#1: 'Los famosos responden': ¿Qué quieres para Navidad?

Grandes momentos tv (XXVII)

"Estos son los cuatro cuartos. Notarán ustedes que el sonido es totalmente diferente, los cuartos a las campanadas".

Marisa Naranjo García.

Campanadas noche vieja. TVE. 1989.

Smoking Room (2002)


Fumar o no fumar, esa es la cuestión

Dejando claro que un servidor nunca ha sido fumador, la nueva Ley Antitabaco que, en principio, entrará en vigor el 2 de enero de 2011 (oséase, ya mismo, y eso que El Senado tenía la intención de retrasarlo hasta el 1 de julio) y que se va a aprobar en el Congreso mañana mismo, lleva consigo las siguientes normas: prohibir fumar en lugares públicos cerrados, en el exterior de los hospitales, así como en recintos educativos, incluidos patios y parques infantiles. Y solo se van a habilitar zonas exclusivas para fumadores en los casinos, los bingos y las salas de juego. Por lo tanto, las obras que se hicieron en su momento en bares y restaurantes no van a servir para nada, sin además obtener compensación alguna.


Y respecto a esta nueva ley, que ya resulta un tanto polémica y quizás traiga bastante cola, hay una película española que trata muy bien parte de este tema: Smoking Room (2002), escrita y dirigida por J.D. Wallovits y Roger Gual, que ganaron el Goya a la mejor dirección novel. Su historia expone con escasos decorados, muy buenos diálogos y unos personajes bien caracterizados, varias situaciones que engloban algunos de los temas más hablados en los últimos años: el tabaco, el trabajo y hasta de la corrupción laboral.


El guión empieza centrándose en dar a conocer los diferentes personajes que trabajan en una misma oficina de una sucursal española, situándolos en escenas que explican muy bien algo característico de cada uno: tanto la manera de ser, de pensar o de ver las cosas que les rodean. Alguno de ellos está bastante estresado por las horas que se pasan en la oficina, sin recibir a cambio ningún tipo de merecimiento (aunque la mayoría de las veces los vemos en su tiempo libre). Y a raíz de la llegada a la central de un nuevo presidente norteamericano que impondrá una nueva normativa que será prohibir fumar dentro del recinto laboral, un contable llamado Ramírez (que no será otro que el buenísimo actor Eduard Fernández) pedirá firmas de sus compañeros de trabajo para que habiliten una sala de dos metros cuadrados y de esta manera no tener que salir afuera para fumar. Sin embargo, aunque él dice estar en su derecho de pedirlo y además cree que eso es una marginación en toda regla, su propuesta no será bien recibida por los superiores y hasta por alguno de sus compañeros.


Para intensificar varios aspectos importantes de la trama, la película está rodada como si fuera cámara en mano, utilizando básicamente primeros planos para aumentar la tensión que se palpa en algunos momentos. Y en la mayoría de las veces las escenas están protagonizadas por una pareja de actores que se van alternando, de ahí que los directores se apoyen por completo en su gran trabajo, llenando toda la pantalla con sus buenas interpretaciones. Es por ello que no sorprende saber que en el Festival de Málaga se otorgó a la película, aparte del Premio Especial del Jurado y el del Mejor Guión, también el Premio al Mejor Actor al conjunto de sus actores, de los que por mi parte destaco, aparte del referido Eduard Fernández, a Francesc Garrido, cuyo personaje es tan personal y extraño que tiene un punto humorístico en la historia; todos sus pensamientos sobre el cambio en el destino de las personas y sus raras divagaciones se los comenta a su compañero de mesa, interpretado por Francesc Orella, y en una escena memorable le empieza a comentar el argumento de Alien resurrección (1997) para acabar suponiendo que seguramente todos llevamos un alien dentro. Y también otro personaje es el que encarna Antonio Dechent, cuya escena compartida con Eduard Fernández en la azotea del edificio es una de las mejores de la película. Todo el peso de la interpretación lo lleva él y lo hace de perlas, explicando la causa de todo el cabreo que lleva encima, debido a una noche que salió a las tantas de la madrugada de la oficina para colmo llegar a casa y darse cuenta de que su mujer le había cambiado la cerradura porque se creía que estaba con otra.


En definitiva, una película acertada en cuanto a contenido y resolución, cuyo argumento principal es tan actual que es un momento propicio para verla; además, como no cambie la nueva ley, el derecho que ejerce el personaje de Eduard Fernández para conseguir firmas para poder fumar dentro del edificio pronto pasará a la historia.


"Una inteligente muestra de puesta en escena y de simple planteamiento, con muy buenas interpretaciones, en la que un tipo lucha por intentar que habiliten una sala para poder fumar en el trabajo. ¿Les suena de algo?"



Leer critica Smoking room (smoking room) en Muchocine.net

#4: 'Quesito News': Fallece el director Blake Edwards

Estrenos TV

AHORA O NUNCA.


Este es el primer programa producido por la MTV España, que se emite los martes en prime-time. El gran punto de partida del espacio está a medio camino entre la película “Ahora o nunca” (la de Jack Nicholson y Morgan Freeman intentando cumplir sus últimos sueños antes de estirar la pata) y la serie “Me llamo Earl”.

La cosa va de que cuatro amigos hacen una lista con las cien cosas que quieren hacer antes de morir y, ni cortos ni perezosos, se ponen rumbo a ello, con un buen puñado de cámaras para poder dejar constancia del experimento. Además, por cada cosa de la lista que consigan deberán cumplir el sueño de una persona desconocida. Éste punto del programa resulta el más flojo, ya que en el primer capítulo el sueño que cumplieron fue el de regalar una impresora a una muchacha (que al precio que van las impresoras hoy en día casi mejor regalarle un par de cartuchos de tinta y que la impresora se la compre ella misma), pero supongo que el presupuesto del programa no debe ser de lo más boyante.

En el primer programa saltaron en pointing (un clásico) y pasaron una noche en una casa encantada (la de las caras de Bélmez, construida sobre un cementerio). Lo primero lo solucionaron más o menos bien, pero en la casa encantada estaban absolutamente cagados de miedo, pues los dejaron encerrados con llave dentro de la casa, sin luz, y con un “detector de presencias” que se iba disparando a cada momento. Cabe decir que antes les habían pasado varios videos de la casa donde se movÍan todo tipo de cosas y les habÍan contado todo tipo de historias. Algunas de las otras cosas de la lista son: Experimentar la gravedad cero, correr desnudos por un barrio pijo, tirarse en paracaÍdas, correr una etapa de la vuelta ciclista España, saltar en un concierto al público o cruzar el estrecho de Gibraltar en un patín de la playa.

