El prisionero. Temporada única. (1967-68)

La libertad es un mito.

A finales de la década de los 60’s las películas de James Bond creaban escuela, y Patrick McGoohan (1928-2009), un actor, director y guionista americano, estaba hasta el moño de encarnar al típico agente secreto en la pequeña pantalla, por lo que se propuso dar una vuelta de tuerca al género, desarrollando un serial que, aunque tuviera ciertos atributos bondianos, no pudiera ser considerado de ningún modo como típico. La miniserie debía tener tan solo 7 capítulos, pero las exigencias del canal británico hicieron que el número se elevara hasta 17, a lo que hay que sumar que ni siquiera se molestaron en emitir los episodios de forma cronológica, por lo que saber cuál es el orden correcto a la hora de ver la serie es un tema que ha levantado mucha polvareda.

El Número 6 al volante de su Lotus Seven.

Estos factores hacen de El prisionero un experimento irregular, con varios capítulos de relleno u otros que simplemente cuentan más de lo necesario (una auténtica metedura de pata), pero la propuesta resulta tan singular y excéntrica que se ha labrado un merecido culto a su alrededor. La trama gira en torno al Número 6, un tipo del que desconocemos nombre y ocupación y que renuncia a su puesto de trabajo. Tras ser drogado y secuestrado, despierta en un pequeño pueblo costero conocido como La Villa. Las autoridades del lugar, cuya lealtad también ignoramos, pretenden averiguar el motivo de la dimisión, quebrantando su voluntad mediante control mental, drogas, lavados de cerebros, manipulación del sueño y todo tipo de estratagemas psicológicas.

Un mapa de la enigmática Villa.

El peculiar micro universo de La Villa está compuesto por multitud de curiosos detalles; al mando del lugar encontramos al Número 2, un personaje cuya identidad cambia en casi cada episodio, aunque el protagonista está convencido de que alguien conocido como Número 1 mueve los hilos entre las sombras, pero nadie más menciona su existencia. También resulta irónico que esta pesadilla alienante tenga aires de destino vacacional, en ella los ciudadanos visten colores llamativos y motivos náuticos, utilizan un saludo propio y una banda de desfile toca habitualmente música por la calle. El logo del lugar es un velocípedo con toldo y cuando hay un intento de fuga, un gran globo blanco llamado Rover reduce o mata a los implicados, este mecanismo de defensa resulta tan extraño como el mítico Lostzilla de la serie Perdidos.

El Rover en acción.

La mayoría de los capítulos son auto conclusivos y funcionan de forma independiente, y aunque hacia el final van por otros derroteros, habitualmente giran en torno a los diversos subterfugios del Números 2 y a los intentos de fuga y rebelión del Número 6, que es un personaje muy temperamental y con un serio problema de actitud, pero que solo logra victorias pírricas o completos fracasos. Patrick McGoohan borda su papel, el actor tiene una presencia en pantalla capaz de intimidar al mismísimo Orson Welles (según un comentario del propio Welles) y su implicación en el proyecto es total, ya que aparte de ser protagonista y creador, también es guionista y director de varios de los episodios, algunos de los cuales firma con pseudónimo. Como curiosidad comentar que años más tarde, y en un claro guiño a la serie, McGoohan interpretó al alcaide de una prisión en Fuga de Alcatraz (1979).

El prisionero según Jack Kirby y Matt Groening respectivamente, y una imágen del remake que se estrenará este Noviembre.

Dos ingleses tan ilustres como Ian Fleming y George Orwell se dan la mano en esta paranoia conspirativa de tintes abstractos, donde la aventura de espionaje futurista sirve como excusa para tratar temas tan interesantes como la relación entre poder y libertad, la anulación de la personalidad, el individuo como elemento subversivo o el terrorífico bien común, conceptos que se nos presentan mediante una puesta en escena vanguardista y pop, repleta de colores primarios, escenografía Art Decó, psicodelia, surrealismo, el uso reiterativo de una iconografía propia y una cierta afección cool, todo muy en la onda de la Nueva Cosa de la época, como se puede comprobar.

No son una banda de synth-pop, son la gente de La Villa.

La historia tiene un gran poder alegórico, y si alguna cruz debe llevar a sus espaldas es la de ser más sugerente en su premisa que en su resolución, ya que la visión del primer capítulo deja fascinado y perplejo al espectador, pero más lo primero que lo segundo. Mientras que la visión del desenlace también deja fascinado y perplejo, pero mucho más lo segundo que lo primero. Comentar que en su momento y tras la emisión del descabellado final, McGoohan tuvo que refugiarse en las montañas un par de semanas, temiendo que si se quedaba en Londres una horda de fans enfurecidos lo lincharía.



La frase: «No seré empujado, expedientado, sellado, catalogado, informado, desinformado, o numerado. Mi vida es mía.»

La frase 2: «No soy un número — ¡Soy un hombre libre!»

Los Quesitos en remojo

Si algo nos ha enseñado el cine, durante todo este tiempo, es que el verano no es época de quedarse encerrados en casa frente al ordenador, sino, más bien, de irse a un campamento de verano a pasarlo bien con los compañeros, aprender a sobrevivir en plena naturaleza e intentar pillar cacho con alguna de las asistentes al campamento femenino que se encuentra justamente al otro lado del lago. Aix, las comedias de adolescentes en campamentos de verano... otro de esos géneros que el amigo Ray Liotta ha dejado escapar. ¡Y son ya tantos!

Además, tenemos la suerte de irnos de vacaciones más contentos que unas castañuelas, por haber recibido un nuevo premio. Esta vez nos lo ha concedido el amigo Xavier Vidal de http://cachecine.blogspot.com/, que ha tenido a bien ofrecernos el premio Bertuah Award 2009, que, a pesar de ser muy bonito y muy verde, parece ser que tampoco acarrea ningún tipo de contra prestación económica. Una pena.

Ahora en serio, muchas gracias por este (absolutamente inmerecido) premio. Además, el premio se suma a la lista de reseñas y comentarios favorables que ha suscitado esta página a lo largo de este año. Aquí tienen una pequeña muestra:

Uno de los mejores blogs de todos los tiempos.”
Dominic Mourchois. Cahiers du Cinéma. Edición Liechestein.

“Con su sentido de la observación y sus sentencias afiladas, el Quesito Rosa es decididamente una de las páginas con más talento de la nueva generación de blogs.”
Hoja dominical, Parroquia de la Resurrección del Señor.

“El Quesito Rosa no es sólo una página de crítica cinematográfica, es también una exploración de la condición humana.”
Andrés Bernal. Revista Muscle & Fitness.

“Cualquier escuela de cine podría proponer el Quesito Rosa como lectura obligatoria.”
Ramiro González. La Revista que regalan en el Schlecker.

“Leer una reseña del Quesito Rosa es como enamorarse.”
Serafín Amadeo. Revista Bateria total.

“El Quesito Rosa ha hecho por la crítica cinematográfica lo que Marcel Proust hizo en su momento por la novela.”
Benito Segura, acomodador.

Lo dicho, volvemos en septiembre, que no se van a librar de nosotros tan fácilmente y, mientras tanto, vamos a echarnos bronce y a intentar poner un poco de orden en el blog que ya toca, después de tanto tiempo.

Nos leemos.

Mientras tanto, en Twitter...

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