Liotta te pasa la pelotta



Cuando uno se encuentra tecleando en el ordenador sin camiseta, se da cuenta de que debería estar remojando sus michelines en una piscina en vez de estar actualizando, revisando los comentarios o buscando en el guguel a Ray Liotta y su puta madre, ¡qué amante tan exigente puede ser el blog! Así que, como diría Ross Geller, va siendo hora de tomarnos un descanso, por lo que el Quesito Rosa quedará en animación suspendida hasta septiembre, cuando despertará con energía renovada y un bonito bronceado deep purple. Mientras, para que no se nos aburran, les dejamos una curiosa encuesta dedicada con predeterminación y alevosía a la persona de Ray Liotta, macarrónico actor muy popular en esta web y un habitual en nuestras encuestas (aunque nunca haya ganado ninguna, error que debía ser subsanado rápidamente). Por otro lado, tenía cierta rechifla eso de que rondara casi siempre la segunda posición, ¿no?

En fin, lo dicho, buenas vacaciones a todos y no se olviden de ponerse la protección solar, que luego puede pasarles lo mismo que a las tetillas de Natalie Portman (¿Qué? ¿Es que soy el único que lee la revista Cuore?). Saludos y nos leemos en septiembre.

Resultado encuesta

¡Encuesta cerrada!

Esta semana la encuesta estaba dedicada a la televisión, y es que quién no esté siguiendo actualmente ninguna serie, ¡que tire la primera piedra! Y como las series suelen a estar a la altura a la que están sus villanos, estos últimos días les preguntábamos: ¿Cuál es tu villano de serie preferido? Esta vez la cosa ha estado muy apretada hasta el final. Analicemos los resultados.

Spike (Buffy Cazavampiros). 2 Votos. Spike era el malo oficioso de la segunda temporada de Buffy Cazavampiros, aunque a partir de la cuarta temporada volvió a coger protagonismo y así hasta el final. Siempre tuve cierta debilidad por el personaje porque al pobre todo siempre le acababa saliendo mal (ya saben, era como los malos de bola de dragón, que se tenían que hacer medio coleguitas con los buenos o no se comían una mierda). A esto súmenle que el pobre diablo era enamoradizo (ya sea con Drusilla al principio o con la propia Buffy hacia el final). Para ustedes, el vampiro rubio platino por excelencia, no ha contado demasiado en sus votaciones, no se muy bien si es porque al final se vuelve medio bueno o porque la serie ya hace unos años que acabó y ya le tenían medio olvidado.


El asesino del hielo (Dexter). 2 Votos. Pocos votos también para el malo de una de las mejores series de los últimos tiempos, quizás porque, no nos engañemos, el mejor villano de Dexter era, al fin y al cabo, el propio Dexter. El asesino del hielo aparece en la primera temporada de la serie y se las hace pasar canutas tanto al prota como a todo el cuerpo de policía de Miami, en su cruzada personal por desmembrar a la peña. A pesar de todo, siempre le recordaremos por ese fantástico último capítulo de temporada.


Theodore Bagwell (Prison Break). 3 Votos. ¡Otro que esperaba que estuviera más arriba! También conocido como T-Bag, el colega es uno de los habitantes de la prisión de Fox Riber, hasta donde llega el tirillas del Scofield con sus planes de escaparse de la trena con su hermano debajo del brazo. Theodore, condenado a cadena perpetua, rápidamente verá en él una clara opción para fugarse y no dudará en apuntarse al carro, le quieran o no. ¡Está claro que como villano no tiene precio! Igual asesina de la forma más fria y calculada que lo hace en una de sus, constantes, idas de la olla. Un perfecto cabrón, un superviviente nato y, probablemente, el mejor personaje de una de las series que más a dado que hablar en los últimos tiempos.


Número 6 (Battlestar Galáctica). 4 Votos. Los malos en la serie son lo Cylon, unos humanoides creados por los humanos que se rebelan contra sus creadores e intentarán destruir su civilización. Estos humanoides pueden tener apariencia humana y son construidos en serie, teniendo cada miembro de la serie el mismo aspecto. La serie número seis corresponde a una cylon rúbia, alta, guapa y con medidas de escándalo (¿Puede existir un villano mejor?), que se convertirá en la amante del dr. Baltar, una pieza clave para atacar la civilización humana. A pesar de lo dicho, ustedes tampoco le han acabado de dar su beneplácito, dejándola muy descolgada de los primeros puestos.


K.A.R.R. (El coche fantástico). 8 Votos. La cosa es simple, si KITT era el bueno, KARR (Knight Automated Roving Robot, Knight Automático Robot Rodante) era el malo. KARR fue el primer prototipo que fabricó la Fundación Knight, pero la putada es que el diseño les salió rana y hubo un pequeño problema en la programación, pues al contrario que KITT (que es un buenazo y un cacho de pan), KARR es capaz de hacer daño contra la vida humana, y eso si que no, que Devon se pondría hecho una furia). Lo curioso del caso es que KARR tan solo apareció en dos episodios de El coche fantástico, no obstante, está claro que dejó huella (quemó neumático porque era un canalla) en la memoria colectiva y ustedes, con sus votos lo han encumbrado hasta una más que merecida tercera posición.