Docu-reality entretenido y sencillo, aunque sin grandes alardes, cuyo éxito está en función de lo simpáticos que te puedan llegar a caer los cuatro protagonistas y de lo divertidas que puedan llegar a resultar las pruebas que realicen (¿incluirán en la lista algún tipo de bacanal romana?).

MUSEO COCONUT.

Sitcom de Antena Neox, perpetrada por los responsables de los programas “La hora Chanante” (Paramound Comedy) y “Muchachada Nui” (la 2), que han optado por cambiar los programas de gags a los que nos tenían acostumbrados, por una serie con continuidad y personajes fijos.

La serie empieza con el director del museo Moma de Nueva York que es despedido después de liarla parda después de tomarse un tripi y, tras haber perdido su reputación, decide buscar trabajo en un museo de segunda fila, el Museo Coconut, propiedad de una estrafalaria y adinerada señora mayor con un hijo medio atontado que lo único que le preocupa es seguir sacándole la pasta a su madre (¿a alguien más les recuerdan a ciertos personajes de la prensa rosa o son sólo imaginaciones mÍas?). Además, en el museo encontramos a un peculiar guÍa, chapado a la antigua, y dos vigilantes, un anciano bisexual de mente calenturienta y un joven de pelo largo con vocación de artista. Además, como viene siendo habitual, en el programa encontramos animaciones, en forma de miniserie dentro de la propia serie donde encontramos a “Maricón y tontico”, desde mi punto de vista, de lo más divertido de la serie.

Como admirador de los muchachadas lamento enormemente que este Museo Coconut no me produzca la misma gracia que sus anteriores trabajos. Además, las risas que se oyen de fondo, que los responsables del programa aseguran que son del todo ciertas, capturadas del público que asiste a la grabación del programa, resultan demasiado forzadas y molestan más que provocar la empatización del espectador. Lo cierto es que llevamos varios programas y ya he perdido la esperanza de que la cosa remonte. Entiéndanme, no es un horror, tiene algún gag divertido, pero no es lo que un servidor se esperaba encontrar de unos tipos con la capacidad para hacer reÍr que tienen esta gente.

El primer programa logró un 4,3% de cuota de pantalla (más incluso de lo que conseguían en la 2), y aunque posteriormente la audiencia fue bajando, la cadena ya ha confirmado su renovación para una segunda temporada.

MAS ALLÁ DE LA VIDA.

Programa de telecinco que emiten cuando les da la real gana a modo de especiales, o cuando quieren fastidiar algún estreno de Antena 3. La cosa va de que llevan invitados famosos al plató y una medium los pone en contacto con algún familiar fallecido. El especio está presentado por el muy pluriempleado Jordi González, que básicamente ejerce cómo traductor de la médium, porque la mujer no habla ni un pijo de español.

En el programa que tuve la desgracia de ver, asistió al programa María del Monte y Julián Contreras (el hijo de Carmen Ordóñez). Nada más aparecer en el plató María del Monte, Jordi González le preguntó -¿Has conocido alguna médium?, a lo que la folclórica respondió -Ni médium ni enterium. Después de lograr controlar las ganas de arrojar el televisor por la ventana, vi como la medium conectaba espiritualmente con el padre fallecido de María del Monte y soltaba, por boca de la medium, frases del estilo de “te he visto llorar”, “no hubiera querido tener una hija diferente a ti”, “quiero a mi familia” o “cuando sientas una brisa detrás de ti soy yo que te mando besos”. Como pueden observar son frases muy específicas que no pueden aplicarse a nadie más que no sea María del Monte. Luego la medium intentó arriesgar un poco más y le habló de un objeto pequeño y grabado y de un peluche, objetos que quien más y quien menos tiene en su casa, pero no María del Monte, que se la miró con cara de no saber de qué le estaba hablando. La médium viendo que la cosa se le escapaba de las manos le habló de unas fotos de su padre que tiene en su habitación (¿fotos en una habitación? Esta médium vale su maldito peso en oro). A mi lo que más me extrañó del tema es que si la médium no hababa español y el padre de María del Monte no tenía pinta de ser un lord inglés, ¿en que idioma se entendían esos dos? Ah, claro, debía ser el idioma de los espíritus.

Total, que estamos ante uno de los programas más rotundamente asquerosos, morbosos y repugnates de los últimos tiempos, con el único objetivo de pagar a famosos para que vayan a la tele a llorar (hay un paquete de kleenex encima una mesilla para recordar a los famosillos que deben llorar). En el programa, la médium, también se pone a hablar con gente del público sobre sus familiares fallecidos, todos ellos con unas bonitas alas de ángel y tremendamente felices de estar en el cielo.

LA 13 TV.

Hace apenas un par de semanas empezaron las emisiones de un nuevo canal de la tdt, llamado la 13 tv, aunque hay que decir que hace un tiempo hicieron una excepción retransmitiendo, en pruebas, la visita del Papa de roma a Barcelona. Supongo que tal hecho ya les dará una pista de por donde van los tiros.

No hay que confundir “la 13 tv” con el canal “Calle 13”, digamos que es un otro rollo. Se trata de un nuevo canal que pretende ofrecer un contenido blanco dirigido a un público católico, con una óptica diferente y amable. Y es que tal y como ha declarado su consejero delegado: “a los católicos también nos gusta la información y el entretenimiento”. Entre las estrellas de la cadena encontramos a Alfredo Urdaci, Paco González o a José Luis Uribarri (si, si, el de Eurovisión), que presentará un programa los fines de semana dedicado al cine español (¿televisión española no hace algo por el estilo? No se, no se...).

Además, en su programación encontramos la emisión a diario de una misa en directo y un programa de cocina llamado “bocaditos de cielo” donde unas monjas (Sor Beatriz y Sor Liliana) nos enseñarán a cocinar deliciosos postres (confieso haber visto algún trozo de este programa y las monjas se están convirtiendo en las auténticas estrellas de la cadena).

El objetivo de la cadena a nivel de audiencia es llegar, a largo plazo al 1%, porque, según han declarado “es el número de la virgen”. Que Dios reparta suerte.

CONEXIÓN SAMANTA.

Nuevo programa, en Cuatro, de Samanta Villar para la noche de los viernes. El programa se estrenó hace tres semanas con el nombre de 3sesenta para pasarse a llamar, desde se segundo programa, como Conexión Samanta. Si alguien entiende el cambio que me lo aclare, por favor. Total, que la cosa va de que la chica tiene que pasar unos días con celebridades para conocer su día a día y todo eso. Tampoco es que haya inventado nada nuevo, por mucho que le vaya cambiando el nombre.

