No heroics. Temporada única. (2008)


Superhéroes venidos a menos.

Existe un pub en Inglaterra llamado La fortaleza, y en su puerta hay una inscripción en la que se puede leer «sin máscaras, sin poderes, sin heroicidades», este es el lugar donde van todos los superhéroes de la ciudad a relajarse después de una dura jornada de trabajo, combatiendo el crimen y bajando gatitos de los árboles. Uno de sus clientes más célebres es Excelsor (Patrick Baladi), un súper tipo que viste un reluciente traje blanco y dorado, y que posee multitud de poderes, como la capacidad de vuelo, la invulnerabilidad, la fuerza sobrehumana o la telepatía. Pero nuestra historia no se centra en este triunfante y engreído personaje, sino en los cuatro fracasados que se sientan en un rincón.


Allí conocemos a Alex (Nicolas Burns), el alter ego de The Hotness, un superhéroe algo fondón, que puede controlar la temperatura y que mataría a su abuela por conseguir un poco de fama, sino fuera porque su abuela le daría una soberana paliza. A su lado está Sarah (Claire Keelan), su ex novia, que recibe el apodo de Electroclash por poseer la habilidad de controlar aparatos electrónicos mediante la voz. Ella es la hija de dos famosos superhéroes de los 80’s y vive para deshonrar el apellido familiar, robando cigarrillos de las máquinas expendedoras y comportándose como una zorra. Luego tenemos a Jenny (Rebekah Staton), que bajo el sobrenombre de She-Force combina la fuerza del increíble Hulk con el físico de una solterona desesperada por conseguir una cita. Y finalmente está Don (James Lance), mi favorito. Un español de tendencias homosexuales que con el mote de Timebomb puede ver 60 segundos en el futuro. Antiguamente era un despiadado asesino muy temido por los súper villanos, pero hoy en día solo utiliza su poder para conseguir una buena mamada en el servicio de caballeros.


La televisión inglesa siente cierto apego por los perdedores, series como Extras (2005-2007) o The It Crowd (2006) así lo avalan, y No heroics es una ácida comedia de situación que narra los avatares de unos superhéroes de tercera, personajes que en circunstancias normales se olvidarían con facilidad y nunca colocarían su nombre en la cabecera de una revista. Más que seres extraordinarios con poderes extraordinarios, pueden considerarse como gente completamente ordinaria, vulgar y grosera. No son anatómicamente perfectos, no tienen habilidades atléticas, conocimientos en artes marciales o una gran inteligencia, pero eso sí, llevan trajes ajustados. Caricaturizando el concepto del superhéroe y recurriendo a la imaginería de la Edad de Oro de los comics, la serie nos traslada a una Inglaterra donde los superhéroes forman parte de la vida cotidiana y donde puedes encontrártelos en la cola de una panadería o paseando al perro, aunque la mayor parte de la acción se desarrolla en La fortaleza, un lugar que ofrece multitud de guiños a los aficionados y donde se toman bebidas tan llamativas como Gin City, V for Vodka o cerveza Shazamstel.


Porque en La fortaleza se fuma y se bebe mucho, pero sobretodo se habla de manera obscena. Los personajes sueltan tacos sin cesar y sus diálogos están cargados de mucha mala leche, algo que puede remitirnos al cine de Kevin Smith, pero lo cierto es que el señor Smith tiene más recursos que Drew Pearce, el creador de esta serie (solo un par más, no crean). En No heroics todas las charlas, y por extensión todos los chistes, giran alrededor del sexo, algo que resulta efectivo en un principio pero que luego acaba por convertirse en un lastre, porque la serie se hace repetitiva y algo cansina, y eso que solo consta de 6 capítulos de 20 minutos cada uno.

Superman empinando el codo en La fortaleza

Los personajes se nos presentan pretendidamente repelentes y al espectador le cuesta cogerles apego, algo que resulta difícilmente perdonable en una serie coral. Hay otras ficciones de la pequeña pantalla, como The Office (2001) por ejemplo, en que varios de sus protagonistas procuran caerte mal intencionadamente, pero no quedan exentos de carisma y encanto, porque reciben el soporte de guiones sólidos y repletos de intención, algo que aquí no ocurre. Tenemos palabrotas y tipos barrigudos con súper poderes, y desde el principio estamos deseando que la cosa coja su punto y levante el vuelo. Pero los personajes hablan y hablan, y los deberes quedan por hacer.



La frase: «Así es Alex, sigue robándome dinero y largándose cada tres días, pero siempre me trae algún regalo. Aunque solo sean herpes.»

La frase 2: «Ya no tomo éxtasis, es una larga historia. Me volví loco y le pegué fuego al vello púbico de alguien.»

La frase 3: «Me encanta mi trabajo. Hago daño a la gente, los ato y entonces los cuelgo de los brazos hasta que oyes desgarrase sus tendones. Luego me voy a casa, me sacudo una botella de vodka, y puede que fume un poco de caballo para sentirme bien. Así que supongo que estoy intentando averiguar si cortarle los dedos a un súper villano y hacérselos comer en una baguette con queso es algo realmente heroico.»

BONUS TRACK:

1 piquitos de oro:

elprimerhombre dijo...

La serie puede tener buena pinta o no, pero el BONUS TRACK vuelve a ser insuperable. Me he reído un buen rato.

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