A sangre fría (1967)

Elprimerhombre se estremece cada vez que ve A sangre fría, de Richard Brooks, porque es una película tremendamente realista.

Basada en la novela homónima de Truman Capote, relata el asesinato, en 1959, de los Clutter, una familia humilde (los padres y sus dos hijos), a manos de un par de expresidiarios que pensaban encontrar en aquel hogar nada menos que 10.000 dólares en efectivo (“el tesoro de Sierra Madre”, como lo llama uno de ellos). Al final, aquel terrible homicidio sólo sirvió para reunir 40 miserables dólares. Y debido a la crueldad de lo acontecido, el escritor norteamericano, Truman Capote, se interesó por la historia e investigó más hondamente en los pormenores de aquel horrible suceso que conmovió, sobre todo, a la gente de Holcomb, aquel pequeño pueblo de Kansas donde ocurrieron los hechos.



La crítica alabó la novela y erigió a su creador como uno de los grandes de la literatura norteamericana y contemporánea del siglo XX. Hasta parecía que había creado un nuevo género literario, lo que se llegó a llamar “non fiction novel”. Se podría decir que es una mezcla entre novela y crónica periodística.

Y la película de Brooks merece tan buenas críticas como la novela. Es una fiel adaptación que llega a conmover por su atrevida puesta en escena y las brillantes actuaciones de los dos actores principales, Scott Wilson y Robert Blake, acentúan la realidad del film.

El montaje es fundamental para el desarrollo de la historia ya que las escenas se unen perfectamente. En eso también ayuda la música, que a ritmo de jazz aumenta o disminuye los momentos de tensión. El compositor es Quincy Jones, que en 1965 se convirtió en el primer negro en componer para el cine (concretamente para una película de Sydney Lumet). También compuso para otras películas, como “El Color Púrpura” y para la serie de televisión de Bill Cosby, y ha recibido unos cuantos grammys durante su larga trayectoria como músico.

El director, Richard Brooks, adaptó varias novelas de gran peso literario, como “Los hermanos Karamazov” de Dostoievski, “Lord Jim” de Conrad, o “La gata sobre el tejado de zinc” y “Dulce pajaro de juventud”, ambas de Tennesse Williams. Y en ellas aparecían actores con renombre como Yul Brinner, Paul Newman o Elizabeth Taylor. En cambio, Wilson y Blake no son recordados por otras grandes actuaciones (aunque uno de ellos se hizo famoso con una serie de televisión) y eso da más mérito al gran logro de la película: que los personajes sean creíbles.

En definitiva, la recomiendo a todo el mundo que ame el cine y las buenas historias, y de ahí que también recomiende encarecidamente la novela.

Un saludo!