King Kong (1933)

Elprimerhombre pudo disfrutar en Sitges de cuatro películas verdaderamente aceptables (unas más que otras), y para acabar la semana dedicada a este festival, no habría que olvidar a uno de los clásicos por antonomasia, King Kong, de Merian C. Copper y Ernest B. Schoedsack, al que se homenajeó este año por su 75 Aniversario (después de todo es el emblema del festival).

La historia está basada en una idea del mismo Merian C. Copper y del novelista Edgar Wallace. Un director de cine, Carl Denham (Robert Armstrong), quiere una actriz para su nueva película y el lugar donde quiere dirigir se encuentra en un sitio remoto que no aparece ni en los mapas, una isla perdida por el suroeste de Sumatra donde hay un muro construido por los nativos que los separa de algo horrible y monstruoso. Denham quiere ir allí a toda costa y a causa de la desconfianza de su agente, se dispone a buscar él mismo a una actriz que le valga. A partir de su encuentro con Ann Darrow (Fay Wray), todo el equipo, junto con la tripulación de un barco, iniciarán una aventura que se convertirá en una odisea plagada de peligros y de hallazgos realmente sorprendentes.

Toda la secuencia de la isla en la que se disponen a filmar resulta bastante interesante, destacando el momento en que la tribu que sacrifica a mujeres entregándoselas al gran Kong descubre a Carl Denham y sus aliados y se acerca a ellos el gran jefe, estando muy bien encuadrado en un plano abierto y general, resultando cómico el resultado final de la escena en la que el jefe pide a Denham que le entregue a Darrow y al negarse éste se marcha con los demás silbando, como para no alterar más la situación y querer pasar desapercibidos. Todo lo que viene a continuación, el rapto de Darrow por los nativos con el posterior rescate por parte del equipo está llevado a cabo con buen ritmo.

Pero lo mejor sin duda es la deliciosa secuencia final que tiene un valor intrínseco en el desarrollo del film, siendo para siempre imborrable en la mente del espectador, viendo al mismísimo Kong (que es así cómo se llama, sólo aparece el nombre de King Kong en las letras de crédito del principio y del final) subir por la fachada del Empire State Building, acabando su huida en la cima, luchando por su vida y por la de su bella dama, recibiendo terribles disparos por aviones de combate, siendo finalmente derrotado chocando con el duro asfalto. Como dice Denham en una frase mítica pero poco consecuente, ya que el culpable es él, "no fueron los aviones, fue la bella quien mató a la bestia".

Sabiendo que el paso del tiempo nos hace ver con gracia y simpatía los efectos especiales de esta película (véanse esas caídas de los personajes que se ve a la legua que son muñecos de trapo), es inevitable sentir una cierta adoración por varias de las secuencias que abundan en este gran film. La animación de los monstruos gigantescos que aparecen (que iban a ser muchos más pero el mismo Cooper los eliminó) está lograda con la técnica del Stop-Motion, inventada por Wills O'Brien para el largometraje El Mundo Perdido (1925), siendo él mismo el encargado de animar a Kong, cuyo modelo tenía un esqueleto de acero, rellenado de algodón y cubierto de látex para moverse con cierta naturalidad. El gran Ray Harryhausen se maravilló con estas dos películas y tendría unos 12 años cuando se estrenó King Kong. Años más tarde se convirtió en el maestro de esta técnica.

King Kong, que al principio se iba a llamar La octava maravilla, se convirtió en el primer film donde aparecía un monstruo gigante entre la civilización (Godzilla apareció por primera vez en 1954), teniendo mucho éxito en taquilla en el momento de su estreno, con varios reestrenos en los años 40, siendo el más importante el que se produjo en 1952, convirtiéndose en uno de los acontecimientos de ese año, recaudando más dinero que en 1933. Merian C. Cooper guionizó varias películas pero sólo fue el responsable de la dirección de King Kong y de algunos documentales, estando al mando, allá por los años 30 y 40, de la compañía cinematográfica RKO Radio Picture. Ernest B. Schoedsack sí que dirigió otras películas, como la continuación de esta, El hijo de Kong (1933) o El gran gorila (1949).


