De la Europa de las Nuevas Olas y de la mano de Oldrich Lipský, surge esta aproximación checoslovaca al western americano, una aproximación realizada mediante la parodia y la sátira, y que está pensada para rendir un disparatado homenaje al cine de vaqueros, haciendo especial hincapié en su etapa muda, aunque sustituyendo el clásico blanco y negro por una serie de llamativas gammas bicolor, con especial predominio del amarillo (limón). La película está situada a medio camino entre el arte y la broma, y es un cruce transgénico de western, comedia y musical, pero como suele suceder con la filmografía de este director, cualquier etiqueta se le queda corta.
La acción se sitúa en el Lejano Oeste, en Stetson City, donde hay un salón de whisky en que los hombres se emborrachan y las mujeres entonan canciones sobre entregar sus virtudes a misteriosos desconocidos. En ese escenario, repleto de humo y peleas, hace su entrada Limonada Joe, un pistolero que solo bebe (¿no lo adivinan?) limonada Cola-Loca y que es capaz de matar una mosca de un disparo. Antes de que alguien pueda decir Lucky Luke, el tipo ya ha evitado un atraco y enamorado a una rubia, de tal manera que pone de moda un nuevo local, el Cola-Loca Saloon, un lugar donde persiste la violencia y el caos, pero como mínimo la gente ya no se emborracha. Eso sí, el número de muertos aumenta, porque al ir serenos nadie falla un tiro. El pérfido amo del salón de whisky recurrirá a todo tipo de estratagemas para recuperar a su clientela y acabar con Joe.
Para recrear su peculiar versión del mundo del western, Lipský toma prestados los recursos propios de una fantasía animada. La violencia del filme resulta absurda y los personajes reciben nombres rimbombantes que definen sus personalidades, como Lou Tornado, Doug Badman o Ezra Goodman, a lo que hay que sumarle que Cola-Loca es un claro remedo de una popular marca de refrescos (a los de la Coca-Cola Company les deben estar pitando los oídos). El protagonista, por su parte, parece más un dibujo animado que otra cosa, y en un principio representa el bien sin ambages, mientras que sus oponentes son el claro reflejo del mal, aunque un mal bastante naïf y descafeinado.
Pero la película no se limita a la caricaturización de la mítica del western, sino que logra una deconstrucción de lo que históricamente ha significado el género en sí, y ahí es donde radica la genialidad de la obra. El cine estadounidense ha usado las películas del oeste para escribir su propia leyenda, relatando el proceso de formación de su país y haciendo exaltación de héroes que personificaban los valores culturales americanos. Y esto es exactamente lo mismo que hace Lipský, pero de una manera jamás vista y completamente desmadrada.
Poco a poco Limonada Joe se descubre como un personaje mucho más turbio de lo que cabría pensar en un principio, sus motivos se nos revelan interesados y el conflicto que se establece entre él y el amo del salón de whisky, desemboca en una mera lucha comercial, donde los clientes no son más que títeres manipulados a su antojo, toda una alegoría de la sociedad de consumo y el neoliberalismo. Cabe suponer que esta parábola americana ya existía en la novela y la obra de teatro en que se basa el filme, creaciones ambas firmadas por Jiří Brdečka, el guionista del largo, pero también es verdad que la historia parece predestinada a ser película, por su discurso autorreferencial y su tendencia al subrayado cinematográfico.
El cine de Lipský tiene algo de paradójico e imprudente, como si el director se lanzara a una idea sin paracaídas y sin saber muy bien cuál es el filme que persigue, demostrando siempre una mentalidad abierta y mucha valentía. Humor absurdo, gags visuales, slapstick, números musicales surrealistas y unos efectos especiales basados en el trucaje, son lo que se puede encontrar en esta disparatada ópera western, una comedia que funciona como una anatomía del American way of life contada para niños y todo un clásico de culto de la Nueva Ola checoslovaca.
La frase 1: “¡Señores! ¿Creen que el salvaje oeste será menos salvaje si ustedes llenan sus vasos con leche fresca o agua del grifo?”
La frase 2: “Defensor de la ley, vengador de los débiles y… representante de limonada.”
La frase 3: “Abriré una casa de mala reputación donde solo se venda limonada.”
La frase 4: “Lo que es bueno para Cola-Loca, es bueno para la ley.”