Benjamín Linus (Perdidos). 9 Votos. ¿Puede haber alguien más malvado que Ben? ¿Porque Ben es de los malos, no? ¿no? Que serie más cabrona, llevo ya cuatro temporadas enteras y todavía me lo estoy cuestionando todo. Ben es el lider de “los Otros” (no confundir con Nicole Kidman), y apareció en la serie en la segunda temporada. Desde entonces, una cosa por fin está clara en la serie, Ben es el puto amo. Es el perfecto malvado, frio, calculador, manipulador, siempre guardando un as en la manga y siempre consiguiendo que los demás bailen a su alrededor. Ben se ha encumbrado hasta la segunda posición, peleándose durante días por el primer puesto. Al final no ha podido ser, quedando tan solo a un voto. Su mirada nos indica que no está nada contento con el resultado.

Sylar (Héroes). 10 Votos. Todo grupo de (super) héroes necesita un (super) villano que esté a la altura de las expectativas y esta serie lo tiene. Sylar era el mejor personaje de la primera temporada (junto, quizás, a Hiro) y eso ya es decir mucho, donde va adquiriendo protagonismo hasta comerse a sus compañeros de reparto con patatas. Sylar es cruel y despiadado y no cesará en su empeño de adquirir más y más poderes, porque tiene la mayor cualidad que un villano pueda tener: es insaciable. Quizás por eso ustedes lo han encumbrado hasta lo más alto de la lista.

Y hasta aquí los resultados. Para terminar, permítannos un poco de autobombo, y es que el amigo Fantomas (cuya página Cinemascope, no haría falta ni decir que recomendamos más que encarecidamente) nos ha otorgado el “Premio al esfuerzo personal”. Desde aquí mil gracias más por el premio, estamos encantados (que si recibiéramos alguno que acarreara compensación económica tampoco nos iría mal).

Lo dicho, muchas gracias a todos por votar, por entrar y por estar ahí. En breve más encuestas, ¡faltaría más!

Rebobine, por favor (2008)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, otro viernes más, con una peli de esas que quedaron pendientes por criticar en su momento, que ya tocaba darles salida y que además es un claro homenaje a esto del séptimo arte: Rebobine por favor… ¡Empezamos!

La cosa va de un colgado que en un arrebato intenta sabotear una central eléctrica a la que se la tiene jurada, pero el ataque (con nocturnidad y alevosía) le sale rana y queda magnetizado cosa mala. Después del ataque frustrado, decide ir a ver a su colega, que regenta un videoclub, que está a punto de ser demolido, y, por accidente, con el magnetismo adquirido borra todas las cintas VHS del establecimiento. A los dos amigos no se les ocurrirá otra cosa que restituir todas las cintas con videos caseros donde ellos mismos intentarán representar las películas borradas (desde Los cazafantasmas, Robocop, Paseando a Miss Daisy o el rey león, entre otras) para conseguir salvar el negocio.

La peli está escrita y dirigida por Michel Gondry, que antes ya había dirigido Human Nature (divertida y que le auguraba un prometedor futuro), Olvídate de mi (su peli más aclamada a pesar que a mi no me acabó de convencer del todo… soy muy consciente de que me van a llover palos por este comentario) y La ciencia del sueño (con la que rompió el binomio que formaba junto con Charlie Kaufman, guionista de las dos anteriores y que a pesar de algún buen momento me pareció bastante fallida). Entre los actores encontramos a Jack Black y Mos Def como protagonistas absolutos. El primero es de sobras conocido, gran cómico, que se dio a conocer en Alta fidelidad y que desde entonces no ha parado de encadenar películas como un loco. Al segundo lo conocí en Guía del autoestopista galáctico y también aparecía junto a Bruce Willis en 16 calles, entre otras. Además, en la película encontramos secundarios del nivel de Danny Glover (que al parecer sigue haciendo películas, quien nos lo iba a decir), Mia Farrow (otra que no sabe muy bien si viene o si va) y Sigourney Weaver (la teniente Ripley para los amigos).

No se muy bien que demonios me pasa a mi con el amigo Gondry que todas sus propuestas me parecen, a priori al menos, interesantes (como poco) y suficientemente atrayentes, pero que a la hora de la verdad siempre tengo la sensación de que la cosa podría haber estado mucho mejor y podría haber dado mucho más de si. Rebobine por favor no es una excepción. La peli empieza flojilla y con una trama de un edificio que se tiene que demoler y un abuelete que se niega a abandonarlo que daba un poco de grima y me recordaba aquella mítica chufa llamada “mis adorables vecinos”. A pesar de todo la cinta tiene momentos buenísimos, que coinciden plenamente cuando los dos amigos, junto con una vecina, se ponen a rodar las copias de los títulos originales, con verdaderos minutos impagables. Sin duda lo mejor de la película y lo más divertido con gran diferencia, con el valor añadido que resulta ser esa nostalgia hacia las cintas en VHS y el cine de los años ochenta. Es como si Gondry (ni puto caso que esto me lo invento) intentara levantar toda la película a partir de esta idea y claro, la idea sigue allí y es brillante, pero al resultado global le falta fuerza.

Y créanme que es una lástima, porque en los momentos en los que la película vale la pena, vale mucho la pena. El otro gran problema seria una trama demasiado encorsetada en un esquema de comedia clásica (¿Gondry encorsetado? Madre mía, como me estoy pasando hoy) que desemboca en un final tirando a pastelero aunque entrañable al fin y al cabo.

