Los últimos días (2013)



Pasitos de bebé.

Uno no puede evitar tener la sensación de que el cine español se ha pasado media vida criticando la forma de hacer películas en Hollywood, y su vacuo sentido del espectáculo, a la vez que defendía, a capa y espada, la cinematografía patria y su forma de hacer las cosas. Por suerte o por desgracia, o mucho me equivoco o creo que la otra mitad se la van a pasar copiando esa forma de hacer cine, importada del otro lado del charco. No desearía que se me mal interpretara: estoy encantado con la idea y lo cierto es que, personalmente, ya estaba un poco hasta las narices de pelis sobre grandes dramas de penurias y miserias ambientados en la guerra civil española o, lo que es todavía peor, en la post-guerra (que lo poco gusta y lo mucho cansa). Pero lo que también sería de agradecer es que la valentía que se ha demostrado a la hora de cortar con una especie de tradición de hacer cine en nuestro país, también se demostrara a la hora de ser capaces de innovar en lugar de limitarse a copiar, a pies juntillas, los grandes clichés de las super-producciones americanas. Los últimos días no es que contenga alguno de estos clichés, es que arrastra un enorme y pesado carro repleto de ellos, provocando que le cueste una barbaridad avanzar con un mínimo de fluidez y originalidad.



Y es que se tiene que tener en cuenta que un original, por malo que sea, siempre tenderá a ser mejor que su copia (salvo honrosas excepciones), por mucho que te traigas la trama hasta Barcelona, en lugar de que la acción transcurra en la habitual Nueva York. Es cierto, cambia el paisaje, pero poco más. Una vez has visto un par de imágenes de la ciudad Condal hecha mierda, ¿que queda? ¿La historia? No me hagan reír.

Otro problema de intentar competir con este tipo de producciones es el presupuesto, que aquí siempre acostumbrará a ser más reducido. Por suerte siempre se podrá suplir con ingenio, pero cuando eso falla provoca que algunas de las secuencias resulten poco creíbles y forzadas, más si cabe para un film de estas características. Además, parece como si los directores se hubieran cepillado gran parte del dinero en conseguir ese efecto especial en que la cámara logra atravesar un cristal. Tanto les debió costar que repiten el efecto hasta cuatro veces durante la cinta (algunas de ellas sin venir muy a cuento de nada), pero al parecer no debió dejar mucho más dinero para otras secuencias de acción, que terminan resultando bastante sonrojantes.


El prota tiene las pintas de un doble de Serpico en horas bajas que se encuentra encerrado en su lugar de trabajo junto con algunos compañeros de oficina. Todos ellos son incapaces de salir a la calle debido a una extraña epidemia que provoca que los humanos demuestren un pánico irracional a los espacios abiertos, y que incluso puede llegar a conducirlos hasta la muerte. Dicho de otra forma: imagínense un mundo en el que toda la humanidad, de repente, sufre de agorafobia y es incapaz de pisar la calle.

Lo que sucede es que una peli infectada de zombis, mutantes, vampiros, extraterrestres o con algún tipo de desastre natural que provoque el fin de la vida tal y como la conocemos, da mucho juego y nos puede presentar una gran historia de supervivencia y de superación personal. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de una cinta en la que el mayor miedo de un hombre es el de pisar un adoquín, con lo cual los responsables del film se las tuvieron que ingeniar para dar un poco más de chicha a la trama. Resultado: el prota deberá cruzar toda Barcelona, sin salir al exterior, para volver a encontrar a su amada. ¿A que de pronto da todo como mucha más pereza?

Los directores son los hermanos Àlex y David Pastor, en su segundo trabajo después de la también muy epidémica Infectados (Carriers), que filmaron en Hollywood. Como protas encontramos a Quim Gutierrez y José Coronado. El primero es el novio que busca desesperadamente a su amada; el segundo es un señor que pasaba por ahí y que decide acompañarlo. Sus personajes seguirán a rajatabla todos los estereotipos de este tipo de productos, con lo cual el espectador no tardará en ver por donde van los tiros y avanzarse a muchos momentos de la trama. Les acompañan las actrices Marta Etura, ella es el Santo Grial de la peli, y Leticia Dolera, que, lo lamento, todavía no acabo de entender cual es exactamente su función en el film.


La cosa pinta a que fue más o menos así: Los responsables del film tuvieron una idea brillante a partir de la cual desarrollar toda una película de catástrofes y supervivencia. El punto de partida era original y apuntaba maneras, con lo cual lo único que hacía falta era fabricar un eficaz guión a su alrededor que completara la historia y la dotara de unos personajes protagonistas atrayentes, acción, momentos de tensión y sacrificio y mucha aventura. Por desgracia para todos, en lugar de un buen guión les quedó un ladrillo que no había por donde agarrarlo.

Y es que el interés que puede llegar a mostrar la película en su tramo inicial, se va desmontando a marchas forzadas, hasta quedarse en nada, debido a un endeble y torpe guión, unos diálogos estúpidos y sobados, una trama predecible, un par de secuencias que rozan el ridículo (lo de la iglesia tiene tela), unos efectos que contrastan la brillantez de algunos momentos con la tosquedad de otros, y una trama que parece mucho más larga que su metraje real. Y, por lo que más quieran, no me tiren de la lengua y me hagan hablar de la escena final porque entonces sí que ya la lío muy parda.


Resumiendo: Cine USA made in spain, con un buen punto de partida y una trama que se va cayendo a pedazos a medida que avanza.

1 piquitos de oro:

Antonio Ruz dijo...

Personalmente no reniego de todo el cine español, pero por otra parte me parece perfecto que se esté abriendo a nuevas ideas y temáticas.
Ya estamos viendo algunas buenas producciones que abren camino al resto de títulos marcando el camino a seguir.
Esperemos que vaya subiendo la calidad también poco a poco

Saludos desde SerieCinema

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