¡Chin chin!


Ray Liotta, la AAACTBIAD (Asociación de Actores Acusados por Conducción Temeraria Bajo la Influencia del Alcohol y las Drogas), y el equipo de Quesito Rosa, les desean un próspero y cinéfago año nuevo.

Final Gran Hermano 9

¡Na-na, na, na, na, na, na-na-na-na! Empieza la música, sale la cabecera, el público aplaude, juego de luces, una cámara sobrevuela el plató como si de un F-16 se tratara, y en el centro del mismo Mercedes Milà nos espera, sonrisa en ristre y con ¡ese pedazo de canalillo que deja sin habla! Buenos días, soy el jefe Dreyfus, hoy es viernes, me tocaba poner peli, pero es que hoy, aquí, se tenía que hablar de ¡¡la finalísima de Gran Hermano 9!!. La audiencia ha decidido, que el ganador de gran hermano nueve, sea……. ¡Empezamos!

Gran hermano coloca a sus cuatro finalistas en el patio (aprovechando que no hace frio en Guadalix de la sierra, las gemelitas se visten con tirantes) y aparecen una especie de circ du Soleil de todo a cien con un rollo “perroflauta” haciendo un numerito con fuego y pirotecnia, que culminan con cuatro putos globos cutres (uno incluso se revienta antes de tiempo) que nos dicen que el cuarto finalista de gran hermano 9 es: Oliver. Parece que lo encaja bien (sonrisa forzada) y se pone a cantar que es lo que ha estado haciendo durante todo el puto programa (no ha ido a convivir, ha ido de promoción) y encima por megafonía le ponen el “adios con el corazón” que ha estado cantando a todo Dios. Si por mi fuera éste estaba fuera de la casa hacía mucho tiempo, pues para mi cuando canta es como el cuento de “el flautista de Hamelín”, me dan ganas de tirarme por un barranco. Por suerte, Mercedes, que es sabia, le puso las pilas en el plató, y le metió (literalmente) unas zurras en el culo… por pesao, por chuloputas y por sobón, ¡porque este tio si que es un pulpo y no pulpillo! (la mirada de la foto lo dice todo).

En la casa/patio, no hay tiempo para encajarlo, pues enseguida vuelven a salir los tios raros esos medio en porretas y con máscaras que vuelven a bailar de nuevo con fuego y esas cosas que tanto gustan y al final, cuando parece que la pantalla gigante está en llamas y la cosa acabará en tragedia, se apaga el fuego y podemos leer que el tercer finalista es: Rodrigo. Este ya no lo encaja tan bien (o por lo menos lo disimula peor), se creía ganador y no le ha hecho ni puta gracia quedar tercero. Ni corto ni perezoso les planta dos besos a sus compañeras y se las pira sin necesidad siquiera de que el gran hermano se lo vuelva a repetir. Rodrigo sale fuera y tiene que pasar entre el pasillo humano que lo besa, lo empuja y lo zarandea (¿Dónde están este año los seguratas que siempre estaban en Guadalix?, ¿recorte de presupuesto?). Rodrigo es soso y ha dado poco juego en la casa (de nuevo, la mirada de la foto lo dice todo), con la excepción de ser el descarte de Melania, y probablemente pasará a la posteridad por la frase dicha por Piero: "Rodri, ¿hay pasta para mi?", todo empalmado, que ayer nos volvieron a mostrar (aparte de ser recordado como uno de los concursantes con uno de los tatuajes más feos de todas las ediciones). En plató, Mercedes más que entrevistarlo se dedicaba a tirarle los trastos y asistimos a un momento tenso entre Amor y Piero que terminó en cuatro gritos y un cambio de posición en el sofá de concursantes.

Un, dos, Los Palacios, Olé, Los Palacios, Prova, prova, Los Palacios, Sin amor, Los Palacios, Cuatro, cinco, Los Palacios, el sexo, Los Palacios, Chicas lindas, Los Palacios, Mercados, drogados, calados, Los Palacios, el discjockey, los Palacios… y ahora, ¡los tambores!. Entraron en pareja, decían que su número favorito era el dos y… ¿adivinan? ¡Quedaron segundas! Las gemelas Conchi y Pamela se quedaron con la miel en los labios después de ver como después de reventarse una serie de globos (otra vez con los dichosos globitos de las narices) colocados en la pared del patio, era el careto de Judit el que aparecía, coronándola como ganadora. Ya daba igual, las gemelas estaban tan muertas de frio (¿a quien se le ocurre ir con esos vestidos?) que lo único que querían era pirarse de allí, mientras Judit les gritaba: ¡Eh, pero esta noche nos vamos de fiesta!. Puedo asegurarles que soy absolutamente incapaz de comprender el idioma que hablan estas dos y que si no fuera por los subtítulos que pone gran hermano me hubiera pasado los tres meses de programa intentando descifrar que cojones estaban diciendo. Tampoco es que me cayeran demasiado bien (ni ellas ni la madre, que se pateaba los platós de telecinco) o sea que ya les está bien.

¡Y nos queda Judit como ganadora de Gran Hermano 9! El patito feo, la más nominada, a la que nadie le hacía caso (excepto Andalla, que quería tema con ella y soltó la gloriosa frase: “yo nada de condones, yo carne con carne”) y la que entró de reserva. ¿Puntos fuertes para ganar? Una vez más lo de siempre: no meterse en problemas e intentar pasar de puntillas. Lo consiguió y acabó llevándose el pato al agua. ¡Enhorabuena!

Y el año que viene más Gran Hermano. No lo duden.