Resumiendo: Comedia con momentos muy divertidos e inspirados que es todo un homenaje al cine, pero que no termina de ser redonda (ni mucho menos) porque el resultado global no acaba de estar a la altura.



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Arrebato (1980)

Elprimerhombre ha recordado Arrebato, de Iván Zulueta, una película de bajo presupuesto realizada con muchas ganas y con un verdadero amor por el cine.

La historia nos presenta a un director de películas de serie B, José Sirgado (Eusebio Poncela), que acaba de rodar su segunda película, pero que en el momento del montaje se da cuenta de que no pasa por un buen momento creativo. A todo esto, cuando vuelve a su casa después de una semana sin ir, encuentra drogada a su ex-pareja Ana (Cecilia Roth), con la que ha rodado la fallida película. Siendo este un momento crítico para José, entre el correo que le ha dado el portero del edificio (Luis Cíges), encuentra un paquete que contiene una cinta y una película en super 8. Al empezar a escucharla reconoce la voz de Pedro (Will More), al que conoció cuando en principio iba a rodar la película en su casa de campo. Es entonces cuando vuelven sus recuerdos y con la voz en off de Pedro, el espectador, junto con José, sentirá la pasión que envuelve un misterio.

La película es difícil de clasificar. A lo largo de los años se ha ido convirtiendo en película de culto para mucha gente. El atrevimiento de sus imágenes, junto con el personaje de Pedro, tan caótico y tan extraño, unido a un Eusebio Poncela que está soberbio en toda la película y sobre todo en la escena final, y con una Cecilia Roth que nos sorprende con un baile a lo Betty Boop, el film impacta de manera rotunda en la mente del espectador.

Aunque a mi parecer, el film no ha envejecido demasiado bien. El sonido es bastante confuso, siendo casi imposible de entender algunos diálogos y el montaje de algunos planos fallan por su brusquedad. Aún así, hay escenas muy bien iluminadas y planos que resaltan por su buen encuadre, junto con ese personaje tan extraño que es el de Pedro, quizás demasiado ambivalente, que va ganando cierto interés cuando se va acercando el final de la película y está a punto de descubrir lo que pretendía que iba a ocurrir.

Contando con el apoyo de varios críticos, como la aparición de Antonio Gasset como montador, o Augusto M.Torres como productor ejecutivo, Zulueta emprendió el proyecto al ver el interés de los que le rodeaban y se fue contagiando de ese afán por conseguir que ese objetivo se hiciera realidad. Todo el equipo debió de tener un "arrebato", como a Pedro, que no para de buscar el ideal del cine, filmando miles de imágenes que logren plasmar el milagro del movimiento o de la pausa.

En definitiva, una película extraña y misteriosa que no deja indiferente a nadie, con la presencia de uno de los personajes más extraños de la historia del Cine y con un final muy bien resuelto.

Un saludo!



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Desaparecido en combate (1984)

Los chicos de Quesito Rosa se reunieron un domingo por la mañana (ole nuestros huevos) para ver uno de esos clásicos de videoclub de los 80, de cuando las estanterías se llenaban de Stallones, Bronsons y Schwarzeneggers. A continuación, el informe del evento a seis manos…

La peli es de Cannon Group, como todas las buenas, con unos títulos de crédito que parecen hechos con un Amstrad de la época, donde el nombre de Chuck sale antes que el del director, un tal Joseph Zito (Josezito para los amigos) o de los productores.

La cosa empieza con unos exteriores del Vietnam que parecen una maceta a gran escala. Sube la música y aparece Chuck, las balas silban a su alrededor, la maleza explota y a su lado cae un herido. Chuck lo recoge, llevándolo a cuestas (en Vietnam solo hay un medio de locomoción lo suficientemente eficaz: Chuck Norris), ¿A dónde lo lleva? Nadie lo sabe, porque en la siguiente escena el herido desaparece, cuando de repente: ¡¡Oh, no!! ¡Han disparado a Chuck! Chuck se lanza contra ellos con una granada en cada mano, ¡qué tío! Gran explosión, ¿es este el final de Chuck? ¡Tranquilos, Chuck vive! Se despierta descamisado en su habitación, que gran principio: ¡¡Todo era un sueño!!

Sudoroso y masculino, se incorpora llevando el peso del mundo sobre sus hombros, se sirve una cerveza y se salpica la barba. Contrapicado en la ventana mirando al infinito, Chuck siempre está por encima de todo. Por la tele hablan mal de Chuck. Chuck mata a la tele de una patada, coge el teléfono, y dice: “soy Braddock, voy a ir” (el teléfono se acojona).

Más tarde en Saigón, hay una reunión en las altas esferas y Chuck se presenta con unas gafas de sol chuloputas muy de la época, hay que ver lo bien que lleva sus 38 años. Se le acusa de crímenes de guerra, Chuck se quita las gafas y les perdona la vida. De noche, Chuck sale a ligar, pide una cerveza (música de tensión), no quiere vaso. Habla con una chica, apuestas, ¿se la tira? Ya se la está tirando, lo único que ella aún no lo sabe. Ella se queda con ganas de más, pero Chuck decide salir sólo a invadir Saigón, y entra en la casa de un general vietnamita en busca de información: “Si te mueves te mataré”. Chuck lo mata (no lo duden); pero antes le saca el paradero donde están prisioneros sus compañeros ¡DESAPARECIDOS EN COMBATE!

