La película empieza cuando dos macizas del espacio exterior aparcan su platillo volante al lado de un parque de atracciones. Una vez en tierra firme, dos feriantes intentan ligar con ellas, pero las hembras del espacio se defienden con una especie de spray antiviolador intergaláctico. Por otro lado conocemos a Marcos, un valiente boxeador que celebra su último triunfo llevando a una chica del pueblo a la feria. Ambos suben a bordo de la nave espacial pensando que es una atracción más, y allí son abducidos junto a otros pasajeros, gente de buena familia y algunos gángsteres de tres al cuarto. Mientras tanto, en la tierra, el manager de Marcos y un científico que conoce todos los entresijos de la trama, siguen a la nave en su viaje gracias a un complicado sistema de cámaras de vigilancia (¡¿?!). El platillo llega a Sibila, el planeta de las mujeres invasoras, aunque no se ve ni nada ni a nadie, porque “es la hora del descanso” según dice una. El planeta está gobernado por un par de gemelas, la una buena y maciza, y la otra mala y más maciza aun. Aunque quien lleva la voz cantante es la última, que prepara un perverso plan contra los terrícolas y su planeta.
El principal causante de tanto mal cinematográfico es Alfredo B. Crevenna, un realizador mejicano con más de 140 películas a sus espaldas, todas tan buenas como ésta y algunas perpetradas a mayor gloria de Santo, “El enmascarado de plata” (¡qué grande es el cine, leñe!). Echarle un ojo a su filmografía es toda una experiencia, ya que en ella se encuentran producciones tan socarronas como Échenme al vampiro (1963), Neutrón contra el criminal sádico (1964), Los endemoniados del ring (1965), Las muñecas del King Kong (1981), De súper macho a súper hembra (1989), El mil abusos (1990) y Ni ángel ni demonio… un macho! (1992). Todas de obligado visionado, seguro.
Crevenna se rodea aquí de la flor y nata del cine charro; Rogelio Guerra, un actor muy dado a lo que llaman Enchilada Western y que salía en la emblemática telenovela Los ricos también lloran (1979). Lorena Velásquez, un icono de la ciencia ficción tex-mex y chica-Santo por excelencia, que ha trabajado en títulos tan llamativos como Las luchadoras contra la momia (1964), y Las lobas del ring (1965). Elizabeth Campbell, actriz y gladiadora que ha repartido leña en Las mujeres panteras (1967) y Peligro…! Mujeres en acción (1969). Y Maura Monti, actriz que ha puesto sus muslos al servicio de productos tan nocivos como SOS Conspiración bikini (1967), Minifaldas con espuelas (1969) y El misterio de los hongos alucinantes (1969). Bendita locura la del cine mejicano, vive Dios.
No resulta nada difícil hacer una lectura misógina de El planeta de las Mujeres Invasoras, ya que la película no se caracteriza ni por su sutileza ni por sus valores progresistas. Las habitantes de Sibila son tan bellas como desalmadas, mujeres guerreras con las curvas bien puestas en los sitios correctos, y todas en edades casaderas. ¿De donde salen? ¿Practican el sexo? ¿Las fabrican? La cinta pasa por alto temas tan controvertidos como la perpetuación de la especie y es un dato curioso que las mujeres invasoras tengan todas la misma edad y complexión. Ni demasiado jóvenes, ni demasiado viejas, en su punto. Se pone así de manifiesto que más que un ente extraterrestre real, con unas necesidades reales, son un concepto, el concepto nada favorable que tienen los autores de la nueva mujer liberada. En el filme, las marcianas quieren invadir nuestro planeta, pero la atmósfera de la Tierra les resulta dañina, por lo que planean secuestrar a niños para implantarse sus pulmones. Quizás, de alguna manera muy tosca, lo que nos quiere decir la película es que la liberación de la mujer será a costa de los niños.
Pero dejando a un lado turbios e inconscientes mensajes sociales, esta sopa espacial le debe mucho a seriales televisivos como Flash Gordon (1936-1940), hasta el punto que la estética pulp de los cohetes e incluso los uniformes de las invasoras, recuerdan los de aquella añeja producción. La dirección es plana, los decorados de todo a un euro, los diálogos folletinescos y la trama más inconsistente que una pompa de jabón. El Planeta de las Mujeres Invasoras es una caspa espacial de fuerte sabor mejicano y con un entendimiento psicotrónico y pop de la acción. La película plantea situaciones que no sabe resolver y se haga larga en demasía, pero tiene una atmósfera de festiva inocencia que simpatiza con el espectador. Es una huída hacia delante en la que nadie se detiene a hacer preguntas, querían una película de ciencia ficción con muchas tías buenas, la querían rápido, y pese a quien pese, la tuvieron. Vaya si la tuvieron.
La frase: “¡Espero que nadie más desafíe mis lanzas necrolumínicas!”
Leer critica El planeta de las mujeres invasoras en Muchocine.net
3 piquitos de oro:
Llevo un fotolog de cine a medias con una amiga... Aunque ultimamente lo tenemos algo dejaillo; pero no te dejes engañar...nos apaciona el cine y todos sus entrecijos (publicidad, fotografía, etc.. )
Tu blog es de lo mejorcico que descubrí hace ya tiempo...
No lo dejes nunca.
Se lo recomiendo a la gente que veo que son dignos de visitarlo..jajaja..
Un abrazo "ruyelcid" (www.fotolog.com/lumiererelatives)
Madre mia!! Buenísima la reseña de un clásico que desconocía.
Queremos edición a cargo de L´atelier 13 a la voz de YA! XD
Saludos.
Alucinante¡¡¡¡.
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