Wild Zero (2000)


Cogemos “Rock and Roll High School”, la peli de los Ramones y la mezclamos con “Plan 9 del espacio exterior”, le añadimos un toque del “mondo zombie” de Romero, unos cuantos Yacuzas de medio pelo y mucha, mucha, gomina. ¿Qué nos queda? ¡Wild Zero! Una basura como la copa de un pino y un buen reconstituyente para todos aquellos que como yo, odian el nuevo cine de terror japonés, porque aunque la peli nos llega desde el país del sol naciente, aquí no hay lugar para las sutilezas y soplapolladas que se pueden encontrar en el remake de la precuela de la tercera parte de la versión americana de nosequé peli de niñitas fantasmas, pero sí mucho gore y diversión.


Ace es un punk rocker nipón bastante torpe que tan solo tiene dos motivaciones en la vida: ir a conciertos de Guitar Wolf, la banda más cool del planeta, y peinarse el tupé. Dicha banda está compuesta por tres miembros de nombres un tanto elementales: Guitar Wolf, Bass Wolf y Drum Wolf, y después de una de las actuaciones de la banda la torpeza del joven Ace salvará la vida del cantante, el cual se encontraba encañonado por la pistola del mezquino dueño de una sala de conciertos. Para agradecérselo, el líder del grupo le hace hermano de sangre y le entrega una especie de silbato para perros que puede hacer sonar cuando se encuentre en peligro y así la banda acudirá al rescate. Lo cosa no se hará de rogar demasiado porque enseguida el cielo se llena de platillos volantes, los muertos se levantan de sus tumbas y Ace descubre que su novia es en realidad un chico.

La peli está hecha para el lucimiento personal de Guitar Wolf, banda que existe en la vida real y que efectivamente, se luce en la película, y de qué manera. Vean al cantante saltar desde lo alto de un edificio y caer de pié mientras afina su guitarra, véanlo cargarse una horda de cutre-zombies lanzándoles púas de guitarra como quién lanza estrellas ninja. Véanlo también transformar su guitarra en una katana para partir en dos al platillo volante de turno, y es que hay que ver como se flipan, Guitar Wolf aúlla y hace saltar chispas por donde pasa. En ningún momento se descuelga la guitarra y su micro lanza llamas; no es humano, es puro Rock&Roll.

La peli está hecha con cuatro perras, tiene mal ritmo y un montaje bastante confuso, tampoco ayuda a la narración el hecho que la música de la banda suene a todo trapo en todas y cada una de las escenas, venga a cuento o no, te deje oír los diálogos o no. El guión es bastante simplón y la trama tiene más agujeros que la camiseta de un fumeta, pero a su favor diré que los efectos especiales cuelan bastante y que el desfasado maquillaje de los zombies me ha encantado. La peli es una bizarrada repleta de platillos volantes con aspecto de frisbees, tubos de escape llameantes, micros con forma de cráneo y un sin fin de zombies a los que les explota la cabeza. Puro trash oriental pasado de vueltas.

La frase: “Te amo, lo juro por mi chaqueta de cuero y por el Rock&Roll.”

Leer critica de Wild Zero en Muchocine.net

Repaso semanal tv

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, hoy es viernes, y mejor hacemos hoy un poquito de tele que hacía días ya que aquí no se hacía un buen Repaso Semanal a la televisión:

Lunes: Por increíble que pueda parecer Horatio tiene un caso, se coloca las gafas de sol, suelta una frase de esas que pone palote a la audiencia, resuelve el caso, mira hacia el infinito y pim, pam, pum: líderes de audiencia.

En la primera, la gran final de Mira quien baila la gana Nani Gaitán (frente a Serafín Zubiri), muy conocida por todos por… que aparecía en… que se la recuerda de cuando… Bueno, que como mucho la recuerdo como comentarista en el Bus, de Antena 3 (obsérvese que mi memoria selectiva es muy triste) y posteriormente en Crónicas Marcianas y poco más. En Antena 3, ultimo capítulo de la temporada para La familia Mata, ya con la incorporación plena de Pepa y Avelino, los tránsfugas de Escenas de Matrimonio.

Martes: Gominolas, en cuatro, sigue bajando el listón, recurriendo a lo más sobado del género para intentar arrancar unas sonrisas, en el capítulo de esta semana: ¡Enanos!. No es broma, el protagonista se marca un baile rodeado de tres enanos para conquistar a su amada. Se esperaba mucho, mucho más de esta serie que, encima, amenazan ya ¡con la segunda temporada!

Después, también en cuatro, Cuestión de sexo, y a pesar de que dicen que "rectificar es de sabios", yo también quiero hacerlo, pues al final le he ido cogiendo el punto a esta serie que en un principio puse un poco a parir. Sigo pensando que de las tres parejas protagonistas me sobran dos, pero es que la pareja formada por Guillermo Toledo y Pilar Castro son capaces de tirarse el peso de la serie a sus espaldas y tirarla adelante. Especialmente brillante el capítulo de la semana pasada con un Willy Toledo en estado de gracia (a lo que ayuda su hija y su alumno de autoescuela); y aunque el capítulo de esta semana era más flojito (lo de quedar en un mismo sitio con dos chicas distintas es muy viejo, ya se hacía incluso en “Salvados por la campana”) no deja de ser recomendable.

Miércoles: Me puse una peli. Si, lo siento, ya se que es poco profesional, pero es la verdad. Para compensarles les cuento que la semana pasada, en la sexta, estuve viendo Vidas anónimas, que es un tipo callejeros (sin entrar tanto en suburbios) pero con la importante diferencia que callejero mola más (y me cago en la puta que siempre lo echan los viernes por la noche, cuando acostumbro a estar rondando bares).