El programa que yo vi fue, precisamente, el segundo, en el que Samanta se pasaba una semana con la selección española de futbol. Exactamente se trataba de la semana del amistoso contra Portugal (si, si, ese que “la Roja” perdió por 4 a 0). No le veo yo futuro a la chiquilla como talismán. El estilo del programa era parecido a su anterior “21 días”, mucho rato con cámara en mano y con un gran afán de protagonismo por parte de la periodista (hay que ver lo que le gusta a esta mujer grabarse en primer plano con los protagonistas detrás suyo). Así pues, en el programa pudimos verla junto a Vicente del Bosque (en su casa), con Llorente del Athletic de Bilbao (que le metió una hostia aparcando a su coche de más de 60.000 euros), Juan Capdevila del Villarreal (el que se lo curró más, probablemente, buscando un sitio como comentarista tras abandonar los terrenos de juego) o Juan Mata del Valencia (con información sobre impresionada en pantalla tan relevante como “le encantan las natillas y la tarta de queso”. Que raro que no lo hubiera publicado antes Wikileaks).

Villar se cuela en el hotel de la concentración, con toda la selección, pero ninguno sabe muy bien que contar y la cosa acaba quedando bastante sosaina, porque jugar al futbol jugarán mejor o peor, pero discurso más bien poquito y contenido menos. Básicamente se dedicaban a jugar a cartas. Apasionante. La audiencia del programa no está siendo mala para tratarse de Cuatro, pero bastante alejada de su buenos resultados con “21 días”.

SUPERCASAS.

El programa sustituye en la noche de los domingos de la Sexta, a la segunda temporada del reality “mujeres ricas” (y última seguramente a pesar de ser uno de los espacios más divertidos de la televisión actual). La Sexta sigue explotando la cosa de las casas (al parecer con “¿Quien vive ahí?” no tiene suficiente) y se ha sacado de la manga este formato que pretende mostrar las casas más lujosas de los famosos, pero que en el fondo no deja de ser un publirreportaje de la constructora del arquitecto Joaquín Torres. Y es que resulta que este señor ya apareció en televisión, exactamente en el programa de Antena 3 “El secreto”, donde personajes adinerados tenían que alejarse de su lujo durante una temporada para ir a trabajar con unas ONG's. Curiosamente, todas las casas que veremos en el programa han sido construidas por este señor y todos los compradores le hacen descaradamente la pelota (¿algún tipo de descuento a la vista?).

La primera semana visitamos tres casas. La primera, de Fernando Hierro, de 400 metros cuadrados, en Ibiza, en una urbanización de lujo a medio acabar. De hecho pudimos conocer a uno de los paletas que estaban trabajando, de nombre Mohamed. Después de presentar la casa aparece el arquitecto y brindan con champagne y esas cosas. Sorprendentemente Mohamed no se une a la fiesta. En la segunda, Gonzalo Miró nos presenta su humilde adosado de 600 metros cuadrados y que termina confesando que no usa ni la mitad de la casa, que está terriblemente vacía y falta de vida. Me llego a preguntar si vive alguien allí. La tercera casa que se muestre en el programa ya es el exceso por el exceso. Se trata de la casa de los padres del arquitecto, a las afueras de Madrid, de 2.800 metros cuadrados y más de una hectárea de jardín (por cierto que conocemos a su jardinero de nombre, curiosamente, Mohamed). La habitación principal es de 250 metros cuadrados y tienen ocho personas de servicio. Los dueños aseguran que a pesar de las dimensiones se trata de una casa muy práctica, pero lo cierto es que cuesta de creer, hasta que el final la madre se desmorona en pantalla y confiesa que le obligaron a tirar sus figuritas de lladró. Se me rompió el alma. En estas estamos que vuelve a aparecer el arquitecto, faltaría más, soltando frases del calibre “con esta casa mi único límite real fue mi talento”. Que digo yo, que será muy prestigioso como arquitecto, pero hay que ser torpe para poner una puerta de cristal para el parking que, algún invitado de la casa, ya se había cargado entrando con su coche. Si es que hay cosas que se ven venir sin tantos estudios.

A pesar de todo el programa contó con una buena audiencia del 6,6% de share y más de un millón trescientos mil espectadores, que no está nada mal para la sexta.

Programa de ràdio nº 59:



-ESTRENES: El forat negre de la cartellera prenadalenca.
-CALAIX DE SASTRE: La passió turca de Guti.
-NOTICIES DE CINE: "Este muerto está muy vivo" versió George Lucas.
-DICCIONARI: Terminator! Retaliator! Alienator! I altres robots que no acaben en ator!
-NOTICIES TV: Nosaltres també informem de Wikileaks.
-ACTUALITAT TV: "Supercasas", vegin com Joaquín Torres es pixa a la crisi immobiliària.

Tot això i molt més, al nostre programa Nº 59:

Adivina quién viene esta noche (1967)


Mami, qué será lo que tiene el negro

En los años 60, el racismo en Estados Unidos seguía siendo muy patente en la sociedad pero surgió un movimiento conocido como Black Power (Poder Negro) que luchó contra la discriminación y la xenofobia hacia los negros, como ya había empezado a hacer Martin Luther King defendiendo los derechos civiles de los afroamericanos. La película Adivina quién viene esta noche (1967), de Stanley Kramer, se enmarca en aquella época pero exponiendo un hecho que en aquel momento sería algo totalmente impensable: el que una persona de raza blanca quisiera casarse con una de raza negra.


En la película, una chica de 23 años llamada Joey Drayton (Katharine Houghton), vuelve a San Francisco después de estar de viaje en Hawai, aunque no sola sino con un tal John Prentice (Sidney Poitier), un importante médico de raza negra de 37 años con el que ha compartido diez días inolvidables de su vida. Ambos parecen estar muy enamorados, sobre todo ella que se enamoró de él en tan solo veinte minutos. Ella tiene ganas de contar la noticia a sus padres ya que según sus palabras ellos son liberales y están en contra del racismo, por eso no cree que haya ninguna objeción para que no puedan casarse. Eso es lo que le cuenta a su madre, Christina Drayton (Katharine Hepburn), que se queda estupefacta en cuanto ve a John, sin casi poder disimular su asombro. Cuando aparece su padre, Matt Drayton (Spencer Tracy, que en total trabajó con Kramer en cuatro películas), al principio cree que John ha venido únicamente de visita, pero cuando se percata de la situación se queda parado y pide una explicación porque no entiende muy bien lo ocurrido. Dada la rapidez del sorprendente acontecimiento, los padres de Joey se van al estudio de Matt a hablar sobre el hecho y se dan cuenta de que ellos mismos educaron a su hija de esa forma para que no tuviera diferencias con gente de diferente raza, aunque nunca debieron pensar que algún día ella se pudiera enamorar de un negro. Las cosas no se quedarán ahí, porque pronto sabrán que esa noche irán a cenar también los padres de John que también se han visto sorprendidos por la decisión que ha tomado su hijo, y, como le ocurre a Matt, el padre tampoco está de acuerdo que su hijo se case con una chica blanca.


