La cabaña en el bosque (The cabin in the woods, 2011)


Desmembre a la americana.

¿Saben ustedes la típica película protagonizada por un grupo de adolescentes con las hormonas disparadas que quedan para pasar un largo fin de semana en una cabaña apartada de la civilización (preferiblemente con un lago cercano) y que mientras están de camino paran para repostar gasolina en una estación de servicio medio abandonada y el tipo de la gasolinera ya tiene una pinta tirando a rara y sospechosa que tira para atrás, pero que ellos pasan como si nada y siguen su trayecto y que, una vez llegados a la cabaña esa, resulta que todo está muy bien y todo tiene una pinta de lo más entretenida e incluso todo parece apuntar a que alguno de los muchachos va a pillar teta pero que, no obstante, parece como si algo oscuro/ maligno/chungodecagarse se escondiera en el sótano de la cabaña (porque resulta que si hay un lago cerca, como demonios no va a haber un sótano con pinta de esconder secretos a patadas) y que a pesar de que toda lógica humana debería empujar a los chicos a montar una bacanal en toda regla en lugar de bajar las escaleras, los muy pardos terminarán optando por indagar qué se esconde en tan misterioso lugar, desencadenando una serie de acontecimientos que terminarán, indefectiblemente, con una escalada de muerte, sangre y machetazos por doquier? Mmmm, no se yo si la pregunta resulta suficientemente específica. En fin, pues resulta que eso es justamente lo que ofrece a los espectadores The cabin in the woods, pero con una leve variación respecto al patrón clásico: llegados a cierto momento de la trama, la cinta, simplemente, enloquece.


Y es que no voy de farol. Cuando uno cree tener la historia más o menos controlada, a la trama se le va la olla una barbaridad. Que conste que no lo digo como algo malo, más bien todo lo contrario, porque que a un producto de estas características se le vaya la olla siempre tiende a ser algo bueno. Lo que pasa es que, cuando un film decide salirse por la tangente de una forma tan exagerada como en la película que nos ocupa, pueden suceder dos cosas: a) que los responsables hayan invertido toda su valentía en el giro de guión pero que no se atrevan a ir más lejos para que no les quede un producto demasiado raro e intenten, de alguna forma, volver a coger las riendas de la historia, para lograr reconducir la trama hacia el sendero ya establecido al principio de la misma; o b) que después de la ida de olla que lo cambia todo se opte por seguir adelante, sin recular, llevando la opción elegida hasta las últimas consecuencias. Para saber cual de las dos vías elige The cabin in the woods simplemente les diré que el co-guionista de la cinta és Joss Whedon.

Así pues, la película se presenta en forma de slasher típico, tópico y tronado, protagonizado por unos protagonistas nada originales: el cachas deportista, la rubia sexy, la lista guapa, el colgado fumado y el atractivo sensible. Lo cierto es que nos los conocemos de memoria. De hecho es el habitual grupo humanos que provoca que el espectador, en cierto modo, se ponga de parte de los asesinos (queremos ver muertes y queremos que sean de forma cruenta). Pero el film tiene un componente nada típico en este tipo de productos: desde el principio de la cinta vemos como los jóvenes están siendo, en todo momento, controlados y monitorizados por unos misteriosos personajes que siguen sus “desventuras”. Ellos vigilan y, en ocasiones, fuerzan las situaciones de los jóvenes protagonistas pero, ¿quién vigila a los vigilantes?

La peli juega a reírse de los tópicos del género de terror. Y lo cierto es que la apuesta le sale muy bien. En ese sentido se podría decir que The cabin in the woods juega en la misma liga que Scream, pero sabiendo que no lograría superar un control antidóping. Y es que la sensación es de que el director de la peli, Drew Goddard (y co-guionista junto a Weddon), consigue ir un poco más allá o, dicho de otra forma, no le da miedo enseñar las vergüenzas del género, exhibirlas a la luz pública y llevarlas hasta límites de sátira.

La película parece estar dividida en tres actos: en el primero asistimos al slasher puro: un grupo de jóvenes, una cabaña aislada, noche cerrada, se va a liar parda. En el segundo toman más protagonismo los vigilantes: el espectador intentará jugar a adivinar quienes son, qué pretenden, cuales son sus intenciones y para quien trabajan... tu mismo. Y en el tercero: la vorágine, el más difícil todavía y, sobre todo, el por qué esta película es distinta, especial y muy recomendable, especialmente para los más seguidores del género.

Resumiendo: Ya tenemos aquí la frikada de culto, del género de terror, del año. A diferencia de lo que parecen creer los propios distribuidores del film: imprescindible.

2 piquitos de oro:

dvd dijo...

No pensaba verla. Leí una reseña más o menos como la tuya. La vi. Flipé. Luego me di cuenta de lo poco original que es el cine actual de género y sopesé. Resumiendo: No es ninguna obra de arte, pero en su cometido, entretener, se sale del pellejo. Lo del giro, vale, tiene su punto, pero si lo coronas con un final acojonante, y el final (el final, final, ya sabes) es bastante convencional. Puede que yo sea muy exigente, pero me esperaba una locura no vista antes. En fin, para pasar una tarde con colegas es de lo mejor que he visto en años. Ah, la escena del lobo es la hostia, ahí sí que hay un par de cojones...
saludos...

carnet manipulador de alimentos dijo...

Una película esta 'La Cabaña del Bosque' tan desprovista de encanto y gracia que ni sus escasos momentos de humor e 'intriga' me dejan un recuerdo agradable. Un revoltijo de ideas: los realitys, las viejas películas de amigos en el bosque, no sé, será cosa mía. ¿Qué fue de 'La matanza de Texas'? Esa sí que era de humor y miedos :) Un saludo

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