Podríamos decir que Matadero Cinco es la historia de Billy Pilgrim, un tipo bastante mediocre e insulso que tras sobrevivir a un aparatoso accidente de aviación, contacta con los Tralfamadorianos, unos extraños seres de la cuarta dimensión que lo llevan a su planeta, lo meten en un zoo galáctico y le obligan a practicar sexo con una atractiva starlet de Hollywood. Pero esto sería como decir que 2001: Una odisea del espacio (1968) es la historia de una nave espacial a la que se le estropea el GPS, con ello solo estaríamos desdibujando muchos de los perfiles y texturas de una obra mucho más compleja. Aunque la trama posee ciertos elementos pulps, Matadero Cinco es básicamente una película de ciencia ficción existencialista. Y una crítica a la sinrazón de la guerra, y una sátira de la institución familiar americana, y un arriesgado experimento fílmico, y muchas cosas más, porque la cinta funciona a tantos niveles que a uno le resulta difícil contabilizarlos.
Los Tralfamadorianos tienen una concepción espaciotemporal muy distinta a la de los humanos y contactar con ellos puede causar su efecto. Prueba de ello es que Billy Pilgrim comienza a viajar en el tiempo y el espacio de forma descontrolada, saltando atrás y adelante en diversos momentos de su vida. La película se centra en el efecto que causa en el protagonista este hecho fantástico, y no en manidas explicaciones que calmen nuestro sentido común, porque no proceden. Si todo es obra de unos marcianos, bienvenido sea, y si es una enajenación del protagonista, tanto da. Hay que aceptar las reglas que impone la narración y dejarse llevar por la historia, hay que saber apreciar los interesantes hallazgos que pueda encontrar el desestructurado montaje porque Matadero Cinco es, ante todo, un ejercicio estético y estilístico.
La película emparienta en este sentido con dos obras relativamente recientes como son Memento (2000) de Christopher Nolan, o la moderniqui ¡Olvídate de mí! (2004) de Michael Gondry. Dos películas donde se trastoca el clásico orden de principio, nudo y desenlace, y donde se juega abiertamente con el montaje. En Matadero Cinco el espectador siente esa misma sensación de extrañeza que se apodera del protagonista, desorientado ante su propia vida, algo que se pone visualmente de manifiesto en la metafórica escena en que Pilgrim queda atrapado bajo el peso de un enorme reloj de carillón. Este es un viaje de autoconocimiento y aprendizaje vital, y una forma de comulgar con los propios demonios, que no son otros que los de Kurt Vonnegut Jr., el autor de la novela en que se basa la cinta y alter ego de Billy Pilgrim. El horror de la guerra, sus pecados como padre, la insignificancia de la vida humana, el sentimiento de pérdida, la locura… Son solo algunos de los muchos temas expuestos en el filme, siempre de forma distante e irónica.
Tras la puesta en escena fría y calculada encontramos al cineasta George Roy Hill, uno de los grandes de Hollywood y director de clásicos como Dos hombres y un destino (1969), El golpe (1973) o Millie, una chica moderna (1967), esta última algo infravalorada, pero muy reivindicable a mi parecer. El protagónico recae en Michael Sacks, un actor casi desconocido al que la película se lo pone fácil: básicamente tiene que hacer de pez fuera del agua, algo que al espectador no le resulta difícil de creer. En la cinta también interviene un carismático Ron Leibman y una sexy Valerie Perrine, actriz a la que todos recordamos luciendo melena rubia y vestido rojo en Superman (1978). Glenn Gould, por su lado, se encarga de componer una sobria banda sonora en la que suena la bella melodía de un piano con escasos arreglos musicales y muy buen resultado.
Los elementos propios del género que aparecen en la cinta son más bien escasos, y cuando aparecen, siempre lo hacen en un tono de frivolidad pop o desencanto pulp (es un detalle que los marcianos traigan una famosa actriz en topless para que el protagonista pase la eternidad de manera más agradable, ¿no creen?), pero no voy a entrar en insustanciales debates de si Matadero Cinco es una cinta de ciencia ficción o no, tan solo diré que tiene esa escurridiza cualidad que poseen los grandes clásicos del género, como Fahrenheit 451 (1966) o Blade Runner (1982). Tampoco negaré que la cinta parece más un ejercicio de introspección que no una peli de marcianos, pero ahí radica su encanto. Hay una filosofía del absurdo planeando sobre todo el relato, una filosofía que aparece de forma más light en esa fábula romántica llamada Atrapado en el tiempo (1992) y que entronca directamente con El mito de Sísifo. Lo que esencialmente quiere decirnos la película es que nada tiene el sentido ni la importancia que le otorgamos, y que todo es una gran farsa.
Matadero Cinco es una extravagancia que refleja ciertas tendencias New Wave que había en los años 60 y 70, pero que desde el mismo día de su estreno se presenta como una singularidad en el panorama cinematográfico, un tipo de rareza que nunca ha atendido a los caprichos del mercado, pero que era más habitual antes de que George Lucas sentara cátedra con ese filón llamado Star Wars. Una película, en definitiva, para los que les gusta la ciencia ficción en todo su hermoso abanico de posibilidades.
La frase: “En Tralfamadore aprendes que el mundo es solo una serie de momentos, agrupados en un hermoso orden aleatorio. Y si vamos a sobrevivir, tenemos que concentrarnos en los buenos momentos e ignorar los malos.”
Leer critica Matadero cinco en Muchocine.net
6 piquitos de oro:
Saludos.
Magnífica película. Quizás algo olvidada. Lo que me ha gustado es lo que ha comentado del cine de ciencia ficción antes de Star Wars. Eso, el antes y despues de la saga de Lucas merecería un estudio aparte.
Interesante reseña. La añado a mi lista de pendientes por ver. Gracias!
¡Tralfamadorianos! Creí que no podría ser mejor, pero, ¡lo de la Perrine definitivamente me ha convencido! Yarf
Saludos
No la conocia pero ya le he anotado en mi lista de pendientes.
Saludos.
Muy interesante pelicula, hasta se hace entrañable aun vista hoy en dia. Muy cierto lo que señalas acerca de sus multiples lecturas, eso la convierte en obra de mucho valor que trasciende los géneros, y eso ya son palabras mayores.
Promete sér una ida de olla de proporciones biblicas, por lo menos es lo que apunta el traíler.
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