La acción se sitúa en el Lejano Oeste, en Stetson City, donde hay un salón de whisky en que los hombres se emborrachan y las mujeres entonan canciones sobre entregar sus virtudes a misteriosos desconocidos. En ese escenario, repleto de humo y peleas, hace su entrada Limonada Joe, un pistolero que solo bebe (¿no lo adivinan?) limonada Cola-Loca y que es capaz de matar una mosca de un disparo. Antes de que alguien pueda decir Lucky Luke, el tipo ya ha evitado un atraco y enamorado a una rubia, de tal manera que pone de moda un nuevo local, el Cola-Loca Saloon, un lugar donde persiste la violencia y el caos, pero como mínimo la gente ya no se emborracha. Eso sí, el número de muertos aumenta, porque al ir serenos nadie falla un tiro. El pérfido amo del salón de whisky recurrirá a todo tipo de estratagemas para recuperar a su clientela y acabar con Joe.
Para recrear su peculiar versión del mundo del western, Lipský toma prestados los recursos propios de una fantasía animada. La violencia del filme resulta absurda y los personajes reciben nombres rimbombantes que definen sus personalidades, como Lou Tornado, Doug Badman o Ezra Goodman, a lo que hay que sumarle que Cola-Loca es un claro remedo de una popular marca de refrescos (a los de la Coca-Cola Company les deben estar pitando los oídos). El protagonista, por su parte, parece más un dibujo animado que otra cosa, y en un principio representa el bien sin ambages, mientras que sus oponentes son el claro reflejo del mal, aunque un mal bastante naïf y descafeinado.
Pero la película no se limita a la caricaturización de la mítica del western, sino que logra una deconstrucción de lo que históricamente ha significado el género en sí, y ahí es donde radica la genialidad de la obra. El cine estadounidense ha usado las películas del oeste para escribir su propia leyenda, relatando el proceso de formación de su país y haciendo exaltación de héroes que personificaban los valores culturales americanos. Y esto es exactamente lo mismo que hace Lipský, pero de una manera jamás vista y completamente desmadrada.
Poco a poco Limonada Joe se descubre como un personaje mucho más turbio de lo que cabría pensar en un principio, sus motivos se nos revelan interesados y el conflicto que se establece entre él y el amo del salón de whisky, desemboca en una mera lucha comercial, donde los clientes no son más que títeres manipulados a su antojo, toda una alegoría de la sociedad de consumo y el neoliberalismo. Cabe suponer que esta parábola americana ya existía en la novela y la obra de teatro en que se basa el filme, creaciones ambas firmadas por Jiří Brdečka, el guionista del largo, pero también es verdad que la historia parece predestinada a ser película, por su discurso autorreferencial y su tendencia al subrayado cinematográfico.
El cine de Lipský tiene algo de paradójico e imprudente, como si el director se lanzara a una idea sin paracaídas y sin saber muy bien cuál es el filme que persigue, demostrando siempre una mentalidad abierta y mucha valentía. Humor absurdo, gags visuales, slapstick, números musicales surrealistas y unos efectos especiales basados en el trucaje, son lo que se puede encontrar en esta disparatada ópera western, una comedia que funciona como una anatomía del American way of life contada para niños y todo un clásico de culto de la Nueva Ola checoslovaca.
La frase 1: “¡Señores! ¿Creen que el salvaje oeste será menos salvaje si ustedes llenan sus vasos con leche fresca o agua del grifo?”
La frase 2: “Defensor de la ley, vengador de los débiles y… representante de limonada.”
La frase 3: “Abriré una casa de mala reputación donde solo se venda limonada.”
La frase 4: “Lo que es bueno para Cola-Loca, es bueno para la ley.”
Leer critica Limonada joe en Muchocine.net
4 piquitos de oro:
Que siga la fiesta que soy un adicto a este festival checoslovaco que te estás currando, dios mío que de bizarradas por ahí sueltas..
Saludos!
buaaaaaah, qué frikada.
A la saca.
Hola chicos. Permitidme un poco de spam, por favor. Celebramos el aniversario del Duelo de Críticas y os invito a votar en nuestra encuesta.
Un saludo y gracias
http://enelmundodeoz.blogspot.com/2009/06/el-gran-duelo-de-criticas.html
Hostía put... que bizarro ¿de dónde cojo... sacaís estas cosas?
Publicar un comentario