ha enseñado el culo a la peña y demás. ¡Y todo esto habiendo pasado tan solo dos días dentro de la casa! Madre mía, madre mía... Al final se fue a la puta calle el Germán, más por pesado que otra cosa (con tan solo dos días para votar, que quieren..) y, la verdad, es que le sentó como si le hubieran cruzado la cara allí mismo y en directo, porque no se lo esperaba para nada. Por otro lado, el menos votado, el feriante, se fue a la casa modernilla con el matrimonio (que tiene que hacer creer a todo el mundo que no se conocen de nada) a la espera de que siga entrando gente. Ya dije que este año es como muy complicado todo, pero en fin. Reinventarse o morir, y esta gente, a lo tonto a lo tonto, ya llevan diez ediciones. Por algo será. Seguiremos informando. O no, según por donde nos de.
Total, que el domingo a eso de las nueve y media volvió a sonar la sintonía que todos conocemos desde hace ya diez ediciones, y apareció en pantalla Mercedes Milà, personaje que no es santo de mi devoción (ni mucho menos, se lo aseguro), pero que, reconozco, es esencial para el funcionamiento del programa (recuerden la experiencia de Pepe Navarro en la tercera edición), aunque solo sea por el hecho de que ella es de las pocas personas que sigue creyendo que esto tiene algún tipo de valor sociológico, o algo por el estilo, que es, al fin y al cabo, lo que nos vendieron en la primera edición (al resto de la población se la suda y tan solo le interesa como se gritan y hacen edredoning los concursantes, que es lo que mola).
Pues eso, que tenemos a la Milà en medio del plató, vestida como una cabaretera (pero con chaqueta, no lo acabé de entender muy bien), soltando un rollazo de los suyos, con antiguos Grandes Hermanos de la primera edición al fondo (entre los que se encuentran el gran Iñigo y el de la pierna encima, que volvió a repetir su coletilla para gusto y disfrute del público) y nos comenta la primera sorpresa de la noche: uno de los concursantes será Ismael, ganador del primer año, disfrazado para que no lo reconozcan, una buena idea, en principio, si no fuera porque lo maquilló el que ya lo hiciera con Jane March en "el calor de la noche" y se notaba un huevo y medio que era él, aparte que con los piños postizos que le habían puesto apenas se entendía una mierda de lo que decía. A pesar de todo, la gente estaba convencida que no lo descubrirían. A la hora de la verdad, tardaron dos putos segundos en descubrirlo. Olé sus santos huevos, dos segundos y todo el plan y el currele a la mierda. ¡Así va el país!
Antes del momento humillante del "seguro que no lo pillan", empezaron a presentar a los concursantes de este año, así que mejor hacemos un repaso, que este año tenemos un poco de todo: Almudena, para los que siempre han pensado en que Gran Hermano en el fondo era un circo, enhorabuena, ya tienen a su enano (la chica es enana pero se vendía como que tiene mucha fuerza y que consigue lo que quiere y esas cosas); Gisela, la que se acabará llevando el título de miss calientapollas, que quiere ser presentadora (como mucho llegará al nivel de Fresita) y que le gusta jugar al poker, en definitiva, carne de Interviu; German, un pesado de las narices que no se calla ni que le metan un balón Nivea en su bocaza, que tio más plasta, además de fan incondicional de Jim Carrey (que con esto ya está diciendo mucho, a la puta calle); Mirentxu, la superabuela, que nos mostró como se retorcía en un gimnasio, levantando la pierna hasta lugares que yo ni siquiera he soñado poder alcanzar; Carlos, un Madelman que trabaja de consultor financiero, que busca a la mujer de su vida y que me cae como el culo por ir de sobradillo, a la calle este también; Loli, la Barbie despechada, siendo abandonada por su novio a veinte días de su boda vía mensaje en el móvil (además tiene una tienda de cosméticos y está estudiando biología o nosequé, todo como muy raro); Ivan, el típico modelo que trabaja en una tienda de electrodomésticos (jaja) y al que también lo abandonaron en el altar (lo que son las cosas, cuantas casualidades juntas, vaya por Dios); Ana, la zumbada, está como una regadera y se empeña en diseñarse su propia ropa (mejor no hablar de los resultados), dará juego, pero mucho me temo que se hará muy pesada; Javier, otro que tal anda, un colgado (al que lo atacan los avestruces) que tiene un ramalazo cosa bestia, aunque el jura y perjura que no solo no es gay, sino que además tiene novia y se casará con ella al salir de la casa (este llegará lejos en el programa, se lo digo yo, donde no llegará lejos va a ser con la novia); Li, la hermana malvada de Usun Yoon (de el informal) o algo por el estilo, una china que, confiesa, le da miedo el pelo de los españoles (!!!): Orlando, un tio a una dentadura pegada, que trabaja de feriante en una atracción de autos de choque (a este lo metía yo en Carnivale y se enteraba de lo que es ser feriante); Raquel, una azafata de vuelo del avión del Madrid, muy poco interesante, la verdad; Julito, un canario, cachitas, surfero, deboto de nosequé virgen a la que le lleva flores y cosas raras de estas, también poquito interesante; Eva, una ganadera que los fines de semana sirve cañas en un bar (y nos la venden como que tiene una doble vida, en plan: del campo a la ciudad y esas cosas); y, por último, Gema y Carlos, un matrimonio que entran juntos en la casa, ella pijilla y fan de Camarón y el un soso perdido, que tienen que ocultar a los demás que son marido y mujer. ¡Toma rollo que he soltado! ¿Soy yo o este año la gente es muy poco interesante?
