Corrupción en Miami (2006)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, el miembro (mmm..) más atractivo, no lo duden, de éste nuestro/vuestro blog, empezando una vez más la semana y un mes de marzo que viene cargadito. O sea que, el que avisa no es traidor, no sabemos si podremos responder debidamente a todos sus mensajes por una repentina acumulación de trabajo extra (del remunerado, no del fotologuil). Pero a lo que vamos, hoy acción y tiroteos varios con la sobrevalorada: CORRUPCIÓN EN MIAMI… ¡Empezamos!

Sonny Crockett y Roberto Tubbs, dos auténticos policias-polis, deberán infiltrarse en una red de narcotraficantes para chafarles el pastel y conseguir que triunfe el bien sobre el mal… vamos, lo más original que te puedes tirar a la cara en lustros. Remake de una serie de los ochenta de la cual me reconozco consumidor en mi más tierna infancia y que no se parece un pimiento a esta nueva adaptación, salvo en los nombre de los protas. Como apunte decir que en la serie original el sol era un elemento más (para que los protas pudieran lucir sus gafas de sol y sudar), ¡y aquí toda la peli pasa de noche!

Coches potentes, lanchas potentes, polis potentes, ¡potencia potente! Más o menos esto seria, en pocas palabras, la forma de describir esta peli, una tontería como un piano que, sorprendentemente, aparecía en varias listas sobre lo mejor del año (por lo cual me decidí a verla, que en un principio no tenía ni putas ganas). Por ser positivo (para que luego digan) diré que la acción está bastante conseguida, pero que en el fondo esto te acaba sudando los cojones porque la trama está sobadísima, porque apenas hay sorpresas, porque los protas están pasados de vueltas (Colin Farrel que se dedique a hacer videos porno, que es lo suyo), porque en el fondo entre explosión y tiroteo acabas bostezando ¡y porque no les dio la puta gana de respetar la serie original que, creo yo, es de lo que se trataría!

Resumiendo: Una de tiros, explosiones, persecuciones, narcotraficantes y acción varia, con capacidad de entretener en el caso de tener una tarde tonta, sin ganas de que te cuenten nada. O quizás ni eso.

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