Que bien le quedan los tejanos a Chuck, mientras decide no acabar con toda la ciudad y coger un vuelo a Bangkok. Chuck sale a ligar, de nuevo, moviéndose entre los orientales como un depredador. La noche promete y Chuck coge un taxi. Antes de bajar el taxista ha muerto por sobredosis de Chuck, él se lo ha buscado. Chuck negocia el precio de alquiler de un barco a su estilo (pegando patadas), mientras una tailandesa canta una conocida canción de Rod Stewart. Intentan acabar de nuevo con Chuck lanzándole una bomba. Muere mucha gente. Chuck no. Llegados a éste punto, para el malo de la peli, por fin, se ha convertido en algo personal. A los dos minutos Chuck ya lo ha matado.

Chuck nació mayor. Se viste para la guerra, no hay vuelta atrás, la cinta en el pelo así lo indica, habrá guerra. Todo en él es en si mismo un ejercito. Uno a uno van cayendo los malos. Llegada la noche, Chuck ataca el campamento donde se encuentran los desaparecidos. ¡Explosiones! Chuck empieza a disparar en la oscuridad. Muere gente, pero Chuck no deja cadáveres. Se han llevado a sus compañeros antes de que llegara, pero por suerte un espontáneo sobrevive a Chuck y le cuenta en que dirección se han ido. Entonces Chuck cree que ha llegado la hora de correr. En la siguiente escena ya los ha atrapado y él sólo los ataca por tierra, mar y aire. Pero… ¡¡Oh, no!! (de nuevo) ¡Chuck ha muerto! ¡¡Falsa alarma!! Chuck emerge del agua hecho un basilisco, tocando suelo en el profundo río. Ahora está más enfadado que nunca. Encuentra a los desaparecidos y les dice: “vais a volver a casa”. Palabra de Chuck.

Consiguen huir con un helicóptero a Saigón donde todavía no ha acabado la reunión de la primera escena, que interrumpe como a él más le gusta: por la fuerza. Esta vez no va solo, le acompañan los DESAPARECIDOS EN COMBATE. Chuck ocupa todo el plano y se congela la imagen. ¡Gran final!



Leer critica Desaparecido en combate en Bastard Movies

Mujeres desesperadas. 4ª Temporada.

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, es viernes y hoy volvemos con una nueva serie de televisión, que hace poco terminó su cuarta temporada, ahí es nada: Mujeres desesperadas… ¡Empezamos!

Pues si, amigos, cuarta temporada ya de una serie que se centra en cuatro vecinas, además de amigas, de un barrio residencial llamado Wisteria Lane, que año tras año se ven metidas en algún tipo de misterio, todo ello aderezado en un entorno de comedia/drama/intriga/culebrón de lo más entretenido, salpimentada con la banda sonora de Danny Elfman (un fijo en las películas de Tim Burton). Estas cuatro amigas son, ni más ni menos que Lois Lane (la patosa enamoradiza), el travelo de “Transamérica” (la manipuladora competitiva), la pelirroja de Melrose Place (la fria, cínica y calculadora) y la del anuncio de Mágnum (la latina sexi). ¡Toma ramillete! Además de estas “perlas”, súmenles a la trama sus respectivos maridos/parejas, una vecina egoísta y exuberante/provocativa, un par de viejas chochas que no dudan en meter las narices en todo cuanto pueden y la quinta mujer desesperada, muerta en el primer capítulo de la primera temporada, que nos sigue introduciendo y despidiendo cada capitulo en forma de voz en off.

Repasemos las tres anteriores muy por encima: La primera temporada empieza con la muerte de una de las vecinas, suicidada. Sus amigas/vecinas empezarán a indagar hasta encontrar datos que demostraran que alguien más estaba metido en el ajo. A todo esto un nuevo fontanero llega al barrio y dos de las vecinas no dudaran ni un momento en luchar por conquistarlo. Esta primera temporada es sencillamente brillante, la mejor de las cuatro sin ninguna duda y, a pesar de que reconozco que empecé a verla con algún que otro recelo, me lo pasé en grande. Divertidísima. La segunda temporada arranca con la llegada de una nueva vecina que (faltaría más) también oculta un terrible secreto en el que, nuestras chicas, no tardarán en meter cucharada. Además la temporada nos trae la consabida ración de romances, líos y guerras de sexos. En esta segunda temporada la serie cae bastante en picado. Está claro que el éxito de la primera temporada les pasa factura (demasiada) y no consiguen estar a la altura de la expectación creada. Bastante floja aunque pasable, especialmente para los fans de la serie. La tercera temporada cuenta con otro misterio, al crearse dudas sobre si uno de los maridos podría haber asesinado a su anterior pareja. Nuevamente vuelve a arrancar toda la maquinaria. A todo esto, y fuera del misterio, sigue el culebrón de las temporadas anteriores, con algún regreso sonado y todo. Por suerte en esta temporada la cosa se recuperó y la serie volvió a ir hacia arriba. Se recuperó parte del buen hacer de la primera temporada, y todo esto a pesar de que la trama sufrió bastante porque una de las mujeres desesperadas desapareció durante media temporada debido a su embarazo en la vida real.