Más tarde estuve viendo, también en la sexta, Terapia de pareja, y madre mia, señores, ¡que programa! La cosa va de que una pareja con problemas se deja gravar en su casa durante un tiempo, haciendo vida normal, para que un par de expertos (los de la foto, que vaya dos) les diga donde falla su relación. Esto lo pilla telecinco y hace un roto en el share. Pues eso, que la semana pasada iba de una pareja que se peleaban mucho e incluso en un momento él le pega una patada a su chica (floja, eso si, sin ningún ánimo de defenderlo), ¡frente a unos amigos!, ¡¡y sabiendo que estaban las cámaras!! Respuesta de los expertos: Que se compren ropa nueva y él una bici estática para cuando tenga ataques violentos. ¡Bravo!, ¡Ole vuestros santos cojones!

Jueves: ¡Conectamos con la casa! Y, ohhh, la audiencia ha decidio que Ángela se las tiene que pirar (entre esto y que Zubiri no ganara “mira quien baila” vaya semanita para la once) y al parecer lo hizo con un porcentaje de votos de esos de escándalo. Mercedes Milà (que ayer se puso el culo en el pecho y el pecho en el culo), la esperaba en el plató para hacerle la entrevista de rigor, que empezó más blandita que la de la semana pasada con Eneko, pero que poco a poco fue cogiendo ritmo y a entrar en temas más perliagudos: primero rajando de Lucy, luego rajando de Karen y, para acabar, rajando de Amor. A todo esto Ángela (que podría rivalizar conmigo en cuanto a palabras malsonantes por minuto) ya estaba super a la defensiva y se limitaba a responder con monosílabos o palabras del tipo: “no se”, “quizás” o “no me acuerdo” y la Milà se iba poniendo de los nervios al ver que no conseguía sacar todo el jugo que se podría de la entrevista. Al resto de los concursantes les llevaron a una especie de bunker al lado de la casa y les pusieron videos de familiares y amigos para que se pusieran tiernos y soltaran lágrimas y mocos. La semana que viene la final. Seguiremos informando.

El tercer hombre (1949)

Elprimerhombre ha vuelto a escuchar la famosa cítara de Anton Karas en El tercer hombre, de Carol Reed, una película que tuvo un gran éxito comercial sobre todo gracias a la historia de Graham Greene, a la colaboración como actor de Orson Welles y a una sofisticada puesta en escena.

La historia ocurre en Viena, en el periodo de posguerra, cuando la ciudad estaba dividida en zonas por cuatro potencias: la rusa, la norteamericana, la británica y la francesa. Un americano, llamado Holly Martins, escritor de novelas baratas que pasa por un mal momento económico, llega a la ciudad en busca de un amigo, Harry Lime, que le ha ofrecido un trabajo. Pero nada más llegar a la casa donde reside le dicen que su amigo ha tenido un accidente y ha muerto. Sin nada de dinero debe volver a su país pero gracias a un contrato que le hacen para dar una conferencia sobre la novela contemporánea, logra quedarse más tiempo e investiga más profundamente sobre el caso. Poco a poco, va descubriendo nuevos hechos que le hacen creer que su amigo pudo haber sido asesinado.

Durante el metraje, la intriga va en aumento. Se van alternando planos con grandes enfoques, con otros de cierta horizontalidad, con contrapicados y con planos totalmente aberrantes que ayudan a que la puesta en escena sea de lo más sugerente. El claroscuro está muy marcado y hay escenas donde el campo es muy amplio, con largas sombras que producen una cierta inquietud. Los diez minutos finales, en las cloacas de la ciudad, representan una de las mejores secuencias que se hayan rodado nunca en cine. La fotografía obtuvo un Oscar con gran merecimiento.

Sin embargo, aunque las actuaciones me parecen buenas, me disgustan algunos diálogos entre Joseph Cotten (Holly Martins) y Alida Valli (que encarna a la amante de Lime), que me parecen banales y superficiales, quizás provocados por el enamoramiento de Cotten, totalmente evitable. A todo esto, la escena en la noria entre Cotten y Welles es muy conocida y me parece un prodigio por estar tan bien planteada y por la clase magistral de interpretación que nos demuestra el señor Orson Welles. Su expresión es meticulosa y además le toca decir la mejor frase de la película: “en Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras, matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento; en Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz, y ¿cuál fue el resultado? El reloj de cuco”. Hay quien dice que esto fue idea del mismo Orson Welles, pero yo sólo sé que en esta escena está inconmensurable.


El relato, en palabras del mismo Graham Greene, “no fue escrito para ser leído, sino para ser visto”. El guión y la trama argumental eran obra del mismo Greene, pero en la adaptación definitiva colaboró junto con Carol Reed. Al final hubo algunos cambios, como el nombre de Holly del protagonista que en verdad era Rollo, pero a Joseph Cotten no le gustaba porque, al parecer, le parecía que tenía una connotación homosexual.

De todas las películas que rodó Carol Reed, esta es indudablemente la más conocida y seguramente la mejor. En 1959 dirigió otra adaptación de una novela de Greene, “Nuestro Hombre en la Habana” y tuvo un gran éxito con “Oliver!”(1968), que era un musical donde un niño tenía toda clase de aventuras que obtuvo 5 Oscars, incluyendo mejor película y director. En cuanto a los actores, de Orson Welles no voy a decir nada porque algún día criticaré Sed de Mal o La Dama de Shangai, y refiriéndome a Cotten he de decir que trabajó con buenos directores, como con Welles en “Ciudadano Kane”, con Hichtcock en “La sombra de una duda” o con George Cukor en “Luz que agoniza”. Alida Valli trabajó con Bertolucci, Antonioni, Visconti y, como curiosidad, casi al final de su carrera cinematográfica, rodó con Dario Argento, “Suspiria” e “Inferno”.