Con este tema, el guión de William Rose (trabajó también con Kramer en El mundo está loco, loco, loco, de 1963, y El secreto de Santa Victoria, de 1969), que ganó merecidamente el Oscar, trata el difícil panorama de la mejor forma posible: con unos diálogos muy inteligentes y muy apropiados y con la creación de personajes muy bien construidos, tanto los principales como los secundarios. Precisamente, es curioso que el personaje de la criada de la familia, Tillie (Isabell Sanford), que es de raza negra, sea el personaje que más en contra esté de la presencia de John en la casa y de su intromisión en la vida de Joey. Hasta en un momento hecha en cara al mismo John que se crea tan listo, tan superior, como si el Black Power le diera el derecho para hacer lo que quisiera (lo de Black Power lo dice en la versión original, no en la doblada en castellano). En cambio, hay otro personaje que es Monseñor Ryan (Cecil Kellaway) que es el más comprensivo ya que no encuentra nada raro que dos seres de razas diferentes se casen. Este personaje es muy simpático y será un confortante sustento para la pareja enamorada para intentar ganar la moralidad de Matt, y el brazo derecho de Christina, que estaría a favor de la relación solo por seguir viendo tan feliz a su querida hija.


Katharine Houghton, en su primer papel en el cine y la sobrina de Hepburn en la vida real, hace una interpretación creíble en la que el espectador ve claramente su forma espontánea de actuar que ayuda a que su personaje sea tan deshinibido, contrastando muy bien con el saber hacer de su pareja, muy bien interpretado por Sidney Poitier, que intenta hacer las cosas con cautela, declarando sus buenas intenciones a los padres de Joanna, que es como llama él a Joey. Ellos tienen claro que él es una muy buena persona y hasta llegan a saber que es un honorable doctor y profesor, y que ha escrito dos manuales de Medicina; pero las circunstancias hacen que todo esto les coja por sorpresa y que, aunque saben que su hija es feliz, les preocupa, aunque más bien a Matt, el futuro que les espera a ambos y, sobre todo, el porvenir de sus hijos, si los tuvieran.


Y ya que he llegado a este punto, aparte de elogiar las escenas familiares tan bien planteadas en la película, admito que tengo una debilidad por la pareja Hepburn-Tracy (ella ganó el Oscar por su papel), unos actores tan increíbles y con una naturalidad tan visible en su presencia y en sus gestos que casi no tengo palabras de lo que he podido disfrutar viendo esta película. Lástima que después de haber hecho nueve películas juntos, esta fuera la última. Spencer Tracy murió unos días después de acabar el rodaje en brazos de la misma Hepburn (juntos vivieron una historia de amor durante 25 años). Por eso, si a este triste hecho le unimos que en la película hay un discurso muy emotivo de Spencer Tracy, no hay nada más que añadir, salvo que pueden aparecer lágrimas en cualquier espectador entregado.


"Un clásico que merece todo elogio posible por saber mostrar el tema tan manido del racismo de una forma tan inteligente y con unos personajes tan bien interpretados, añadiendo que en él hay la última aparición en el cine del gran Spencer Tracy"



Leer critica Adivina quién viene esta noche (guess who's coming to dinner) en Muchocine.net

¿Dónde está Joaquin Phoenix?

I'm still here (2010)

Joaquin Phoenix contra el mundo.


El día que nos enteramos de que Joaquin Phoenix dejaba la interpretación, en el quesito rosa, abrimos varias botellas de cava para celebrarlo. No, no somos sus mayores fans. En plena fiesta leímos entera la noticia y nos sorprendimos al comprobar que al parecer decidía pasarse al mundo de la música, lo que provocó que se nos congelara la sonrisa en el rostro y diéramos la fiesta por terminada viendo la que se nos venía encima. Más tarde se empezó a rumorear de que se podría tratar de una noticia falsa y de que en el fondo no era más que una estratagema para preparar un nuevo proyecto sobre un falso documental con él mismo cómo protagonista. La palabra que refleja más claramente mi estado de ánimo en ese momento es: indignación. Las fuentes, no obstante, confirmaban que Phoenix estaba lo suficientemente chalado como para llevar a cabo cualquiera de las dos cosas. Al final, días después de su estreno en el festival de Venecia, al que la cinta llegó inmersa entre rumores, se destapó el pastel y los responsables del proyecto terminaron reconociendo que se trataba de un falso documental y que el Phoenix que podemos ver en la película no es más que otro papel de el Phoenix actor.

Joaquin Phoenix es una reputada estrella de Hollywood que cuenta en su haber con dos nominaciones a los Oscar (mejor actor por En la cuerda floja y mejor actor de reparto por Gladiator) y otras muchas interpretaciones en películas como Todo por un sueño, El secreto de los Abott, Señales, Brigada 49, El bosque o La noche es nuestra. Después de rodar su último trabajo en Two Lovers, el actor confesó a un periodista que abandonaba el cine y que desde aquel momento dedicaría todos sus esfuerzos en labrarse una sólida carrera en el mundo de la música para lograr cumplir su sueño de convertirse en toda una estrella del hip-hop. Si, visto ahora la cosa cuesta bastante de creer, pero lo cierto es que en su momento coló, y de qué manera. Durante todo ese tiempo en que Phoenix, supuestamente, intentaba labrarse su futuro musical, la imagen del actor se fue deteriorando de cara al gran público (física y socialmente) y en sus escasas, y estudiadas, apariciones, siempre solía ir acompañado de su cuñado y amigo Casey Affleck (actor en películas como El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford o Adiós, pequeña adiós), quien iba grabando todo lo que sucedía a su alrededor con la intención de realizar un documental sobre el cambio de rumbo en la vida de Phoenix.

