Yo, mis personajes y mis paranoias
Hay películas que, más bien por parte del público que por la crítica, o son catalogadas como obras maestras o simplemente como bodrios. En este contexto se engloba perfectamente a la ganadora del Festival de Cannes del año pasado: Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010), de Apichatpong Weerasethakul. La gran mayoría de las películas de este director tailandés (de nombre y apellido difíciles de pronunciar) forman parte de un cine más experimental y fantástico, por eso quizás llamó tanto la atención al Presidente del Jurado del Festival, que no era otro que Tim Burton, y a algún otro miembro del Jurado como Víctor Erice, un director español de corta filmografía pero muy respetado y cuyas películas también rebosan fantasía y mucha contemplación, como en este caso nos concierne. Porque señores, está claro que cuando uno se propone a ver esta película sabe o tiene que saber a lo que se va a enfrentar: un cine no fácil de digerir y completamente alejado del cine convencional, en el que tiene mucha importancia el papel del espectador, no solo porque debe concentrar todas sus fuerzas y toda su energía para enfocar su mente y poder entender lo que está viendo, sino también por el aguante de toda su paciencia.