Un saludo!

La maldición de la flor dorada (2006)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus, hoy es martes y como veo que el empalagoso espíritu de la navidad intenta apoderarse de nuestras vidas, mejor optamos por hacer un largo viaje espacio/temporal hacia la antigua china de la dinastía de los nosecuantos, huyendo del pavo, el papanoel, los reyes magos, el turrón y demás costumbresnavideñas, porque hoy toca: La maldición de la flor dorada… ¡Empezamos!

Algo huele a podrido en Dinam… perdón, ¡el lejano Oriente!. Y es que esto si que son intrigas de Palacio y no lo de la infanta Elena y el Marichalar. La peli nos cuenta la vida en palacio en la China imperial de vaya a saber usted que año, donde se juntan regresos inesperados, envenenamientos, infidelidades, alianzas secretas, aires de revolución… ¡y ninjas voladores! Y espero que sabrán disculparme si no cuento más, o de lo contrario voy a acabar hablando más de la cuenta y jodiendo la marrana a quien no haya visto la peli…

En esta película parece que todo sea a lo grande: grandes decorados, grandes exteriores, gran número de extras, grandes escenas, gran vestuario…¡¡Grandes escotes!! (francamente, me sorprende que alguna de las actrices pudiera respirar con esos trajes). Y es que, visualmente, la película es brutal. Personalmente soy muy fan de las películas milimétricas (donde parece que todo está pensado hasta el más mínimo detalle) y esta peli es un gran ejemplo de ello, donde cualquier personaje, por pequeño que sea, parece que siga una coreografía marcada, por el director Zhang Yimou, junto con el resto de sus compañeros. Y eso sin entrar en la enorme batalla final o la escena del ataque de los ninjas (semi-voladores) donde la coreografía ya se convierte, directamente, en puro espectáculo. Lo malo es que ante tan espectacular despliegue de luz y (sobretodo) color, el resto de lo que deberían ser sus puntos fuertes, queden un poco debilitados, como es el caso de una historia central, terrible sin duda, pero que no llega a afectarnos en la medida en que debería, dejándome, en mi caso, medio indiferente en lugar de tenerme entregado a sus pies, ante la falta de intensidad y la frialdad de unos personajes (que no digo yo que no esté buscado) que no logran acabar de transmitir todo lo que gustaría.

Resumiendo: Muy recomendable película, especialmente en el apartado técnico (¿se dice así?) con alguna carencia, especialmente, en el apartado más dramático.

Leer critica de La maldición de la flor dorada en Muchocine.net

El Hombre Puma (1980)

"¿A qué viene? ¿Y de dónde?
¿Qué clase de justicia conocen en su mundo? ¿O acaso el símbolo bestial que lleva en su pectoral dorado es la clave de su poder y el motivo de su presencia…?”

“El Big-Ben da las doce campanadas. El cielo de Londres parece más oscuro que nunca, mientras unos pocos aterrorizados testigos observan una esfera fabulosa, de luminosidad casi imposible, desplazarse de Sur a Norte. Todos creen estar alucinados, pero cuando los hechos más extraños comiencen a ocurrir, comprenderán que lo sobrenatural también puede ser... real. El Hombre Puma, el dueño de las junglas espaciales. Un vengador en la inmensidad del cosmos, contra todos los poderes ilegítimos. Un justiciero con armas letales, imbatibles, increíbles...”



Esta es otra exploitation italiana que intenta rentabilizar el boom superheroico que hubo en los ochenta tras la película de Richard Donner, y viene a demostrar que Superman es al cine lo que Manu Chao a la música, ya que lo peor que han hecho ambos es crear escuela. Si Supersonic Man ya era más mala que pegar a un padre con un calcetín sudado, El Hombre Puma es mucho peor… ¡Es como pegarle a un padre con los calcetines sudados de Ray Liotta! Y eso es feo de cojones, amigos míos.

La historia empieza cuando el malvado profesor Kobras (un tío calvo con traje de serpiente) se hace con la máscara del Dios Puma, un artefacto la leche de poderoso que fue entregado a los aztecas hace miles de años por un extraterrestre filántropo. Una sueca buenorra llamada Jane Dobson se dedicará a descifrar los jeroglíficos que hay inscritos en él, y así descubrirá una advertencia para los que hagan mal uso de la máscara: la antigua profecía predice que su guardián, el Hombre Puma, despertará y destruirá a los sacrílegos. El tal Kobras se pasa por donde ya saben las contraindicaciones del producto y comienza a utilizar sus poderes hipnóticos, primero en la sueca buenorra y después en importantes líderes mundiales (el hombre tiene claras sus prioridades), al mismo tiempo que urde un plan maestro, inteligente y audaz, para encontrar al Hombre Puma: se dedica a tirar a gente por la ventana a ver si vuelan.


Por otro lado descubrimos que el verdadero Hombre Puma es un americano llamado Tony Farms, aunque el pobre tipo no tiene ni idea de que está destinado a ser un superhéroe cutre y casposo. Por suerte aparece un sacerdote azteca que le explica la movida, le entrega un cinturón de poder y le pide ayuda para recuperar la máscara sagrada. Aunque no sabemos muy bien porqué le pide ayuda, ya que dicho sacerdote es un indio gigantón con superpoderes que tiene pinta de poder acabar con los malos en un pis pas, mientras que el tal Tony Farms es un cobardica al que le pega más el apodo de Hombre Gallina que el que da título al filme. Pero en fin, el sacerdote instruye a Farms en su recién descubierta vocación de superhéroe bizarro, y pronto el Hombre Puma podrá enfrentarse al villano de la función.