I'm still here es una suerte de cámara oculta a gran escala en la que Joaquin Phoenix juega a ser el John Belushi de nuestros tiempos. Las comparaciones con Belushi no son pocas. Phoenix se deja llevar por la fama, descuida su imagen, su físico y su higiene, consume todo tipo de sustancias ilegales e, incluso, pretende convertirse en el gran músico que el ex Blues Brother también aspiró a ser (aunque en campos totalmente opuestos). Los paralelismos aumentan a medida que la película avanza y el actor sustituye los harapos con los que aparece en sus primeras apariciones musicales por un elegante traje negro, con camisa blanca y corbata negra, coronado todo el disfraz con unas oscuras gafas de sol, que contrasta tristemente con su físico descuidado, con lo cual, definitivamente, el personaje gana en intensidad y patetismo.

Alguien dijo en cierta ocasión (o quizás me lo estoy inventando, que para tratar la película que hoy nos ocupa también estaría justificado) que una buena historia debe tener un buen auge para, luego, dirigirlo todo hacia una gran caída. En I'm still here no hay auge. El auge queda fuera del metraje y durante el documental simplemente asistimos a una larga y continuada caída de un artista que en otra época probó las mieles de un éxito que no fue capaz de digerir, por lo que se vio obligado a cortar con toda su vida anterior. Nada de ello es real, y a pesar de todo, el simple hecho de haberse enfrascado en un proyecto de estas características no deja de ser un claro síntoma de que Phoenix no está bien de la azotea. Y yo que me alegro, pues por fin he logrado interesarme por su carrera como actor.

Durante la primera mitad de la película no podía evitar pensar una y otra vez que, de no haber sabido que se trataba de un falso documental y que todo lo que estaba sucediendo en pantalla estaba previamente guionizado, realmente hubiera disfrutado mucho más su visionado y su efecto en el espectador hubiera sido mucho más espectacular. Por el contrario, en la segunda mitad, la película consigue paliar la ventaja con la que cuenta el espectador, logrando que no me importara lo más mínimo el hecho de que lo que ocurría no fuera veraz, atrapado por la vorágine, en caída libre, de su personaje protagonista, plagada de algunos momentos brillantes y contando con tres o cuatro escenas que se quedan grabadas en la retina del espectador. Personalmente, me quedo con el plano contrapicado sostenido a un Joaquin Phoenix rígido, caracterizado como aparece en el cartel de la película, momentos antes de su actuación en una sala de fiestas de Miami, donde confirma o lo buen actor que es (y que hasta el momento no había sabido apreciar) o que está como una bendita regadera.

Resumiendo: Extraño y apasionante experimento a modo de falso documental donde asistimos al descenso de los infiernos de un popular actor de Hollywood. Llámenle Joaquin Phoenix.



Leer critica I'm still here (i'm still here: the lost year of joaquin phoenix) en Muchocine.net

Programa de ràdio nº 58:



-ESTRENES: "Biutiful": Barcelona posa't lletja.
-CALAIX DE SASTRE: Johnny Depp, la reina del Carnaval.
-NOTICIES DE CINE: L'associació nacional de crítics d'Estats Units clica m'agrada a "La red social".
-DICCIONARI CINÈFAG: Arriba Antonio Gasset, amagueu les vostres dones.
-NOTICIES TV: Me quemaría por dentro: el fenòmen que ni tan sols Iker Jiménez va preveure.
-ACTUALITAT TV: Beneïm l'estrena de La 13, xuxuà xuxuà.

Tot això i molt més, al nostre programa Nº 58:

Grandes monólogos cine (XIII)



Un largo y fundamental monólogo muy bien dirigido y, sobre todo, muy bien interpretado por Harvey Keitel en Smoke (1995), de Wayne Wang y Paul Auster.

"(...) Aquella anciana de repente me abrazó allí en la puerta, yo también la abracé. Fue como si los dos decidiéramos...jugar a ese juego. Sin tener que discutir las reglas. Sabía de sobra que yo no era su nieto. Era vieja y chiflada pero...no estaba tan mal como para no distinguir entre un completo extraño y alguien de su propia sangre. Sin embargo, fingir la hacía feliz. Yo no tenía nada que hacer, así que acepté encantado el juego (...)".

#3: 'Quesito News': Fallece el cómico Leslie Nielsen

La red social (2010)

Mark Zuckemberg, editando perfil.

Lo que en un principio pudiera llegar a parecer como uno de los proyectos menos ambiciosos de un director más acostumbrado a llevar a cabo películas con un mayor factor de riesgo y transgresión (y cuyos carteles suelen ir encabezados por los nombres de grandes estrellas de Hollywood), ha terminado resultando uno de sus mayores y más logrados trabajos. David Fincher, director de películas tan sobrevaloradas como Seven, The game, El club de la lucha, Zodiak o El curioso caso de Benjamin Button, logra con la historia sobre cómo se creó facebook la mejor película de toda su filmografía debido, en gran medida, a un poder de contención que le desconocíamos (del que se desprende cuando la ocasión lo merece cómo en la fantástica escena de la carrera de remos) y a un férreo guión basado en el libro "The accidental billionaires" de Ben Mezrich.


La historia del facebook empieza en el año 2003 dentro de las paredes de la universidad de Harvard, donde encontramos a un joven estudiante llamado Mark Zuckemberg, un nerd experto en programación informática, que, por despecho, después de cortar con la que hasta entonces era su pareja, decide crear un juego en el cual los estudiantes de la facultad podrán votar el atractivo de sus compañeras de universidad, facilitando, ya que estaban, el arte del ligoteo dentro del campus. A raíz de esta broma (la típica broma que suele acarrear un bonito expediente disciplinario), un par de los estudiantes más populares del campus (unos hermanos gemelos tan atléticos y pijos que, como espectador, resulta prácticamente imposible posicionarse a su favor en lo que queda de película), le sugerirán a Mark poder llevar la idea más allá creando una red social para los estudiantes de la facultad. Zuckemberg recogerá el guante, pero prescindirá de los gemelos/pijos/atléticos para llevar a cabo su propio proyecto, mucho más ambicioso, con la ayuda de su compañero de habitación y un par de amigos programadores informáticos como él.

Debo reconocer que me encanta la idea de que uno de los mayores inventos de los últimos tiempos, como es el facebook, surgiera a raíz de que unos adolescentes salidos quisieran ligar con las chicas de su misma facultad. Además de resultar fascinante, confirma mi teoría de que los grandes avances de la humanidad siempre suelen surgir de lo que podríamos llamar "rito de apareamiento". Es como si Victor Fleming inventara la penicilina con el único propósito de impresionar y, posteriormente, llevarse a la cama a su vecina del quinto. De hecho, no lo descarten.