Y por fin llegamos a la cuarta temporada, con velocidad crucero y la misma inercia ya hace casi todo el trabajo. Por supuesto hay nuevo misterio (no lo digo como una crítica, al contrario, es algo sabido y asimilado, nueva temporada nuevo misterio) encarnado en una vecina que vuelve al barrio después de que doce años antes lo hubiera abandonado rápida y misteriosamente. Es evidente que su pasado guarda un secreto que durante la temporada tendrá que ver la luz. Además, una pareja gay se instala en una de las casas, aunque creo que están bastante desaprovechados dentro de la trama, pudiendo haber dado mucho más juego en un barrio tan “a priori” conservador. Lo demás, se lo pueden imaginar, nuevas vueltas de tuerca a los personajes y situaciones ya conocidas, con enredos, problemas familiares, amores que quizás no lo sean tanto, alguna que otra crisis de pareja e incluso un brusco fenómeno metereológico. Desde que la serie tocara fondo en su segunda temporada la cosa ha ido a más, aunque nunca ha llegado a alcanzar el buen hacer de su primera temporada. No obstante, la serie sigue entreteniendo y ofreciendo buenos momentos, que ya es mucho. Esperemos que su quinta temporada siga yendo a más.

Por cierto, que esta serie fue otra de las que pilló cacho con la huelga de guionistas sufriendo un parón a mitad de temporada, que le costó Dios y ayuda remontar (y precisamente cuando más interesante estaba la cosa, que cabrones).

En definitiva, una serie que te gana fácilmente (sobretodo si la has ido siguiendo) y de la que nos conformamos con que siga con el nivel ofrecido en estas últimas dos temporadas. Por cierto, esta no es una serie de mujeres para mujeres, no me caigan en la trampa. Los que, como yo mismo, la hayan ido siguiendo, darán buena fe de ello.

Antes que el diablo sepa que has muerto (2007)

Elprimerhombre ha visto Antes que el diablo sepa que has muerto, de Sydney Lumet, un thriller bien estructurado pero que defrauda en cuanto a su casi previsible desenlace final.

Al revés que casi todas las críticas que he leído, voy a prescindir del argumento para que el espectador tenga algo de interés hasta su primera hora de metraje. A partir de entonces, con dos sucesos que por fuerza tienen que ocurrir para que la historia tenga el sentido final que se le quiere dar, la película va cayendo en picado, descifrando todos los trucos guardados y cayendo en algún tópico que otro.

Para empezar a contarnos las situaciones de los personajes en diferentes etapas de la historia con varios saltos en el tiempo, Lumet plantea un interesante movimiento de cámara, como un zoom corto y rápido que va y viene, queriendo dar más énfasis a la historia y consiguiendo realmente un efecto original. Pero quizás sea eso un modo de querer hacer algo distinto dentro de una trama que ya ha sido vista en la pantalla miles de veces. Aunque eso sí, en este caso está apoyada con la virtud del señor Lumet de mover la cámara de manera sutil y muy efectiva, con unos desplazamientos lentos que van a veces desde un primer plano a uno más general, demostrando que los años de experiencia no pasan en balde. Además la música está muy bien incorporada a la historia, con una melodía acertada y acentuando los momentos dramáticos.

Y también hay que destacar a los actores, con un Philip Seymour Hoffman meticuloso y formidable, que ya me sorprendió cuando lo descubrí en Happiness (1998), cuyo papel era hacerse pajas pensando en el personaje de Lara Flynn Boyle. Ethan Hawke tiene un papel verdaderamente difícil, ya que su personaje no para de pasarlo mal, por eso, sin querer menospreciar su buen trabajo, a veces su nerviosismo está demasiado exagerado. Albert Finney es un acierto seguro y aunque tarda en aparecer, su presencia es vital para la historia. Marisa Tomei es un caso aparte porque no puede hacer mucho más de lo que hace; en mi opinión su personaje es parte de lo que falla en la historia. En una frase que dice hacia el final me dejó estupefacto por la falta de tacto en el guión; se debía haber evitado totalmente ese momento porque es entonces cuando te das cuenta de lo que en parte va a ocurrir. La verdad es que su personaje sólo parece necesitarse para decir exactamente eso.

Es una lástima que este film no me haya dejado un buen sabor de boca. Si el final hubiera sido más acertado estaríamos hablando de otra cosa y quizás de una de las mejores películas del año, como algunos ya la han bautizado. Aún así, sorprende gratamente que Sydney Lumet haya querido arriesgarse en una historia de intriga, cuyo misterio podría haber sido mucho más atrayente. Con una larga e irregular carrera, debutó en el cine con Doce hombres sin piedad (1957), un alabado drama judicial con Henry Fonda, pero que a finales de los años ochenta e inicios de los noventa dirigió películas de la talla de Negocios de familia, Un lugar en ninguna parte (quizás la más interesante de aquella época) o El abogado del diablo (con el desaparecido Don Johnson), y años después realizó Gloria (con Sharon Stone) o En estado crítico (una comedia con James Spader).

En definitiva, un thriller con una muy buena dirección y con una gran actuación de sus personajes que defrauda con un lastimoso desarrollo final a causa de algunos fallos en el guión.