Entre los muchos poderes de nuestro héroe destacan la súper fuerza, la visión nocturna, una especie de sentido felino o pumínido que le advierte del peligro al estilo Spiderman, el de atravesar objetos sólidos, hacerse el muerto durante diez minutos y, no lo duden, puede volar (los pumas no, pero, ¿a quién le importa?). Por si fuera poco, creo que lleva el uniforme más idiota que he visto en mi vida; camiseta con el logo, cinturón a juego, botas vaqueras, pantalones deportivos, y como colofón, ¡una capa reversible que se convierte en poncho! ¿Cómo no ha triunfado este disfraz en Halloween?



La peli la protagoniza Walter Geroge Alton, un mindundi que tuvo un pequeño papel en “10, la mujer perfecta” y luego muy sabiamente dejó el mundo del cine (ahora al parecer es abogado en Nueva York y supongo que esta cinta debe ser la comidilla del bufete). Donald Pleasence también sale, hace de malo y debieron drogarle o algo para que aceptara el papel, lo que explicaría que el tío esté medio zombie durante toda la peli y que su interpretación tenga la misma carga dramática que un zapato.

Aztecas, extraterrestres, superhéroes cafres... La peli es realmente idiota, una calamidad total. Está mal hecha, mal interpretada, el guión es estúpido, las escenas de acción son lamentables y de estar por casa, y los efectos especiales hacen que "El Gran Héroe Americano" se vea espectacular y bonita. Pero qué quieren que les diga, menuda perla… Aquí les dejo la secuencia en que nuestro héroe descubre que los pumas también vuelan, via "Mistery Science Theater 3000", serie americana en que los tripulantes de una nave espacial se dedican a ver pésimas películas de ciencia ficción mofándose de ellas en voz alta. Atentos a la banda sonora, ¿no les recuerda sospechosamente al himno de cierto partido político español y de derechas?



La frase: “No era un hombre, ¡era un felino que volaba!”

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Ellos (Ils, 2006)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus y hoy es viernes. De susto a susto y tiro porque me toca, cerrando esta semana (absolutamente improvisada) dedicada al cine de terror, con una peli francesa del género, que apareció no hace mucho en dvd, de esas aún tenía por ver. Así que hoy: Ellos (Ils)…¡Empezamos!

Poca chicha tiene para contar esta peli, con una historia un tanto sobada y pocos elementos para comentar. Una joven pareja, una profesora y un escritor (¿Dios los cría y ellos se juntan?) viven en un viejo caserón en el campo, a las afueras de la ciudad, cuando una noche (así, por las buenas, sin avisar ni nada) serán víctimas de una intrusión en su casa. ¿Quién los ataca? El mismo título lo dice todo: Ellos. A partir de aquí gritos, intriga y el típico corre, corre, que te pillo.

En los últimos años, las pelis de terror habían estado predominadas por dos tipos de subgéneros: el psicológico (ese que se intuye pero no se ve) tan de moda en el cine oriental, poblado de jovenzuelos pálidos que buscan camorra y el psicokiller, más de moda en Estados Unidos, poblado de jovenzuelos con acné víctimas de tios con máscaras y armas oxidadas (un servidor, puestos a escoger, se decanta más por éste último). Esta peli intenta ser una mezcla de los dos, intentando abarcar todos los campos, pero sin elementos sobrenaturales. Ya aviso que lo consigue a medias y a duras penas.

La peli empieza con una secuencia/susto (al estilo scream, por decir una de las muchas) donde una madre y su hija se quedan tiradas con el coche en una carretera desierta (el alarde de originalidad, como pueden comprobar, empieza ya, a un muy alto nivel). Y a pesar de que la escena en cuestión no aporta una puta mierda a la historia, lo cierto es que ya te pone en situación de lo que te vas a encontrar en esta película de, atención a esto, ¡menos de hora y cuarto de duración! (esto para ciertos directores que les mola hacer pelis de tres horas debe ser como hacer un cortometraje). Pero venga, va, al grano. Puntos a favor: Sin duda, el más logrado, el de conseguir sostener el suspense durante buena parte de su duración, una dirección práctica y correcta, y lograr transmitir la angustia de sus protas, especialmente dentro de una vieja casa que actúa de perfecto escenario (fuera de la casa la cosa pierde bastante fuelle, volviendo a subir enteros hacia el final). Puntos en contra: la cosa está más sobada que la polla de Nacho Vidal. A ver, los sustos están vistos mil veces, ya saben: si se oye un ruidito por allá, no hace falta ni que mires porque fijo que al malo lo tienes detrás, que si el prota no se entera y pasa una sombra por delante de la cámara, que si he oído algo y voy a ver, pero Dios me libre de coger un palo o algo, no vaya a ser que pueda llegar a defenderme…

Resumiendo: peli ideal para ver con tu pareja solos en una casa rural y cagarte de miedo (o con alguien que no sea tu pareja y buscar rollo), con buenas intenciones, pero con un guión que es la suma de muchas cosas ya vistas mil veces.

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¿Quién puede matar a un niño? (1976)

Elprimerhombre conversó este fin de semana con unos amigos sobre películas que de verdad dieran miedo o por lo menos que sobrecogieran y una de las que se habló en esa charla fue ¿Quién puede matar a un niño?, de Narciso, “Chicho”, Ibáñez Serrador, que antes y después de empezar a dirigir el “Un, dos, tres... responda otra vez” le dio por aterrorizar a las masas con sus relatos de terror.

