Elprimerhombre se ha vuelto a contagiar de la alegría que irradia Milagro en Milán, de Vittorio de Sica, una película relatada como un cuento, en la que los pobres son los protagonistas y la bondad intenta prevalecer sobre la maldad.
La historia empieza con “Érase una vez” y vemos a una anciana que se dispone a trabajar en su huerto. De repente, oye unos sollozos y se dirige al lugar de donde provienen. Entre unas coles encuentra a un bebé como si hubiera sido obra de un milagro y la mujer no duda en acogerlo en su casa, dándole todo su cariño. Pasan los años y el niño crece, llevándose muy bien con la abuelita, jugando ambos con la imaginación, como cuando en una escena, al calentarse demasiado la leche en una cazuela, esparciéndose por el suelo, la anciana pone unos árboles y unos adornos de juguete alrededor y se ponen a saltar ambos por encima, como si de un río se tratara. Sin embargo, poco tiempo después, la anciana, a causa de su avanzada edad, enferma y muere, siendo el niño de unos 8 años trasladado a un orfanato. Cuando ya es mayor de edad, lo dejan marcharse y decide buscar trabajo, saludando a todo el mundo, como si la ancianita le hubiera inculcado esa bondad y ese bienestar. Pero por causas del destino o porque no tiene adónde ir, acaba por quedarse en un descampado con unos pobres que duermen con cuatro cartones y entre todos, con su empuje y ánimo empiezan a levantar con esfuerzo unas chabolas que les da para cobijarse medianamente bien.
La historia empieza con “Érase una vez” y vemos a una anciana que se dispone a trabajar en su huerto. De repente, oye unos sollozos y se dirige al lugar de donde provienen. Entre unas coles encuentra a un bebé como si hubiera sido obra de un milagro y la mujer no duda en acogerlo en su casa, dándole todo su cariño. Pasan los años y el niño crece, llevándose muy bien con la abuelita, jugando ambos con la imaginación, como cuando en una escena, al calentarse demasiado la leche en una cazuela, esparciéndose por el suelo, la anciana pone unos árboles y unos adornos de juguete alrededor y se ponen a saltar ambos por encima, como si de un río se tratara. Sin embargo, poco tiempo después, la anciana, a causa de su avanzada edad, enferma y muere, siendo el niño de unos 8 años trasladado a un orfanato. Cuando ya es mayor de edad, lo dejan marcharse y decide buscar trabajo, saludando a todo el mundo, como si la ancianita le hubiera inculcado esa bondad y ese bienestar. Pero por causas del destino o porque no tiene adónde ir, acaba por quedarse en un descampado con unos pobres que duermen con cuatro cartones y entre todos, con su empuje y ánimo empiezan a levantar con esfuerzo unas chabolas que les da para cobijarse medianamente bien.
Esto es sólo el inicio de una gran historia. A partir de aquí la película tiene grandísimas escenas, rodadas magistralmente y con gran humor. De Sica demuestra su categoría y rueda con una calidad exquisita, como lo demuestra por ejemplo con el plano en el que dos médicos se disponen a contar las pulsaciones de la anciana enferma y la cámara entra por el hueco de la cerradura, adentrándose en la habitación.
Y lo mejor y más sorprendente de esta película es que está repleta de escenas con un gran humor surrealista y eso que se encuentra entre las películas que se dirigieron en la época del Neorrealismo italiano, iniciado por Roberto Rossellini con Roma, ciudad abierta. Este movimiento se caracterizó por tramas ambientadas entre los sectores más desfavorecidos, en rodajes exteriores y con actores no profesionales entre sus secundarios. Las películas reflejaban principalmente la situación económica y social de Italia en la posguerra.
Esta película muestra toda esa realidad y además la mezcla con una acentuada fantasía y con buenos toques de humor, como ver a un hombre colgado en la fachada de un edificio, siendo como el meteorólogo de una empresa; o el niño que tiene atado el extremo de una cuerda a su cuerpo y el otro extremo está afuera como si de un timbre se tratara y cuando llama alguien avisa porque lo levantan del suelo; o el hombre que vende globos pero que al estar tan raquítico sale volando y le tienen que dar de comer y ponerle piedras en los bolsillos para que tenga algo más de peso. Esto demuestra que aunque sea una película de 1951, su humor no ha envejecido, al contrario, es bastante original.
Lástima que el desenlace no se produzca antes porque quizás el final es demasiado largo y una situación importante se convierte en algo confusa, generando en el espectador un cierto desencanto por lo que había visto hasta entonces y, concretamente, la última escena es más bien un poco ridícula y pomposa, viéndose demasiado que se quiere acabar como un cuento.
7 piquitos de oro:
Si es de Vittorio de Sica no puede ser mala. La anoto en la lista de pendientes.
Saludos.
Tomo nota de ello. Saludos.
Fantástica y entrañable película, pura magia en 35mm. Aún fantaseo con el sabor que tendrán unos huevos fritos con mantequilla. Estupenda, no se la pierdan.
Hola, que buena crítica sobre este film que tenía olvidado. Me has puesto muy feliz con el recuerdo del mismo. Ese final que más se parece a un film fantástico es inolvidable. Saludos!
Obra maestra total, aunque bueno...es de De Sica, con lo cual, blanco y en botella..leche.
Saludos!
No me llama mucho la atención, per parece una propuesta interesante. El cine de antaño siempre puede ser aprovechado.
Saludos
¿milagro en milan? eso me suena a Santino Marella, XD.
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