La película, contada a modo de flashback, pretende reflejar todos los puntos de vista de la historia, siguiendo las dos causas abiertas contra Mark Zuckemberg: la de los dos gemelos/pijos/atléticos, que querían su parte de pastel, argumentando que Mark les robó la idea; y la de su compañero de habitación, del que posteriormente Mark terminará prescindiendo, que exige que se restablezca su cargo de co-fundador de la empresa. Y es que como reza el cartel de la película "no se hacen quinientos millones de amigos sin hacer unos cuantos enemigos", ni se llega a ser el billonario más joven del planeta sin ser un trepa y un cabronazo de mucho cuidado. La cinta va alternando las declaraciones de ambos juicios para poder ir construyendo la historia de cómo se creó facebook. Una historia plagada de traumas, celos y traiciones.

La red social nos acerca a la figura de Mark Zuckemberg, sacando a relucir toda su paleta de coloristas personalidades, desde la del inseguro enamoradizo, la del brillante informático, la del trepa espabilado, la del amigo rencoroso, la del que se deja influir por otra personalidad más arrolladora, la del millonario que va de sobrado, o la de "soy el rey del mundo"; y lo hace gracias a un guión que consigue hacer atractivo e interesante tanto el personaje como las circunstancias que lo rodean y que ayudan a modelar su personalidad. La película consigue mantener un altísimo ritmo durante gran parte de su metraje gracias, en parte, a los ágiles diálogos entre sus protagonistas (en ocasiones incluso excesivamente veloces), a unos jóvenes actores en estado de gracia (incluso se puede llegar a soportar la presencia de Justin Timberlake interpretando al creador de Napster, que también se apuntará al pastel)y especialmente, como les decía al principio, a un excepcional guión que se encarga de construir una trama alrededor del personaje de Zuchemberg que consigue atrapar al espectador con una pasmosa facilidad.

Resumiendo: Recomendable película, con un interesante guión, que intenta reconstruir desde varios puntos de vista la creación del facebook.



Leer critica La red social en Muchocine.net

Programa de ràdio nº 57:



-ESTRENES: Skyline: extraterrestres sense cap ni peus.
-CALAIX DE SASTRE: Woody Allen es vol posar al llit amb la teva dona.
-NOTICIES DE CINE: Darth Vader, el look de samurai espacial ja no ven.
-DICCIONARI CINÈFAG: Leslie Nielsen ens explica com li hagués agradat morir.
-NOTICIES TV: Parelles que donen la campanada.
-ACTUALITAT TV: Extra! La TV fa el buit a la 14ª força política de la nació.

Tot això i molt més, al nostre programa Nº 57:

La tapadera (1976)


Todo lo que siempre quiso saber sobre la lista negra y no se atrevió a preguntar

En el comienzo de la Guerra Fría se produjo un hecho conocido como "caza de brujas" que consistió en una persecución organizada por el senador Joseph McCarthy dirigida a personas que consideraban afiliadas al Comunismo. Las investigaciones se llevaron a cabo por parte del Comité de Actividades Antiamericanas con la intención de que América fuera lo más pura posible, apuntando a los sospechosos en una lista negra. Este hecho hizo que en Hollywood muchos trabajadores de la industria del cine y de la televisión se quedaran sin trabajo si no colaboraban o, en el caso de los guionistas, que tuvieran que cambiar de nombre para conseguirlo. Esto se puede ver en el excelente documental que ya comenté, Trumbo y la lista negra (2007), o en la película que en este momento pertoca, la comprometida y muy bien resuelta La tapadera (1977), de Martin Ritt, un director norteamericano que también fue apuntado en la lista negra, igual que el mismo guionista Walter Bernstein, y algunos actores de la película como Zero Mostel, Herschel Bernardi, Lloyd Gough y Joshua Shelley.


El protagonista absoluto de la película es Woody Allen, cuyo nombre aparece en las letras de crédito antes que el título del film, producido por el mismo Martin Ritt y por los productores de casi todas las películas de Allen, Jack Rollins y Charles H. Joffe. Allen es Howard Prince, un cajero de un bar que un día recibe en el local una visita de un amigo suyo y guionista de televisión, Alfred Miller (Michael Murphy, que trabajó con Allen tres años después en Manhattan), que le comenta que no ya no le ofrecen ningún trabajo porque le han apuntado en la lista negra. Necesita otro nombre, o más bien, otra persona que se haga pasar por él como guionista, por eso le pide ese favor a Howard, que acepta ofreciéndole Alfred el diez por ciento de lo que gane en cada guión que realice. Howard se suele gastar lo que gana en su trabajo en apuestas, debiendo dinero a un frutero interpretado por Danny Aiello (más que un papel parece un cameo por lo poco que aparece), y pidiéndoselo a un hermano suyo. Pero poco después, Florence Barrett (Andrea Marcovicci), que es la asesora de guiones de una cadena de televisión, se fija en su talento y el productor (Herschel Bernardi) le contratará para el guión de un programa. Todos se sorprenden de no haber oído nada de él anteriormente dada la calidad de lo escrito, a lo que Howard responde que hace poco que se puso a escribir. Aún así, volverá a pedir dinero a su hermano.


Con estas intenciones está claro que el personaje de Allen es el punto humorístico de la historia, ya que el trasfondo es bastante dramático. En algunas escenas se potencia la comedia con la interpretación de Allen, metiéndose en algún lío que otro, como cuando debe cambiar rápidamente una escena del guión en el mismo estudio debido a la urgencia del tiempo, sin poder salir de allí como lo intenta por todos los medios; o con la relación que empieza con Florence, nacida de la atracción que siente ella por la manera de escribir de él, sobre todo por conocer tan bien a las mujeres según sus textos. Algo que hará que Howard vaya a una librería a pedir varios clásicos de la literatura para empezar a introducirse en un campo totalmente desconocido para él. Y para ganar más dinero, aunque él dice que es por hacer un favor, le comentará a Alfred si no hay más tipos que conozca que también estén apuntados en la lista negra, sumándose de esta manera dos guionistas más en su labor de tapadera. Aunque la cosa se le complicará, sin que él lo sepa, cuando Hecky Brown (Zero Mostel) sea despedido de la cadena por ser miembro del Partido Comunista y al que quizás le vuelvan a dar una oportunidad si investiga a Howard, que es un buen amigo suyo, con la tarea de averiguar si encuentra algo que les interese para llevarle a testificar si hace falta.