En este film, una pareja de ingleses llega a Benavís, donde están de fiesta mayor. Allí se quedan a dormir una sola noche ya que a la mañana siguiente, para escaparse del mundanal ruido de las fiestas, se van a Almanzora, una población costera donde no hay turistas y donde encontrarán paz y tranquilidad. Pero ese gran silencio presagia un terrible suceso.

Esta película cuenta la utopía de qué ocurriría si algún día todos los niños del mundo se unieran contra los adultos, los causantes de las terribles guerras que acaban con sus vidas hasta llegar a la escalofriante cifra de más de tres millones entre la guerra de Vietnam, de Corea o la Segunda Guerra Mundial. Así empieza la historia, con imágenes demoledoras sobre las consecuencias de las inútiles batallas entre los hombres, un fiel reflejo de la estupidez humana.

El señor Ibáñez consigue que nos creamos la historia, un hecho que es un punto a su favor porque dada la trascendencia del tema a contar, es difícil que se llegue a una tensión tan palpable sin caer en lo irrisorio. La luz del día en la película intensifica la sensación de agobio y de calor, traspasando la pantalla hasta llegar al espectador. Aunque donde recae la fuerza es en el tempo, que va in crescendo, dando un sentido bastante redondo a toda la historia.

Aún así, se le pueden reprochar algunas cosas, como la manera tan pretenciosa que tiene el señor Ibáñez de prepararnos para lo que nos vamos a encontrar. Parece que quiere dejar bastante claro que los niños están hartos de ser las víctimas inocentes de las guerras, porque no sólo vemos en las letras de crédito, de unos ocho minutos de duración, imágenes de niños muertos y hambrientos, sino que diez minutos después, cuando la pareja va a comprar un carrete de fotos, nos lo vuelve a recordar mostrando en una tele las noticias de una terrible guerra donde mueren muchos niños, con un comentario del que les atiende, que dice así: “el mundo está loco, lo malo es que los que siempre pagan el pato son los niños”. No creo que haga falta reclamar tanto la atención del espectador, porque puede parecer forzado, como ocurre con algunas escenas en concreto, que están mal resueltas o les falta el vigor que tiene la película entera.

Existen otras películas en la historia del cine de niños que quieren sembrar el miedo, como “El Pueblo de los Malditos”, de 1960, dirigida por Wolf Rilla, niños con ojos azules y pelo albino con una increíble inteligencia, que tuvo un remake en 1995, dirigido por John Carpenter. Aunque el film más parecido al de Chicho es “Los Chicos del Maíz”, de 1984, en el que se cuenta la historia de un pueblo de Nebraska donde no hay adultos porque han sido asesinados por los chicos del lugar. En su momento me pareció que daba bastante miedo, pero seguro que si la viera ahora me daría más bien risa, sobre todo por los comentarios que he leído de gente que la ha vuelto a ver después de muchos años. Y hay otras películas en las que se puede ver hasta dónde puede llegar la actitud de un grupo de niños, como “El Señor de las Moscas”, de 1963, dirigida por Peter Brook, con un remake en 1990, de Harry Hook, o más actual, “Ciudad de Dios”, de 2002, de Fernando Meirelles, donde unos niños intentan sobrevivir con armas en un suburbio de Río de Janeiro.

En definitiva, aunque la película de Chicho ha envejecido mal por la manera de rodar y por algunos recursos cinematográficos, no ha perdido nada de su peculiar estilo a la hora de mantener en vilo al espectador. Pero no sé si consiguió su cometido porque la verdad es que después de ver la película, en vez de ir a favor de los niños me daban ganas de retorcerle el pescuezo a cada uno de ellos.

Un saludo!

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Inferno (1980)

“La joven poetisa Rose Elliot adquiere un antiguo diario escrito en latín. Descubre en él la existencia de las Tres Madres del Mal y comienza a creer que en su apartamento habita una de ellas. Llena de temor, recurre a su hermano Mark, pero algo pasa...”



Lo mío con Darío Argento empezó la madrugada de un sábado en la que volví a casa algo bebido y estaban dando “Phenomena” (1985) por la tele, la cosa me enganchó de principio a fin y me dejó alucinado, lo que vi aquella noche fue bello, estremecedor y visualmente arrebatador, y con el tiempo se convertió en mi película de terror favorita. Más tarde llegó a mis manos “Suspiria” (1977), la que es sin duda la obra cumbre de Argento y un hito sin igual en el cine de terror . La sensación que tuve al ver estas películas se parece a cuando encuentras un escritor con una voz muy cercana a la tuya. Me sentí fascinado, pero aquello fue el principio del fin. En seguida quise ver “Rojo Oscuro” (1975), catalogada por muchos como el mejor trabajo del italiano y nada más alejado de la realidad, aunque la presencia de Argento es fuerte en ella a mí me decepcionó bastante. Pero mucho peor fueron las siguientes: “El Pájaro de las Plumas de Cristal” (1970), “El Gato de las 9 Colas” (1971) y “Tenebre” (1982), lo que antes me había cautivado ahora me aburría, así que desencantado dejé de buscar películas de Argento, hasta ahora. El director acaba de rodar “La Terza Madre”, con la que concluye la trilogía que inició en “Suspiria”, y por aquello de poder acabar el tríptico algún día me decidí a ver la segunda parte de la saga. ¿Es “Inferno” una digna continuación de “Suspiria”? Sí, amigos, no lo duden.



