Agotamiento gótico.
¡Ah, qué cultura tan impúdica la nuestra! Aquí llega otra película de vampiros que intenta sumarse a la moda surgida a raíz del fenómeno Crepúsculo, aunque poco o nada tenga que ver con el romanticismo chillón de las populares adaptaciones de las novelas de Stephanie Meyer. Y otra película, además, que comete el error de creer que si coge al vampiro, le da mil vueltas, lo pone del revés y le saca brillo, parecerá algo nuevo y extraordinario, mientras que lo cierto es que este subgénero está más manoseado que una stripper de cuarta y que esto ya lo hemos visto cientos de veces.
Nos encontramos en un futuro próximo, en el año 2017, donde la comunidad vampírica ha crecido tanto que se ha convertido en la raza dominante. Allí conocemos a Edward Dalton (Ethan Hawke), un vampiro que trabaja como jefe de hematología y que es el responsable de encontrar un sustituto artificial para la sangre, ya que la humanidad está al borde de la extinción y el alimento escasea. Corren tiempos desesperados y la crisis alimentaria provoca consecuencias inesperadas, los vampiros que llevan un largo período sin ingerir sangre sufren una involución hacia una forma más primitiva, creciéndoles orejas puntiagudas, garras y grandes alas, y convirtiéndose en unos seres violentos e incontrolables.
Detengámonos un instante para hacer inventario; primero tenemos a esas sanguijuelas en el poder, luego está el ejército vampiro a su disposición, seguido de unos pocos humanos que sirven de ganado y por último un grupo cada vez más numeroso de vagabundos salvajes e incivilizados. Es evidente que la alegoría capitalista no es muy sutil que digamos y el hecho de que sea tan obvia, no sería un problema si la película no fuera tan sosa y comedida. El planteamiento funcionaría mejor como sátira, con grandes litros de sangre y mucha exageración, elementos que solo aparecen en contadas ocasiones. Sin duda un filme de estas características sería mejor aprovechado por un cineasta tan violento y controvertido como Paul Verhoeven, capaz de lidiar con la parte más insulsa de la historia y de explotar su lado más cínico y pasado de rosca. Curiosamente los hermanos Spierig, realizadores del filme, son también los responsables de Los no muertos (2003), una especie de puesta al día de la mítica y acartonada Plan 9 del espacio exterior (1959), elaborada, esta vez sí, en clave desenfadada.
Resulta difícil adivinar que hacen actores de primera fila metidos en este producto con alma de serie B, Ethan Hawke, Willem Dafoe y Sam Neill no están en el mejor momento de su carrera, pero gozan de cierto caché y su presencia en el filme queda completamente desaprovechada. El primero da vida a un héroe de tintes Hammerianos, por aquello de empuñar ballestas y vestir camisas blancas con chalecos negros, aunque luego se descubre como totalmente incapaz a la hora de pasar a la acción. Sam Neill, por su lado, ejerce de villano pese a que su personaje no suscita ningún tipo de odio en especial ni resulta lo suficientemente desagradable. Y Willem Dafoe tiene una buena entrada, pero pronto queda relegado en un segundo plano y no se le concede ninguna escena relevante.
Daybreakers es básicamente un tebeo gótico, un típico relato de ciencia ficción pulp donde se han gastado más dinero de lo habitual y que funciona básicamente en su primera mitad, cuando nos pone en situación. Las escenas cotidianas del principio son las más interesantes y las que pueden levantar las mayores simpatías entre el público, pero la trama se va adentrando progresivamente en lo convencional y se desdibujan los elementos más desbocados que componen esta fantasía tenebrista. Solo ciertas explosiones gore llegan a impactar realmente en el espectador, pero estas son pocas y contadas, y aparecen lo suficientemente contenidas para que el producto no pierda del todo su comercialidad. El filme es algo así como Cuando el destino nos alcance + Soy leyenda = Daybreakers, es decir, otro rebuscado intento de exprimir la fórmula hasta la última gota. Una cinta que a pesar de estar hecha con oficio, no tener demasiadas pretensiones y caer en gracia por su halo retro, no contribuye a la renovación del género y se muestra cómplice de su progresivo asesinato, porque no aporta nada nuevo.
La frase: «Es la décima vez que cumplo 35 años, los cumpleaños ya no tienen sentido.»
Leer critica Daybreakers en Muchocine.net
3 piquitos de oro:
En mi opinión, aunque "Daybreakers" no sea nada más que entretenimiento dominguero, trae elementos interesants. ¿Que tal la sociedad civilizada de vampiros que habita el planeta? Ese aspecto y sus derivados (los autos condicionados para manejar durante el día, el 'Subwalk', etc.) fueron cosas que creo yo no se habían explorado o retratado de esa manera.
¡Saludos!
Estoy de acuerdo con usted señor Loomis, a eso es precisamente a lo que me refiero cuando hablo de retratar el ambiente cotidiano de ese mundo vampírico, lo cosa tiene su punto, pero luego la película se pierde en los devaneos de un thriller futurista más bien triste.
Nada nada, clásico de culto instantáneo!
Oyes, hacía mil años que no me pasaba por aquí, cómo ha evolucionado la cosa! enhorabuena, la cantidad de información con la que me he encontrado es de aúpa... seguiré pasando, que ahora os "sigo".
Saludos
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