Después de las letras de crédito, ya se puede intuir que el guión de Walter Bernstein irá dirigido a hacer una crítica de forma sarcástica hacia ese período de tiempo, con unas primeras imágenes de historia de allá por los años 50, tanto de guerras como de modelos en bikini, o de Marilyn Monroe y del mismo Rocky Marciano, escuchando de fondo la bella canción Young Heart, de Frank Sinatra. Destaca la buena dirección durante toda la película de Martin Ritt que realiza muy correctamente todas las escenas, resaltando en general el buen ritmo de la historia, aunque en algún momento pueda parecer que se ralentice un poco, pero es debido por las exigencias del guión. Y todos los actores que aparecen hacen una buena interpretación, pero sobre todo Zero Mostel, que murió un año después del estreno de esta película.


"Una muy simpática y funcional película que pone un toque de humor, con la presencia de Woody Allen, a la hora de exponer los momentos duros que tuvieron que pasar los que sufrieron la lista negra perpetrada por Joseph McCarthy"



Leer critica La tapadera (the front) en Muchocine.net

#1: 'Los famosos quieren saber'

Grandes momentos tv (XXVI)

The Benny Hill Show.

Bonus Track:

Programa de ràdio nº 56:


-ESTRENES: Harry Potter comença a dir adéu, però nosaltres fa temps que ens vam acomiadar d'ell.
-CALAIX DE SASTRE: Dejad que las niñas se acerquen a Salvador Sostres (o no!).
-NOTICIES DE CINE: Pamela Anderson provoca un tsunami a Indonèsia.
-DICCIONARI: Kurt Russell, con parche y a lo loco.
-NOTICIES DE TV: Una illa, Hugo, paradoxes temporals, JJ Abrahams i no parlem de Lost.
-ACTUALITAT TV: L'anàlisi polític del Jefe Dreyfuss.

Tot això i molt més, al nostre programa Nº56:

El verdugo (1963)


La muerte tenía un precio

Hace poco más de una semana nos dejó, a la edad de 89 años, Luis García Berlanga, el mejor o uno de los mejores directores españoles y, seguramente, el más entrañable. Durante los días que se han sucedido desde su muerte se han podido ver por la televisión algunos documentales que alababan su figura y su gran talento. Y lo que más se destacaba del genial director era su marcado perfeccionismo que le provocaba una tremenda inseguridad a la hora de rodar; cada vez que acababa la toma de algún plano decía: "vaya cagada". De ahí que el director Jess Franco titulara la biografía que escribió sobre su viejo amigo, Bienvenido Mister Cagada (Memorias caóticas de Luis García Berlanga, ed. Aguilar, 2005).


Otras cosas que contaba Berlanga en alguna entrevista era que esa verborrea frecuente que soltaba lo más probable es que fuera producto de su timidez, o sea, que le sirviera como defensa para hablar más él antes que los demás le formularan preguntas. Pero dejando aparte su manera de ser, de la que también se ha dicho que era un perezoso trabajador, la verdad es que en el cine fue único a la hora de juntar, de manera tan tajante, comedia y drama, sobre todo gracias también al tándem que hizo con el gran Rafael Azcona, que sucumbió en 2008 por culpa de un cáncer. Juntos crearon historias llenas de humor negro rodadas con grandes planos secuencia, algunas con menos valor que otras pero con momentos memorables, como La escopeta nacional (1978) o La vaquilla (1985), y otras tan perfectas e imprescindibles como la simpática e inolvidable Plácido (1961), o la que quiero homenajear en esta ocasión, El verdugo (1963), un glorioso, contundente y rotundo alegato contra la pena de muerte, que contiene frases tan intencionadas y escenas completamente eficaces que componen uno de los films mejor logrados de la historia del cine universal. Sorprendentemente, por lo trágico del tema y por la dura puesta en escena de algunos momentos memorables, la película pasó la censura franquista quizás al recibir el premio en el Festival de Venecia (en Italia, Franco era conocido como "el verdugo") y tener el reconocimiento del cine europeo. Pero para Franco, después de ver la película, Berlanga era "un mal español".


La historia empieza cuando un verdugo llamado Amadeo (José Isbert) se deja en la cárcel su maletín con las herramientas. Entonces, un trabajador de una funeraria llamado José Luis Rodríguez (Nino Manfredi) se lo lleva a su casa donde conocerá a su hija Carmen (Emma Penella). Sin esperárselo, pronto empezará una relación con ella y para quedarse el piso que desean tener deberá seguir con el trabajo de su suegro, algo que a él le resulta inhumano y que intentará evitar por encima de todo.

Sin duda, el protagonista absoluto, con cuya presencia el espectador se siente totalmente entregado, es el inigualable José Isbert, que murió tres años después de rodar esta película a la edad de 80 años. Esta fue su última aparición en la gran pantalla pero con Berlanga ya había aparecido anteriormente en Bienvenido, Mister Marshall (1953), Calabuch (1956), y Los jueves, milagro (1958), aunque casi todo el mundo lo recuerda por este papel. Juntando una total naturalidad y un enorme talento con una voz bastante afónica y un físico tan característico, sus personajes ayudan a que las historias tengan más credibilidad y, sobre todo, consiguen dejar una huella imborrable en el espectador. De ahí que Azcona y Berlanga, junto con el otro guionista Ennio Flaiano, tuvieran ese ingenio y esa sabiduría de dejarle para él las mejores frases de la película, cuyo resultado es pura delicia llena de ironía mordaz viniendo de la boca de un verdugo: “¿fuma usted? yo debía dejarlo por los bronquios pero no tengo coraje”; “me hacen reír los que dicen que el garrote es inhumano, ¿qué es mejor, la guillotina? ¿Usted cree que hay derecho a enterrar a un hombre hecho pedazos?”.


Se han comentado ya muchas cosas sobre esta película pero es que cuando uno la vuelve a ver se da cuenta de lo perfecta que es. Aparte de lo bien que se utilizan las elipsis, la historia es un fiel reflejo de la sociedad de la época, destacando el continuo deseo que tiene el enterrador protagonista de querer ir a Alemania para trabajar. También Berlanga tiene tiempo de hacer un guiño hacia los clásicos con la escena en que una pareja se acerca a un quiosco en la feria de libros y preguntan si tienen algo de Bergman o Antonioni, y les responden: "¿Bergman?, ¿la actriz?".