A los cinco minutos de empezar a verla ya sabía que Argento había vuelto a lograrlo, ahí estaba de nuevo el cine que más amo. Es difícil describir la peli porque es más una impresión sensorial que otra cosa, entra por los ojos y va directa al cerebro, las tripas y el corazón. El guión es mínimo, pero la peli no se resiente por ello en ningún momento, sino que así afianza más su posición en lo irreal y lo extraño. El encargado de la iluminación no es otro que el gran Lamberto Bava, que consigue un fascinante juego de luces rojas y azules. La acción es mayoritariamente nocturna así que la luna lo ve todo e incluso parece cómplice del mal. La escena en que esto se hace más evidente (y mi preferida), es la del eclipse. La peli no respeta las leyes físicas y cualquier sitio familiar, como tu propia casa o una biblioteca, oculta en sus esquinas secretos y puertas que pueden llevar a lo desconocido. Al igual que los personajes que deambulan por esos escenarios, que parecen todos tener escondidos varios esqueletos en el armario.


Argento va presentando a los supuestos protagonistas del filme para matarlos al poco rato y que crezca así la desazón en el espectador, y esa impresión de que no hay normas, que aquí todo puede pasar. Y no es para menos, porque el plato fuerte son los asesinatos. Tan teatrales e inverosímiles como espectaculares y efectistas, y rodados de forma preciosista: un gozo para los sentidos.

La película es cruel, poética y de obligado visionado para cualquier amante del género. Es innegable su fuerza visual, con una estética, un color y una iluminación impecables, pero no está de más recordar que este tipo de cine tiene sus detractores y no gusta a todo el mundo.


La frase: “La tercera clave está bajo la suela de tus zapatos”.

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Plácido (1961)

Elprimerhombre ha vuelto a ver, después de mucho tiempo, la que es sin duda alguna una de las mejores películas españolas, Plácido, de Luís García Berlanga. Su humor negro y la satírica visión de la sociedad hacen que sea el más claro exponente de la comedia española.

Plácido Alonso debe pagar la letra del primer plazo del motocarro que le vence el mismo día que se celebra una campaña de Navidad a favor de los desamparados. A raíz de esta campaña, su vehículo también es utilizado en la cabalgata. Desde la primera escena intenta conseguir que le paguen por adelantado el servicio prestado para poder pagar la letra y así conseguir que no le embarguen el vehículo, pero no le resultará nada sencillo.

Berlanga consigue una película coral plagada de grandes momentos, donde se mezclan todo tipo de situaciones rocambolescas, como en la subasta que se celebra con la promoción de las ollas Cocinex, donde se pueden llevar a casa por una noche a grandes artistas, como el lote de “la más prometedora promesa de nuestro cine, Maruja Collado y el niño cantor Paquito Yepes”. Además, por la buena causa de “cene con un pobre”, la gente de clase media y alta puede elegir entre los ancianos del asilo o los pobres de la calle. Y se retransmite en directo una cena en la casa de la presidenta de la Comisión de Damas que es la que organiza esta campaña “de maravillosa hermandad, de magnífica caridad o de hondo significado, que une a pobres y a ricos en todos los hogares de la ciudad”.

Es una película de apariencias, de fachadas, donde se critica ferozmente la hipocresía de la sociedad que sólo piensa en lo que dirán los demás. Como ejemplo pongo a una familia a la que se le pone enfermo su pobre y un vecino que es odontólogo acude a su piso para intentar ayudar, aconsejándole su mujer que se lleve consigo el pobre que les ha tocado sólo para que vean que ellos también han colaborado en una noche como esta, porque “hace falta hacer cosas buenas”.

El elenco de actores es interminable y archiconocido: Cassen (que era su primer papel en cine), José Luís López Vázquez, Manuel Alexandre, Agustín González, Luís Ciges, Antonio Ferrandis (más conocido posteriormente como Chanquete) o Amparo Soler Leal, entre otros. El guión es del propio Berlanga junto con el gran Rafael Azcona, cuyo talento a la hora de escribir ha sido premiado, a lo largo de su carrera, con 5 Goyas, uno de ellos por el mejor guión original de “Belle Époque”, y obtuvo un Goya honorífico en 1998. Volvieron a colaborar después en “El Verdugo”, con el inigualable Pepe Isbert, consiguiendo otro gran aplauso de público y crítica y el premio en Venecia. Y aunque este film sea el más importante en cuanto a premios, Berlanga tiene un cariño especial con Plácido ya que para él está mejor rodada y se sintió muy a gusto al hacerla.

Para acabar, tengo que decir que Plácido estuvo nominada al Oscar como mejor película extranjera y Berlanga recuerda el cocktail que daban entonces los directores de Hollywood para los nominados como el momento más culminante y emocionante de su carrera cinematográfica, ya que se quedó estupefacto al ver que los grandes, como Billy Wilder o Frank Capra, se le acercaban y le preguntaban datos muy precisos sobre su película.

Un saludo!

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Last days (2005)

Buenos días, soy el jefe Dreyfus y hoy es ¿miércoles? Vaya por Dios, esto debe ser cosa de la semana ésta rara, con puente incluido, pero no por eso vamos a dejar de hablar de pelis, así que hoy: Last days (aunque perfectamente podría haberse titulado “la última gran mierda de Gus Van Sant”.. si, así queda mucho mejor)… ¡Empezamos!

La peli nos pretende contar los dos últimos días de vida de Kurt Cobain, sin entrar en el morbo de su muerte (para eso ya está el documental “¿Quién mató a Kurt Cobain?”), centrándose más en los problemas que afectaban al líder de Nirvana, presentándolo como un juguete roto en manos de la industria de la música (jojojojo que asco y que típico lo que acabo de poner). En la película Kurt se aísla del mundo en una casa en medio de un bosque mientras diferentes personajes intentan dar con él con diferentes propósitos.