Fay Wray fue una importante actriz en esos años, trabajando con gente de la talla de Erich Von Stroheim, y en este film, en el que tuvo que usar una peluca rubia para ocultar su cabello oscuro, está perfecta en el papel de la bella Ann Darrow que deja conmocionado al gran Kong. A raíz de esto, debo resaltar una escena memorable en el barco, cuando Denham quiere filmarla sola, como ensayando para prepararla ante algo monstruoso que apareciera delante suyo. Es entonces cuando vemos cómo debe asustarse una actriz y resulta ser uno de los planos mejor resueltos de la película.

Como curiosidad, Fay Wray iba a hacer un cameo en King Kong (2005), de Peter Jackson, y conoció a Naomi Watts que hizo su mismo papel de Ann Darrow. Pero Wray falleció antes de iniciarse el rodaje y tras su muerte se anunció que las luces del Edificio Empire State se apagarían 15 minutos en su memoria. No sé si se produjo tal hecho pero es bonito imaginárselo.

En definitiva, un clásico que a pesar del paso del tiempo simpatiza con el espectador por su querido simio gigante, con el que gracias a unos efectos especiales realmente sorprendentes llegamos a emocionarnos y a sentir lástima por él en una escena final inolvidable.

Un saludo!




Leer critica King kong en Muchocine.net

10 piquitos de oro:

Machete dijo...

Probablemente sea el film con mas remakes de la historia, incluyendo las series B y Z que se han llegado a rodar sobre la mitica bestia. Tambien ha influenciado en la creacion de numerosos monstruos a lo largo de la historia del cine.

Salu2!

bones dijo...

esto si es un clasico, de los mejores de la historia.

chaooo.

Anwar dijo...

El clásico de los clásicos. Buen blog el tuyo, pásate por el mío, seguro que te gustará.

Saludos desde:

http://cinemaworldycomics.blogspot.com/

El Confesor dijo...

Esta película es de las que permanecerán inmortales con el paso del tiempo, un mito total. Recuerdo siendo niño verla embobado, había visto con anterioridad la versión de John Guillermin que me gustó mucho, pero el stopmotion, el blanco y negro, toda esa atmósfera que contenía el Kong original me maravilló mucho más, como me pasó a esa edad cuando vi alguna de Charlotte el sabor de los años 30 me impregnaba y mostraba sueños hechos imágenes, y la verdad es que añoro esa sensación.

En definitiva: Una de las películas capitales de la historia.

Möbius el Crononauta dijo...

No hay palabras. Bueno, sí, una o dos. Jodida envidia.

¡Crearé un ejército de superhombres atómicos que arrasará Sitges!

Darkerrblog dijo...

Clasicazo como pocos, aun recuerdo al gorila dándole una mordida a sus victimas. A decir verdad me gustan las tres versiones, cosa rara, pero a todas les encuentro su particular encanto. Saludos¡¡¡

ElRinconDelTaradete dijo...

Me compre esa edicion en dvd con las tres peliculas en glorioso blanco y negro y aun no las he "revisado".Se me acumula el material...(Ojala con las chicas tambien fuere asi..Je je)

Ramón Ramos dijo...

Clásico del cine tan grande como su protagonista.
Saludos,

Anónimo dijo...

Excelente película, para mí la mejor de todas las versiones.

Y tambien la mejor acompañante del Kong: Fay Wray.

Jorge - cinenovedades dijo...

La verdad es que esta cinta es fenomenal. Como bien dices los efectos especiales son fenomenales para la época en la que se filmó y sobre todo posee la duración justa, algo que debería haber aprendido Peter Jackson para su flojísima remake del 2005.
Saludos!

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