Un saludo!



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Resultado encuesta

¡Encuesta cerrada!

Verán, los humanos, en general, tienden a pasar, al largo de sus vidas, bueno y malos momentos. El problema es que, en lo que a televisión se refiere, esos malos momentos siempre suelen regresar cuando uno menos se lo espera. Por eso, estos últimos días les preguntábamos: “Vuelven El coche fantástico y Sensación de vivir, pero, ¿qué otra serie de nuestra infancia te asustaría más que volviera?”. Analicemos sus sabias respuestas:

Luz de Luna. 4 Votos. Serie emitida entre 1985 y 1989, protagonizada por Bruce Willis (cuando todavía tenía pelo y no se había destapado todavía como héroe de acción) y Cybill Shepherd. La cosa iba de que una ex modelo tenía que hacerse cargo de una agencia de detectives, en la que trabajaba un desaliñado Willis. Ya saben como iba esto, casos, misterios, asesinatos y romance entre los dos protagonistas. La serie estaba condenada desde el principio, si los dos protas se enrollaban, la serie se iba a la mierda, pero si no se enrollaban, también. Al final se fueron enrollando y desenrollando tantas veces que la cosa perdió toda la chispa. A ustedes la idea de que vuelva no les asusta lo suficiente (¡¡recordemos que salía Cybill Shepherd!!) y es que, al principio (que luego ya fue degenerando), la cosa tenía su rollo.

Padres forzosos. 5 Votos. Sitcom emitida entre 1987 y 1995. Un padre de tres hijas se quedaba viudo y pedía ayuda para cuidar de sus retoños a un amigo (Joey, el tío más tonto, pesado y payaso de la ciudad) y su cuñado (Jessey, un guaperas con moto, chupa de cuero y tupé). La serie básicamente es famosa por crear a los monstruos mediáticos que son hoy en día las gemelas Olsen, que ya aparecían en pantalla cuando todavía se cagaban encima. La serie era tan blanda que hacía vomitar (me reprimiré aquí de hacer un chiste con las Olsen) y todavía recuerdo un capítulo donde la hermana mayor se bebía una cerveza en una fiesta y casi la apuntan a alcohólicos anónimos. No obstante a ustedes no les ha asustado en gran medida que algún día pudiera volver. Reconozco que a mi si, y mucho.

El Halcón callejero. 6 Votos. La lógica en el mundo de la televisión, a veces, es aplastante. Primero fue un helicóptero (el trueno azul), luego vino el coche (el coche fantástico), así que era de esperar que el siguiente movimiento fuera: la moto, también conocida como “El halcón callejero”. La serie, estrenada en 1985, iba de un policía motorizado que se queda cojo y pierde su puesto de trabajo, hasta que un ingeniero del gobierno le ofrece una operación de rodilla para recuperarse plenamente a cambio de pilotar una pedazo de moto que ríete tú (que bien el gobierno ahí haciendo chantaje a un pobre tullido, muy digno y honrado). Con solamente una temporada la serie consiguió dejar un recuerdo, a fuego, en la memoria de nuestros débiles y adormecidos cerebros.

Primos lejanos. 6 Votos. ¡8 terribles temporadas (entre 1986 y 1993) duró esta sitcom! Balki Bartokomous (un pastor de ovejas en la lejana isla de Mypos) llega a Estados Unidos y se va a vivir con su primo Larry Appleton (probablemente el hombre con menos labios del planeta). El hecho de que el primero venga de una civilización tan diferente a la Americana llevará a divertidos equívocos y cómicas situaciones (es por decir algo, que a la hora de la verdad la cosa no tenía ni puta gracia). Más tarde, avanzada ya la serie, aparecerán en su vida dos amigas, rubias de bote, y se casarán e irán a vivir los cuatro juntos en plan comuna hippie. Ustedes la han votado bastante, auque no ha quedado de las primeras, así que bailemos todos juntos “el baile de la alegría” típico de Mypos.

Curro Jiménez. 6 Votos. La aportación patria a la lista, ¡y que aportación! Emitida originariamente entre 1976 y 1978, constaba de tres temporadas, aunque en 1995 intentaron recuperarla con “Curro Jiménez, el regreso de una leyenda”. Por suerte para todos la cosa no acabó de cuajar y se han dejado de nuevas intentonas. La serie abordaba la vida del famoso bandolero que luchaba contra los franceses, la injusticia y demás, acompañado por su pandilla habitual: El Estudiante, el Algarrobo y el Gitano. La serie tenía caspa como para dar y repartir y ya es legendaria esa escena donde al fondo de los bandoleros, los caballos y demás, se ve circular un coche tan ricamente, como quien no quiere la cosa (muy de la época del siglo XIX). ¡Pero es que esto les tendría que asustar mucho más de lo que reflejan sus votos!