En cada escena hay algo destacable y la cantidad de personajes que aparecen tienen siempre un momento cómico impagable, algunos de ellos interpretados por Alfredo Landa, Agustín González, José Sazatornil, Chus Lampreave, Lola Gaos, o José Luis López Vázquez, cuyo personaje tiene bastante más importancia ya que es el hermano del enterrador protagonista. Y qué se puede decir de la manera cómo está introducido el humor en casi todas las escenas de la película. Mismamente, el personaje de López Vázquez es sastre y utiliza como modelo a su hermano para los arreglos de sus clientes, como se puede ver cuando se prueba una sotana; y poco después vemos al mismo personaje de López Vázquez midiendo la cabeza de sus hijos, diciéndole bruscamente su mujer (María Luisa Ponte) que lo de su padre no es hereditario. Y cuando se casa la pareja protagonista lo hace después de otra boda, de ahí que les vayan quitando las alfombras, los cojines, las flores y apagando las velas mientras el sacerdote les casa. Esta escena está basada en un hecho real que le ocurrió al mismo Berlanga cuando se casó con su única esposa, María Jesús Manrique (juntos han estado 56 años), después de otra ceremonia con mayor presupuesto que la suya.


“Un clásico español realizado por uno de los grandes, Luis García Berlanga, cuyo relato es el mejor alegato contra la pena de muerte, lleno de humor negro y con la actuación del simpático e inolvidable José Isbert”



Leer critica El verdugo en Muchocine.net

Ramona Flowers contra el mundo

#1: 'Dr. Jaus'

Scott Pilgrim contra el mundo (2010)

Dando Cera.

La pregunta que uno se hace antes de empezar a ver Scott Pilgrim contra el mundo es: ¿Puede un producto de estas características lograr encajar correctamente mundos tan dispares como son los del cine, el cómic y los videojuegos y lograr salir airoso? La respuesta, mientras se está viendo la película, termina cayendo por su propio peso: Si, si la dirige Edgar Wright. Y es que después de haber visto sus dos anteriores películas, Zombies party y Arma fatal (y teniendo todavía pendiente de visionado su serie para la BBC, Spaced), tenía claro lo mucho que admiraba a este director y lo acertada de su elección para llevar a cabo la adaptación cinematográfica del cómic original en el que se basa la película. Lo que no sabía era hasta que punto. Edgar Wright no sólo hace posible lo imposible, marcando un antes y un después en su carrera, sino que, además, se reivindica destapándose como un director global, más dotado de lo que algunos habíamos llegado a imaginar, sacando a relucir todas sus armas en la que, hasta la fecha, para un servidor, es la película del año.

El protagonista de la película, como no puede ser de otra manera, se llama Scott Pilgrim. Se trata de un muchacho de veintidós años, que vive en Toronto, Canadá, y que suele pasar sus ratos libres tocando el bajo en una banda local. Un buen día (es un decir porque en Toronto hace un frio de mil demonios y no para de nevar durante toda la película), Scott conocerá a la (literalmente) chica de sus sueños: Ramona Flowers, una chica norteamericana con una extraña tendencia hacia teñirse el pelo de colores chillones. Scott caerá rendido a sus encantos y, rápidamente, vencerá su timidez para pedirle una cita. Lo que nuestro joven protagonista no sabe es que para lograr estar con ella, primero, deberá vencer, en cruento combate al más puro estilo Street Fighter o el torneo de artes marciales de Bola de dragón, cómo ustedes prefieran, a los siete ex-novios de Ramona, obligado a (literalmente, de nuevo) luchar por el amor de su chica.

Esta claro que en el Hollywood actual, para interpretar a un protagonista joven, de pelo alborotado y cara de empanado tirando a nerd, hay dos alternativas claras: Jesse Eisenberg (Bienvenidos a Zombieland, La red social) y Michael Cera (Juno, Supersalidos). Ellos dos se están repartiendo los mejores papeles. Cera fue el escogido por Edgar Wright para ser, finalmente, Scott Pilgrim. Lo cierto es que es un actor que nunca me había inspirado demasiada simpatía debido, en parte, a su galopante falta de expresividad, pero debo reconocer que, después de ver la película, es imposible llegar a imaginarse a un Scott mejor que él. A su lado, encontramos a Mary Elizabeth Winstead (la animadora de Tarantino en su Dead Proof o la hija de John McClane en La Jungla 4.0) como Ramona y a Chris Evans (la antorcha humana de Los cuatro fantásticos) y a Jason Schwartzman (el prota de Academia Rushmore y el marido de la María Antonieta de Sofía Coppola), entre los malvados ex-novios.

Cualquier persona en su sano juicio, después de leer el argumento de la cinta, habrá llegado a la lógica conclusión de que la película es una absoluta memez. ¡Bingo! Sin duda alguna estamos ante una bizarrada de grandes dimensiones con un nerd metido a luchador de videojuego en continua pugna contra unos malvados, a cada cual más estrafalario, obligados a repartirse estopa y hostias como panes por ganarse el corazón de la chica de la película. ¿Quien dijo que el amor no era doloroso? Pero es que, además, el film es pura diversión desenfrenada, con tronchantes gags que se van intercalando a gran velocidad, ágiles diálogos y una ambientación de videoconsola (iniciada desde el mismísimo principio con el logo de la Universal) que ayuda a crear el mundo fascinante e irreal que envuelve la historia.

Scott Pilgrim contra el mundo es la película más tonta a la vez que rotundamente brillante que he visto en mucho mucho tiempo. Cuenta con un arranque de una media hora espectacular (antes de empezar a luchar), con unos personajes dotados de un carisma y comicidad que se les sale por las orejas, con unos malos de excepción (me encanta el malo made in Bollywood) y unas descacharrantes peleas perfectamente orquestadas y plagadas de fardadas que harán las delicias de los más descerebrados. Alguien podría llegar a pensar que la cinta se arriesga mucho, llegando a bordear el poder caer mal, por pretender ser demasiado cool (¿alguien sabe donde radica el límite para no resultar excesivamente moderniqui?), que podría sobrarle algún minuto de metraje o que algunas de las luchas se alargan en exceso. Podría ser. Pero todo esto se le disculpa porque el film cuenta con ese plus del que muy pocas películas pueden presumir, ese plus que te deja pegado a la butaca durante su visionado y que, tras su finalización, te provoca unas ganas incontrolables de salir a la calle a enamorarte de una chica con los pelos de colores chillones y luchar cuerpo a cuerpo con todos y cada uno de sus ex. Que demonios, si incluso me entraron ganas de ir a vivir a Canadá.

Resumiendo: Pasen, vean, disfruten.



Leer critica Scott pilgrim contra el mundo (scott pilgrim vs. the world) en Muchocine.net

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