¡Qué bello es vivir!
Se acaba de estrenar en nuestras salas de cine Las nieves del Kilimanjaro (no confundir con la película homónima de Henry King de 1952), de Robert Guédiguian, que consiguió la Espiga de Plata y el Premio del Público en la Seminci, y cuya historia está basada en un poema de Víctor Hugo llamado "La gente pobre", adaptado al cine por el mismo director francés. Y como viene siendo habitual, vuelve a trabajar con los actores Ariane Ascaride y Jean-Pierre Darroussin, que en la única película que no aparecen, de las doce que ha dirigido Guédiguian, es en la biografía que hizo sobre Mitterrand en 2005. En esta ocasión, como también en sus films más conocidos como Marius y Jeannette (1997) o De todo corazón (1998), la historia vuelve a situarse en un barrio obrero de Marsella (donde Guédiguian nació) y vuelve a tener como trasfondo social el paro; pero, aunque en un principio la película parece transcurrir con toda naturalidad y resultando totalmente creíble, acaba siendo todo lo contrario, convirtiéndose la cruda realidad que se quiere retratar en algo totalmente utópico y cercano a la fábula.