"Esta puerta se abre con la llave de la imaginación. Al otro lado hay una nueva dimensión. Una dimensión de sonido. Una dimensión de imágenes. Una dimensión de la mente. Están acercándose a un territorio de sombras y sustancias. Ideas y cosas. Acaban de entrar En los límites de la realidad".
Película que homenajea cuatro episodios de la famosa serie de televisión The twilight zone (1959-1964) creada por Rod Serling. En el primero un racista abrirá un portal a través del espacio y el tiempo que le hará probar un poco de su propia medicina, en el segundo un enigmático hombre traerá magia y juventud a un grupo de ancianos en una residencia, en el tercero una maestra conocerá a un niño con extraños poderes que tiene atemorizada a toda su familia, y en el cuarto un pasajero con fobia a volar descubrirá un gremlin trasteando en el ala del avión.
La película reúne a cuatro directores de peso en el cine fantástico; Steven Spielberg (E.T., el extraterrestre), John Landis (Un hombre-lobo americano en Londres), Joe Dante (Gremlins) y George Miller (Mad Max), y parte del guión está escrito por Richard Matheson, uno de los más fructíferos guionistas de la antigua producción televisiva, pero el resultado no es lo bueno que uno cabría esperar.
El primer relato, dirigido por Landis, se resiente por el triste accidente ocurrido durante el rodaje que acabó con la vida del protagonista y dos niños vietnamitas, al ser decapitados por las aspas de un helicóptero que volaba a baja altura en una de las escenas, dicho accidente, llevó al director y parte del equipo a un largo litigio en los tribunales. Pero dejando a un lado este trágico suceso y los problemas de montaje que conllevó el haber perdido al protagonista, el sketch en si no consigue interesar lo suficiente y está repleto de moralina.
El segundo relato es de Spielberg, que cuando se pone sensiblero no hay quien lo aguante, esta edulcorada fábula parece un anticipo de lo que haría posteriormente en la totalmente innecesaria Hook, por la que J. M. Barrie debe estar aún removiéndose en su tumba.
En el tercer relato la peli empieza a levantar cabeza, Dante escoge la historia más interesante y le da ese toque desternillante y macabro tan marca de la casa, pero la cosa se tuerce hacia el final, vuelve la cursilería y uno se queda con la sensación de que no han puesto toda la carne en el asador.
El cuarto relato es el mejor, John Lightgow sostiene en sus espaldas todo el peso de la acción en su papel de pasajero paranoico y está fantástico el tío, la banda sonora también es cojonuda y Miller borda la dirección, transmitiendo perfectamente toda la locura y claustrofobia necesarias para el relato.
La peli es, en definitiva, un fallido intento de llevar a la gran pantalla la mítica serie de televisión, no carente de cierto encanto y algún que otro momento acertado, y que se deja ver principalmente por el estupendo prólogo de Landis y el último episodio de Miller, el resultado hubiera sido muy distinto si hubieran escogido otros episodios más representativos de la serie.
Spielberg, que no aprende de sus errores, años más tarde volvió a intentar recuperar el espíritu de Rod Serling produciendo para la televisión la serie Cuentos Asombrosos, no apta para diabéticos.
Película que homenajea cuatro episodios de la famosa serie de televisión The twilight zone (1959-1964) creada por Rod Serling. En el primero un racista abrirá un portal a través del espacio y el tiempo que le hará probar un poco de su propia medicina, en el segundo un enigmático hombre traerá magia y juventud a un grupo de ancianos en una residencia, en el tercero una maestra conocerá a un niño con extraños poderes que tiene atemorizada a toda su familia, y en el cuarto un pasajero con fobia a volar descubrirá un gremlin trasteando en el ala del avión.
La película reúne a cuatro directores de peso en el cine fantástico; Steven Spielberg (E.T., el extraterrestre), John Landis (Un hombre-lobo americano en Londres), Joe Dante (Gremlins) y George Miller (Mad Max), y parte del guión está escrito por Richard Matheson, uno de los más fructíferos guionistas de la antigua producción televisiva, pero el resultado no es lo bueno que uno cabría esperar.
El primer relato, dirigido por Landis, se resiente por el triste accidente ocurrido durante el rodaje que acabó con la vida del protagonista y dos niños vietnamitas, al ser decapitados por las aspas de un helicóptero que volaba a baja altura en una de las escenas, dicho accidente, llevó al director y parte del equipo a un largo litigio en los tribunales. Pero dejando a un lado este trágico suceso y los problemas de montaje que conllevó el haber perdido al protagonista, el sketch en si no consigue interesar lo suficiente y está repleto de moralina.
El segundo relato es de Spielberg, que cuando se pone sensiblero no hay quien lo aguante, esta edulcorada fábula parece un anticipo de lo que haría posteriormente en la totalmente innecesaria Hook, por la que J. M. Barrie debe estar aún removiéndose en su tumba.
En el tercer relato la peli empieza a levantar cabeza, Dante escoge la historia más interesante y le da ese toque desternillante y macabro tan marca de la casa, pero la cosa se tuerce hacia el final, vuelve la cursilería y uno se queda con la sensación de que no han puesto toda la carne en el asador.
El cuarto relato es el mejor, John Lightgow sostiene en sus espaldas todo el peso de la acción en su papel de pasajero paranoico y está fantástico el tío, la banda sonora también es cojonuda y Miller borda la dirección, transmitiendo perfectamente toda la locura y claustrofobia necesarias para el relato.
La peli es, en definitiva, un fallido intento de llevar a la gran pantalla la mítica serie de televisión, no carente de cierto encanto y algún que otro momento acertado, y que se deja ver principalmente por el estupendo prólogo de Landis y el último episodio de Miller, el resultado hubiera sido muy distinto si hubieran escogido otros episodios más representativos de la serie.
Spielberg, que no aprende de sus errores, años más tarde volvió a intentar recuperar el espíritu de Rod Serling produciendo para la televisión la serie Cuentos Asombrosos, no apta para diabéticos.
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