Salvados por la campana. 8 Votos. Cinco temporadas, entre 1989 y 1993, pero que se hicieron eternas. La serie trata sobre una pandilla de seis amigos que estudian juntos en el instituto Bayside, formada por Zack Morris (el cabecilla, que va de guaperas y gamberro), Screech (el tonto del pueblo y cabeza de turco), Slater (el estudiante nuevo, cachitas y con hoyuelos), Lisa (la pija del instituto), Nelly (la jefa de las animadoras), Jessica (la empollona). A todo esto súmenle el director Belding que siempre tratará de desbaratar sus planes. La serie originó dos spin-off, Salvados por la campana: Años de universidad (apenas duró una temporada y fuera) y Salvados por la campana: La nueva clase (mismo instituto, mismo director, nuevos alumnos y con Screech como ayudante de dirección, toda una pesadilla). Realmente sería algo terrible para las nuevas generaciones (que recordemos, algún día tendrán que pagar nuestras pensiones) que volviera esta serie para lavarles el cerebro como ya hiciera con nosotros. Ustedes son listos y por eso la han encumbrado hasta la segunda posición.

Autopista hacia el cielo. 13 Votos. ¿Quién me iba a decir a mi que algún día terminaría hablando de esta serie en un blog en Internet? Lo que hay que ver. Autopista hacia el cielo fue una serie que duró cinco temporadas, entre 1984 y 1989, protagonizada por Michael Landon, que volvía para torturarnos una vez más después de Bonanza y La casa de la pradera. La serie iba de un ángel novato que era enviado nuevamente a la tierra para que coja experiencia ayudando a la gente con problemas, acompañado de un humano del que se hace coleguita. Decir que la serie daba miedo es quedarse muy corto, daba auténtico pavor y toda ella era una enorme moraleja llena de bondad y buenas intenciones. Clara vencedora, por méritos propios, y es que a ustedes no se les escapa una.



Y hasta aquí los resultados, gracias a todos por votar. Mañana volvemos con nueva encuesta, pero recuerden, si entran en la página y no votan en la siguiente encuesta, Ray Liotta se desplazará hasta sus casas y les recitará un monólogo de más de dos horas de duración escrito de su propio puño letra (y luego se autoinvitará a cenar). El que avisa no es traidor.

La galleta asesina (The Gingerdead Man, 2005)


Desde que Hitchcock hiciera Los pájaros a principios de la década de los 60 no han sido pocas las películas que han basado su eficacia en incorporar el terror a lo cotidiano, trasformando a alegres y dicharacheras criaturas, o el más común de los objetos, en seres peligrosos y malignos. El subgénero de los objetos diabólicos ha dado cobijo a todo tipo de chirimbolos maléficos, desde coches (Christine), hasta juguetes (Muñeco diabólico), o cintas de video (Ringu), un surtido elenco de cachivaches que en muchas ocasiones ha rayado el ridículo, alejándose del terreno más terrorífico para adentrarse de lleno en la autoparodia y el humor chusco. Como paradigma de esta tendencia encontramos a la irreverente El ataque de los tomates asesinos, película muy afín con la que hoy nos ocupa.


La cinta nos cuenta como el testimonio de Sarah, una joven y atractiva pastelera, manda a la silla eléctrica a un psicópata de mucho cuidado, el cual momentos antes de la ejecución jura y perjura vengarse de la susodicha. Como la madre del criminal resulta ser una poderosa hechicera y cocinera, el villano regresa de la tumba en la forma de una hostil, peligrosa y sabrosa… ¡galleta! ¡La galleta asesina! ¡La pesadilla de cualquier intolerante a la lactosa!


Trama de juzgado de guardia al servicio de un producto alevoso donde los haya, donde el escaso presupuesto hace juego con las parcas pretensiones. La cinta empieza con unos títulos de crédito muy a lo Tim Burton, en los que vemos a las letras intercalarse con primeros planos de la cocina de un pastelero, como indicándonos que algo maligno se está cociendo allí. La puesta en escena, con ayuda de una correcta banda sonora, intenta captar ya desde un principio esa comicidad tan habitual en el cine de Burton, pero enseguida queda claro que nuestra cinta juega en otra liga. El 95 por ciento del metraje pasa exclusivamente en el interior de la pastelería, y se excluyen del filme escenas tan importantes como el momento en que el villano es estofado en la silla eléctrica, cuya ausencia en la narración solo puede deberse a la ya nombrada escasez de fondos. El montaje, en un principio, resulta algo confuso, pero funciona mejor cuando avanza la acción y la narración se vuelve más lineal y por lo tanto, más fácil de manejar para manos no demasiado diestras. Abundan los primeros planos algo toscos, sobretodo en lo que concierne a la presentación de la criatura, pero no hay duda de que la galleta no habría sido capaz de soportar un plano entero. A través de una larga letanía de monólogos absurdos e innecesarios, los personajes acostumbran a contar en voz alta todo lo que hacen en pantalla, convirtiéndose en un tic tan molesto y redundante como sus registros faciales.


El encargado de amargarnos los dulces es Charles Band, un director, productor y guionista americano muy vinculado al fantastique más bizarro y a los monstruos de reducido tamaño, lo que se deduce de títulos tan llamativos como La venganza de los muñecos, La rebelión de los monstruos, Dollman, El amo de las marionetas o Ghoulies II. Como en sus anteriores trabajos, Band se rodea aquí de su equipo habitual, entre los que se encuentra Domonic Muir, autor también del guión de Critters (se ve que esto de las pelis de monstruos a pequeña escala es todo un submundo). Del apartado artístico solo destaca la presencia del veterano actor Gary Busey (el malo de Arma Letal, para que nos entendamos) que encarna a la galleta psychokiller, porque el resto son un seguido de adolescentes de medio pelo, caras semi conocidas de la pequeña pantalla y secundarios reciclados de series como CSI, que no merecen mención alguna.


