Elprimerhombre se queda a veces absorto, sin preocupación alguna, y es una sensación parecida a la que ha tenido al volver a ver UN CORAZÓN EN INVIERNO, de Claude Sautet. Su narración está tan llena de silencios, de gestos y miradas que da gusto dejarse llevar de la mano del director.
El personaje principal de la película, Stephane, está muy bien encarnado por Daniel Auteuil, cuya mirada le da un cierto aire de misterio a la historia. Y Camille, encarnada por la bella Emmanuelle Béart, es el contrapunto, dejándonos ver con claridad sus sentimientos a través de sus gestos y miradas.
Toda la película está llena de voluntades, de intenciones y de elecciones. Amor, cariño y afecto se palpan en todas las escenas. Stephane trabaja con devoción fabricando y reparando violines, y Camille traslada sus diferentes momentos de ánimo en la manera de tocar el violín. De ahí que el oído, el tacto y la vista jueguen un papel tan primordial en la historia.
Claude Sautet une las escenas con esmero y talento como Stephane ensambla las piezas de un violín. Es una película inteligente y madura en la que no sobra nada, dejándote un regusto dulce y a la vez amargo, como un corazón en invierno.
Un saludo!
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