Y así quedaron las cosas en una primera gala bastante flojilla (no hubo ni vaquilla ni nada), donde, como siempre volvieron a fallar las conexiones de audio con la casa (un clásico que no puede faltar, al igual que el correspondiente puteo de la Milà, cantándole las cuarenta a su pinganillo), con el "pisha" descubierto a las primeras de cambio y con la novedad de tener dos casas: una la del primer año hecha una puta pocilga (que evidentemente van a tener que limpiar) donde todo el mundo está nominado y la segunda, super de diseño, donde al final de la primera noche solo estaban el matrimonio a la espera de que vaya entrando gente (el mecanismo de este año es tan complicado que no me acabé de enterar demasiado bien como funcionaba la cosa, así que ya iremos viendo). Lo que si que ha quedado claro, una vez más, es que a este programa no le pesan los años, pues saldó la noche del domingo siendo líder de audiencia y rozando el 30% de share. ¡Y lo que te rondaré morena!
Pero, ¡No se vayan todavía, aún hay más! (lo siento). Porque resulta que ayer mismo ya hubo la primera gala de normal y eso, con sus nominaciones, sus expulsiones, sus primeros videos resúmenes viendo quien le ha comido la boca a quien o quien ha hablado mal de el del lado, quien ha enseñado el culo a la peña y demás. ¡Y todo esto habiendo pasado tan solo dos días dentro de la casa! Madre mía, madre mía... Al final se fue a la puta calle el Germán, más por pesado que otra cosa (con tan solo dos días para votar, que quieren..) y, la verdad, es que le sentó como si le hubieran cruzado la cara allí mismo y en directo, porque no se lo esperaba para nada. Por otro lado, el menos votado, el feriante, se fue a la casa modernilla con el matrimonio (que tiene que hacer creer a todo el mundo que no se conocen de nada) a la espera de que siga entrando gente. Ya dije que este año es como muy complicado todo, pero en fin. Reinventarse o morir, y esta gente, a lo tonto a lo tonto, ya llevan diez ediciones. Por algo será. Seguiremos informando. O no, según por donde nos de.
9 piquitos de oro:
Cada vez menos gente se atreve a llamar este show "valor sociológico". Saludos...
Hombre, valor sociológico tiene, así la gente puede chismorrear (que es lo que le gusta a la gente aunque diga que no) teniendo a alguien en común sobre el que hablar.
Así pues los ejecutivos y obreros echando cañas en un bar tendrán otro tema en comun ademas del fútbol.
En fin, yo solo vi la primera por obligación, desde entonces que mi antigua novia, ahora mi mujer, no se ha vuelto a enganchar a otra edición...
¿Por qué el gran hermano de aquí es tan pureta? En Europa y en Brasil aquello es un despiporre. No me extraña que me aburra soberanamente.
Si algún día se ve una teta acabaré llorando como John Hurt
Jajaja, buenisimo el artículo y sobre todo el repaso a los freaks que han entrado este año. Yo por desgracia -o por fortuna-, no creo que vea demasiado del programa, aunque otras ediciones han sido indescriptibles.
Saludos!!
Jajaja!!!Genial descripción de todo.Yo solo vi la primera edición y la del año pasado donde parecía haber gente más o menos "normal". Por lo que has contado ya veo que este año la casa está que se sale.
Besos!
Efectivamente, este año para entender el mecanismo de nominaciones hay que hacer un master.
Ahora los concursantes están de buen rollo, pero dejemos que pase una semana y ya se estarán matando.
Creo que somos el unico pais que vamos por una decima emision cuando ya hay realitys mucho mas jugosos por ahi...
german sería un pesado pero vaya fallo echarlo de la casa, el carlos ese tiene como otros dos tios en la casa que son iguales, el mismo tipo de tio, es un rollo joder...
yo creo que cada vez es mas dificil ser original, la unica que se salva es la enana, por enana, pero que no tiene mas, a mi me dan rabia todos... y despues de 2 galas, mas!
mi preferido es el matrimonio, que os apostais a que piden el divorcio en directo??
Publicar un comentario