La galleta asesina tiene unas claras referencias que evocan obras anteriores (Muñeco diabólico y compañía), y arrastra los condicionamientos y códigos genéricos comunes en este tipo de productos de baja estofa y consumo rápido (guión absurdo, gore zafio, chistes fáciles…). La cinta es un cuento terrorífico adaptado a la repostería y un producto tan previsible como indigno, en el que se echa en falta algo más de mala baba. El resultado final es una ejemplar nadería de lo más inocua, que solo tiene algún sentido como juguete privado para el aficionado sin reservas, y que uno puede olvidar en cuanto ha finalizado.



La frase: “¿Qué miedo podemos tenerle a una galleta?”


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La brújula dorada (2007)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, hoy es viernes y como hace mucho calor mejor nos refrescamos un poco con una peli donde buena parte de su trama transcurre en unos grandes paisajes helados: La brújula dorada, también conocida como “la nueva trilogía de la New Line con la que querían hacer pasta hasta aburrir pero que al final les salió el tiro por la culata y tuvieron que cerrar puertas”… ¡Empezamos!

Vamos a ver, que tampoco es que me haya enterada yo demasiado de la trama (no tanto por complicada sino más bien por mal contada). La historia se sitúa en un universo paralelo donde las almas de las personas habitan fuera de sus cuerpos representadas en forma de animales (como para que te toque una mofeta). Bien, en este mundo encontramos a una niña, huérfana, cuyo tio es James Bond, que resultará ser la única capaz de leer una brújula dorada (todo va cuadrando) que es un instrumento para conocer la verdad absoluta de las cosas (o algo por el estilo, tampoco me hagan mucho caso). En su vida aparecerá la madre de “los Otros” hecha una burbuja Freixenet que le pedirá que emprenda un viaje con ella, para encontrar a su tio, que está en una misión en el Norte. A la niña, por supuesto, le faltarán piernas para perder el colegio de vista e irse de aventuras por ahí. Además, resulta que, en este mundo paralelo, algunos niños están siendo raptados por unos misteriosos seres llamados los Gobblers (que tienen nombre de peli de monstruos de la década de los 80) con fines desconocidos. Y ya está, luego pasan más cosas, pero mejor se miran la película que seguro que lo entenderán todo mucho mejor.

Vamos con la ficha técnica. El director de la cosa esta es Chris Weitz (no, yo tampoco tengo el placer), que, al parecer, antes había dirigido De vuelta a la tierra (comedia al servicio de Chris Rock) y Un niño grande (comedia al servicio de Hugh Grant), ambas co-dirigidas con su hermano. Esta sería todo el bagaje que, al parecer, se necesita en Hollywood para que pongan 205 millones de dólares a tu servicio para arrancar la que, en principio, debería haber sido la nueva gran trilogía de New Line después de El señor de los anillos (que tampoco es que Peter Jackson fuera en ese momento una apuesta demasiado segura, ¡pero míralo ahora al tio!). El resultado final ya lo saben, quiebra de la empresa y aún gracias de que no se pusieron a hacer las tres de golpe como ya hicieran con la anterior trilogía. En cuanto a los protas, multitud de nombres conocidos aunque algunos de ellos apenas aparezcan en pantalla unos minutos, suponiendo que sus personajes debían ir creciendo en las posteriores secuelas: Nicole Kidman (que últimamente no levanta cabeza y cuenta sus proyectos por fracasos), Daniel Craig (que apenas sale diez minutos en total), Eva Green (cuya carrera tampoco es que acabe definitivamente de arrancar), Sam Elliot, Kathy Bates e incluso Christopher Lee (que no se pierde una y que apenas sale en una escena).

Pues no. La verdad es que, se mire por donde se mire, no. La película, como ya he dicho antes, está terriblemente mal contada, saltando de una escena a otra sin apenas fluidez y sin saber la mayoría de las veces porque los personajes toman las decisiones que toman. Realmente, a diferencia de la mayoría de películas de aventuras de nueva hornada, a ésta si parece que le falte metraje para poder contar todo lo que quiere contar (y eso que la peli dura hora y tres cuartos) o, por lo menos, mejor gracia a la hora de abordar la trama. Y es que, para los que no nos hemos leído la novela, la cosa acaba siendo un batiburrillo bastante incomprensible, vacío y con poca fuerza (que conste que los que si se han leído la novela, por lo que he visto, todavía están menos contentos). Y todo esto a pesar de una niña sabionda bastante salada, una Nicole Kidman plastificada, unos efectos especiales más que conseguidos y espectaculares y una colección de famosos que van desfilando por delante de la pantalla como si de una nueva entrega de “Torrente” se tratara. Además tampoco funciona demasiado como “cine para toda la familia” porque resulta demasiado infantil para un público adulto y demasiado adulta para un público infantil (ya veo a toda una generación de niños traumatizados por la simpática pelea de osos polares… y luego nos extrañará que se graven con el móvil dándose de hostias).

Resumiendo: Un churro muy poco interesante. No me enteré de la mitad de la trama, y eso que, en principio, era una película dirigida hacia un público más infantil.



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