Thor (2011)

Thortura vikinga.


Marvel sigue empeñada en allanar el terreno de su proyecto de llevar a Los Vengadores a la gran pantalla, avanzando las películas de parte de sus componentes (básicamente los más carismáticos) en sus aventuras en solitario que, a la vez, sirvan a modo de presentación de los mismos para el gran público que no es asiduo a los cómics. De este modo se podría entender que la estrategia a seguir es justamente la opuesta a la que ya se siguió con los X-Men, donde primero se realizó la película de todo el grupo para que, más tarde, apareciera el spin-off de lobezno (y finalmente se terminaran frustrando los de Magneto y Tormenta). El problema de esta nueva estrategia de la Marvel es que, viendo el mediocre nivel de los films que nos están ofreciendo hasta el momento, con una continua repetición de fórmulas, a uno cada vez se le están quitando más las ganas de seguir viendo sus productos y las expectativas creadas se van diluyendo en cada nueva entrega. En ese sentido Thor no termina resultando ser ninguna excepción.

Y eso que, en un principio, el proyecto tenía buena pinta cuando se anunció que Keneth Branagh sería el director del film. Por fin un nombre relevante para la franquicia, ya que ni el por entonces poco conocido Jon Fabreau (Elf, Zathura) para Ironman, ni Louis Leterrier (Transporter 1 y 2) para El increíble Hulk, ni Joe Johnston (Parque Jurásico III, Océanos de fuego, El hombre lobo) para El capitán américa, habían levantado demasiado los ánimos de los seguidores de los personajes en los cómics ni, mucho menos, del público en general (evidentemente otro cantar es la designación de Joss Whedon para dirigir Los Vengadores). Realmente pensaba que Keneth Branagh podría sacarle partido a los personajes de la película, con un heredero al trono que debía aprender a reinar, con las traiciones propias de la corte y con un dios que debía bajar de los altares para aprender a ser humano. A la hora de la verdad, no obstante, me quedé con las ganas de ver una peli de Branagh y me tuve que limitar a ver una película más de la Marvel, con un factor de sorpresa que rozaba el cero. Realmente me hubiera gustado ver un Thor realizado por un Keneth Branagh con un mayor poder de decisión sobre el producto final. O al tipo se la sudaba y lo único que deseaba era tener un buen taquillazo en su carrera para poder asegurarse poder dirigir cinco o seis películas más, esta vez sí, con plenos poderes, o es que al hombre le cortaron las alas, desde la productora, nada más empezar el rodaje. Al final, su participación en la cinta se reduce a algún que otro plano marca de la casa, como planos torcidos (aberrantes que les llaman los entendidos en la materia) y planos circulares rodeando a los protagonistas (algo de lo que, en su magnífico Hamlet, se dio un atracón).

La peli empieza en Asgard, una tierra mágica habitada por dioses, donde, según afirman en el film, ciencia y magia son la misma cosa. Odín, el rey del lugar, terminará desterrando a su propio hijo, Thor, heredero directo al trono, después de que el chico se meta en un berenjenal y esté a punto de provocar una guerra padre contra los llamados “los señores del hielo” (que para que se hagan una idea son la suma perfecta entre el Schwarzenegger de Batman & Robin y el malo de la peli de Dragonball). Para colmo, Odín le quitará sus poderes a su hijo, y el muchacho se verá obligado a deambular por el planeta tierra, conviviendo entre humanos, mientras un terrible peligro se cierne sobre el reino de Asgard. Como no acostumbra a ser muy frecuente que un dios baje a la tierra a darse un paseo, una organización secreta del Estado, Shield, se interesará por darle caza, pero un reducido grupo de científicos ayudará a Thor en su misión de recuperar su condición divina y, ya puestos, su arma, el martillo mágico Mjolnir. De por medio de todo esto habrá, lo habrán adivinado ya, una relación sentimental entre el dios nórdico y una de las científicas que le ayudan. ¡Y que guapas suelen ser siempre las científicas en el cine!

La película está protagonizada por Chris Hemsworth, conocido por ser el marido de Elsa Pataky y que en el film muestra una capacidad interpretativa ligeramente por debajo de la de su martillo. A su lado encontramos a una Natalie Portman fantástica, guapa y arrolladora en su papel de científica ofuscada en su trabajo que se deja cautivar por los atributos del dios del trueno, papel por el que debería ganar, mínimo, un nuevo Oscar (si señores, mi objetividad me la paso yo por el forro de donde, justamente, están pensando); a Anthony Hopkins, ese actor que anunció su retirada hace ya muchos años y que, sin embargo, sigue perfectamente en activo e interpretando una y otra vez a este tipo de personajes que tan bien se le dan (El hombre lobo, Beowulf, Alejandro Magno); y Renne Russo, actriz desaparecida en combate (su último trabajo hasta la fecha databa del año 2005), que vuelve a la gran pantalla para interpretar un papel tan menor como poco, o nada, relevante.

La película, a pesar de lo dicho, empieza bastante bien con la acción centrada en un reino de Asgard, presentando a los personajes del film y sus conflictos y aspiraciones (e incluso una buena batalla). Lo cierto es que durante todo el metraje, las escenas que se van sucediendo en Asgard resultan bastante superiores a toda la acción que se va desenvolviendo en la tierra (concretamente en un pueblecito y con un Thor con camisa de cuadros que parecen sacados de un episodio de “Me llamo Earl”). En las escenas en la tierra la película se vuelve entumecida, espesa, y con un sentido del humor que llena la trama de chascarrillos sin la menor de las gracias. En cuanto a los acontecimientos que se van sucediendo fuera de la tierra, cabe decir que a pesar de resultar bastante más interesantes, me molestó el diseño de algunos de los personajes, que con esas armaduras más que asgardianos parecían los Caballeros del Zodíaco y que la ciudad de Asgard desprendía un tufo a falso que tiraba para atrás (por no hablar de esa especie de tinte barato que le han puesto al protagonista en la barba que hace que más que al dios del trueno se parezca a Parada). Por lo demás, como ya les contaba anteriormente, la película no dispone de ningún tipo de sorpresa (ya sea agradable o no) para el espectador que simplemente puede observar como los acontecimientos se van sucediendo tal y como pensaba que se irían sucediendo desde poco después de haber empezado la película.

Resumiendo: Otra película más de la Marvel, que se muestra absolutamente incapaz de sacar ningún tipo de rendimiento a las peculiaridades propias de un superhéroe tan diferente a los demás como Thor. Siguiente...

1 piquitos de oro:

Ramón Ramos dijo...

Reconociendo sus limitaciones y defectos, personalmente me gustó, entretenida y espectacular.

Saludos,

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