Elprimerhombre recuerda una película coproducida por México, España y Francia que ganó premios al mejor guión, música y escenografía en el Festival de Venecia en 1996. Me refiero a Profundo carmesí, de Arturo Ripstein, una de las aproximaciones más interesantes de los hechos reales que ocurrieron en Estados Unidos allá por los finales de los años 40 del siglo pasado, cuando una pareja de amantes, Martha Beck y Raymond Fernández, que se conocieron mediante un anuncio de contactos de una revista, llegaron a seducir y engañar a mujeres solteras y viudas, cometiendo en algunas ocasiones terribles asesinatos.
De esta relación llena de obsesión han surgido, que yo sepa, tres adaptaciones cinematográficas, siendo la primera la que hizo un tal Leonard Kastle en 1970, Los asesinos de la luna de miel, considerada por muchos como película de culto. Aunque su versión no se ubique en los años 40 sino en la misma época en que se realizó, la película es más fiel a los sucesos por usar los mismos nombres de los asesinos. Sin embargo, su calidad no es muy brillante, sobre todo si la comparamos con la versión de Ripstein. Salvo en alguna escena en concreto, Kastle dirige de forma bastante tosca y a veces hasta torpe, no ayudando mucho a que la historia convenza. Con un blanco y negro demasiado contrastado lo que más destaca de esta película es la caracterización de los dos actores principales, cuyo físico y hasta su actuación es lo más acertado de la historia.
Sin haber visto la versión de 2005, Corazones solitarios, en la que aparecía sorprendentemente Salma Hayek en el papel de Martha Beck, contrastando de forma drástica con las dos versiones anteriores por el físico orondo de sus actrices protagonistas, Profundo Carmesí es seguramente la versión más lograda por una muy buena dirección y una increíble fotografía. Eso sí, Ripstein no expone que sean hechos reales, además, cambia la ubicación de la historia, siendo México el lugar elegido, igual que el nombre de los dos amantes, identificados con otros totalmente distintos, más afines a la lengua hispana, Coral Fabre (Regina Orozco) y Nicolás Estrella (Daniel Giménez Cacho). El personaje de Coral, una enfermera de ancianos terminales no muy eficaz en su manera de trabajar, es mucho más obsesivo y profundo que la Martha de la versión de Kastle. La pasión que le produce el actor francés Charles Boyer, su amor platónico, es totalmente coherente con el desenfreno que le provoca el personaje de Nicolás Estrella, un inmigrante español solitario al que encuentra un cierto parecido con su mítico actor. Después de su encuentro, el espectador se dará cuenta de lo que ella es capaz de hacer por la atracción que le produce Nicolás.
En este punto, hay que destacar las fuertes escenas que encontramos en esta película, plasmadas delante del espectador con toda naturalidad. El mismo personaje de Coral, al ver que sus dos hijos serán un incordio para la relación fructífera que quiere tener con Nicolás, será capaz de dejarlos en un hospicio obligándoles a jurar que la olvidarán por completo. Es entonces cuando la historia coge un fuerte vigor y empieza de veras la relación entre los dos. Nicolás se sorprende y hasta parece temer la obsesión con la que actúa Coral, que es capaz de suicidarse si él no la quiere, algo que le demostrará su apasionado amor. A partir de aquí, juntos emprendarán un viaje con paradas, en busca de mujeres solitarias y un tanto adineradas, atraídas por el acento y el físico de Nicolás. Coral se hará pasar por su hermana, pero pronto le vendrán los celos que provocarán consecuencias inevitables para ambos.
La desesperación y obsesión de Coral es algo que se percibe desde el inicio de la película, con una actuación muy conseguida de Regina Orozco, convirtiendo su personaje en una mujer totalmente avergonzada de su cuerpo. El pesimismo que infunde su vida está plenamente unido al personaje de Nicolás, avergonzado del bisoñé que debe llevar para gustar a las mujeres, con una terrible migraña que le tortura. Este personaje, con una actuación de Daniel Giménez Cacho que va mejorando en cada escena, se encuentra anclado en su modo de vida tan arriesgado y tan solitario, ganando dinero engañando a mujeres tan solas como él. La vergüenza que sienten ambos por sí mismos se refleja en los espejos en los que no paran de mirarse durante el desarrollo de la historia. Es difícil encontrar otra película donde aparezcan tantos espejos, donde persista tanto afán por gustar, por sentirse realizado. Y los mismos puntos de luz que se consiguen con una fotografía formidable, dejando en penumbra partes del espacio con contrastes fuertes de colores, son igual de eficaces para profundizar en el dramatismo de esas vidas poco perdurables.
En definitiva, un drama duro con una fotografía muy destacable en el que conocemos a dos personajes solitarios, avergonzados de su físico y abocados a un destino irremediable por su obsesiva y creciente pasión.
Un saludo!
Leer critica Profundo carmesí en Muchocine.net
Un saludo!
6 piquitos de oro:
Gracias por informarme, me gustarìa ver esa peli.
saludos
Me la apunto. La foto del final me recuerda al baile de El apartamento. Un saludo y gracias por la información.
Gran película si señor!
Mmm años 40 y crímenes... puede estar bien eso.
Saludos
Muy buena crítica. Yo adoro este film por su tono pesimista y sus personajes tan al borde del abismo, típico de Ripstein.
Que pelicula más dura. Una vez traté de contarsela a una amiga durante un almuerzo y malogré el encuentro. Vaya idea la mia. De todos modos, es una pelicula muy sólida y conmovedora.
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