Hoy voy a hacer una excepción y voy a hablar un poco de mi (al estilo “primerhombre”). Verán, cuando en el año 1991 empezó a sonar en todo el mundo el Nevermind de Nirvana yo tenía 14 años y no duden que, con esa edad, la cosa me pilló de lleno y fue como una bofetada en mi joven cara. Hacer una película sobre Kurt Cobain me parece un suicidio, así que cuando me enteré de que querían hacer ésta peli me entró miedo, pero es que cuando me enteré de que la iba a dirigir Gus Van Sant, directamente me entró pánico. A pesar de todo, como persona nostálgica (y rotundamente atractiva) que soy, me picó la curiosidad y al final acabé viendo Last Days (o “la última gran mierda de Gus Van Sant”, como ustedes prefieran).

Total, que estoy yo en casa viendo la peli y me doy cuenta que después de 10 minutos lo único que he visto es a un muchacho con un corte de pelo parecido a Kurt Cobain paseando por un bosque y farfullando palabras ininteligibles entre dientes (y me digo para mis adentros: ummmm), a los 20 minutos llega el primer diálogo del film (diálogo por decir algo, el personaje de Kurt apenas habla, y me digo a mi mismo: ¡vaya por Dios!), la cosa sigue en ese tono roñoso y a los 40 minutos apenas he visto a un muchacho (Michael Pitt con el pelo de Kurt) paseando por una casa y, de nuevo por un bosque mientras sus dos compañeros se levantan, cogen un coche y se van (y me descubro diciéndome en voz alta: ¿me están vacilando?) y así sigue la cosa con este ritmo endiablado hasta la hora y media que dura la película (gracias a Dios que es cortita) y aparecen los títulos de crédito. La película intenta contarnos el descenso a los infiernos de una estrella del rock comido por su propia fama. Pues muy bien, pero es que lo único que consigue Gus Van Pollas es una película que no cuenta nada de nada, vacía, pedante, aburrida y (lo que es peor) con terribles aires de grandeza, pues no duden que su director debe estar más que orgulloso de su insulsa obra, considerada por muchos como una obra maestra… ¡A mamarla!

Resumiendo: Si tuviera que definir la película con una sola palabra, probablemente, sería: sopor. Creo que hay documentales muy buenos sobre Nirvana, mucho más recomendables que ésta basura que encima va de lista.

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Mr. Freedom (1969)

“Más rápido que una bala... más potente que una locomotora... capaz de llegar a la cima de la Casa Blanca de un simple salto... "¡Mirad, arriba en el cielo! ¿Es un pájaro? ¿Es un telepredicador? ¡No, es Mr. Freedom!" Sí, es Mr. Freedom, extraño visitante de América que llegó a Europa con poderes y habilidades muy superiores a las de los votantes. Mr. Freedom, que puede pegar a los turistas nipones con sus manos desnudas y que, camuflado bajo su sombrero de cowboy, lucha su batalla interminable por la Opresión, la Tiranía y el estilo de vida americano.”



Mr. Freedom fue la respuesta de William Klein a la intervención imperialista en Vietnam de los Estados Unidos, ¿que quién es William Klein? Pues es un pintor, fotógrafo, cineasta y grafista americano afincado en París, que ha trabajado con directores de la talla de Louis Malle y Jean-Luc Godard y que revolucionó la fotografía por allá los años 50.

Tranquilos señores, no se me asusten que no voy a empezar ahora a trasnochar en mohosos cineclubes de barrio, ni a leerme la revista “Cahiers du Cinéma” (eso se lo dejo a elprimerhombre). Si hablo de esta película no es porque sea una fantástica sátira política, sino porque es una fantástica sátira política “con superhéroes” y, no lo duden, si Truffaut hiciera una película protagonizada por un superhéroe de la Marvel, también hablaría de ella, ya ven que no soy nada elitista (jus, jus).


Mr. Freedom es facha, racista y tiene pinta de jugador de rugby (si fuera español, de seguro parecería futbolista o torero). Le gusta pegar a la gente y hacer discursos ultraderechistas, sus mayores enemigos son el soviético “Moujik Man” y “Red China Man”, ambos tan estrafalarios e iconoclastas como el propio Mr. Freedom. Pero su talón de Aquiles, su “kriptonita”, es sin duda la opinión pública.

Mr. Freedom ha viajado hasta Francia para proteger Europa del peligro comunista, y durante su estancia por estas tierras se topará con personajes tan variopintos como el “Capitán Formidable”, “Dick Terrific”, “Freddy Freak”, “Betty Desfile”, “Johnny Cadillac” o “Super French Man y sus Super Ministros”. Algunos estarán interpretados por personas de verdad y otros serán simplemente monigotes hinchables. Aquí todo vale, la peli a ratos parece un cartoon y a ratos una obra de arte y ensayo. Es bonita, divertida, pop, decadente, a veces mordaz, a veces ingenua, y con un sentido del humor político bastante afín al de ciertas películas de Paul Verhoeven.



Lo que más destaca, como no podía ser de otra manera, es la estética y la fotografía, hay un constante uso de los colores de la bandera estadounidense y francesa, como se puede ver en el video que dejo a continuación. La secuencia pertenece al momento en que los franceses dan una fiesta de bienvenida a nuestro héroe, una especie de meeting. Fijaos en las pancartas, están repletas de palabras estúpidas y vacías como “Nouveau”, “Fresh”, “Good” o “Versailles”.



La frase: “Deja que te hable de los franceses; son 50 millones de llorones malcriados que no han hecho nada desde Napoleón y de eso hace ya tiempo. Y Napoleón, ¡ni siquiera era francés! ¡Era corso!”

La frase 2: “Sí, nací pobre, en la miseria. Mi padre trabajaba en las cloacas. Luego vino la crisis, y cerraron las cloacas.”


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