Las invasiones bárbaras (2003)

Una emotiva historia

Aunque su primer largometraje sea de 1971, el director canadiense Denys Arcand se dio a conocer internacionalmente con El declive del imperio americano (1986), una película coral en la que hombres y mujeres hablan de sexo sin tapujos. Obtuvo la nominación al Oscar, el Premio Fipresci en Cannes, nueve Genie en Canadá y varios premios en festivales internacionales. Tres años más tarde, Steven Soderbergh también retrató experiencias sexuales en la famosa Sexo, mentiras y cintas de vídeo (1989).

En 2003, diecisiete años después de El declive del imperio americano, Arcand realizó Las invasiones bárbaras, que representa una continuación de aquella y con la que sí consiguió el Oscar, además del premio al mejor guión y mejor actriz en Cannes, tres César y también premios en todo el mundo. En 2007, con La edad de la ignorancia quiso cerrar esta trilogía en la que ha querido hacer una dura crítica a la sociedad, situándola en este último film al borde del caos, con una falta de comunicación, aunque llegando a ser extremadamente pretencioso, dejando demasiado claro su mensaje a la primera media hora de metraje.

En El declive del imperio americano sorprende ver hablar a las mujeres de sus propias relaciones sexuales mientras están en el gimnasio, como ver a los hombres hacer lo mismo pero desde la cocina, preparando la comida que luego se comerán todos juntos en una casa que uno de ellos tiene junto a un lago. Esta premisa resulta curiosa igual que sus diálogos inteligentes, aunque resulten por momentos un tanto pedantes, sabiendo Arcand manejar bien las situaciones jugando con los encuadres. Sin embargo, lo que realmente es inevitable pensar es que viéndola ahora, a causa de las imágenes o algunos otros recursos cinematográficos, la película parece más antigua de lo que es, estando más cerca de finales de los 70 que a mitad de los 80. En Las invasiones bárbaras todo cambia por completo. Esa espontaneidad que en El declive del imperio americano parece surgir de la forma de dirigir a los actores, pasa a una dirección mucho más meticulosa, con una cuidada imagen y con muchos más exteriores. Uno de los protagonistas de aquella historia, un profesor de universidad llamado Rémy (interpretado por Rémy Girard) tiene una enfermedad terminal y con la ayuda de su ex-mujer, su hijo Sebastián, con el que no tiene una muy buena relación, y sus grandes amigos, intentará pasar el tiempo que le queda de vida lo mejor posible.

Es casi patente la convicción de Denys Arcand de querer hacer una de las películas más emotivas de la última década, logrado sobre todo por la relación entre Sebastián y su padre, con un gran plano muy emocionante al final de la historia. Este hijo vive en Londres pero a causa de una llamada de su madre intenta hacer lo posible para que su padre se encuentre a gusto dentro de su situación. Por eso llamará a sus antiguos amigos y hasta pagará a unos alumnos para que le vayan a ver al hospital. También está el personaje de Natalie (premio en Cannes para Marie-Josée Croze), hija de una de las amigas y amantes del padre, que está metida en drogas y que ayudará a paliar el dolor de la enfermedad con algunas dosis de heroína. Las conversaciones de ella con Rémy son una parte importante de la historia.

Rodada con mucho talento, con una dirección más que correcta, Denys Arcand consigue un drama cuyo argumento no es muy original pero que sabe jugar muy bien con las formas, sin caer en lo superficial y logrando autenticidad con la construcción de unos buenos personajes junto con una narración casi perfecta. La película sigue su curso de manera brillante, emocionando a causa de sentir la muerte tan cerca.

"Las invasiones bárbaras es una historia llena de amor, amistad, dolor y ternura, rodada con brillantez por Denys Arcand"



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4 piquitos de oro:

Cinemagnificus dijo...

Tengo toda la "saga" bajada y aún no la he visto, pero le pondré remedio pronto ;D

Lucifer, Becario del Mal dijo...

muy buenos papeles. El abuelo porrero es un lujo.

(!) hombre perplejo dijo...

Me gustó tanto o más que "El declive...". Como dices, el cultismo de Arcand a veces suena a pedantería, pero sus diálogos son magníficos. También me gustó, pero de otra manera, "La edad de la ignorancia", aunque nunca pensé que completara a las otras dos, que sí mantienen unidad de personajes. Perplejos Saludos !)

Sesión Golfa dijo...

Es una gran película. Me uno a la opinión del talento del director. Saludos.

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